Podría negarlo ante muchas personas, jurarlo en el nombre de dios si se lo pedían. Podían quemarlo si querían; prefería que le cortaran la lengua antes siquiera de pronunciar las primeras letras de su amor enfermo por su hermano y no sentiría el mismo dolor que ahora por amar a quien no debía, ya que no era lo mismo enamorarse de un hombre a enamorarse de tu hermano, de tu sangre, de tu igual…
Se había prometido tener una familia feliz con hijos y hasta incluso un perro. Siempre fue su sueño formar un núcleo familiar agradable, quizá de esa manera olvidaría a su hermano de una vez y para siempre “¿enserio Ford?”- una parte de él sabía que era una mentira. Sabía que era imposible dejar de lado esa maravillosa sonrisa para casarse con una mujer, sabía que no cambiaría esa simpática mirada por un par de hermosos hijos pero tenía que intentarlo. Debía hacerlo por su propio bien, por el bien de ambos por la felicidad de los dos.
Sabía que estaba mal, sabía que era incorrecto ver con deseo a su hermano pero… ¿Cómo hacérselo saber a su necio y obstinado corazón? ¿Cómo no sentir lo que sentía cuando su hermano le sonreía de esa manera? “Perfecto, aparte de ser un fenómeno soy un completo idiota”- se recriminaba mentalmente – “¡Pero yo lo amo! está mal en todos los sentidos, en todos los aspectos y en todas la dimensiones por las que antes había viajado. He soportado 70 años con este sentimiento, podre aguantar un poco más, solo necesito más tiempo para dejarlo”
Al día siguiente…
Se había levantado antes que todos en la casa, dejo a su hermano recostado en el sillón y se alisto para el gran día. Su gran día.
Tomo una ducha rápida, se vistió lo mejor que pudo sin salirse de lo ordinario y cuando ya se iba vio con placer como su querido hermano seguía dormido. Sin poderse contener se acercó para volverle a plantar un beso en la boca. Solo un leve rose de labios, uno más y no lo volvería hacer o, cuando menos intentar.
Salió de su casa a toda prisa con la certeza de que hoy iba a triunfar y ante todo pronóstico accedería a esa universidad de ensueños que en toda su vida había deseado entrar donde estaba seguro dejaría de ser la burla de todos para convertirse en algo mas o mejor dicho en alguien más.
Llego a la preparatoria donde todos caminaban ansiosos y apresurados. Época de exámenes, proyectos, trabajos finales. Época de terminar lo viejo y de cambios para todos, puesto que dejaban la pubertad para entrar en el camino de la universidad. Bendita universidad. ¡Qué emocionante era todo!
Algunos profesores saludaron a Ford, y este sonreía por verdadera felicidad o quizá era inercia pero sin un solo atisbe de remordimiento en todo su ser. Era un anciano de setenta o más en el cuerpo de un chico de preparatoria ¿Qué más podía pedir? Tenía más conocimientos que cualquiera de los presentes y eso bastaba para triunfar.
- ¡Hola Fordsie! –
Alguien saludo a su espalda. No tenía que voltearse para saber aquí en pertenecía tan agobiante tono de voz. No. no era necesario porque ya lo sabía de ante mano.
Desesperadamente trato de dibujar una sonrisa en su rostro pero dejo el intento solo para girarse y verla a ella sosteniendo sus libros y buscando a su contrario “pobre idiota”- pensó con placer Ford y ahí sí que dibujo una sonrisa diabólica.
- Es Ford, Carla, Ford. No cambies mi nombre en diminutivo que me molesta ¿Quieres?-
La chica levanto las cejas sorprendida por ese tono de voz pero decidió dejarlo de lado para volver a sonreír “que sonrisa tan mas molesta- siguió pensando Ford queriendo que se largara de tajo por una vez y para siempre.
- Lo siento “Ford” oye, estoy buscando a tu hermano ¿no sabes dónde está?
- No. la verdad no va a venir hoy se sintió enfermo.
- ¡¿Qué?! ¡Pero Ford, hoy era un día importante! Tenía que presentarse para tomar el extra del examen de química o repetiría año, íbamos a estudiar hoy antes de su examen, en eso quedamos ayer. Ay… no puede ser ¿Qué hacemos?- la chica pareció pensárselo y Ford había sentido que su estómago se le revolvía “pero ¿porque Stan le pediría ayuda a ella y no a él que le ayudara con su examen? En todo caso Ford era mejor que ella en todo y seguramente en química también” - ¡Ah!- exclamo la morena sobresaltando a Stanford y haciéndolo salir de sus pensamientos - ¿No podrías hacerte pasar por él? Sé que es trampa pero solo por hoy. Nadie lo notaria y yo no diría nada…-
- ¿a qué hora es el examen?- pregunto tomándole interés a la idea.
- a las once treinta de la mañana – respondió la chica recogiendo un mechón de su cabello y haciéndolo para atrás en un movimiento lento.
- ¿a las once treinta? ¿No puede ser antes? A esa hora es mi presentación, los representantes de la universidad llegan a las once en punto e irán revisando todos los proyectos incluyendo el mio, la verdad no sé a qué hora me toque a mí y no quiero perderme mi oportunidad.
- Ah…- soltó la morena desanimada – bueno si no se puede, no se puede… No te preocupes Fordsie, hiciste lo que pudiste.-
- Stanford –
- ¿Qué?-
- Stanford, mi nombre es Stanford, no Fordsie.-
- Ah, si lo lamento Stanford. De todas maneras gracias y no te quito más el tiempo, cuídate.- la chica se fue rápidamente del lugar y Ford la vio alejarse.
Su hermano repetiría año… Bueno que no era tan grave, Stan podía hacerlo de todas maneras eso no cambiaría las cosas realmente y tendría el apoyo de sus padres. Más tranquilo y reconfortado por sí mismo se fue a ver que todo marchara bien con su proyecto.
Stanford se la había pasado tan bien en todo el día. Después de que revisaran su proyecto y citando al representante de la universidad de sus sueños “Asombroso, tienes potencial hijo”- después de eso todo el mundo fue amable con él. Sabía que asistir a la universidad le cambiaría la vida y que cambio. Recibió cumplidos por la mayoría de los alumnos incluso de aquellos que no conocía, los maestros no dejaban de venerarlo, de felicitarlo y alagarlo. En más de setenta años nunca había recibido tal aceptación de las personas.
¡Estaba feliz! A diferencia de cómo se había pasado el día cuando su hermano arruino su proyecto ahora todo era diferente, distinto ¡Tenia una oportunidad! Carajo todo era malditamente perfecto como si de un sueño se tratase Ford no midió el tiempo en que disfrutaba aquella calidez humana que nunca nadie más que su amigo Fiddelford Hadron McGucket y Stanley Pines le habían brindado y ¡Diablos! Que si sentía bien tanto fue así que cuando quiso darse cuenta ya era de noche.
Entusiasmado corrió a su casa, le contaría a Stan todo lo que le había pasado, seguramente reirían y recibiría un cumplido de la única persona que en verdad esperaba que lo felicitara. Stan no tenía que preocuparse del futuro que le esperaba por que Ford nunca lo desamparia, nunca.
Entro a su casa sin tocar, que diferente e idéntico le parecía todo ahora, lo veía con otros ojos y ahí estaba Stan de cabeza viendo la televisión con su estúpida raqueta, de “Ping, Pong” rebotando y contando. ¿Qué no cuando había entrado la vez pasada su gemelo sonreía? Bha… detalles sin importancia.
- ¡Stan! – Grito entusiasmado sin poderse contener - ¡No te imaginas que día tuve! ¡Fue fantástico! ¡Maravilloso! ¡Fui aceptado en la universidad y lo mejor es que nadie se burló de mí!- estaba sosteniendo con asir la hoja del folleto de aceptación del campus con una gran sonrisa en el rostro, estaba emocionado y muy feliz por haber sido aceptado en semejante universidad de renombre.
- Estorbas – respondió su igual secamente sin prestarle mayor importancia, tajante como nunca en su vida le había escuchado hablar.
- ¿Qué? – pregunto sorprendido de que ese tono duro y amenazador fuera ocupado con él. Es decir: Stanley Pines nunca y se repitió mentalmente NUNCA por muy molesto que estuviese con él le había respondido como le hablaba a aquellos “parásitos” que los molestaban. Tanta había sido su sorpresa que solo atino por quedarse ahí parado de pie con la pregunta en los labios consiguiendo una respuesta parecida a una daga.
- ¿Estas sordo? Que no me interesa. Estorbas ñoño robot, hazte a un lado y déjame mirar el televisor, -
- ¿Stan? F-fui aceptado en la universidad ¿no te alegra? Seré millonario, podre resolver varios paradigmas, los chicos de la escuela nos dejaran de molestar, dejaran de tratarnos como fenómenos…
- ¿Hablas de los mismos chicos que te llamaban fenómeno a ti? ¿Que nos molestaban por TÚ culpa? ¿Los mismos que te dejaran de molestar a ti porque te vas a ir? ¡Oh, claro que se quiénes son! Discúlpame si no doy un baile en tu nombre por eso STANFORD, ahora que dejamos eso en claro quítate, estorbas.-
Ford trago saliva un poco molesto por la actitud que había adoptado su gemelo. Tenía razón que los molestaban a los dos por ser un fenómeno pero de todas maneras no podía echarle toda la culpa –Oye… ¿Qué te sucede? Creí que te alegraría de que al fin fuera feliz ¿crees que no me lo merezco?
Stan se acomodó en el sofá y apretó los puños - ¡Me alegro! Enserio Ford, me alegro mucho por ti ¿Feliz? Pero ¿sabes? Yo también creí que te quedarías conmigo como yo me quede contigo en el pasado, o cuando menos tendrías la amabilidad de auxiliarme cuando yo necesitara de ti… ¿Qué pasa con mi felicidad Ford? ¿Dónde quedan mis motivos para ser feliz? ¿Te pusiste a pensar en eso? - Stan parecía herido, sus ojos vidriosos. Sin embargo estaba molesto, furioso y Ford lo sabía – hoy era mi única oportunidad para presentar mi examen de química y ni siquiera pudiste levantarme cuando me quede dormido como lo hice tantas veces por ti. Creí que éramos un equipo… creí que… creí que después de todo siempre podía contar contigo; Claro… como siempre el idiota de Stan es el único que confía en su traidor hermano ¡Hermano que me drogo! Pues Bien ¿sabes? Si tú no quieres ayudarme yo tampoco, ya me canse de todo esto y me canse de ti.-
Ford trago amargamente. Stan lo miro esperando una respuesta pero solo obtuvo a un cobarde que le daba igual que rompieran con su relación - Por cierto… ¿Crees que te dejen ir a esa universidad con la que tanto sueñas cuando se enteren de que me drogaste en la noche? - Stanford se quedó asombrado por aquellas palabras ¿Eso que escuchaba era una amenaza? La voz molesta del otro interrumpió sus pensamientos – Escúchame bien Stanford porque solo lo diré una vez… Si yo me pudro en este maldito pueblo tú lo harás conmigo.-