Después de una larga charla y de la intromisión de mi inoportuna esposa habíamos acordado cenar en casa de Ukyo para ponernos al tanto de nuestras vidas y para conocer a su marido. En casa el ambiente era tenso, muy tenso. Akane había preparado un pastel de fresas para llevarlo a la cena, era una genial cocinera pero sus postres solían ser un desastre.
Buscamos la dirección que nos había dado y nos encontramos con una pequeña casa que lucía encantadora. Tocamos un par de veces y a la tercera ocasión se abrió la puerta. Estuve a punto de ahogarme con el aíre que se aglomero en mi garganta al verlo ahí.
- Buenas tardes. Ustedes deben ser la familia Saotome. Pasen mi esposa está en la cocina -
Akane entro maravillada por la decoración del jardín, di gracias que fuese tan distraída para no haber notado mi sorpresa o estaría molestándome, en cambio él no apartaba la mirada de mi lo que me ponía muy nervioso.
- Ranma, Akane – Ukyo nos recibió con su característica alegría. Llevaba puesto un delantal de corazones y una bandeja con panes en las manos – Creo que ya conocieron a mi esposo, él es Ryoga Hibiki -
- Es un gusto Ranma – Extendió la mano y al sujetar la mía dio un apretón que envolvía gran incomodidad para ambos. - Akane eres tan linda como te describió mi esposa – dijo sonriente dirigiendo miradas esporádicas en mi dirección.
Después de aquella incomoda presentación o más bien reencuentro nos sentamos a la mesa dispuestos a una tranquila cena, que fue todo menos tranquila. Al parecer Ryoga tenía una vida bastante buena, tenía dos hijos Miro y Ryo, había conocido a Ukyo en la universidad y se habían casado hacía ya varios años. El era dueño y entrenador de un Gimnasio muy moderno. Toda la cena no paraba de verme fijamente lo que me incomodaba mucho pero precia que nadie más lo notaba y eso era bueno.
- Vaya me sorprendió mucho saber que ya se conocían ustedes dos – Me sentí muy tenso con el rumbo que había tomado esa platica.
- Simplemente nos conocimos en el Club – Apresuro a responder Ryoga - ¿Cierto? - Simplemente asentí no sabía que más decir.
- Oh ya veo, ese misterioso club de deportes – Respondió con Ironía su esposa.
- No me habías hablado de ese club Ranma – dijo un poco molesta la mía.
- …. Es reciente - dije distraído.
- Es por el dojo, es un buen lugar para conocer gente que experimenta las mismas situaciones ¿No Ranma? - Me sonrió aclarando que su respuesta tenía una doble intención.
- Sí así es – me limite a seguirle el juego.
- ¿Y dime Ranma te veré mañana? - fijo su mirada en mí con demasiado descaro, pensé en todas las posibles respuestas que podría darle pero de mis labios broto la única que en realidad quería decir.
- Claro. Nos veremos mañana - y me dispuse a comer.
Después de la cena Ukyo y Akane se dispusieron a dormir a los hijos de ellos, Akane estaba entusiasmada creyendo que sería enriquecedor poder aprender algunos trucos de madre de parte de Ukyo. Ryoga y yo salimos al patio a beber un trago para platicar "del Club".
- Me alegra saber que te veré mañana. Creí que después de los de anoche no aparecerías por un largo tiempo – comenzó a hablar.
- ¿Estás loco? ¿Cómo puedes hablar de eso con tu mujer? - dije un poco incómodo.
- ¿Del Club? Ya lo oíste en la cena. Para ella es un simple club de deporte donde me reúno con otros dueños de gimnasios, dojos, centros de entrenamiento y otros.
Sonaba lógico considerando la actitud tranquila que mantenía Ukyo al hablar de ello pues siempre fue una chica muy explosiva y no me cabía en la cabeza que hablara tan tranquilamente de ello. Continúe hablando lo mínimo y centrándome en escuchar todo lo que Ryoga tenía que decir de aquel lugar que ahora más que nunca me parecía fascinante.
CONTINUARÁ....