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Omega en Peligro - Killing Stalking Omegaverse por Boo Bear LOL

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Había aceptado ser la mascota del popular presidente del concejo estudiantil sólo porque pensaba que podría conquistarlo con su celo, pero las cosas no podrían ser tan simples como se lo imaginaba.

Tenía que avanzar a pasos pequeños e imperceptibles.

- Bien Bum, entonces será un placer trabajar contigo.- El omega solo asintió y sonrió brevemente antes de que el alfa se percatara de su oscura mueca.

Desatándole sus extremidades y dándole un espacio para que respirara tranquilo, Sangwoo abrió la puerta corrediza de la sala de E.F. para que una delgada pero brillante haz de luz bañara la tenebrosa habitación, haciéndola menos fría de lo que realmente aparentaba.

Y al mismo tiempo en que la soledad que usualmente rondaba alrededor de la sala era lentamente eliminada, también lo era la depresión y la melancolía que habían estado habitando en el frágil corazón del omega desde que tuvo uso de razón.

Sangwoo observó cómo lentamente los ojos del omega que, habitualmente, lucían caídos y vacíos, ahora parecían albergar en su interior apenas un débil brillo de felicidad y de ...

Amor.

No sabía la razón de la decisión que tomó cuando vio ese destello característico de tal sentimiento, pero sí estaba seguro en lo que se había resuelto:

Torturar esa afección hasta que finalmente desapareciera de esos orbes.

- Nos veremos mañana aquí en el mismo lugar. Adiós.- Le brindó una mirada filosa y maliciosa que por un momento lograron desaparecer el brillo afectivo de Bum, pero luego vio que se transformó en algo más que no se lo esperó. 

Ilusión.

Esperanza.

"Mierda"

Dio un paso delante y cerró la puerta tras de él, dejando a Bum nuevamente en la oscuridad de sus pensamientos.

Salió velozmente de la sala, caminando de manera apresurada hacia el aula donde seguramente ya habían empezado a impartir las clases de la tarde. Aún no comprendía la verdadera razón del por qué había ofrecido tal trato a un omega que ni siquiera conocía más que su nombre y el rastro de sus feromonas; no obstante, desde el primer instante en que vio sus expresiones atemorizadas y sus gestos de sorpresa, una sola palabra vino a su mente:

“Explora”

Quizás podrías pensar que Sangwoo era del tipo de personas capaces de divertirse con los sentimientos de los demás; pero en realidad, podría considerarse como un “Curioso innato”; un investigador que somete a sus sujetos de observación bajo pruebas que llegaran a sacar su verdadera capacidad.

Yoon Bum había capturado su atención; por tanto, quería evaluarlo.

Quería saber hasta qué punto podía llegar “esa fidelidad” de la que tanto parecía ofrecer en su mirada.

Ciertamente, era peculiar.

-      Sangwoo, la clase ya comenzó, ¿dónde estabas?.- Ji Eun, una omega pelinegra, miembro del cuerpo estudiantil y directora de la sección de Contabilidad del concejo, estaba tomándolo del brazo y mirándolo con un brillo sincero de preocupación. No se había percatado sobre su presencia debido a su ensimismamiento; por tanto, olvidó momentáneamente el disgusto que le provocaba cuando sus uñas, largas y rojizas, aterrizaban sobre la impecable tela nueva de su camisa, manchándola con leves rastros rojizos propios de su esmalte.

-      De la biblioteca, necesitaba un libro y al parecer, me tardé demasiado.- Le hubiera encantado contestar con alguna grosería respecto al tacto de sus uñas sobre su ropa; pero si quería mantener la imagen de niño bueno y educado en que tanto tiempo le había tomado crear, debía suprimir cualquier gesto de disgusto que diera a prestarse como una insinuación de incomodidad.

-      Ya veo, entonces, ¿vamos? Antes de que maestra nos sermonee con su principio de la puntualidad y no sé qué cháchara más.- Su mano aún seguía alrededor de su brazo mientras lo jalaba hacia el aula de literatura respectiva, así que no podía detenerse y pedirle que lo soltara así sin más. No le quedó de otra que seguirle la corriente y sonreír con esa máscara de amabilidad a la cual estaba acostumbrado.

Puede que durante el camino al salón, ambos hablaran cosas triviales y sobre las próximas reuniones con los directivos de la institución; pero, realmente, sus mentes estaban ocupadas en diferentes cosas.

El alfa sobre su interminable curiosidad sobre el pelinegro y la omega sobre el paradero de su hermanastro.

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Apenas Sangwoo se había retirado de la sala de E.F., Bum había caído sobre las colchonetas respirando agitadamente y con lágrimas aglomeradas en sus oscuros orbes.

Pero no eran lágrimas de terror o preocupación.

Eran de felicidad.

No era feliz por ser el recadero de Sangwoo, sino por el infalible plan que había creado su mente para que el más alto cayera a sus pies.

De la misma forma en que él había caído momentos atrás.

La emoción no le duró mucho cuando recordó las clases de matemáticas que deberían estar impartiendo en estos instantes. Procedió a acomodarse las prendas desarregladas y a cubrirse las muñecas marcadas. No entendía el por qué la rudeza de atarlo tan fuerte cuando pudo solo hablarle directamente sabiendo que no podría hacer nada teniendo ese bate al lado suyo.

Bueno, sádico o no, ese alfa iba a ser suyo.

Y para hacerlo, primero debía conquistar su parte sentimental a base de acciones que demostraran su fidelidad.

Luego dejaría que el celo hiciera el resto.

Con ese pensamiento, la tarde llegó a su fin y la noche hizo su ingreso en la rutina de Bum.

Llegó a su diminuto hogar que rentaba él solo luego de que la mayor parte de su familia le diera la espalda a un omega corrompido como él.

¿Y quién querría mantener hospedado a un omega impuro como él?

Aunque realmente éste no fuera el caso.              

Abrió la puerta del baño para cambiarse y cepillarse los dientes antes de dormir. Habiendo terminado ello, se dispuso a colocarse bajo las delgadas cobijas de su cama y sobreponer su mejilla encima de la desgastada almohada crema que en algún momento había sido blanca.

Repaso por última vez los acontecimientos ocurridos durante la tarde, la oferta que le había ofrecido Sangwoo y el sentimiento de emoción a causa de la planificación de su futuro.

Una sonrisa se dibujó en su rostro.

Una infantil, por cierto.

Qué pena que aquella sonrisa se viera esfumada al día siguiente cuando se reencontró por segunda vez con el rubio.

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Era demasiado temprano como para agriarse la mañana, y ello lo sabía muy bien Sangwoo. Pero no podía evitarse tal situación cuando las sutiles amenazas y respuestas sarcásticas del vicepresidente alfa, Yang Seung Bae, llegaban a martillar sus tímpanos junto a su limitada paciencia a medida que cada orden suya iba dirigida hacia su persona. Aún no comprendía el cómo había sido elegido cuando se trataba de un simple alfa que lucía más tedioso que un examen de física; además del uso constante de esos anticuados lentes  junto a ese peinado alisado tal cual libro abierto.

Ciertamente no se llevaba bien con él.

Eran como la luna y el sol

Uno era sutil y el otro era sobresaliente.

Sin embargo, no por nada dicen que la luna tiene un lado oscuro, ¿cierto?

-      ¿Entendiste? Tenemos que entregarle estos documentos al director antes de que termine la tarde, así que pon tu firma ahí lo más pronto posible.- No toleraba sus “amables” sugerencias. Y si pudiera, hace mucho tiempo le hubiera dicho todas sus verdades junto a una gran cantidad de groserías; además de haber hecho algo para expulsarlo de sus “dominios”. Lo odiaba con todo su ser. No toleraba siquiera su sombra. Quería torturarlo de todas las maneras posibles, hacerlo sufrir y delirar en su dolor.

Pero, había un problema.

Yang Seung Bae no era un estudiante cualquiera del que se pudiera deshacer como lo había hecho de personas anteriores.

Él lo conocía muy bien. Sabía cuál era su verdadera personalidad y comportamiento.

No por nada había sido alguna vez amigos de la infancia.

Y aunque le importara un bledo ello, había una dificultad que imposibilitaba su deseo de eliminar su presencia.

Tenía una prueba. Una lo suficiente como para enviarlo a un reformatorio.

Probablemente el vicepresidente no lo sabía, pero tenía poder sobre Sangwoo.

Y este último no quería aceptarlo.

Habían muchas razones por la cual deshacerse de Bae, pero una en especial hacía su sangre hervir de furia y rencor. Miraba de reojo los movimientos de Seung con parsimonia, realmente pareciera no encontrarle algún punto débil por el cual aprovecharse. Y ello lo supuso hasta que una idea vino a su mente.

Si no tiene un punto débil, pues hay que hacerlo.

Y no por nada había conseguido una mascota que había dicho ser capaz de hacer cualquier cosa con tal de que esté a su lado, ¿cierto?

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Notas finales:

Lo siento si es muy corto.


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