Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Diez años por Takaita Hiwatari

[Reviews - 894]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Diez años:

Takaita Hiwatari

Capítulo 27: “¿Sasuke es…?”:

 

El abrasador calor de julio empezaba a sentirse, por suerte la hora de salir ya había llegado y Naruto recogía sus cosas ansioso por abandonar la universidad. Le habría gustado ir directamente a casa para tomar una ducha refrescante, sin embargo, tenía algo que hacer y ese plan debía esperar.

 

─Naruto ─llamó Shino acercándose, pero justo entonces su amigo se colgaba la mochila y corría impetuoso fuera de clase.

─¡L-lo siento, Shino! ¡Tengo prisa! ─Se excusó con una nerviosa sonrisa, sabía que después le esperarían días de acoso silencioso por parte de su amigo, pero realmente tenía prisa.

 

Corrió por el pasillo y bajó raudo las escaleras, distinguiendo entre la multitud la cabellera roja que buscaba. Los pelirrojos eran casi tan poco usuales como los rubios, así que su nuevo amigo y él destacaban entre los demás.

 

─¡Oe, Gaara!

 

El nombrado se detuvo junto a las taquillas, donde tomó algunas cosas necesarias mientras esperaba que Naruto le alcanzara.

 

─Qué rápido eres’ttebayo.

 

Caminaron juntos a la salida. Se llevó las manos a la nuca, meditando que dentro de poco sería el cumpleaños de Sasuke. Lo más fastidioso es que lo descubrió recientemente por casualidad, ya que un día que fue a visitar a Itachi y Konan, ella le comentó que tenía planeado regalarle algo junto con Itachi y le preguntó qué iba a regalarle él. No pudo más que sentirse avergonzado cuando la pareja se rió de él tras confesar que no sabía que el cumpleaños de su novio estaba cerca. ¡Estúpido Sasuke! ¿Por qué no le había dicho algo así? Quizá también fue su error, nunca le había preguntado algo tan básico como eso. Incluso dudaba que Sasuke supiera que su cumpleaños es en octubre.

 

─Hoy estás muy callado.

 

La serena voz de Gaara le hizo reaccionar, dándose cuenta de que ya habían recorrido una cierta distancia.

 

─¿Eh?

─¿Estás preocupado por los exámenes finales?

 

Sonrió al recordar que las vacaciones de verano serían próximamente. Lo malo es que primero tenían que superar una horda de exámenes. Pero hasta la fecha todo estaba más o menos bajo control. No era el primero de su clase, sus notas no eran tan brillantes como las de Shino o Gaara, pero al menos podía decir con la cabeza en alto que en lo que llevaba de curso no había suspendido ningún examen.

 

─No. En realidad pensaba en otra cosa. ─Le miró curioso─. ¿Qué regalarías a alguien importante para ti el día de su cumpleaños?

─¿Cómo de importante? ─preguntó devolviéndole la mirada.

 

La risita bobalicona que escapó de los labios de Naruto junto con el suave rubor en las bronceadas mejillas captó su total atención. Vio los ojos azules vagar sin rumbo fijo, luciendo avergonzado al pensar en esa persona. ¿Quizá Naruto tenía novia? Nunca habían hablado sobre eso.

 

─Un amigo dattebayo.

─Un amigo ─reiteró poco convencido─. No te creo ─dijo con sinceridad─. Deberías ver tu cara en este momento. El regalo es para una novia, ¿cierto?

 

La risita de Naruto se transformó en una ligera carcajada que trató de sofocar rápidamente.

 

─Es para un amigo al que estimo mucho ─explicó brevemente.

─Claro, un amigo ─respondió con cierta incredulidad. Desde su punto de vista, nadie pondría esa expresión de tonto enamorado al pensar en un amigo. Sin duda se trataba de una novia─. Respondiendo a tu pregunta anterior, cómprale algo bonito. Y unas flores, las mujeres aman las flores…

─¡Que no es para una chica! ─insistió interrumpiéndole─. En serio, es para un amigo.

 

Ambos suspiraron casi al unísono, Naruto empezando a frustrarse por la idea equivocada que se estaba creando su amigo; y Gaara porque finalmente decidió creerle, aunque seguía sin tener sentido para él esa cara de bobalicón al pensar en un amigo.

 

─Entonces es más sencillo, también eres hombre. Cómprale algo. ─Se encogió de hombros.

─¿Pero qué? Mi presupuesto es un poco escaso. Las cosas que me gustaría comprarle están fuera de mi alcance’ttebayo. Podría pedirle dinero a mis padres, pero me preguntarán para qué lo quiero y prefiero evitar eso.

 

Los ojos verdes de Gaara observaron de soslayo la expresión preocupada del otro.

 

─Ese amigo debe ser realmente especial. ¿Tan caras son las cosas que quieres comprarle que se salen de tu presupuesto? ─Naruto se limitó a guardar silencio, apartando la mirada con palpable incomodidad─. Bien… ─añadió después─, ¿por qué no le regalas algo hecho por ti mismo?

─¿Algo como qué? ─preguntó con interés─. No soy bueno en las manualidades.

─¿Sabes cocinar?, ¿y si le preparas un pastel hecho por ti mismo? Un clásico.

 

A Naruto no le pareció mala idea hasta que recordó que a Sasuke no le gustaban las cosas dulces. Desesperado se revolvió los cabellos con una mano. ¿Por qué el teme era tan complicado? Quizá podría preguntarle a Itachi, después de todo él conocía a Sasuke como la palma de su mano, sabría qué aconsejarle.

 

─Tendré en cuenta tu idea, Gaara ─respondió finalmente, dedicándole una pequeña sonrisa.

─¿Quién es ese amigo?, ¿le conozco?

─No. ─Su sonrisa se amplió─. Pero me gustaría presentártelo algún día, se llama Sasuke. ─Con confianza tomó al pelirrojo del brazo y tiró de él─. Y ahora démonos prisa o llegaremos tarde.

 

Ambos aceleraron el paso, encaminándose a Ichiraku ramen. Allí habían quedado con Shikamaru y Temari, le hermana mayor de Gaara. Tras confirmar tiempo atrás que la chica que le gustaba a Shikamaru era hermana de Gaara, movió los hilos para propiciar encuentros entre ellos. Al principio a Gaara no le agradó nada saber que un tipo que no conocía en absoluto estaba interesado en su hermana, pero Naruto le aseguró que era un buen, y perezoso, hombre.

 

Los cuatro se habían reunido algunas veces en las últimas semanas. A Gaara parecía caerle mejor Shikamaru, ya que al inicio ni siquiera cruzaba palabra con él y se dedicaba a enviarle frías miradas. Lo que le incomodaba actualmente, era sospechar que a Temari también parecía agradarle bastante aquel tipo que era la pereza andante, aunque eso sí, había podido comprobar que era un muchacho muy inteligente. Era esa inteligencia lo que parecía prendar cada día más a Temari junto con aquel porte holgazán del chico.

 

Bien, Temari era tres años mayor que Shikamaru, Naruto y él; sabía que ella ya había tenido algún que otro novio y que era responsable y madura, pero… no podía evitar querer proteger a su hermana de posibles buitres.

 

─Gaara, ¿no tienes hambre?, ¿puedo comerme tu parte?

 

La voz de Naruto casi hablando en su oreja le hizo respingar y volver a la realidad. Bajó la mirada, viendo su tazón de ramen casi intacto, mientras que Naruto tenía frente a él tres tazones vacíos apilados. Miró a su derecha, donde Temari y Shikamaru casi terminaban sus propios tazones. Un tic le sacudió un ojo al escuchar a su hermana reír ante algún comentario de Shikamaru. Sus sospechas de que a ella le interesaba el amigo de Naruto cada vez se confirmaban más. Temari era bastante seria, no reía por cualquier cosa; sin embargo cuando estaba con Nara parecía transformarse.

 

─Gaara…

 

El llamado de Naruto una vez más le hizo espabilarse. Movió el tazón a un lado, posicionándolo entre ambos.

 

─No tengo mucha hambre, puedo compartirlo contigo.

─¡Bien! ─exclamó, abriendo y cerrando los palillos en su mano mientras se relamía.

 

Para Gaara que estaba al lado, fue audible la pequeña risita socarrona que dejó escapar su hermana, aunque trató de ignorarla.

 

─Mira, qué tiernos ─se mofó la rubia─. Compartiendo la comida como un par de enamorados.

 

Ahí ya no pudo ignorarla y le dedicó una fea mirada que haría amedrentarse al más osado, excepto a Temari. Sin embargo, a Naruto no pareció molestarle el comentario en absoluto, ya que soltó una ligera risita antes de continuar comiendo como si nada.

 

─¿Tu hermano también es gay? ─susurró Shikamaru.

─¿También? ─reiteró ella empleando el mismo tono confidente, arqueando una ceja.

─Ah… olvida mi pregunta ─desestimó al instante, continuando con su comida.

 

Pero aquel silencio no duró demasiado. Ella abrió los ojos de par en par y se aferró al brazo de Shikamaru.

 

─¿Tu amigo Naruto es gay? ─cuchicheó presa de la curiosidad. Quería confirmar su duda.

─Mujer, no seas curiosa ─habló perezoso.

─Si respondes mi duda, yo responderé la tuya.

 

Nara se mantuvo un momento en silencio, comiendo como si no estuviera sopesando la oferta de Temari. Si era complaciente, se ganaría unos puntos con ella. Aprovechando la cercanía que mantenían, susurró:

 

─Naruto es gay. Hace unas semanas su novio, o algo así como un amigo con derecho, le dejó.

─¿En serio? Parece que no le afectó mucho, desde que le vi la primera vez parece la felicidad personificada.

─En realidad no se vio muy afectado, quizá fue un alivio para él que Suigetsu le dejara ─supuso, encogiéndose de hombros. Probablemente no habían tenido una buena relación─. Desde entonces no he vuelto a verle. ─La miró─. ¿Y Gaara?

 

La chica apoyó un codo en la barra y recargó la barbilla en su mano, pensativa.

 

─Si te soy sincera… no lo sé.

─¿Eh? ─balbuceó confuso.

─Lo que oyes. ─Se acercó un poco más para asegurarse de que era escuchada exclusivamente por Shikamaru. El chico arrugó un poco el entrecejo, sintiéndose incómodo ante el calorcito que se acumuló en sus mejillas─. Nunca he visto a Gaara con alguien, tampoco me ha hablado alguna vez sobre que tenga interés por alguien. Así de simple.

 

Al otro lado, Gaara estrujó los palillos en su mano al ver de soslayo a su hermana demasiado cerca de ese tipo. Parecían hablarse con suma confianza, incluso estaban secreteando. Escuchó a Naruto comentar lo delicioso del ramen y lo mucho que le gustaba comer allí, viendo esta vez cuatro tazones vacíos apilados.

 

─Ahora comprendo por qué tu presupuesto es escaso.

─¿Por qué?

─Seguramente te gastas una buena parte en venir aquí a comer ramen, ¿me equivoco?

 

El rubio se rascó la nuca mientras dejaba escapar una risita, viéndose descubierto.

 

─No, no lo haces ─respondió poniéndose de pie─. Bien, ahora debo irme ─habló lo suficientemente alto como para llamar la atención de los tres.

─¿Ya? ─masculló el pelirrojo, tomándole de un brazo y acercándole para susurrarle─. No me dejes solo con estos dos, es incómodo.

─Lo siento, Gaara. Tengo que irme ya, quiero ver a un amigo.

 

Resignado, Gaara también se puso de pie y tomó sus cosas a la par que lo hacía el rubio.

 

─Entonces también me voy. Adiós ─expresó algo tosco, mirando a los que permanecían sentados.

─Naruto ─llamó Shikamaru─, ¿en serio tienes que irte? ─Le dedicó una fija mirada, deseando que se quedara. Nunca había estado solo con Temari.

 

Antes de que pudiera responder, Temari sacudió una mano.

 

─Deja que se vayan. No sé a ti, pero a mí me molesta estar todo el tiempo con carabina, ¿a ti no? ─preguntó, guiñándole un ojo.

 

Totalmente pasmado, Shikamaru no supo qué decir, pero el rubor en sus mejillas habló por él. Ante aquel comentario, Naruto se despidió y se marchó, siendo seguido por el pelirrojo.

 

─¿Has escuchado eso, Naruto? Nos llamó carabina ─masculló─. Ya no hay duda, a mi hermana le interesa ese tipo.

─¿Um? ─Le miró curioso─. Pero esa era la intención, ¿no? Por eso hemos estado saliendo los cuatro juntos, para que se conozcan y ver si puede haber algo entre ellos. Si los dos se gustan, todo está bien ─contestó con simpleza, como si el asunto no tuviera importancia. Al ver la seria expresión del otro, rió─. Deja de preocuparte tanto, tu hermana es mayor de edad, y me dijiste que tuvo otros novios antes, no es como si Shikamaru fuera un ogro y ella una princesa en apuros.

─Lo sé, pero…

─¡Relájate! ─exclamó animado, palmeándole un hombro─. Yo tomaré este camino. ─Señaló un callejón a la izquierda, sabía que Gaara no vivía en aquella dirección así que no podría acompañarle más─. Nos vemos mañana dattebayo ─se despidió, marchándose con cierta prisa.

─Adiós ─musitó.

 

En silencio posó la mano en el hombro que Naruto tocó. No sabía muy bien cómo había terminado teniendo por amigo a alguien tan hiperactivo y extrovertido. Pasó gran parte de su infancia sin un solo amigo, era demasiado reservado y tímido. Pero Naruto resultó ser tan insistente que fue imposible no terminar respondiendo a sus intentos de confraternizar con él.

 

Aunque trataba de cambiar y ser al menos un poco más abierto, le costaba horrores. Sus hermanos le dijeron que quizá estudiar magisterio infantil y estar rodeado de niños le ayudaría con su hermetismo. Al principio lo descartó por completo. Si de por sí le era complicado relacionarse con adultos e incluso con personas de su edad, peor sería con niños. Pero después de pensarlo más detenidamente, se animó a intentarlo, no tenía nada que perder pero sí algo que ganar. Y ahora que había conocido a Naruto no se arrepentía. Presentía que manteniéndose a su lado, ayudaría a transformar su carácter.

 

Nunca había conocido a alguien tan peculiar. Apenas habían iniciado sus estudios y Naruto ya ansiaba terminarlos para poder ejercer y verse rodeado de niños. En sus monólogos, su amigo explicaba que los niños son el futuro y que le emocionaba la idea de darles sus primeras enseñanzas, mostrarles el mundo y hermosos ideales para que fueran buenas personas en el futuro, ser alguien a quien esos pequeños recordaran con cariño al crecer. A él le parecía algo fantasioso, su trabajo se limitaría a enseñar y no a educar, pero Naruto aseguraba que era posible. Lo decía con tal convicción en su mirada, que a veces empezaba a creerle.

 

Una sutil expresión afable surcó su rostro.

 

─Uzumaki Naruto… ─musitó.

 

****

 

A Naruto no le sorprendió demasiado encontrar a Konan en el apartamento de Itachi, lo que sí le dejó pasmado fue ver el estado lamentable en que el adulto le recibió. Normalmente Itachi era la pulcritud en persona, sin embargo, le había recibido con los cabellos algo despeinados, no mucho, pero no era normal en él; la ropa estaba mal acomodada, incluso tuvo la sensación de que terminaba de colocarse la camiseta mientras le abría la puerta. Y lo más llamativo de todo: el colorcito rosa resaltando en sus blancas mejillas y sus labios tenuemente enrojecidos.

 

Ingenuo, lo primero que pensó fue que había pillado a Itachi terminando de ducharse, pero segundos después, Konan salió de lo que presumiblemente era la habitación de Itachi mientras se atusaba el cabello y la ropa con las manos, y con el mismo ruborcito en las mejillas.

 

Vale, era todo un novato en asuntos carnales, pero hasta él se daba cuenta de que había interrumpido un momento de pareja, de esos que quería tener con Sasuke y que parecía imposible obtener. Forzándose a dejar la mente en blanco para no imaginar a la pareja haciendo cosas indecorosas, se disculpó dispuesto a irse, pero ellos le detuvieron. Así que con la vergüenza bullendo en su interior, tomó asiento con ellos mientras les explicaba que había ido allí buscando consejo para el regalo de cumpleaños de Sasuke. Cuando quiso darse cuenta, el tiempo había pasado volando y ya llevaba una hora allí. Konan le había asegurado que el mejor regalo sería una cena íntima preparada por él mismo, y por otro lado, Itachi aportó las comidas favoritas de su hermano.

 

─Sigo pensando que es algo cursi dattebayo ─insistió, rascándose una mejilla con incomodidad.

─Tal vez, pero piénsalo: una cena a la luz de las velas creará un ambiente cálido y romántico entre vosotros, y probablemente después pasaréis a los besos y los jugueteos ─finalizó guiñándole un ojo con actitud cómplice─. La recompensa merecerá la pena.

 

En silencio meditó las palabras de la mujer. De acuerdo, merecía la pena el bochornoso momento romántico si después recibía besos y quién sabe si algo más. ¡Claro!, quizá un ambiente romántico encendería las necesidades sexuales de su pareja. Después de todo la idea no parecía tan descabellada.

 

─Tal vez no suena tan mal ─casi susurró.

─Por supuesto ─afirmó convencida─. También puedes prepararle un baño o darle un masaje. Un regalo con el corazón puede ser mejor que el regalo material más costoso, y ya que dices que tu presupuesto es escaso…

─Mi hermano agradecerá cualquier cosa que venga de ti, Naruto-kun ─aseguró Itachi con calma.

─Supongo ─respondió─. Pero es el primer cumpleaños de Sasuke que vamos a pasar juntos, me gustaría darle algo que realmente le guste.

 

El teléfono en su bolsillo vibró. Precisamente era un mensaje de Sasuke:

 

Acabo de salir del trabajo. ¿Vas a venir a casa?

 

Sonrió al leer la última palabra. En algún momento de su relación, habían empezado a llamar “casa” ocasionalmente al apartamento de Sasuke. Su sonrisa se amplió y un rubor trepó a sus mejillas. Se sentía como si fuesen una pareja de casados. Al menos significaba que su novio le aceptaba lo suficiente en su vida como para decir que su apartamento era de ambos.

 

─Mira esa carita de enamorado surgiendo de la nada ─comentó Konan a su pareja, quien esbozó una sutil sonrisilla─. No hace falta preguntar de quién es el mensaje.

─Supongo que debo irme ya ─comentó ignorando el comentario de Konan mientras guardaba el teléfono, pero al instante vibró otra vez.

Curioso, vio que era otro mensaje de su novio:

 

¡Idiota, cabeza hueca, no me dejes el mensaje en visto y respóndeme!

 

Infló las mejillas con fastidio y ahora sí con intención, guardó el teléfono y no respondió. Dudaba que la cena pudiera hacer florecer la vena romántica en Sasuke; es más, ¿existía en ese amargado? Bueno, se conformaba con activar sus necesidades sexuales.

 

Y ahora que pensaba aquello, deseó preguntarle a Itachi sobre ese asunto, pero le avergonzaba hablar sobre sexo con él y más estando Konan presente. A pesar de todo, pasó saliva con esfuerzo y trató de formular una pregunta:

 

─¿Vo-vosotros ya habéis…? ─Les señaló con la mano un poco temblorosa.

 

La pareja guardó silencio unos segundos, entendiendo completamente aquella pregunta a medias.

 

─Naruto-kun ─musitó sorprendido por la pregunta. ¿A qué venía esa indiscreta curiosidad?

─Eres un chico muy curioso, ¿no es así? ─Sonrió Konan como si nada.

─¡L-lo siento! ─exclamó poniéndose de pie casi de un salto, sacudiendo las manos con vergüenza─. ¡Es sólo que…! Bueno…

 

Si no recordaba mal, Itachi y Konan llevaban saliendo un mes más que Sasuke y él, y por la escena encontrada al llegar todo daba pie a sospechar que había interrumpido “algo”; probablemente ya habían tenido relaciones sexuales. Pero ¿cuándo fue la primera vez?, ¿cuántas veces lo han hecho? ¿Itachi y Konan iban muy rápido, o Sasuke y él muy lentos?

 

─¿Si respondo a tu intento de pregunta me dirás si tú lo has hecho con Sasuke? ─Rió ella.

─Konan ─masculló Itachi, sorprendido ante la desvergonzada proposición. No quería saber eso de su hermano.

─Sólo estoy bromeando.

 

El eco de un portazo alertó a ambos. Naruto se había escabullido sin despedirse siquiera.

 

─¿Debo tomar esa evasiva como un no? ─curioseó la mujer para sí misma.

 

A Itachi no le interesaba en absoluto saber si esos dos habían intimado, sin embargo, siendo Naruto un menor de edad aquello podría traerles problemas, especialmente a su hermano. Pero él no se metería en ese asunto. Sasuke debía tomar sus propias decisiones y hacerse responsable de ellas.

 

─¿Por qué Naruto quería saber eso? ─preguntó la mujer con intriga, y después soltó una risita floja─. ¿Tú crees que ellos ya habrán…?

─No quiero saberlo ─casi interrumpió─. Pero si yo estuviera en el lugar de Sasuke no lo haría, Naruto-kun es menor de edad, pueden tener problemas.

─Uh, qué serio te has puesto ─comentó deslizando las yemas de los dedos por el rostro de su pareja─. Si todo queda entre ellos, no debe de haber problema. Además, no es como si tu hermano estuviera obligando a Naruto a hacer algo que no quiere.

 

El hombre negó con un suave movimiento de cabeza.

 

─Es cierto que Naruto-kun está con mi hermano porque así lo quiere, pero Sasuke podría verse en apuros. Los Uzumaki podrían tomar medidas contra él. Aunque haya actuado de forma libre, al ser menor, Naruto-kun sigue siendo víctima ante la ley.

─Eso tiene fácil arreglo. ─Le restó importancia─. Los Uzumaki no deben saber sobre la relación de ellos hasta que Naruto sea mayor de edad.

─No parece mala idea, pero desde hace un tiempo Sasuke está siendo presionado por mi padre. Dice que es extraño que a su edad nunca haya llevado una novia a casa. Sasuke ha estado inventando falsas relaciones breves para sosegarle, aunque no funciona por mucho tiempo. No sé si a larga eso podría causarle problemas también.

─Sasuke debería hablarles sobre su orientación sexual. Es mayor de edad, puede hacer lo que le plazca con su vida.

─Se nota que todavía no conoces lo suficiente a mi padre. ─Suspiró─. Es un hombre estricto, algo chapado a la antigua…

─¿Y tu madre?

─Ella es más… flexible. Pienso que quizá le sorprendería al principio saberlo, pero confío en que ella sí aceptaría a Sasuke.

 

Konan suspiró también. Aunque a duras penas Sasuke empezaba a tolerarla como la pareja de Itachi gracias a Naruto, comenzaba a compadecerse de él.

 

─Tu hermano no lo tiene fácil, ¿no es así?

─No demasiado. Pero a pesar de todo se nota que Naruto-kun le hace feliz.

 

****

 

El cumpleaños de Sasuke llegó, y con él las vacaciones de verano de Naruto. Tenía un mes por delante para pasarlo con sus amigos, familia y pareja. Pero de momento lo importante era agasajar a Sasuke en su día especial.

 

Agradecía tener a Itachi y Konan como valedores, sin ellos habría sido más complicado. Para empezar, Itachi le prestó la llave del apartamento de Sasuke, y Konan le ayudó con la comida, especialmente con el postre: una pequeña tarta de chocolate amargo decorada con frutas del bosque.

 

Dio un respingo, bastante nervioso cuando escuchó su teléfono móvil sonar al tiempo que vibraba. Era Konan, quien acaba de marcharse hacia un escaso minuto.

 

─¿S-sí? ─balbuceó.

─El viejo buitre está llegando al nido ─susurró, hablando en clave.

─¿Viejo buitre? ─reiteró en un susurro─. ¿Te refieres a Sasuke’ttebayo?

─Obviamente. Casi me descubre, pero por suerte he sido rápida y me he ocultado en las escaleras cuando él abandonaba el ascensor.

 

Abrió la boca dispuesto a decir algo en el preciso momento en que escuchó las llaves encajando en la cerradura. Sin siquiera despedirse y hecho un manojo de nervios, colgó y puso el teléfono en modo silencio para no ser molestado. Comenzó a caminar de un lado a otro por la cocina, sin rumbo fijo, mientras jugueteaba con sus manos. ¿Cómo reaccionaría Sasuke?, ¿le gustaría la sorpresa?

 

Por otro lado, Sasuke dejó la mochila en el sofá con estudiado sigilo. Había notado que la puerta de su apartamento no estaba cerrada con llave. ¿Quizá Itachi estaba allí? Pero él siempre avisó las poquísimas veces que fue a su apartamento en su ausencia, para que supiera que le encontraría al llegar. No, sin duda no se trataba de Itachi. Alguien había burlado la cerradura y había entrado. Aquella persona o personas tal vez todavía seguían en el interior de su hogar.

 

Agudizando el oído pudo escuchar pasos presurosos, provenían de la cocina. Recorrió con la mirada su alrededor, buscando algo en su apartamento de estilo minimalista que pudiera usar para golpear de forma contundente. Bien, no había gran cosa allí con la que pudiera lograr ese cometido, eran cosas demasiado grandes o de tamaño perfecto pero inservibles como armas. Entonces se percató de un delicioso aroma a comida que le desconcertó por completo.

 

─¿Pero qué…? ─musitó.

 

Olvidando tomar algo para defenderse, caminó a la cocina con decisión mientras sacaba el móvil del bolsillo del pantalón por si era necesario llamar a la policía.

 

De todas las opciones que esperó encontrar en la cocina, halló la más inesperada.

 

─¿Naruto? ─balbuceó totalmente sorprendido.

 

El nombrado detuvo su caminar errático y le miró, lucía inquieto como nunca antes. Después, sus ojos negros se desviaron a la mesa de la cocina. Varios platos con diferentes comidas estaban dispuestos sobre ella, y un elegante mantel blanco que sin duda sabía que no le pertenecía decoraba la mesa.

 

─Sa-Sasuke… ─intentó pronunciar, acercándose.

─¿Qué es todo esto?, ¿cómo has entrado?

 

Un efusivo abrazo que duró largos segundos fue toda la respuesta que recibió. Sasuke cada vez entendía menos, pero no rompió el abrazo y posó las manos en la espalda contraria.

 

─¡Feliz cumpleaños! ─exclamó, para a continuación tomarle de las mejillas y unir sus labios en un cariñoso apretón─. Eres un idiota ─soltó de sopetón─. De no ser por Itachi no habría sabido que hoy es tu cumpleaños, ¿por qué no me lo dijiste?

─No preguntaste.

 

Un tic asaltó una de las rubias cejas y sus manos se tensaron al tratar de contener el impulso de torturar a base de pellizcos las mejillas de su novio.

 

─¡No lo hagas parecer como si fuera culpa mía dattebayo! ─Suspiró─. ¿Qué persona no sabe el cumpleaños de su pareja después de cinco meses de relación? Me siento tonto, ¡y es tu culpa! ─Le señaló efusivo.

 

Pero Sasuke no le dio mayor relevancia al berrinche del otro, simplemente se limitó a estudiar la mesa de nuevo con la mirada.

 

─Todo esto… ¿lo has preparado tú? ─Estaba seguro de que Naruto había tenido que pasar horas en la cocina para preparar todo eso. Sus comisuras se alzaron, dispuesto a soltar un comentario burlón─. No tenía idea de que sabías cocinar, ¿será comestible? ─En realidad había un aroma delicioso en la cocina y tenía buen aspecto, era imposible que no fuera comestible; pero todo fuera para molestar al dobe.

─¿¡Por quién me tomas!? ─refunfuñó indignado, empujándole─. En las clases de cocina del instituto aprendí mucho. Mi madre también me ha enseñado algunas cosas.

 

Cuando Sasuke estaba por creer las palabras de su novio, divisó el pastel sobre la encimera. Eso sólo podía significar una cosa: Konan.

 

─¿Y eso? ─Señaló el postre.

─¡Oh! ─Lo tomó y se lo mostró más de cerca─. Un pastel de chocolate amargo para mi amargado favorito. ─Sonrió.

─Muy gracioso ─farfulló con voz monocorde.

─¿Y?, ¿qué te parece?

─Te ha ayudado Konan, ¿cierto? ─afirmó sin ninguna duda.

 

Al verse descubierto, la sonrisa de Naruto vaciló, pero lo disimuló dándole la espalda con la excusa de colocar el postre nuevamente sobre la encimera. A pesar de que Konan insistió, finalmente descartó colocar velas sobre la mesa, le parecía excesivamente cursi. Pero sí aceptó el mantel que le prestó la mujer.

 

─Era mucho que preparar y yo solo no podía, me faltaba tiempo. Además, no tenía ni idea de cómo preparar el pastel ─confesó.

─Y has entrado aquí gracias a Itachi ─afirmó de nuevo.

─Así es. ─Asintió, y le miró con preocupación─. Pero no te enfades con él, sólo quería ayudarme.

 

En silencio Sasuke negó y tomó a Naruto del brazo con amabilidad, acercándole a la mesa en una invitación a tomar asiento.

 

─Es un poco pronto para cenar, pero está bien ─dijo finalmente, tomando asiento.

─¿Entonces te gusta? ─cuestionó con repentina ilusión─. En realidad, después de pensarlo mucho había decidido regalarte un fin de semana en un balneario para que te relajaras por el estrés del trabajo ─explicó sentándose frente al otro─. Pero… los balnearios son caros, y no tengo tanto dinero’ttebayo ─se excusó avergonzado─. ¡Pero te prometo que cuando empiece a trabajar te lo regalaré!

 

El adulto liberó una risita casi imperceptible, resoplando por la nariz. Sin esperar más, sirvieron porciones de diferentes comidas en sus platos y empezaron a comer. En realidad no le importaba recibir regalos, simplemente con pasar el día con Naruto estaba bien para él.

 

Y tenía la tranquilidad de saber que ninguno de sus familiares pasaría por allí, ya que habían acordado celebrar su cumpleaños el domingo, en casa de sus padres. Ya había recibido felicitaciones a través de llamadas de ellos.

 

─Para cuando termines tus estudios y comiences a trabajar, el estrés del trabajo ya me habrá matado.

─¡No bromees con eso! ─protestó inquieto. Como si se hubiera dado cuenta de algo, paulatinamente su expresión se volvió pensativa y se llevó una mano a la barbilla─. Aunque ahora que lo pienso, tienes razón ─casi susurró. Al ver que Sasuke le miraba con interés, prosiguió─. Debería empezar a trabajar ya ─sentenció decidido.

─¿Qué?

 

A Sasuke no podía desagradarle más la idea. Debido a su trabajo y los estudios de Naruto, no se veían tanto como les gustaría. El hecho de que nunca protestara sobre ello en voz alta no significaba que no le molestara. Si su novio decidía trabajar, debería hacerlo durante las horas que le dedicaba a él. ¿Entonces cuándo podrían verse?

 

─Ni hablar ─dictaminó algo severo.

─¿Ah? ─cuestionó sorprendido. No esperaba que Sasuke fuera a negarse. De nuevo salía a relucir aquella actitud mandona que le fastidiaba─. ¿Por qué no?

 

El otro se tomó su tiempo para responder, meditando qué decir. No estaba dispuesto a confesar la verdad, sería vergonzoso.

 

─Deberías centrarte en tus estudios.

─No dejaré mis estudios de lado. Sería un trabajo de media jornada.

 

Un resoplido de molestia abandonó los labios del adulto, maldiciendo la hora en que su comentario le dio la idea al otro de ponerse a trabajar.

 

─¿Por qué quieres trabajar? Hasta donde sé, tu familia no está mal económicamente.

─Y no lo está ─confirmó─. Pero me fastidia esto.

─¿Esto? ─reiteró monocorde, alzando una ceja.

─Es tu cumpleaños y no he podido regalarte algo caro y bonito ─explicó bajando la mirada en una mezcla entre vergüenza y enojo─. Ni siquiera en los meses que llevamos saliendo he podido comprarte algo, y tú me has regalado este móvil caro… Incluso cuando salimos juntos la mayoría de las veces tú pagas todo, ¡quiero retribuirte!

 

Sasuke parpadeó un poco sorprendido, no imaginaba que Naruto se sentía de esa forma. Sin embargo, seguía disgustándole la idea de que trabajara. No quería regalos caros, quería a Naruto, con eso era más que suficiente.

 

─¿Qué te hace pensar que un regalo costoso me iba a agradar más que esta cena? ─cuestionó finalmente, sin mirarle mientras se llevaba un poco de comida a la boca─. Ya te lo dije, no quiero que me retribuyas.

─Pe-pero yo quiero hacerlo ─rebatió un poco sorprendido, ¿de verdad a Sasuke le gustaba su regalo?─. No quiero ser un mantenido hasta que termine mis estudios y logre obtener un trabajo dattebayo.

─Bien, si tanto insistes puedes retribuirme cuando termines tus estudios y encuentres un trabajo ─concedió en un intento de finalizar esa conversación.

 

No muy conforme, Naruto removió un poco la comida en su plato. La idea de trabajar le parecía atractiva. Además, Sasuke no era su padre, no podía ordenarle qué hacer o no hacer. Lo comentaría con sus padres cuando encontrara un momento oportuno, seguro que ellos sí estarían de acuerdo.

 

─¿Cuándo es tu cumpleaños?

 

La pregunta de Sasuke le tomó por sorpresa y le hizo olvidar el asunto del trabajo. A su novio le interesaba saber sobre él.

 

─¡El diez de octubre! ─exclamó esbozando una sonrisa─. Y ya sé lo que quiero que me regales…

─Aja… ─farfulló. ¿Quién decía que no quería ser un mantenido?

─Quiero una copia de la llave de tu apartamento. ─Unió las manos en señal de súplica y adoptó aquella expresión de niño regañado que solía emplear con Minato para ablandar su corazón─. Por favor…

─¿…la llave de mi apartamento? ─reiteró entre sorprendido y confuso.

─¿No te agrada la idea? Bien, entonces supongo que puedo pedir como regalo de cumpleaños que me desvirgues ─comentó campante.

 

En décimas de segundo, Sasuke empezó a toser de forma copiosa al sentir atragantarse con la porción de comida que acababa de tragar. Se golpeó el pecho con violencia y suspiró hondo cuando la comida finalmente pasó a través de su garganta. Después bebió agua con desesperación bajo la sorprendida mirada de Naruto.

 

─¿Estás bien, Sasuke?

─Idiota… ─farfulló un poco sonrojado, pero Naruto no sabía decir si era de vergüenza, por el insistente golpe de tos, o por ambas cosas─. ¿Cómo dices esas cosas tan de repente?

─No se me ocurre otra forma de decirlo que no sea de repente. ─Se encogió de hombros, sin inmutarse ante el regaño. Se inclinó un poco sobre la mesa, mirándole lleno de decisión─. Sasuke, yo estoy listo. Para mi cumpleaños ya llevaremos saliendo ocho meses, estaría bien hacerlo para entonces.

─De acuerdo, si tanto quieres la llave te la daré ─comentó, fingiendo con descaro no haber escuchado lo que dijo su novio.

 

Derrotado, Naruto se acomodó en el respaldo de la silla. De nuevo era rechazado. La idea de que no despertaba deseo en Sasuke martilleaba en su cabeza de nuevo. Si Sasuke no le deseaba, ¿por qué demonios estaba con él? No lo entendía.

 

─Sasuke ─le llamó, empujando a un lado su plato casi vacío─, ¿tú me deseas? ─preguntó directo una vez más.

 

No quería permanecer más tiempo con esa duda.

 

─No es momento para hablar sobre eso, dobe.

 

Si Naruto continuaba con aquel tipo de comentarios y preguntas, Sasuke sospechaba que ese sería su último cumpleaños, ya que acabaría muriendo de un infarto.

 

─¡Me da igual! Yo te deseo, ¡te deseo muchísimo’ttebayo! ─confesó recargándose una vez más sobre la mesa, con los ojos resplandecientes por un nuevo brillo de decisión─. Sueño contigo, sueño que me tocas, que me besas, que me…

─Suficiente ─interrumpió un poco acelerado. No quería escuchar más. Era demasiado confirmar que Naruto se sentía igual que él.

─Sasuke… no comprendo por qué estás conmigo. ─Suspiró abatido─. Es como si la idea de que tengamos sexo te… repugnara.

 

Una sensación de déjà vu invadió a ambos, recordando el día en que Sasuke expuso su inseguridad en aquella relación. El pelinegro respiró profundamente, intentando serenar su agitado corazón. Naruto no entendía lo difícil que era para él mantenerse inmutable cada día, como si su simple presencia no despertara su instinto sexual. Lo frustrante que era darle palmaditas en la cabeza, un simple abrazo o un beso casto cuando en realidad quería devorarle y disfrutar su cuerpo de los pies a la cabeza sin olvidar ningún rincón.

 

Pero su conciencia… su maldita conciencia le frenaba una y otra vez. Le paralizaba, le gritaba que marcara distancia.

 

Naruto era menor, no debía aprovecharse. No. No podía.

 

─Me ofendes, Naruto ─pronunció con estudiada solemnidad.

─¿Qué? ─atinó a decir, consternado.

─Lo haces parecer como si lo único que quisiera de ti es tu cuerpo. No soy esa clase de tipo, ¿sabes? ─fingió un tono ligeramente indignado, arrugando un poco el ceño.

 

No se le ocurría otra forma para salir del paso. Vio a su novio inclinar el rostro en señal de arrepentimiento por su actitud. Suspiró aliviado en su interior, preguntándose si había logrado aplacar a la hormona con patas.

 

─Lo siento, no quise decir eso dattebayo.

─Está bien, no tiene importancia ─desestimó al instante. En realidad no estaba enojado en absoluto. De nuevo con movimientos estudiados, se puso de pie y caminó fuera de la cocina en una huida disimulada─. Iré a darme un baño. ─Era mejor mantener la distancia un momento. Conociendo a Naruto, sabía que volvería a atacar.

─De acuerdo. Um, Sasuke… ─Le detuvo con su llamado.

─¿Sí?

─¿Qué te parece si después salimos un poco? ─preguntó con una sonrisa, tratando de suavizar el ambiente.

 

Como casi siempre, los planes de Sasuke constaban de acurrucarse en el sofá junto a Naruto y dejar correr el tiempo hablando, viendo la televisión o besándose. Pero después de las molestias que se había tomado su novio para darle aquella sorpresa, y la forma en que acababa de rechazarle, sintió cierto remordimiento.

 

─Me parece bien ─respondió antes de seguir su camino.

 

Una vez que estuvo solo, Naruto permaneció de pie en la cocina por un momento, meditando lo que acababa de ocurrir. Estaba un poco avergonzado por su actitud.

 

─Soy un bocazas ─se reprendió en un susurro, comenzando a limpiar la mesa.

 

Aunque por otro lado, las palabras de Sasuke habían dejado entrever que lo suyo era algo más que un simple deseo. Sasuke quería de él algo más que su cuerpo. No lo había dicho directamente, pero su comentario quiso decir eso, era evidente. No era tan tonto.

 

Sasuke le quería tanto como él. El descubrimiento le dejó con un rubor en las mejillas durante minutos, mientras colocaba todo en el lavavajillas. Siendo así, su relación con Sasuke tenía futuro. Tal vez el problema no era que Sasuke no le deseara, quizá se contenía para no hacerle pensar que sólo quería su cuerpo. Sí, eso tenía sentido. Nunca lo había pensado desde aquella perspectiva.

 

Largos minutos después, Sasuke abandonó el baño vistiendo una camisa blanca y pantalón negro. Con actitud distraída doblaba los puños de la camisa hasta acomodarlos a la altura de los codos.

 

─Qué guapo… ─susurró Naruto cuando le vio al salir de la cocina. Sólo le faltaba lucir unas gafas de sol y parecería una estrella de cine, pero acababa de anochecer, así que eran innecesarias.

─¿Has dicho algo? ─Le miró.

─No, sólo… ─Se rascó una mejilla, sonriendo ligeramente─. Sólo pensaba que quizá yo debería haberme arreglado un poco también.

 

Entonces Sasuke miró el atuendo de su novio. Naruto vestía bastante informal: pantalón deportivo hasta las rodillas, zapatillas y una sencilla camiseta de manga corta, pero no por eso lucía mal.

 

─No te sientas incómodo, está bien así ─respondió con simpleza, llevándose una mano al hombro contrario para masajear la adolorida zona del trapecio.

─¿Te duele? ─Se preocupó, acercándose.

─Un poco ─confesó lo obvio.

─Pasas demasiadas horas sentado.

─Aunque quisiera no puedo evitarlo, dobe. Es mi trabajo.

 

Queriendo hacer algo por su pareja, y recordando los consejos de Konan, Naruto guió a Sasuke al sofá, donde le instruyó que tomara asiento. Después, se posicionó tras el respaldo del sofá.

 

─No sé por qué quieres que me siente, ¿no íbamos a salir?

─Después. Primero te daré un masaje. ¡Vas a recibir el mejor masaje de toda tu vida!

─Mn… perdona si no salto de alegría, pero dudo de tus dotes como masajista ─se mofó, aunque su expresión era bastante seria en ese momento. No sabía si dejar sus tensos hombros a disposición de ese atolondrado.

─Tonterías ─desestimó con un ademán─. Lo único que calma a mamá cuando se convierte en una bestia sangrienta enfadada por cualquier cosa es un masaje en los hombros, en los pies, o ambos. A estas alturas de mi vida soy un experto masajista ─presumió─, y papá también.

 

Sasuke tragó saliva con pesadez. ¿Kushina una bestia sangrienta? Tomaría nota mental de no hacer enfadar jamás a Kushina. Abandonó sus pensamientos cuando las manos de su novio aparecieron desde atrás y empezaron a desabotonar su camisa.

 

─Alto ahí, ¿qué crees que haces?

─Quítate la camisa para que pueda masajearte. ¡Ah!, y también necesito algo para lubricar mis manos y que puedan deslizarse mejor por tu piel. ─Cuando apenas había desabotonado la mitad de la camisa, sus manos fueron retenidas─. ¿Ocurre algo?

 

El cerebro de Sasuke trabajaba a marchas forzadas barajando los pros y los contras de aquella situación. ¿Quitarse la camisa?, ¿lubricar las manos de Naruto? Aquello quizá podría desviarse hacia situaciones a las que era mejor no acercarse. Conocía lo impetuoso y descarado de Naruto, y era probable que no se limitara a un simple masaje.

 

─Déjalo, así está bien.

─Pero si masajeo sin lubricar mis manos puedo irritar tu piel, y si me das algo para lubricar mis manos y no te quitas la camisa puedo mancharla’tteba ─explicó confuso.

─He dicho que está bien.

 

Sin comprender aquella insistencia, Naruto se limitó a encogerse de hombros.

 

─De acuerdo.

 

Un involuntario y sutil respingo sacudió el cuerpo de Sasuke cuando las manos contrarias se colaron dentro de su ahora holgada camisa, posándose sobre los hombros. Escuchó una suave risita a su espalda.

 

─¿Tengo las manos frías? Lo lamento.

 

Sasuke no respondió. Las manos de Naruto no estaban frías, al contrario; pero la sacudida en su cuerpo fue inevitable cuando sus pieles se tocaron. No había por qué inquietarse, Naruto sólo iba a masajear sus hombros, no una zona estimulante.

 

Con aquel pensamiento, suspiró y cerró los ojos dispuesto a relajarse.

 

─¡Wouh! Tienes mucha tensión acumulada aquí, Sasuke ─comentó sorprendido, masajeando despacio la zona del trapecio en ambos hombros.

 

Transcurrieron algunos minutos en silencio en los que Naruto se afanaba en suavizar aquella tensión.

 

─Debo reconocer que no eres un desastre como pensé.

─¿Lo ves? Y sería más placentero para ti si te quitaras la camisa, te recostaras y me dieras algo para lubricar mis manos ─insistió.

 

¿Placentero?, ¿quitarse la camisa?, ¿recostarse?, ¿lubricar? Al instante Sasuke sacudió la cabeza y fingió no haber escuchado lo último, limitándose a guardar silencio. Aunque empezaba a sentirse un poco incómodo, el tacto de las manos en sus hombros le estaba gustando demasiado. Se obligó a recordar que Naruto no estaba haciendo un masaje erótico ni mucho menos. De seguir así, la tensión aumentaría en vez de disminuir.

 

Tras un breve silencio más, Naruto se inclinó ligeramente con la intención de pedirle a Sasuke que tratara de relajar los hombros, pero al verle con los ojos cerrados guardó silencio. En cambio, sus ojos entonces captaron el torso que la camisa a medio desabotonar dejaba ver. Lo recorrió a detalle. Era la primera vez que veía su torso, y al instante los deseos de tocarlo al menos un poco le invadieron.

 

Reprendiéndose a sí mismo mentalmente, se mordió el labio inferior. Después de lo ocurrido en la cocina, lo mejor sería no insistir, al menos por hoy.

 

Pero la piel de Sasuke era suave al tacto, le tentaba el peculiar tono blanco que contrastaba con el suave rosado de los pezones. Las ansias retorcieron su estómago y agitaron ligeramente su respiración. Si intentaba algo, el teme le detendría, y no quería discutir con él. ¡Pero ansiaba tocarle! A menudo se sentía como una bomba de relojería a punto de explotar, y Sasuke era el tipo de la película que siempre cortaba el cable adecuado para detener la explosión en el último segundo.

 

Ese día confirmó su escaso autocontrol cuando finalmente se inclinó un poco más y acarició la blanca piel del cuello con su aliento, sus manos dejaron de masajear la carne para comenzar a acariciar la piel. Al instante percibió un suave estremecimiento en su pareja.

 

─¿Qué…?

─¿Por qué no te relajas? ─le susurró con suavidad, humedeciéndose los labios antes de posarlos finalmente en el blanco cuello.

 

Con impaciencia deslizó sus manos al torso, acariciándolo con las palmas, pero al instante Sasuke le tomó de las muñecas.

 

─Naruto, el masaje. Céntrate ─ordenó conciso, tratando de sonar severo.

 

Cada día era más difícil frenar a Naruto y frenarse a sí mismo. Era agotador. Por momentos Naruto no se mostraba como la hormona con patas que era, se mantenía relajado y era sencillo convivir con él; pero otros días su deseo parecía explotar y desbordarse, y era complicado sosegarle.

 

Maldita y hormonada época adolescente, pensó con frustración.

 

Escuchó el gemidito de protesta que emitió Naruto, en desacuerdo con su orden. Los besos continuaron en su cuello y las inquietas manos toquetearon todo lo que podían a pesar de estar apresadas por las muñecas.

 

Interiormente alarmado, se movió a un lado para poder encararle al recordar la marca en su cuello que se vio obligado a ocultar durante días.

 

─Si me haces un chupetón otra vez, te castraré ─amenazó dedicándole una mirada ruda.

─Ugh… ─Tragó saliva con esfuerzo.

 

Aquella amenaza mataría la libido a cualquiera, pero pasado el susto inicial Naruto se limitó a soltar una sonrisilla traviesa. En realidad no tenía intención de hacerle un chupetón, pero Sasuke no tenía por qué saberlo.

 

─Si no quieres una marca en tu cuello, mantén mi boca ocupada y lejos de tu cuello’ttebayo.

 

Sin querer dejarle tiempo a Sasuke de decir algo que probablemente sería alguna nueva amenaza, atrapó su boca en un suave beso. Le escuchó gruñir bajito y refunfuñar en medio del beso, seguramente dedicándole toda clase de improperios ante su insolencia, pero no le importaba en absoluto. Mientras no diera por finalizado el contacto entre sus bocas, lo demás no importaba.

 

Atrapó el labio inferior de Sasuke entre los suyos, jugueteando y lamiéndolo.

 

El comentario de Naruto había disparado la imaginación de Sasuke. Se le ocurrían varias formas de mantener aquella boca ocupada y lejos de su cuello, y cada una era más placentera que la anterior. Estaba seguro que de pedírselo o sugerírselo, Naruto aceptaría complacerle con su boca sin dudarlo. Quizá era debido a su corta edad, pero parecía no amedrentarse con nada.

 

No era la primera vez que terminaba arrollado por el ímpetu de Naruto, y sabía que tampoco sería la última. Por otro lado, cada día estaba más hastiado de refrenar sus impulsos. No era de piedra. De repente le parecía estúpido el hecho de que, teniendo un novio que se mostraba tan dispuesto en querer complacerle, alejarle una y otra vez.

 

Es más, ahora ni siquiera recordaba por qué había estado alejando a Naruto constantemente.

 

Toda su atención estaba puesta en sus bocas acariciándose con deseo, en sus lenguas que se reconocían ansiosas. En los inquietos dedos que trazaban suaves círculos alrededor de sus pezones, estimulándolos después con leves pellizcos. Sofocó un sonido entre sus bocas que expresaba claramente que aquellas atenciones no le disgustaban.

 

Motivado por ello, Naruto se afanó en torturar con sus manos los ahora erectos pezones. Estaba un poco inquieto, nunca había llegado tan lejos como ahora. Deseaba hacer sentir mejor a Sasuke, pero su falta de experiencia le creaba inseguridad. Sus dudas volaron lejos cuando una mano se posó en su nuca y se enredó en sus cabellos, profundizando más el contacto entre sus bocas si es que se podía. Abandonó los estimulados pezones y a tientas se ocupó de desabotonar los pocos botones restantes, abriendo completamente la camisa y teniendo a su disposición el torso de su pareja.

 

Acarició el firme estómago y finalmente liberaron sus bocas. Sus miradas se encontraron llenas de anhelo, sus respiraciones se mezclaban. Las piernas de Naruto temblaban de la emoción, incapaz de sostenerse en pie mucho tiempo más; mientras que la piel de Sasuke hormigueaba gustosa por la atención recibida. Las agradables sensaciones descendían hacia su entrepierna, haciendo crecer en él la idea de sugerirle a Naruto que le brindara atención en aquella zona con su osada boca. No protestó en absoluto cuando las manos descendieron por su estómago hasta alcanzar el borde del pantalón, desabotonándolo.

 

─Puedo darte el mejor regalo de cumpleaños de tu vida ─susurró sugerente, jugueteando con el borde del pantalón de Sasuke, esperando su reacción.

─¿Sí?, ¿cuál?

─Yo… desnudo, en tu cama. ─Se movió ligeramente para continuar susurrándole directamente al oído─. Puedes hacerme lo que quieras.

 

Sonrió ligeramente, complacido al percibir el sutil estremecimiento que recorrió el cuerpo de su pareja al tiempo que dejaba escapar un casi inaudible jadeo. Por una vez a Sasuke parecía no desagradarle la idea. Por fin llevarían su relación al siguiente nivel, lo había esperado tanto…

 

─Vamos a tu habitación ─invitó.

 

Los golpes en la puerta los asustaron igual que si una bomba hubiera caído sobre ellos, haciéndoles alejarse como si fueran imanes que se repelen. Sasuke se había puesto de pie de un salto, mientras que Naruto había caído al suelo, liberando una queja cuando sus nalgas se resintieron por el golpe. Sus temblorosas piernas no habían aguantado el sobresalto.

 

─¿Sasuke? ─Se escuchó tras la puerta la voz preocupada de Karin─. ¿Estás bien? Hemos escuchado un ruido.

 

¿Hemos?, reiteró en sus mentes la pareja a la misma vez.

 

─Aparta, Karin. ─Ahora fue Juugo quien habló─. Echaré la puerta abajo, quizá le ha ocurrido algo a Sasuke.

─Si Sasuke ha muerto me quedaré con su televisor de plasma. ─Se escuchó la desinteresada voz de Suigetsu.

─¡No seas idiota! ─reprendió la chica, y acto seguido se escuchó una queja de Suigetsu probablemente por algún golpe recibido.

─¡Sólo bromeaba, bruja!

 

Cuando la puerta recibió el primer golpe bruto, Sasuke y Naruto reaccionaron con un respingo. Actuando por impulso y temiendo que tiraran la puerta abajo, el rubio fue raudo a abrirla, encontrando a Karin zarandeando a Suigetsu como si éste fuese un muñeco de trapo, y a un hombre bastante alto de cabellos naranjas preparado para golpear de nuevo la puerta.

 

─Ah… ¿hola? ─balbuceó.

─¿Tú? ─cuestionó Karin llena de sorpresa.

 

Antes de que pudiera decir algo, el tipo alto y que no tenía ni idea de quién era le hizo a un lado mientras expresaba su preocupación por Sasuke.

 

─¿Qué le ha ocurrido a Sasuke?, ¿está bien?

 

Los otros dos adultos ingresaron tras Juugo, pero se detuvieron al encontrar a Sasuke en un estado que daba pie a pensar mal a cualquiera: el pantalón desabotonado y revelando una pequeña parte de la ropa interior, la camisa abierta de par en par, los labios y las mejillas ligeramente enrojecidos… Y luego estaba Naruto, del que no se habían percatado apenas debido a la preocupación por Sasuke, pero el chico tenía los labios y las mejillas igual de enrojecidos, y el cabello algo revuelto.

 

Gracias al pesado silencio y las intensas miradas, el pelinegro finalmente reaccionó y presuroso empezó a acomodarse la ropa.

 

─¿Q-qué estáis haciendo aquí? ─Trató de sonar hosco, pero su voz había temblado por un instante. Casi se le sale el corazón por la boca del susto, y Naruto estaba en el mismo estado.

 

Sin darle tiempo a Karin de decir algo, Suigetsu expresó su fastidio ante la escena encontrada dando un paso al frente y alzando un puño.

 

─¡¿Qué le estabas haciendo a Naruto, eh?! ─exclamó, sintiendo inevitablemente el picotazo de los celos.

─¡Idiota! ─exclamó Karin estrellando el puño en la cabeza de su amigo─. ¿Acaso estás ciego? ¡Es evidente que era Naruto quien le estaba haciendo algo a Sasuke! ─aseguró señalando a los nombrados─. ¡Ni se te ocurra marcar el cuello de Sasuke de nuevo, no sabes los problemas que tuvo con eso! ─se dirigió ahora a su primo, quien negó un poco nervioso.

─¿Qué sabrás tú? ─replicó Suigetsu, acariciándose la zona golpeada.

 

Ambos guardaron silencio al escuchar un gruñido de Juugo. Era mejor calmarse antes de que mostrara su carácter irascible.

 

─E-estamos aquí para felicitarte por tu cumpleaños, Sasuke ─habló Karin, repentinamente sumisa. Juugo era capaz de lanzarles a todos por la ventana en un ataque de ira─. Te hemos comprado algo.

─Que conste que yo he aportado en contra de mi voluntad…  ¡ugh! ─Trató de decir Suigetsu, pero un codazo disimulado de la chica en el costado le silenció.

 

Entonces, sin decir nada, Sasuke caminó al baño y se encerró allí, dejando un pesado silencio en la sala. Automáticamente las miradas de los tres adultos recayeron sobre Naruto, que al verse observado empezó a silbar con falso aire despreocupado y a mirar su alrededor.

 

─Hace un bonito día’ttebayo, ¿cierto? ─Sonrió nervioso.

─Ya es de noche, tonto ─respondió Karin, acomodándose las gafas con un movimiento airado y cruzándose de brazos después.

─Cierto. ─Se rascó la nuca un poco inquieto, ignorando al insulto.

 

En silencio Juugo se plantó frente a Naruto, causándole un escalofrío a éste. La estatura de Juugo le imponía.

 

─Así que tú eres Naruto ─habló cordial, extendiéndole una mano─. Soy Juugo, amigo de Sasuke. Tenía ganas de conocerte.

 

Naruto apenas tuvo tiempo de alzar la mano con intención de estrechar la contraria cuando Karin lo evitó dándole un manotazo contundente.

 

─Yo que tú no lo haría, Juugo. Quién sabe dónde estuvo esa mano antes de que llegáramos ─comentó perspicaz.

─No estoy muy seguro de qué estás pensando ─comentó Naruto─. Pero no…

─Como sea ─desestimó Juugo─. Al final nunca pasaste por el zoo con Sasuke, así que me quedé con las ganas de conocerte.

 

Sin entender absolutamente nada, el rubio ladeó la cabeza.

 

─¿Pasar por el zoo?, ¿por qué dattebayo?

 

De inmediato Juugo clavó una severa mirada en Suigetsu, quien sintiéndose sudar frío corrió detrás del sofá, usando el mueble como escudo protector. Recordaba que le entregó unas entradas para que se las hiciera llegar a la pareja. Ahora entendía por qué Sasuke y Naruto jamás pasaron por el zoológico, Suigetsu no cumplió con lo prometido.

 

Al estar tan distanciado con Naruto y no encontrar el menor rastro de éste durante un buen tiempo, Suigetsu jamás pudo lograr que fuera al zoológico con él. Tampoco quiso darle su entrada y la de Sasuke tal y como Juugo se lo dijo. Y para rematar, después se vio obligado a decir adiós a sus sentimientos gracias al idiota de Sasuke-me gusta joderte la vida-Uchiha.

 

─¡Lo olvidé! ─mintió, excusándose.

 

La expresión de Juugo se suavizó y sacó su cartera, hurgando en ella para extenderle dos papelitos a Naruto quien los tomó un poco desconcertado.

 

─Son entradas para el zoológico donde trabajo.

─¡Woah! ¿En serio? ─Las aferró en sus manos con una sonrisa ilusionada─. ¡Gracias, Juugo!

─Estaría bien si un día vas con Sasuke. Haré que os dejen entrar en la piscina de los delfines para tocarlos, o quizá participar en el espectáculo de las aves ─prometió.

─¡Eso sería maravilloso! ─exclamó eufórico, apretando las entradas contra su pecho. A pesar de su apariencia, empezaba a agradarle Juugo.

 

La puerta del baño finalmente se abrió, revelando al cumpleañero.

 

─¿Qué es este escándalo?

 

Un borrón rojizo saltó a los brazos de Sasuke. Para cuando éste quiso reaccionar, Karin le abrazaba tan efusiva como solía hacerlo Naruto.

 

─¡Feliz cumpleaños, Sasuke! ─Antes de que el pelinegro pudiera decir o hacer algo, le soltó y le extendió una pequeña caja verde envuelta con un lazo rojo─. Entre los tres hemos comprado esto para ti. Esperamos que te guste.

─No era necesario ─respondió tomando la cajita.

 

Con parsimonia se deshizo del pomposo moño rojo y abrió la caja, revelando un imponente reloj de acero. Un Rolex Yacht-master. Parpadeó sorprendido y miró a sus amigos. Era un regalo realmente costoso, ahora entendía por qué lo habían comprado entre los tres.

 

─¿Te gusta? ─preguntó ella─. En el trabajo siempre te veo mirando la hora en tu teléfono. Así será más cómodo.

─Reloj de acero, cristal de zafiro, esfera de plata, resistente al agua… ─comenzó a explicar Suigetsu con cierto tedio, como si fuera el vendedor del reloj─. Sigo pensando que es demasiado para ti y no lo mereces, pero Juugo y Karin insistieron. ─Rodó la mirada.

 

En silencio Sasuke tomó el reloj, y entregándole la caja a Karin procedió a poner el regalo en su muñeca. Suigetsu tenía razón, no lo merecía.

 

─Gracias, chicos ─les dijo, dedicándoles una expresión afable.

─¡Wouh! ¡Un Rolex! ─exclamó Naruto acercándose y tomando a Sasuke de la muñeca para contemplar mejor el regalo.

 

Pero después, en el fondo sintió una ligera punzada de envidia. No porque quisiera un Rolex, sino porque le habría gustado ser él quien le hiciera semejante regalo. Un reloj tan elegante como el propio Sasuke lo era.

 

En el trabajo siempre te veo mirando la hora en tu teléfono.”

 

Y Karin… ella había sido lo suficientemente despierta como para percibir qué necesitaba Sasuke. Y él, que también pasaba todos los días a su lado no lo había notado. Pero de cualquier forma, aunque lo hubiera notado, no podría pagar un Rolex ni en dos vidas. No mientras siguiera sin un trabajo. ¡Definitivamente tenía que empezar a trabajar!

 

Decidiendo que ya no tenía nada más que hacer allí, Suigetsu alzó una mano a modo de despedida, dispuesto a marcharse.

 

─Bien, yo ya me voy…

 

No tuvo tiempo de decir algo más porque Karin le había retenido tomándole del brazo.

 

─No vas a ir a ningún lado ─reprendió severa─. Vamos a celebrar con Sasuke, y te vas a reconciliar con él ─ordenó─. Ya es hora de que dejéis de comportaros como tontos.

 

Con un gruñido de fastidio, Suigetsu tomó a Karin de los hombros y la acercó lo suficiente como para poder hablarle al oído en voz baja.

 

─No sé tú, pero a mí no me apetece ver a esos dos juntos restregándome su felicidad por la cara. No soy masoquista.

─¡No me hables así al oído, idiota! ─exclamó avergonzada, propinándole un puñetazo.

 

Naruto miró asombrado cómo el golpe de la chica lanzaba a Suigetsu hasta la cocina, por suerte la puerta estaba abierta, sino quizá la habría partido por la fuerza que llevaba. Por otro lado Sasuke no se inmutó, estaba acostumbrado a esas escenas; y Juugo cerró los ojos y trató de respirar hondo para serenarse. Se acercó a Sasuke, deseando sentirse contagiado por su calma mientras Naruto corría dentro de la cocina.

 

─¿Estás bien, Suigetsu? ─cuestionó preocupado, tendiéndole la mano para ayudarle a ponerse de pie.

─Ugh, sí… Soy inmune a los ataques de ira de esa bruja ─renegó sacudiéndose la ropa.

─Eh… Suigetsu ─le llamó casi de inmediato, aprovechando que estaban solos─. ¿Por qué te alejaste de mí’ttebayo?, ¿hice algo que te molestó?

 

El otro suspiró, siendo tomado por sorpresa con aquellas preguntas repentinas. Se acarició la mejilla en la que había recibido el golpe.

 

─Está claro que no puedes darme lo que yo quiero de ti ─respondió, confirmando a Naruto que las sospechas de su novio eran ciertas. Suigetsu no aceptaba su amistad, quería más─. Si prefieres al frígido de Sasuke, bien, que te aproveche.

─Sasuke no es frígido ─aseguró ceñudo─. Es sólo que…

─Es sólo que no quiere desvirgarte. Tú mismo se lo dijiste a tu amiga ─expuso con descaro, señalando lo obvio mientras se encogía de hombros─. ¿O acaso ya lo ha hecho? ─Trató de tragarse los celos que empezaban a bullir ante esa posibilidad, después de todo esos dos ya llevaban un tiempo saliendo y la escena encontrada al llegar daba pie a pensar muy mal.

 

Esperó una respuesta, pero a pesar de que Naruto había abierto la boca con intención de decir algo, finalmente inclinó el rostro con turbación.

 

Sintiéndose aliviado, rió.

 

─¿Qué es tan gracioso? ─preguntó Naruto con cierto fastidio.

─Tú, y el hecho de verte esperando algo que no va a ocurrir.

─¿Qué sabrás tú? ─indignado alzó un poco el tono de voz.

─Conozco a Sasuke mejor que tú, así que te guste o no, sé más que tú ─aseguró con aire entendedor─. Y sé… que Sasuke siempre ha sido un frígido. Aprecia demasiado su espacio personal, incluso cuando salía con Karin de forma intermitente nunca fue la pasión andante, ¿entiendes? Deja de esperar algo que no va a ocurrir.

 

Ante aquella revelación Naruto volvió a inclinar el rostro. No pudo evitar recordar cada momento vivido con Sasuke, cada ocasión en la que meditaba que Sasuke era demasiado comedido a la hora de mostrar afecto, cada vez que quería más de él y no lo obtenía.

 

Sacudió la cabeza, sacándose las preocupaciones de encima.

 

─El sexo no es lo más importante. Quiero a Sasuke ─afirmó rotundo.

 

Ahora fue Suigetsu quien se sintió conmocionado con las palabras escuchadas. Había determinación en la mirada de Naruto.

 

─Puede que tengas razón ─dijo finalmente─. De hecho hay parejas que jamás tienen relaciones, pero claro, lo deciden por mutuo acuerdo. ¿Sasuke y tú habéis hablado sobre ello? Porque a ti te veo muy interesado en el tema y a Sasuke muy poco interesado. ¿Cuánto tiempo puede funcionar una pareja así? ─lanzó la pregunta al aire.

 

Sus palabras quebraron ligeramente aquella determinación en los ojos azules. Iba a cumplir su palabra de no intentar más acercamientos con Naruto, pero eso no significaba que se lo fuera a dejar fácil a Sasuke. Todavía no olvidaba la traición de éste. Sentía tanta rabia… Sasuke no merecía a Naruto. No lo merecía.

 

Sólo tenía que esperar paciente. Esa relación tenía los días contados. Naruto algún día le buscaría, arrepentido por lo ciego y tonto que había sido.

 

─Sa-Sasuke… ¿Sasuke es virgen? ─Se atrevió a preguntar en un balbuceo, preso de la curiosidad.

 

Las palabras de Suigetsu le habían hecho pensar eso. No es que le fuera a molestar si su pareja también era virgen, pero le daría motivos para preocuparse realmente, ya que si en veintisiete años Sasuke jamás se había interesado en el sexo, ¿por qué habría de hacerlo ahora?

 

─¿Quieres escuchar la verdad? Por lo que sé, sí, lo es.

 

No es que Sasuke fuera el típico adolescente que iba presumiendo sus conquistas en sus tiempos de instituto y universidad; no es la persona que iría contando que había perdido la virginidad o que había hecho ciertas cosas con alguna chica, Sasuke era muy celoso con su privacidad. Pero… la única relación que le había conocido a Sasuke fue Karin, y su amiga sí era el tipo de persona que iría gritando a los cuatro vientos haber mantenido relaciones con su persona amada. Y Karin jamás hizo nada de eso, al contrario, cada cierto tiempo se quejaba de lo distante y frío que era Sasuke con ella y de la poca atención que le prestaba en todos los sentidos.

 

Indudablemente, Sasuke debía de ser virgen. En otras palabras: un frígido.

 

─Ahora entiendo ─susurró Naruto, ligeramente consternado.

─¿Qué cosa?

 

Pero Naruto no respondió y se hundió en sus pensamientos. Bien, si Sasuke era virgen ahora le encontraba más sentido a las constantes veces que le rechazó. ¿Quizá a Sasuke le intimidaban las relaciones sexuales? A lo mejor tenía miedo porque nunca lo había hecho. ¡Claro!, ¡eso era! Sasuke no le rechazaba porque no le deseara, sólo era porque tenía miedo. Sí, seguro debía ser eso. Por eso le costaba tanto dejarse llevar cuando estaban juntos. Pero él le ayudaría a deshacerse de ese miedo, era una promesa.

 

El entrecejo de Suigetsu se arrugó paulatinamente al ver que no había logrado su cometido. Pensó que sus palabras harían sentir inseguro a Naruto sobre su relación con Sasuke, pero el chico sólo estaba pensativo, una expresión tranquila adornaba su rostro y poco a poco se iba transformando en una de determinación.

 

No, no, quería hundir a Naruto en la inseguridad.

 

─Sasuke no te desea, es evidente ─soltó sin piedad.

 

Pero Naruto se negaba a dejarse hundir. En los labios del chico había aparecido una sonrisa, y aquel brillo determinado en su mirada había regresado.

 

─Tal vez no, quién sabe dattebayo. ─Se encogió de hombros, sin darle mucha importancia─. Pero mi deseo terminará por encender el suyo ─sentenció desvergonzado, llevándose las manos a la cintura. Después de todo, hacía un momento había logrado encender al menos por un instante el deseo de su pareja. Podría lograrlo de nuevo.

─¿Qué? ─preguntó algo alterado.

 

No pudo decir nada más porque un puño se estrelló en su cabeza. Sin necesidad de mirar sabía que se trataba de la histérica de Karin. Gruñó con fastidio, más irritado por la actitud de Naruto que por el golpe. Tratar de quebrar la determinación de ese chico era igual que querer hundir una pelota hinchable en el agua, no importa cuántas veces lo intentes, siempre volverá a emerger; incluso puede golpearte en la cara por la fuerza con la que sale a flote.

 

─¡Maldición…! ─farfulló adolorido.

 

Pero no conforme con el golpe, Karin agarró con saña la oreja de Suigetsu, reprendiéndole.

 

─¿No le estarás haciendo algo a Naruto, cierto? Me aseguraste que no ibas a buscarlo más, así que ni se te ocurra intentar molestarle.

 

Entre los gritos de protesta de Suigetsu, Juugo y Sasuke también entraron en la cocina. El rubio alzaba las manos y balbuceaba nervioso, tratando de serenar a su prima. Era tan agresiva como Kushina, era escalofriante.

 

─¿Por qué estabas aquí solo con Suigetsu? ─preguntó Sasuke. Habían visto a Naruto entrar en la cocina, seguramente para socorrer al hombre golpeado, pero al ver que tardaban en salir habían decidido entrar.

─Sólo le ayudaba.

─Entonces eres muy lento ayudando a la gente ─respondió, alzando una ceja con sospecha.

 

Y su sospecha aumentó cuando Naruto se limitó a encogerse de hombros. Entrecerró la mirada, queriendo interrogarle sobre lo que había ocurrido en la cocina en ese breve lapso de tiempo. Miró a Suigetsu, y percibió la forma intensa en que éste observaba a Naruto, a pesar de que Karin le arrancaría la oreja de continuar tironeando así.

 

Sin meditarlo alzó un brazo y rodeó los hombros de Naruto, tomando a éste por sorpresa la inesperada muestra de afecto. Pero lo único que estaba haciendo Sasuke, era gritarle silenciosamente a Suigetsu que Naruto era suyo. Le dedicó una sonrisilla prepotente, de esas que sabía que el otro odiaba.

 

─¡Eres un bastardo, Sasuke! ─gritó forcejeando─. ¡Ouch, mi oreja! ─se lamentó─. ¡Suéltame!

─¡No vuelvas a insultar a Sasuke, idiota! ─continuó reprendiéndole Karin.

─¡Deja de defenderle, bruja!

 

Un escalofrío recorrió la espalda de Naruto al percibir el ambiente repentinamente pesado. Algo estaba pasando. Giró un poco al escuchar tras él un gruñido aterrador, como el de un perro rabioso. Juugo parecía desquiciado. Apretaba los puños con fuerza, los hombros tensos, las pupilas estaban contraídas, el entrecejo profundamente fruncido y los dientes se mostraban en una actitud amenazante.

 

Cuando abrió la boca para tratar de alertar a los demás de lo que estaba pasando, Juugo lanzó un potente grito.

 

─¡Me estáis provocando dolor de cabeza! ¡Malditos…! Os lanzaré por la ventana, ¡a todos!

 

Karin y Suigetsu se abrazaron, con los dientes castañeteando por el miedo. En medio del repentino silencio sepulcral en la cocina, Juugo alargó un brazo hacia la persona que más cerca estaba de él: Naruto. Antes de que el rubio pudiera procesar qué estaba ocurriendo y qué iba a ocurrir, Sasuke le alejó de un seco empujón, posicionándose entre los dos para evitar que el hombre le alcanzara.

 

─¡Sasuke! ¿Qué está pasando’ttebayo? ─Se inquietó.

 

Desde que entró, Juugo se había mostrado muy tranquilo, ¿por qué ahora parecía un asesino en serie? Después miró a Suigetsu y Karin, quienes se abrazaban con una autentica expresión de pánico en sus caras. ¿Debía asustarse?

 

─Sólo permanece detrás de mí y guarda silencio ─sentenció casi en voz baja.

 

A Juugo le molestó que hubieran alejado de él a su primer objetivo, pero después miró al pelinegro y avanzó un paso, tomándole de la pechera, lleno de rabia.

 

─¡Entonces tú serás el primero! ─exclamó, soltando una carcajada despiadada al tiempo que alzaba un puño.

─¡Sasu…! ─Trató de decir Naruto, pero su prima le había detenido tomándole del brazo antes de que pudiera hacer algo.

─No intervengas ─ordenó en un susurro─. Y sobre todo no alces la voz, eso desquicia más a Juugo. Deja a Sasuke actuar, sólo él puede calmarle. Confía en él.

 

En silencio Naruto asintió, tragando saliva con pesadez. Ahora entendía por qué su novio le había ordenado guardar silencio y por qué Karin y Suigetsu de repente parecían haberse quedado mudos.

 

─Juugo, es suficiente ─pronunció Sasuke con una calma que contrastaba por completo con la tensión del lugar─. Cálmate ─ordenó.

 

Por un segundo la expresión fiera de Juugo desapareció, pero después volvió, debatiéndose internamente. Una parte de él de verdad quería golpearlos a todos y lanzarlos por la ventana para obtener su adorado silencio. Pero ver la firme mirada que los ojos negros le dedicaban le hacía dudar. Quería hundirse en la calma de esos dos pozos negros.

 

Con la misma serenidad, Sasuke alzó una mano y tomó a Juugo de la muñeca, incitándole a bajar el brazo.

 

─Cálmate ─insistió, esta vez en una orden más contundente.

 

Tras unos segundos de expectación, finalmente la tensión en el cuerpo del hombre de cabellos naranjas comenzó a desaparecer, ganando terreno en su rostro la clásica expresión afable.

 

─Lo siento... Me duele un poco la cabeza ─pronunció éste, liberando a Sasuke y masajeándose una sien repentinamente abatido.

 

Viendo que el peligro ya había pasado, Sasuke dejó escapar un hondo suspiro. No recordaba cuándo había sido la última vez que tuvo que calmar a Juugo, y por un momento le preocupó no lograr controlarle como antaño. Después giró, reprendiendo con una silenciosa mirada ruda a Karin y Suigetsu, ellos siempre sacaban de control a Juugo con sus tontas peleas. Los otros dos adultos sonrieron nerviosos al saberse reprendidos y culpables de la situación. Aunque para sí mismo debía admitirse que el hecho de abrazar a Naruto había arrancado más gritos de esos dos escandalosos, en parte también era su culpa, pero no lo diría en voz alta.

 

─¡Uy, pastel! ─Sonrió la mujer como si nada hubiera ocurrido en un intento de que todo volviera a la normalidad, acercándose al postre sobre la encimera─. Vamos a comer pastel, ¿os parece?

─P-por mí perfecto ─respondió Suigetsu, todavía con el susto en el cuerpo.

─¿De qué sabor es? ─preguntó Juugo, acercándose también al repentinamente codiciado postre.

 

Entonces Sasuke recordó el abandonado pastel, pero volvió a girar al darse cuenta de que Naruto estaba muy callado. Seguramente lo ocurrido le había asustado. Pero no encontró ni el más mínimo rastro de temor en su rostro, al contrario, Naruto le observaba en silencio y lleno de fascinación. El brillo en los temblorosos ojos azules era casi cegador. Por un momento era como tener frente a él al Naruto de siete años que se pasaba los días observándole de aquella forma y diciendo incesante “Sasuke nii-chan”.

 

─¿Qué? ─musitó un poco incómodo. ¿Acaso Naruto no iba a parpadear nunca?

─E-eso fue tan… ─balbuceó lleno de emoción─. ¡Fue sorprendente dattebayo! ─Se lanzó a sus brazos con una sonrisa─. Eres el mejor, Sasuke nii-chan ─le susurró entrañable al oído.

 

El corazón del pelinegro palpitó un poco agitado al escuchar la forma en que le llamó. Pero se limitó a actuar como si aquello no le hubiese inmutado en absoluto. Ambos habían recordado aquellos días en los que era el objeto de admiración de Naruto. Pero Sasuke no sabía que aquella admiración todavía seguía ahí, mezclada con los demás sentimientos que Naruto le profesaba y que cada día crecían incontrolables.

 

CONTINUARÁ…

Notas finales:

¡Hola! :D Capítulo dedicado a SaYuRi-kun-SNS, a Lina Okazaki y al #TeamTakaita -insertar corazones- Espero que no os hayáis empachado con las 33 páginas de este capítulo XD -les lanza kitsunes como si fueran confeti-

 

Ya apareció el amado, y a la vez temido, Gaara. Según veo en los comentarios, ansían tanto como temen la aparición de Gaara porque no saben qué papel va a tener en la historia, jaja… También hubo algo de Itachi-papasito-Uchiha. No os podéis quejar, babys~ ;)

 

¡Se agradecerán reviews! Cualquier pregunta que tengáis, no dudéis en decírmelo. ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).