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Give Me Love por keny_shawol

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Notas del capitulo:

¡Hola!


Han pasado unas semanas, pero pueden culpar a la profesora de administración. Realmente un proyecto ha tomado mi tiempo, pero ha valido la pena, es uno de los proyectos favoritos y ha pasado su segunda revisión. No había podido escribir debido a eso, pero ahora estoy un poco más desocupada, espero que no vuelva a suceder, pero veremos. 

Yuri sonrió, pero Minho no pudo hacer lo mismo. Sus labios forzaron una sonrisa y su mirada viajó a cada rincón de esa pequeña cafetería. Yuri se encontraba, como siempre, hermosa. Su estilo para esa mañana era simple, con una pequeña chaqueta color café y pantalones de mezclilla, simple, pero hermosa.

 

—Es bueno encontrarnos, ¿no es así? —Yuri preguntó y el asintió. —Pero te escuché realmente preocupado en el teléfono, ¿sucede algo?

 

Sucedías muchas cosas, pero ella no podía saberlas. A Minho le gustaba ser reservado con su vida privada, y si ella preguntaba las razones por las que no podían estar juntos, él no tendría ni la mínima idea de qué decirle.

 

¿Yuri entendería que le gustaba los hombres, en especial la persona que los había conectado en su primera cita? ¿Ella se enojaría y le repudiaría como esas personas de mente cerrada? ¿Ella correría a contarle todo a su madre?

 

Miles de pensamientos corrieron en su mente, y por un momento el pánico le invadió, pero pensó en Kibum.

 

Kibum merecía que terminara con esa farsa de su vida. Aún le preocupaba lo que podría pasar con su trabajo, pero encontraría una solución. Tendría que haber una solución. Siempre había una.

 

—En verdad necesitaba hablar contigo.

 

Las cejas de Yuri se alzaron, se reacomodó en las pequeñas sillas de la cafetería y tomó el café entre sus manos. Su café también esperaba, pero Minho sólo había ordenado por compromiso, no estaba ahí para una charla de horas, ni para ponerse al día. Estaba ahí para terminar, y se sentía como el protagonista de un maldito libro.

 

Imaginó a Yuri tirándole el café encima, los gritos y las personas mirando curiosas a su alrededor, pero descartó la idea. Yuri era demasiado educada y conservadora para un desplante de ese tipo. O al menos eso esperaba.

 

—¿Qué sucede entonces? Comienzas a preocuparme.

 

Yuri tomó su mano después de sus palabras, y cuando él las miró, pensó en lo que Kibum le había dicho en su última pelea. Ahí, con la mano de Yuri sobre la suya, vio su vida. Esa era la mano que pudo haber sostenido, esa era la mano que podía darle todo lo que su padre quería correcto.

 

Ahí estaba esa vida que su padre quería para él y por supuesto ahí no había ningún hijo homosexual que pusiera en vergüenza al señor Choi.

 

Sí, Yuri era esa vida.

 

Kibum era en cambio su vida.

 

—Lo siento. —Bajó la cabeza y mordió su labio inferior, Yuri le miró desconcertada. Dios, no le estaba diciendo nada, las palabras se atoraban en su garganta y comenzó a sentir un cosquilleó recorrer su cuerpo.

 

—¿Por qué lo sientes? —Ella preguntó y sólo segundos después sus ojos le miraron preocupados, parecía saber lo que venía, parecía saber las siguientes palabras de Minho.

 

—No quiero sonar como las películas y los libros. —Suspiró. —No quiero hacerte sentir mal, ni decir que yo soy el problema. Lo siento, Yuri, pero no creo que esto funcione. Yo sé que mamá está feliz, pero no puedo seguir a tu lado, cuando sé que nada más sucederá.

 

Sus ojos se abrieron ligeramente, su mirada fija en él. La compresión bañándole lentamente. Se sintió mal en ese momento, se sintió como un patán, pero si seguía de esa manera, perdería a Kibum en cualquier momento, y Minho no podía darse el lujo de perderle.

 

—¿Hay alguien más? —Ella negó con la cabeza después de su pregunta. —Por supuesto que hay alguien más.

 

Bajó la cabeza después y suspiró pareciendo realmente cansada.

 

—Lo siento mucho.

 

—Pensé que había encontrado a alguien como yo, somos realmente parecidos, ¿no es así, Minho? —Él asintió, porque lo eran. —Papá estaba realmente feliz, dice que eres un buen hombre, que el Sr. Choi te educó bien. Parecía ver un futuro perfecto.

 

—No quiero sonar cliché, pero Yuri, también lo eres, y encontraras a alguien para ti.

 

—No estoy segura que realmente haya alguien ahí afuera para mí. —Ella apuntó vagamente a las calles y suspiró de nuevo. —No estoy interesada en esas cosas, pero Minho, realmente me gustas, y podríamos haber tenido un buen matrimonio.

 

Arreglado, Minho pensó, ellos podían haber tenido un matrimonio de película, arreglado, perfecto, sin nada más que los intereses entre las familias. Ellos pudieron ser muchas cosas, estaba seguro, como el orgullo de sus padres y una pareja ideal, pero Minho no quería esas cosas.

 

No cuando tenía besos que te hacían adictos como el café y brazos en donde se sentía que podía tener cualquier cosa. Justo como los romances adolescentes, en donde todo parece que durara para siempre.

 

—Sí, mi padre hubiera estado feliz. Y a mi madre se le romperá el corazón.

 

Ella rió, soltó una suave risa que le hizo sentir un poco mejor. Yuri parecía un poco mejor, sólo un poco, parecía pensar en la vida que se le había escapado de las manos, en lo que pudo haber sido. Tal vez se sentía derrotada, Minho pensó, y exhausta de buscar a alguien que encajara en su vida. En una vida como la de él.

 

—Mi madre ya veía pequeños nietos corriendo alrededor de la casa.

 

Y la de Minho también, sólo que no estaba tan seguro de cuan amorosa podría ser su madre con pequeños descendientes. Él era hijo único después de todo, ella debía ser un poquito considerada con eso.

 

—Tal vez podamos ser amigos. —Frunció los labios. —Olvida eso, sonó como en las películas.

 

—Un poco, sí.

 

—Tal vez la agencia pueda buscarte a alguien más.

 

—¿Ya lo hizo por ti? —Ella preguntó y esta vez le miró directamente a los ojos. Minho tuvo miedo de revelar que no sólo la agencia había encontrado a la persona adecuada, sino que era el mismísimo dueño quien le había enamorado. —¿Hay alguien más?

 

Sí, la respuesta picó en sus labios, hay alguien más, por eso necesito terminar esto.

 

—No. —Mintió, no era momento para decirle a Yuri sobre su relación con Kibum, ni siquiera estaba seguro de decirle en lo absoluto. —No hay alguien más.

 

—Entonces, será todo.

 

Ella tomó su bolsa y se incorporó, sonriéndole.

 

—Nos vemos, Yuri.

Demasiado amistoso, pensó. Demasiado fácil. Pero era Yuri después de todo, Yuri era diferente.

 

—Adiós, Minho.

 

 

 

Kibum masajeó su cuello, la tensión acumulándose rápidamente. Una de las chicas, demasiado caprichosa y linda, había hecho un berrinche después de su última cita.

 

Él amor no es para ti, querida, pensó. No para chicas caprichosas, su abuela hubiera recitado.

 

Pensó en posponer su cena con Minho, no estaba de humor, se sentía cansado y agotado, pero tal vez su pareja, podría bajarle el estrés un poco.

 

El golpe a su puerta le despertó de sus pensamientos. Yongsun seguía sin usar el intercomunicador, ella decía que era demasiado impersonal y su oficina estaba a solo escasos cinco pasos desde su lugar. Ella le agradaba.

 

—Adelante.

 

La puerta se abrió después de sus palabras y Yongsun caminó con esa sonrisa radiante en sus labios y el sol apuntando directamente a ella, como si la gran estrella sólo esperara por sus pasos.

 

—La Sra. Choi está aquí.

 

Eso lo despertó aún más. Su espalda se tensó y miles de preguntas sobre esa repentina visita le atacaron. ¿Qué hacia la madre de Minho ahí? ¿Acaso ella sabía algo? ¿Minho sabía de esa repentina visita?

 

Buscó su móvil entre el escritorio, lo encontró bajó una pila de carpetas con perfiles de todos sus clientes.

 

¿Debería llamarle?

 

—¿Ella dijo por qué estaba aquí?

 

—No en realidad, ¿debo preguntarle?

 

Ni siquiera él estaba seguro, por lo que sabía ella podría ahora mismo entrar gritando que sabía de la relación que mantenía con su hijo, u otras cosas más. Y no, no sería bueno para el negocio, ni nada educado, como su abuela diría.

 

—Sólo hazla pasar. —Y esperaba no estar cometiendo una locura.

 

Yongsun asintió y sonrío, se alejó después con pasos rápidos y antes que pudiera hablar con Minho, su madre entraba en el lugar.

 

Escasos cinco pasos, recordó las palabras de Yongsun, tal vez debería alejar un poco más ese escritorio.

 

La madre de Minho lucia impecable, vestida de variados colores de azul, tenía una ligera sonrisa en el rostro, porque lo supuso ella no venía para gritarle, ni mucho menos. Parecía amistosa, fresca, un poco feliz.

 

—Kibum, siento venir de esta manera, debí llamar antes.

 

—No se preocupe. —Kibum se incorporó y sonrió. La Sra. Choi, se dejó caer en una silla frente a su escritorio, mientras asentía.

 

—Estaba por el sitio, y decidí pasar. —Ella suspiró. —Sólo quería pasar a decir gracias, Kibum.

 

Kibum frunció el ceño, realmente confundido con las palabras de la mujer. ¿Agradecerle, por qué?

 

—¿Agradecerme?

 

La mujer asintió y sonrió, y Kibum se confundió aún más. De pronto sintió como si algo realmente importante estuviera a punto de suceder, o a punto de ser dicho.

 

—Ya sabes por Minho.

 

Ella sólo le confundía más y más. Kibum comenzó a jugar con el bolígrafo que tenía frente a él, realmente ansioso por las palabras de la Sra. Choi.

 

—¿Qué sucede con Minho?

 

—Sabes, Kibum, el realmente no estaba seguro de querer venir a la agencia, pero mis amigas habían dicho que eres realmente bueno en tu trabajo, lo eres, ahora puedo estar seguro. —Sonrió de nuevo, moviendo su cuerpo ligeramente a la izquierda. —Minho no estaba seguro de encontrar a la persona correcta aquí, pero lo ha hecho, gracias a ti.

 

¿Lo había hecho?

 

Ahora Kibum sólo quería que la mujer hablara y le dijera de qué diablos estaba hablando. El bolígrafo en su mano tintineó cuando golpeó con el escritorio, su cuerpo se tensó, y de alguna manera supo que algo más estaba sucediendo.

 

—Es mi trabajo.

 

—¿Recuerdas, cuando vine a la agencia la primera vez? —Kibum asintió. —El padre de Minho murió días antes, ellos tenían una relación un poco tensa. —O mala, muy mala, Kibum sabía, pero ella omitió las palabras sabiamente. —El padre de Minho dejó una condición en el testamento, Minho estaba furioso en ese momento.

 

Mordió su labio inferior después de las palabras, el bolígrafo quedó olvidado y pensó en su abuela cuando en sus labios picaron palabras para apresurar a la mujer.

 

Sus manos se cerraron contra su silla, y preguntó: —¿Es así?

 

—El Sr. Choi era un hombre muy conservador, tenía la idea de Minho casado con una buena chica, y teniendo pequeños, tal vez por eso lo dejó estipulado. —Ella negó con la cabeza suavemente. —Aunque fue una exageración de dejar en juego la compañía.

 

—¿La compañía? —Kibum parpadeó y esperó por más. Engranajes en su cabeza giraban, juntando las piezas de todo lo que había sucedido en el tiempo de conocer a Minho, piezas comenzaban a tomar forma.

 

Esperaba que la Sra. Choi sólo estuviera hablando cosas sin sentido, aunque estaba seguro que la mujer estaba realmente cuerda. Entonces, se preguntó, qué sucedía, y por qué estaba ansioso por conocer más sobre esa historia.

 

—Minho ha trabajado tanto en ese lugar, hizo tanto, es como un bebé que ha crecido, Minho ama esa compañía más que cualquier otra cosa. —Ella movió las manos restándole importancia, pero tenía importancia, Kibum pensó, era tan malditamente importante. —Es por eso que vino aquí en primer lugar, Minho tiene que casarse para tener esa compañía.

 

Sus manos soltaron la silla, después fue como si un peso cayera sobre él y no le dejara respirar. Cuando Minho había dicho que estaba ahí por su madre, no era mentira, sólo que había omitido la gran parte de tengo que casarse porque el testamento lo dice.

—¿Es importante? —Era tonto por preguntar, demasiado, él había aceptado una agencia para encontrarle esposa, nada más le decía que el lugar era demasiado importante para Minho.

 

Sus ojos comenzaron a picar, pero él no lloraría, la Sra. Choi estaba ahí después de todo.

 

—Lo es, Kibum. —La mujer sonrió un poco más suave. —Tu les has dado ese regalo encontrándole a Yuri. Ella es perfecta, ¿te lo he dicho ya? —Ella aferró sus dedos contra su bolso. —Minho dice que no quiere apurar las cosas, pero son perfectos juntos, creo que una boda se acerca y tú eres el único que al debemos agradecer.

 

La Sra. Choi se incorporó, tendiéndole la mano segundos después.

 

—Sí. —Murmuró y estrechó la mano de la mujer.

 

—Estaré encantada de tenerte entre los invitados cuando el anuncio se haga, te lo haré saber. Estoy segura que Minho también. —Sonrió una vez más, y se alejó. —Gracias por todo, Kibum.

 

Él asintió y cuando ella desapareció por la puerta, cerrándola a su paso, Kibum sintió que el mundo se le venía encima. Y las lágrimas comenzaron a caer.

 

 

Notas finales:

Un capítulo más.


¡Nos leemos pronto!


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