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Él ángel cubierto de sangre. por Sora17

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Notas del capitulo:

Si!! Retorno Sora con este fic, volví y en forma de fichas jaja notas vitales en notad finales por ahora las dejo con el capítulo!

Después de alimentar juntos a los perros de Will, Hannibal se fue a sus clases de la mañana de la facultad y Will se fue a la escuela también. Sabía que no debería saltarse las clases solo por haber quedado con Hannibal en eso de ir a comprar una cocina nueva, pero daba igual. Quería estar con él y nada más. Además, era inteligente, perderse las clases de la tarde no le haría nada, y si Hannibal que estaba estudiando una carrera tan difícil también podía distraerse de sus obligaciones por él, sin duda entonces Will debería poder hacerlo sin problemas.
Las clases para Will por supuesto fueron completamente aburridas, lo único que deseaba era que fuera el mediodía para poder saltarse las clases e irse a su edificio a buscar a Hannibal. Daba igual que sólo fueran a salir a comprar una maldita cocina, él quería estar con él, haciendo lo que fuera. No sabía aun por que tenía ese deseo tan grande de estar con el estudiante de medicina, pero su corazón se lo pedía asi y para peor su mente no colaboraba, ya que no dejaba de pensar en él ni un solo minuto al día, sin siquiera prestar atención a las clases o a esa chiquilla fastidiosa que insistía en compartir el pupitre con él, cosa que a Will no le interesaba en lo mas minimo. 
Cuando por fin sonó el timbre del receso, un enorme suspiro de alivió salió de sus labios, al fin sería libre, al menos por un rato, para hacer lo que él quería hacer. El único problema que tenía ahora era conseguir escaparse sin ser visto durante el receso y saltar la reja que impedia justamente eso, que los estudiantes se escapen. Para disimular, escondió la mochila en el casillero, asegurándose de que nadie lo viera; y comenzó a encaminarse hacia la alida con paso tranquilo, cómo si no estuviera haciendo nada malo. Era la primera vez en la vida que se escapaba, así que no sabía muy bien como hacerlo, pero creía que sería tan fácil como alcanzar la reja y saltarla cuando nadie lo viera. Asi de simple. 
Sin embargo, no fue simple en lo absoluto, cuando estaba llegando a la reja, un par de preceptores salieron de la dirección y lo señalaron, preocupados, el único instinto de Will fue echar a correr, no iba a dejar plantado a Hannibal por nada del mundo. Los preceptores empezaron a correr detrás de él, mientras Will se esforzaba por saltar la reja. Para sorpresa suya, ahí delante de la reja y del otro lado, estaba el mismísimo HannibaL Lecter, quien parecia haberlo estado esperando, tenía las manos en los bolsillos de la bata y se veía sumamente relajado pero eso cambió al ver como Will era pérseguido por los preceptores.
-Pense que no tenias clases en la tarde…- empezó a decir Hannibal, preocupado al darse cuenta al instante de que Will estaba escapándose de la escuela en realidad, solo para estar con él. Hannibal había pensado que sería mejor idea pasar a buscarlo, ya que la escuela de Will quedaba cerca de la Facultad y así podrían regresar los dos al departamento para cambiarse y luego salir a comprar la cocina, pero definitivamente no había contado con esto. 
Will no le dijo nada, solo esperaba que después de ésta "pequeña travesura" el estudiante de medicina no se enfadara con él, o quisiera darle un sermón o, peor aun, se lo dijera a su padre. 
Will saltó por encima de la reja por fin, justo antes de que los preceptores pudieran agarrarlo, pero soltó un pequeño quejido cuando se hizo un largo corte en la pierna con la reja, que desgarró sus pantalones y que enseguida comenzó a doler y sangrar. Por suerte para él, Hannibal lo atrapó en el aire después de ese salto, evitándole unos cuantos golpes mas, aunque por la sorpresa terminaron ambos en el suelo, jadeando. Hannibal sonreía a medias, descolocado, en tanto que Will sólo se levantó lo mas rápido que pudo, tenían que huir antes de que los preceptores salieran. Hannibal enseguida captó la idea y se levantó también, a punto de empezar a correr, pero al ver la sangre en la pierna de Will, enseguida se preocupó y sin decir ni una sola palabra lo levantó en brazos, corriendo de esa manera lejos de la escuela. 
Will suspiraba y al mismo tiempo se quejaba. Los quejidos por supuesto eran por el dolor, los suspiros eran… bueno, no lo sabía aun a ciencia cierta, quizás se debiera a lo hermoso que le parecia el día ahora que estaba en brazos de Hannibal mientras el corría para salvarlo de las represalias de los preceptores.
Un estudiante de medicina, tan respetado, tan maduro… y corriendo con él en brazos, preocupado por él, ayudándolo a escaparse de la escuela… Quien lo hubiera dicho. Y con éste pensamiento, la sonrisa de Will se acentuó aun mas hasta que por fin Hannibal disminuyó un poco el paso una vez que estuvieron lo bastante lejos de la escuela y de camino hacia el edificio donde ambos vivian. 
Will se había quedado mirándolo, embobado, el sudor en la frente del estudiante, el brillo en sus ojos, el suave color rosado de sus usualmente pálidas mejillas, producto del calor del sol y también cómo sus labios emitían suspiros agotados después de esa carrera. Pero lo que mas le gustaba del sol además de ese sonrojo encantador que dejaba en las mejillas del estudiante, era también la manera en que hacía brillar su perfecto cabello dorado, que parecia oro liquido. Usualmente Hannibal llevaba el cabello peinado de una manera muy pulcra y elegante, pero ese día y después de esa carrera estaba algo despeinado, y Will se sorprendió dándose cuenta de que le gustaba mas asi, despeinado, con la bata manchada, con la expresión… llena de vida. Tan diferente a la mirada vacía que él tenia cuando se conocieron. Y entonces, sonrió aun mas.
Hannibal lo miró de reojo, ahora solo caminando mientras aun lo cargaba. 
-¿Por qué sonries? Estás herido Will.- dijo Hannibal con voz algo agitada mientras lo miraba, y no solo fue su respiración lo que se agitó, si no también su corazón al ver los grandes y brillantes ojos azules de Will, tan hermosos, mirándolo a él con una extraña clase de adoracion con la que jamas nadie lo había mirado nunca. Sacudió la cabeza, intentando no pensar en eso…
-¿Estás bien?- preguntó al fin el estudiante cuando fue capaz de recuperarse de todas esas impresiones y sentimientos extraños que lo habían sacudido al mirar los ojos del otro chico. 
-Si… Creo que no es nada…- murmuró Will, aun mirándolo con esa misma expresión de adoracion que ponía nervioso a Lecter. 
-¿Puedo preguntar por que me miras tanto?- dijo Hannibal al cabo de un segundo. 
-No lo sé, sólo simplemente... ésta manera en que me cargas… me gusta. Me recuerda mucho a cuando me salvaste del incendio, y nos conocimos.- 
-¿Te gustó eso? ¿Haber estado a punto de morir?- cuestionó Lecter con severidad.
-Eso no me importa, lo que me importa es que pude conocerte.- Will suspiró y se abrazó un poco al cuello de Hannibal. –Eres el primer amigo que tengo en la vida, por supuesto que me alegro de que ese incendio haya pasado y que gracias a él haya podido conocerte.- 
Hannibal suspiró, sintiéndose aun mas raro que antes ante las muestras de afecto de ese chiquillo, lo hacían sentirse raro, lo hacían sentirse… nervioso. Lo hacían sentirse de una manera en que no se había sentido jamás y eso lo perturbaba demasiado. Siguió caminando en silencio, mientras que Will por su parte disfrutaba de la calidez de los brazos del estudiasnte, del aroma de su bata y de ese perfume delicioso, de escuchar los latidos de ese corazón, de la brisa suave de la primavera que alborotaba el oro de los cabellos de Hannibal, y que mecía las hojas de los arboles, cargados de flores de color rosa y violeta; por una calle en la que solo estaban ellos y, en la que incluso estando llena de gente, seguirían siendo solo ellos dos quienes la transitaban. Incluso el barrio a pesar de no ser de los mejores se veía hermoso… y Will supo que eso era gracias a la compañía de quien lo llevaba en brazos.
Cuando llegaron al edificio, ambos acordaron que deberían ser muy discretos para que ningún vecino los viera llegar a estas horas y luego le fuera con el chisme al padre de Will de que su hijo había escapado de clases con ese estudiante de medicina y que para peor estaba herido. Si Edward llegaba a saber eso posiblemente los mataría a los dos, o lo que era peor, seguramente no los dejaría volver a verse. 
Aunque si su padre hacía eso, o mejor dicho, si intentaba separarlo de Hannibal, no pensaba hacerle el menor caso. Encontraría la forma que fuera de verlo cuando pudiera. No dejaría que lo alejen de su único… amigo. 
Por suerte para ambos, lograron llegar sin muchos percances hasta el departamento de Hannibal, mucho mas espacioso y lujoso que los demás del edificio. Will aun se sentía impresionado por el lugar, aunque según Hannibal fuera un sitio muy “modesto”.
-Pero claro…El es como un príncipe…- suspiró Will con una leve sonrisa y las mejillas algo sorojadas, sin darse cuenta de que lo dijo en voz alta. Hannibal lo miró interrogante. 
-¿Quién es cómo un príncipe?- preguntó al cabo de un momento, aun cargándolo.
Will se sonrojó hasta las orejas ésta vez al darse cuenta de que lo dijo en voz alta… -Eh… no… nadie… solo pensaba cosas en voz alta… ya sabes, de libros y novelas que leo… nada importante.- rió Will, obviamente muy nervioso y esos nervios provocaron en Hannibal la sonrisa torcida que tanto le gustaba ver al otro joven. Esa que lo hacía verse tan guapo y casi, casi... como un… chico malo. 
Hannibal recostó con cuidado a Will en su sofá, sin hacer ningún comentario sobre lo que acababa de pasar, y sin preocuparse tampoco de si manchaba de sangre el elegante tapizado. 
-Traeré algo para curarte esa herida.- dijo el estudiante antes de irse y dejar a un Will algo mareado y confundido sobre el elegante sofá. Tenía la cabeza apoyada sobre un almohadón de terciopelo tan caro que hasta le daba vergüenza pensar que podía ensuciarlo con la sangre que caia del pequeño corte que también se hizo en la mejilla al saltar por la reja.
Pensó en como Hannibal lo atrapó y en como ambos habían caído al suelo, uno encima de otro, y sonrió. Cada golpe, cada herida o castigo había valido la pena solo por ese momento en el que Hannibal lo había atrapado entre sus brazos y después lo había traido hasta su departamento para curarlo. Y se dio cuenta de que mientras pensaba en cada momento que había compartido al lado de Hannibal, su corazón se comprimía con fuerza dentro de su pecho, latía mas rápido, mas pleno, pero no dolía, era agradable, y su estomago… su estomago parecía siempre llenarse de mariposas y cosquillas cada vez que lo veía. Era algo tan extraño. En todas las novelas que había leído había escuchado que ese tipo de “síntomas” correspondían a un enamoramiento, pero… él no podía estar enamorado de Hannibal ¿No? Después de todo, ambos eran hombres, se llevaban diez años, y había una gran diferencia de posición social. Y al pensar en todo esto, esa presión en su pecho que era agradable se volvió repentinamente dolorosa y los ojos se le llenaron de lagrimas… había leído también que el amor usualmente dolia… pero no, no podía ser amor, solo tenia 14 años… Quizas solo fuera un capricho o ilusión pasajera o sus sentimientos se habían confundido por que por primera vez en la vida alguien era amable con él y parecia preocuparse por él y también cuidarlo. Si, definitivamente sólo era eso, y por supuesto con el tiempo se le pasaría. Después de todo, estaba en plena adolescencia, era completamente normal que empezaran a pasarle estas cosas de estar tan confundido. Seguiría siendo su amigo y con el tiempo y los meses, incluso solo las semanas, todo se aplacaría en su interior y todo volveria a la normalidad. Estaba seguro. Lo que si sabía era que no quería separarse de él, solo por estar o sentirse confundido. Eso era lo único que tenía claro. 
Y mientras Will pensaba en todo esto, Hannibal regresó con un botiquín de primeros auxilios y una bata limpia, Will notó éste detalle pero se le olvidó preguntar el por que, ya que estaba demasiado distraído mirando al estudiante y notando como su corazón se aceleraba dolorosamente en su pecho solo con mirarlo. Aun había lágrimas en sus mejillas, por lo que Hannibal se sentó a su lado, preocupado, y lo miró. 
-¿Por qué lloras?-
-Me duele la pierna.- mintió Will, secándose rápidamente las lagrimas.
Y por supuesto, Hannibal supo que Will le mentia. 
-Bien, pronto haremos que pase.- prometió el futuro doctor antes de darle un piquete de anestesia a Will en la pierna que se la durmió por completo. Cortó la parte del pantalón donde estaba la herida, con unas tijeras ya que era peligroso sacárselo sin mas… y en parte porque sabía que Will sentiría vergüenza y quizás él también, y dejó al descubierto la herida, era algo larga y bastante profunda. 
-¿Es muy malo doctor? ¿Moriré?- bromeó un poco Will, aunque su voz sonaba desanimada.
-Si, lo siento mucho, ¿quiere que llame a alguien para que se despida?- le siguió la broma Hannibal, intentando levantar el animo repentinamente alicaído de Will, se preguntaba en que habría estado pensando mientras él se cambiaba la bata salpicada de sangre del sujeto que había matado en la mañana para destruirla y buscaba el botiquín.
-Solo me interesaría despedirme de usted doctor.- suspiró Will sin mirarlo, mordió sus labios, los sentimientos eran tan intensos cuando lo tenía a él lado que a veces no podía controlar lo que salía de su juvenil pecho ni de sus insensatos labios, ni siquiera cuándo sólo bromeaban. Y claro, era la primera vez que estaba enamorado. Era… su primer amor. Y lo tenía claro ahora que lo tenía al lado, a ese joven tan serio y lleno de prestigio y dinero cuidando de él, el hijo de un pobre pescador. ¿Cómo podría no amarlo? Le dio de comer, lo salvó de un incendio, alimentó a sus perros y lo salvó del castigo de su padre. Le festejó su cumpleaños, el primer cumpleaños que le habían festejado en la vida... Se molestó incluso en hacer un pastel con su nombre. Además, lo ayudo a escaparse y corrió con él en brazos no solo una, si no dos veces. Y ahora lo curaba. En verdad, ¿Cómo podría no amarlo?...
Pero tendría que conformarse con su amistad para siempre. Eran hombres, se llevaban diez años. Punto. 
-Vivirás.- murmuró Hannibal en ese momento, casi como si aún siguiera con la broma, aunque el otro joven tuvo la sensación de que no era así.  Hannibal se había quedado contemplando los ojos de Will y casi viendo pasar por ellos todos los pensamientos del chiquillo, y sintió miedo, sintió miedo de llegar a ser el primer amor de Will. De un jovencito de solo 14 años. Sintió miedo por primera vez en muchos años, sobre todo por que él también estaba lleno de confusión, y no quería herirlo. Pero quizás… si los años pasaban… y la amistad se mantenía… quizás algún día ellos pudieran…
Lecter suspiró, intentando concentrarse en curar la herida, intentando no pensar en esas ideas ridículas que se cruzaban por su cabeza cada vez que veía a Will. No quería responderse a si mismo la insistente pregunta de por que ayudaba tanto a ese niño. De por que sentía que tenía con él un lazo que sólo podía llamarse destino desde el momento mismo en que lo había visto, tirado en su departamento, rodeado de llamas y semiahogado por el humo. No quería creer en esos lazos, en el hilo rojo del destino, no era su estilo. No era lógico… y aun asi, ¿Cómo explicar lo que parecía que les pasaba a ambos?
Suspiró.
Tal vez sería mucho mejor ni siquiera intentar explicarlo. 
Hannibal comenzó a suturar la herida en un silencio mortal, aunque de a ratos aun suspiraba y Will también, y de alguna manera ambos sabían que cada suspiro que salía de los labios del contrario llevaba sus nombres. Era tan extraño, y al mismo tiempo se sentían tan en paz estando completamente a solas el uno con el otro. Incluso en esa situación. 
Para cuándo terminó de curar la herida de la píerna, Hannibal la vendó con fuerza y le dió las indicaciones a Will de como cuidar la herida pára que no se infecte, además de cambiar el vendaje dos veces al día. Will asintió a todas y cada una de las palabras del estudiante, sentándose derecho en el sofá. Pero se quedó de piedra cuando Hannibal tomó con cuidado su rostro entre sus manos y lo miró muy de cerca, se relajó un poco al notar que el futuro doctor solo estaba mirando la pequeña herida de su mejilla.
-No es nada, no te preocvupes.- le pidió Will, mas que nada por que lo ponía demasiado nervioso tanta cercanía y eso se notaba en su sonrojo y en el leve temblor de sus manos. 
-Sigue las instrucciones del médico o ni siquiera te dejaré despedirte de mi en tu lecho de muerte, que será éste sofá, Will Graham.- le indicó Lecter con tanta seriedad que Will incluso se asustó, aunque luego, al ver la hermosa sonrisa de él, supo que bromeaba. Y esa broma y esa sonrisa, provocaron que sus labios se estiraran también y su ánimo mejorara un poco. 
Hannibal curó con cuidado la pequeña herida de la mejilla de Will y después le colocó una bandita.
-Listo.- dijo Lecter, aunque no soltaba el rostro de Will.
Will sólo se lo quedo mirando, nervioso, preguntándose por que no lo soltaba… aunque no es como que él deseara que lo hiciera. Quería permanecer en ese momento para siempre. Uno sentado junto al otro mientras el estudiante sostenia su rostro entre sus manos y se miraban profundamente a los ojos. 
-¿Entonces... es verdad que viviré?- bromeó un poco Will, retomando la interrumpida broma para romper la tensión, aunque Lecter ni aun así lo soltó. 
-Claro que si, tienes que vivir para poder despedirte de mi. O mejor aun, para quedarte conmigo mucho tiempo mas.- le sonrió y el corazón de Will latió tan rápido que creyó que moriría allí mismo. 
¿Existiría acaso... la posibilidad de que Hannibal también… sintiera algo por él?
Quizás si… quizás no… y mientras Will Graham se hacía esa pregunta dentro de su mente confundida y con el corazón latiéndole a mas no poder, Hannibal Lecter fue acercando de manera lenta y calculada su rostro al del otro chico, sin dejar de mirar sus labios, cada vez mas y mas cerca… de un beso.
Notas finales:

Bueno básicamente estuve en el borde de la muerte una semana internada en el hospital x cosas que seguro no les importa leer pero si estuve muy enferma así que me costó escribir y aún no en reposo o algo así. Lamento la demora en este fic y ayer actualice el capítulo 35 de "Hannibal" espero pronto también poder actualizar el del conde Lecter, como ya saben los invito a leer y comentar las tres historias, eso siempre anima mucho. Miles de besos a todos y todas!!


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