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Notas Discordantes por Sorgin

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Las gradas del campo de quidditch estallarón a gritos de ovaciones cuando vierón a sus campeones pisar el campo de juego. James Potter y Sirius Black sonrierón a la afición que rugía cual bestia salvaje. Su escapada nocturna y las nefastas consecuencias habían sido motivo de preocupación de todos los aficionados durante las últimas semanas. Y es que cualquier partido contra Slytherin era más importane que la propia final.

 

Camino con desgana hasta los asientos reservados a los de su casa y dirigió a los jugadores una mirada de aburriemiento. Desde siempre había odiado ese maldito deporte; en parte porque nunca había sido bueno para él, y en parte porque siempre le habían comparado con alguien mejor. Frente a él vistiendo de oro y rubí se encontraba su hermano mayor, heredero de una de las mayores fortunas del mundo mágico y de un talento sin precedentes para cualquier práctica deportiva.

 

Porque así era Sirius Black un joven que sin necesidad de aplicarse en las asignaturas era capa de lanzar hechizos sin pronunciarlos desde antes de empezar a caminar. Capaz de desarmar a cualquier profesor de defensa contra las artes oscuras y satisfacer a cualquier persona que se lo propusiese. Con desagrado observo como los leones marcaron el primer tanto poniendo el patido a su favor.

 

Miro el reloj de correa de dragón y vió su ostro reflejado en el cristal. Sus rasgos eran similares a los de Sirius. Sus ojos eran algo más almendrados y su rostro aún mostraba una extraña suavidad propia de los niños. Pero no por ello se veía menos atractivo. Su cuerpo no era tan fibrado como el de su hermano mayor, pero nadie podía hecharle en cara que no estaba trabajado y sin embargo siempre sufría la comparación. Había visto como las chicas le miraban y había escuchado los comentarios que le infravalorizaban.

 

Había desado poder empezar el colegio para desaparecer de aquella casa donde cualquiera de sus actos era comparado con las acciones de su hermano, que jamás pensó que lo mismo se repitiría en aquel lugar donde todos le eran desconocidos. Y lo peor de todo era que aunque jamás lo reconocería había aprendido a apreciar aquellos pequeños gestos en los que le igualaban a él. Desde pequeño le habían enseñado a despreciar al primogénito de los Black, a luchar por superarle y hora se veía atrapado en aquella horrible sensación que le atormentaba al caer la noche.

 

Conocía cada secreto íntimo de su hermano, le había observado desde un irreal segundo plano para lograr encontrar un punto débil a aquel cascarón de perfección. y sin embargo cuando descubrió su relación con aquel licántrpo fue incapaz de correr a los brazos de su madre y denunciarlo. Simplemente se quedo callado en una esquina del salón sin prestar atención a las palabras que su madre jamás se molestaba en dirigirle.

 

-Te pillé.- Un brazo rodeodo su cintura atrayéndole a un cuerpo con olor a almizcle. Aspiró aquel fuerte aroma dejándose arrastrar hacía él.

 

-Nott.- Nombro en voz baja.- ¿Qué quieres de mí?- Su interlocutor le dedicó una sonrisa divertida.

 

-Llevas demasiado tiempo evitándome.- Apoyó su barbilla sobre el cabello negro.- Estabas empezando a preocuparme.

 

-¿Preocuparte?, ¿no querrás decir que Lucius se empezaba a poner pesado?- Pregunto cerrándo sus oscuros ojos negros.

 

-Lucius esta preocupado por ti.- Revolvió con cariño el cabello del más joven.- Como todos.

 

-Sí claro.- Resopló fastidiado. A esas alturas Malfoy ya debía saber la mayor parte de la historia; al menos que le concerniera a él y eso, no le dejaba en muy buena posición.- Simplemente querrá matarme.

 

-Lucius jamás te haría daño.- Dijo apretándo el abrazo.

 

-Ya porque sino las locas de mis primas y el idiota de mi hermano tendrían que vengar el dañado honor de los Black.- Dejo escapar una aguda voz simila a la de su madre y Nott no pudo evitar reír.

 

-Tenemos que reunirnos con ellos ahora.- Le apremió con una cariñosa orden.

 

-Y si me niego.- Quiso desafiare. Nott alzo una ceja exasperado.

 

-No te lo recomiendo, tendría que llevarte por la fuerza.- Dijo ayudandole a ponerse en pie.- Además no tienes porque preocuparte, no has hecho nada malo.

 

-¿Si robar no es malo porque lo penaliza la ley?- Se burlo caminando delante de él.- Casi preferiría que me atraparan los dementores.

 

-Si quieres un beso solo tienes que pedirlo.- Le sonrió juguetón.

 

Sin embargo las bromas acabarón cuando descubrió la presencia de un esbelto rubio bajo las gradas. Durante un segundo sus piernas se negaron a reaccionar y fue incapaz de seguir avanzando hasta que Nott se aferró le acaició la cintura.

 

-Hrimfaxe.- El slytherin le miró sorpendido, no muchos eran capaces de pronunciar su nombre de pila.- Prométeme que no me dejaras a solas con ellos.- Le pidió el menor de los Black mientras el labio inferior le temblaba.

 

-Tranquilo.- Le animó con una sonrisa y se acercarón.

 

-Por fin nos volvemos a ver Regulus Black.- Pronunció Malfoy dedicándole una despectiva mirada.

 

-Créeme Lucius me alegro de verte tanto como tu a mí.- Le sonrió nervioso y una carcajada a su espala le hizo descubrir la silueta de Snape oculta entre las sombras.

 

-Vaya así que aún tienes humor. Te pareces demasiado a tu hermano.- Dijo acercándose a Lucius, quién le tomo de la cintura para sentarle sobre una viga de madera. Regulus vió con sorpresa como no había apenas rastros visibles de ninguna herida.

-Supongo que sabes porque estás aquí.- La voz de Lucius sonaba monotona y desganada, sus manos reposaban sobre las rodillas de Severus y no se molesto en romper el contacto visual con él, aunque para ello tendría que darle la espalda al joven Black.

 

-Yo…- Quiso decir algo, dísculparse o retarle, pero nunca había sido bueno para las peleas verbales.

 

-¿Tú?- Le animó Malfoy poniéndo su cuerpo entre los muslos de su compañero.- ¿Qué ibas a decir Regulus? En fin supongo que alguna mentira ya que se te ha olvidado.

 

-Lucius no le regañes.- Pidió con melosa voz Snape.-Después de todo no fue culpa suya, ¿verdad Regulus? No, tu no eres tan listo como para idear un plan tan complejo. Así que dinos, ¿quién te dío la idea?

 

-¿La idea de qué?- Pregunto extrañado.

 

-¿Cómo que de qué?- Preguntó Lucius notando como su enfado iba en aumento.- La idea de violar a Potter.- Por un segundo los ojos de Regulus se abrierón como platos. ¿Cómo podían creer que había sido él? Si el simplemente la había cogido para…

 

-¡Yo no lo hize!- Gritó ofendido. Y los mayores se miraron sorprendidos.

 

-Que interesante.- Susurró Snape masajeándo los hombros de Lucius.- Porque esto supone una duda mayor.

 

-Habíamos dado por hecho, y por lo que veo erróneamente, que tú habías violado a Potter.- Sentenció el rubio.- Pero esta nueva información supone que hubo alguien más que tuvo acceso a la poción. Lo cuál me provoca unas cuantas preguntas. ¿Te pagarón para robarla?, ¿o simplemense se te escapo de las manos?- Nott le dirigió una mirada en silencio.

 

-No me pagarón.- Contestó sorprendido.

 

-Entonces eres más estúpido de lo que creía. ¿Si no era por dinero?, ¿porqué la robaste?

 

-Yo no quería que nada de esto pasase, lo único que quería era estar con él. Una sola noche, aunque fuera mentira.- Dijo retirándo la mirada sonrojado. Lucius levanto el rostro para encontrarse con la preocupada de Snape.

 

-¿Puedes explicarte mejor?- Pidió el rubio masajeándose las sienes.- Porque o soy tan tonto como un gryffindor o no acabo de entender tu insulsa verborrea.

 

-Es más sencillo de lo que crees.- Contestó Severus con una sonrisa cariñosa.- Regulus esta enamorado.- Dijo bajándose de un salto para acercarse al pequeño.- ¿Verdad Regulus?- Los ojos negros del Black se negarón a mirarle.

 

-¿Estás enamorado?, ¿de quién?- Preguntó Nott queriéndo no creer lo que oía.

 

-De alguien a quien no puede tener.- Contestó Snape con un meláncolico susuro.- ¿Qué te prometió Regulus?- Nott y Lucius mirarón la escena atónitos. Se habían perdido una parte importante de la conversación y no eran capaces de atar los cabos que para Severus debían ser simple cordones.

 

-Me dijo que le tendría una noche.- Las lágrimas acudieron a sus ojos brotándo imparblemente.- Me dijo como podía conseguirlo y fui tan estúpido de hacerle caso. Yo solo quería…- Per fue incapaz de decir nada más.

 

-No fue culpa tuya.- Dijo Snape con voz triste.- Simplemente te utilizó.- Dio un sonoro suspiro.- Dinos su nombre. Te prometo que cuando acabe con él no sabrá ni cuantos dedos tiene en la mano.

 

Regulus separó los labios para decir algo, pero antes de que pudiera pronuncar palabra un rayo de energía dorada le golpeó en la espalda dejándole inconsciente. Malfoy varita en mano corrió al lugar de donde había surgido el halo pero nadie había allí. Nott por su parte retuvo el cuerpo del Black entre sus brazos para que no se desplomará contra el suelo.

 

-¿Qué le han hecho?- Preguntó asustado a Snape que revisaba las constantes vitales del moreno.

 

-No estoy seguro. Parece una maldición desmayus o quizás petrificus. Debemos llevarle a la enfermería y ten cuidado, que no se golpeé.- Lucius les dirigió una mirada irritada.

 

-Genial, por si no era suficientemente malo que el enano nos robará la poción multijugos y que el psicópata de su hermano mayor me pillará intentando matarle. Ahora alguien le deja inconsciente. ¿Sabeís a quién van a culpar en canto le vean en la enfermería? ¡A mí! Y encima voy a tener que aguantar la discursión con Narcissa.

 

-Ese no es el mayor problema que tenemos.- Los dos slytherins miraron a Snape con curiosidad.

 

-La persona que violo a Potter, es el mismo que acaba de herir a Regulus por lo tanto sabe que vamos tras él. Será prudente, no hará nada que pueda descubrirle.

 

-Genial.- Pateó con furía el suelo.- Nott lleva a Regulus a la enfermería, dile al viejo lo del rayo, pero no se te ocurra decir que yo o Snape estabamos aquí.- Con una reverencia de cabeza, el aludido abandono el lugar con el cuerpo inerte en brazos.

 

-¿Y nosotros que vamos a hacer?

 

-Vamos a firmar una tregua.- Contestó Malfoy ganándose una mirada de estupefacción.

 

 

Apenas habían pasado quince minutos desde que Regulus Black había sido ingresado en la enfermería cuando su hermano mayor penetró en ella. Su cuerpo cubierto por una fina capa de sudor hacía juego con el uniforme de quidditch sució y descosido. Había sido un partido duro, pero no tanto como la impresión que se llevo al saber que su hermano estaba en coma. La enfermera no pudo impedirle el paso, ya que como un león protegiéndo a sus cachorros Sirius se lanzó contra Nott al que golpeó contra la pared.

 

-¡¿Qué le has hecho?!- Exigió saber.

 

-Tranquilo canuto.- Trató de separarles James.-¿Crees que le traería aquí si habría sio él?

 

-Yo que se como funciona la mente de un slyterin.

 

-Tu hermano no solo pertence a mi casa, sino que también es mi amigo. ¡Jamás le haría daño!- Rugió Nott apretándo las muñecas de Sirus para soltar su agarre.- Pero te prometo que se lo haré pagar a quien se lo hizo.

 

Por un momento la estancia quedó en silencio ante un entendimiento mutuo los ojos enrojecidos de Nott se desviarón hasta la cama donde descansaba el cálido cuerpo de Regulus. En silencio volvió a sentarse en uno de los laterales de la cama.

 

-¿No viste nada? Preguntó acercándose para colocar la mano sobre la frente de su hermanito.

 

-Solo una luz dorada que le golpeó por la espalda.- Contestó secamente.- Dumblendor le hecho un vistazo y se fue corriéndo. Supongo que a su despacho. Creo que no le gusto lo que vió.

 

-Es lógico a ningún director le gusta ver a sus alumnos heridos.- Contestó Lupin abrazando la espalda de Sirius.

 

-Pero es el mejor mago de la historia, así que no hay de que preocuparse. Enseguida se pondrá bien y volveremos a tenerle correteándo por los pasillos. Ya lo vereís.- Les animó James, pero Sirius le dedicó una sonrisa desganada.

 

Sin alboroto los merodeadores se retirarón del lugar dejando a los hermanos a solas. Tras ellos un slytherin decaído arrastró sus pies a la salida para cerrar la puerta con suavidad. Solo Lupin se percató del suspiro con el que Nott se aclaró la garganta. Sus ojos lupinos observaron aquel pequeño gesto de desesperación en el rostro de la serpiente y no pudo evitar una mueca divertida ante su gran descubrimiento. Al fin y al cabo incluso las serpientes tenían sus corazones, por pequeños y fríos que estos pudierán ser.

 

Con el sabor del barro aún en los labios y seguido por sus amigos Sirius Black se encaminó al lugar donde su hermano había diso atacado. A voluntad se transformo en un enorme canino de pelaje negro y olisqueo el aire con desesperación. un gruñido les informó de la falta de pruebas. Remus se acerco a él para rascarle detrás de las orejas y el perro parció calmarse.

 

-Vuelve a tu forma.- Le pidió con una sonrisa.- Volvamos al cuerto, nos duchamos y después bajamos a ver a Regulus. ¿Qué te parece?

 

No era mala idea y sin embargo Sirius no se sentía satisfecho. Quizás porque sabía que en el fondo las heridas de su hermano no le habían afectado en absoluto. La rabia y desesperación nacían del hecho de la ingenuidad. Alguien se había atrevido a atacar a un Black por la espalda y ese era el peor insulto para una familia cuyo único nexo de unión era el apellido. Con desgana acepto la mano que ayudaba a su forma humana a levantarse y se colocó con rapidez la túnica deportiva. Unruido seco les llamó la atención a su izquierda.

 

-¿Quién esta ahí?-Gritó James con la escoba en la mano. Una mata de cabello rubio apareció tras las cortinas de plata y esmeralda que cubrían los palcos de los slytherin.- Malfoy.- Dijo sorprendido.

 

-Tenemos que hablar.- Pidió con las manos en alto.

 

-¿Contigo?, ¿es una broma?- Preguntó Peter ocultándose tras James.

 

-No es el momento para tonterías.- Severus se unió a su compañero.- Tenemos un problema importante.

 

-Pues solucionadlo entre vosotros.- Se quejó Potter ladeando el rostro hacía la izquierda.

 

-Créeme, ojalá podríamos.- A Lucius le costaba formar frases.- Es humillante tener que suplicar ayuda a los gryffindor. Pero es algo que nos atañe a todos.

 

-Regulus.- Susurró Sirius.

 

-En cierta medida, sí. Pero este no es el mejor lugar para hablar. Necesitamos un sitio discreto en el que no nos oigan.

 

-¿La biblioteca?- Sugirió el pequeño ratoncito.

 

-¿Porqué no el gran comedor?- Ironizó Malfoy.- A la vista de todos grtándolo a los cuatro vientos.

 

-Esperad, creo que hay un lugar al que podemos ir, aunque antes dos que yo se me deben darse una ducha. Dentro de dos horas en la última planta.- Con esa frase Lupin se despidió empujando a sus compañeros hacía el interior de castillo.

 

-¿Porqué nos has hecho ducharnos?, me gustaría sber que tenían que decirme de Regulus.

 

-Porqué apestabas.- Fue la contestación del muchacho mientras rebuscaba en el baúl.- Además no me iría con un slytherin sin estar preparado.- Saco dos pequeñas botellas de cristal que oculto bajo los pliegues de su uniforme.

 

-¿Y eso?

 

-Portección. Ya sabes para por si acaso. James, Peter ¿estáis listos?- Los dos adolescentes asintierón y pocos minutos despúes salieron de la habitación para reunirse con las serpientes.

 

En el último piso del edificio Malfoy caminaba por el pasillo haciéndose crujir los nudillos, mientras Snape sentado contra la pared miraba al vacío horizonte.

 

-¿Qué es exactamente lo que les vamos a decir?- Preguntó parándose en seco.

 

-¿Qué la persona que atacó a Regulus es la misma que atacó a Potter?- Contestó Snape con la mayor tranquilidad del mundo.

 

-Entonces también les tenemos que decir lo de la poción.

 

-Es obvio. Pero eso no impllica decirles para que la queríamos al menos la verdad.- Dijo con una maliciosa sonrisa.

 

-Entonces, ¿para qué le drás que la hiciste?

 

-¿Estás muy espeso esta mañana o es mi imaginación?- Malfoy se ruborizó.- Soy un niño prodigio y además de un pelota y, ¿Cómo es eso que me llaman?, pelota de profesores. Hice esa poción para presentársela al profesor y ganarme puntos extras. Esa es la única razón que ellos sabrán.

 

Las sonrisa complices de los compañeros se desvanecieron entre los ecos de los pasos de sus invitados. La reunión iba a comenzar.

 

 

 


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