Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Algo más por Adid

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Nuevo capitulo.

Sin advertencias (creo XP)

IV


Una cosa era que la máquina encendiera y otra que el portal se abriera para que Ford pudiera atravesarlo, no faltaron los contratiempos y detalles. Quizás debió ser un poco más cuidadoso al robar esos desechos tóxicos. Entendía que los niños debían estar confundidos y asustados después de todo lo que habían descubierto tan de repente, no había aprovechado ninguna de las  oportunidades que tuvo para explicarles lo que estaba ocurriendo, pues temió que no lo comprenderían. Y cuando fueron los mismos Dipper y Mabel los que amenazaron con arruinarlo todo, temió que fuera demasiado tarde. Por un momento llegó a pensar que todo estaba perdido. Pero a pesar de todo, fue capaz de llegar a tiempo y evitar que todo por lo que había trabajado tan arduamente terminara en rotundo fracaso.


¡Y ahora estaba ahí! ¡Su hermano finalmente estaba ahí!


Realmente no había palabras para describir la gama de emociones que lo invadió cuando vio la figura de Stanford aparecer entre los escombros del portal que había hecho funcionar con éxito. Las caras de los niños y Soos no habían tenido precio. Todo fue tan perfecto a pesar de todo. Se había sentido tan feliz por un instante, finalmente había hecho algo bien. Su hermano ahora tendría que reconocer todo lo que estaba dispuesto a hacer por el bienestar de su familia.


Pero claro, su felicidad no podía durar demasiado. La reacción de Stanford no había sido para nada lo que se había esperado. Más bien todo lo contrario.  Lo golpeó y le reclamó lo que había hecho, alegando que había puesto en un terrible peligro a todos. Incluso le exigió que terminara con el negocio que tanto le había costado construir. Bien, tal vez esto último fuera justo; después de todo, la casa y el nombre seguían siendo suyos. Pero aún así, la forma en que le había hablado, como lo había tratado después de toda la angustia que había vivido por él… ese pequeño hijo de….


El golpe aún le dolía, a pesar de haberse retirado a su habitación desde hacía ya un buen rato para intentar dormir, y no era por algo que tuviera nada que ver con lo físico.


-¡Conmovedora reunión la de ustedes!


Comentó una vocecita vibrante y molesta, bastante conocida, que apareció de la nada junto a su propietario. ¡Lo que le faltaba!


-¡Largo!


Contestó Stan, tomando su almohada y colocándola sobre su cara como si de esta forma pudiera escapar de tener que lidiar con él. Bill no podía perder la oportunidad de molestarlo. Si lo pensaba, era un poco extraño que el triangulo hubiera esperado hasta ese momento para aparecer y no hubiera estado presente cuando Stanford salió del portal, después de todo él siempre le había asegurado que ese era también su deseo. Pero Stan no tenía ánimos de ponerse a reflexionar demasiado sobre eso, por lo que prefirió pensar que se debía al hecho que no se había encontrado a solas en ese momento, ya le había advertido al triangulo que no se acercara cuando sus sobrinos estuvieran cerca.


-Oh, vamos Stan. Sabes que yo estoy de tu lado.-Comentó Bill con tono aparentemente dolido, pero que no lograba disimular del todo la burla que siempre terminaba emanando de su ser.


-Sixer fue realmente grosero en la forma que te trató. –Continuó el triangulo- ¿Es que acaso olvidó traer sus modales de regreso con él?


Stan seguía oculto bajo su almohada, sabía que era mucho pedir que Bill lo dejara en paz por una vez en su vida.


-Tal vez debería ir a hablar con él…


Comentó el hombre, finalmente bajando la almohada y mirando el techo con aire pensativo. La verdad es que no tenía idea de qué era lo que su hermano había tenido que vivir en… dónde  quiera que haya estado hasta que salió del portal. Ambos habían estado sobrecargados de emociones a la hora del reencuentro y tener que lidiar con federales no había ayudado mucho a tranquilizar los ánimos.  Quizás ya más calmados podrían lograr comunicarse mejor… y tal vez podría entender porqué su hermano había estado tan enojado con él por salvarlo. Le había dicho que reabrir el portal podría provocar el fin del mundo (algo que por cierto no había estado demasiado claro hasta que se lo gritó en la cara, pues la mayoría de las advertencias estaban codificadas o escritas en tinta invisible). Pero el portal  se había abierto, lo había escupido y se había cerrado de nuevo;  y el mundo, hasta donde sabía, seguía existiendo.


-¡Na! ¿No intentaste eso ya? –Apuntó a su vez Bill, disuasivo- Sabes que Stanford no es más que un enorme y dramático bebé llorón. Para qué molestarse… ¿solo para que vuelva a golpearte?


Stan suspiró con fastidio. Bill siempre lograba desestabilizarlo cuando se trataba de hablar de Ford.


-Lo que deberías hacer es darle una pequeña lección. Ve allá abajo y rompe algo suyo.


-¿Una pierna?


- ¡Ja! Estaba pensando en que destruyeras su dichoso laboratorio, que después de todo ya no le sirve a ninguno, pero esa idea suena mejor...


Stan no pudo evitar una sonrisa ante el tono juguetón de Bill.


-Tal vez después. Ahora solo quiero dormir. ¿Te molestaría dejarme en paz? Por una vez.


-¡Osh!  Qué aburrido te has vuelto, viejo gruñón. Pero, como quieras.


Bill desapareció dejándolo de nuevo solo con sus pensamientos.


 


***~~~***


 


Su decepción no disminuyó. Por el contrario, con el pasar de los días se fue convenciendo cada vez más y más de que la relación con su hermano estaba completamente perdida. Tenía que afrontarlo, los dos no eran más que dos extraños ahora, la comunicación entre ellos se había vuelto prácticamente imposible. Intentaba que no le afectara demasiado. Total, ahora que finalmente había logrado rescatarlo no tenía por qué seguirse sintiendo culpable. Cada centavo que había ganado esos últimos 30 años estaba a nombre de Stanford (al igual que varios de sus delitos, pero eso era algo sin importancia), quizás no eran los millones que le debía a la familia, pero sí eran algo considerable por lo que su deuda por ese lado también la consideraba saldada.


No debería suponerle realmente un gran problema tener que cerrar su negocio y abandonar el pueblo que lo había acogido durante tanto tiempo una vez que el verano terminara, como había sido el trato que habían hecho. No quería pensar demasiado en eso, de cualquier forma  las cosas le salían mejor cuando improvisaba. Así que ya se preocuparía cuando tuviera que irse. Además, ya no estaba solo. Tenía a sus sobrinos quienes ahora significaban para él un gigantesco refugio para su soledad ¿Qué importaba si Stanford no quería tener que volver a saber de él siempre que pudiera seguir en contacto con Dipper y Mabel?


Los niños parecían haberse acostumbrado rápidamente a la presencia de Ford. Mabel estaba encantada con tener ahora a sus dos “adorables” tíos por el precio de uno. Y Dipper lucía muy emocionado (quizás demasiado como para considerarlo saludable) de tener al autor de los diarios, a quien parecía ver como una especie de superhéroe, ahora viviendo en su casa. A pesar de que la relación de Stan con el chico había mejorado bastante con el tiempo y ahora ambos compartían un vínculo más profundo, la forma en que su hermano y su sobrino habían congeniado tan fácilmente y en tan poco tiempo era algo que le provocaba un poco de envidia. Bastaba con ver la forma en que los ojos de Dipper brillaban cada que Ford era siquiera mencionado para notarlo. Aunque no era algo que le extrañara realmente, después de todo parecía que el mundo solo necesitaba conocer la existencia de Stanford para automáticamente decidir que era mejor que él.


Aún así no podía evitar sentirse preocupado al ver lo dispuesto que estaba Dipper de seguir a Ford a cualquier lado, sabía más que de sobra que las cosas con las que se relacionaba su hermano podían llegar a ser demasiado peligrosas. Él mismo había tenido que ir a salvarlos hacía unos días de ese mago idiota que había querido comerse sus cerebros (¿quién en su sano juicio carga un artefacto que puede invocar creaturas tan dementes y peligrosas como esa en su bolcillo?). Le había advertido a su gemelo que se mantuviera alejado de los chicos, pero no parecía haber sido suficiente, sobre todo si era el mismo Dipper quien se empeñaba en idealizar e idolatrar a Ford. Solo le quedaba confiar en que Stanford fuera capaz de proteger al chico, y que tuviera al menos el sentido común de no querer llevarlo a alguna especie de misión suicida o algo por el estilo.


-La opción de ir abajo y patearlo me sigue pareciendo la más correcta.


Comentó Bill, flotando tranquilamente a su alrededor, había aparecido en su oficina (en donde Stan se había refugiado desde hacía un rato), y como siempre parecía ser capaz de adivinar su pensamiento. Stanley solo soltó un gruñido que no pudo interpretarse como si lo estuviera considerando o no. Tomó otro trago de su lata de Pit-cola, le gustaría poder tomar algo más fuerte, pero con los niños cerca no había querido tener nada de ese estilo en su casa y tampoco tenía ganas de salir a buscarlo a otro lado.


-Te has vuelto muy callado ¿sabes? Eso es muy aburrido.- Añadió el triangulo con fastidio. Stanley no contestó.


-Platicar con Fordsy siempre es más divertido.


Eso finalmente consiguió una reacción de parte de Stan.


-¿Has estado hablando con él?- Preguntó con algo de sorpresa. Por alguna razón no se lo esperaba.


-Claro que sí. ¿No te dije alguna vez que él y yo fuimos grandes amigos? De hecho nuestra relación fue mucho más… “estrecha” que eso. No podía perder la oportunidad de pasar a saludarlo ¿o sí? Y él ha sido taaan amigable… tal vez a mí sí me extrañó.


Añadió lo último con ponzoña haciendo que Stan apretara los dientes. Es verdad que Bill siempre le había asegurado que conocía bastante bien a Stanford. Y aunque Stan se negara a creerlo, siempre había tenido sus sospechas y preguntas sobre la verdadera naturaleza de esa relación, pero había preferido no pensar demasiado en eso en su momento. Después su intriga había aumentado al revisar los otros dos diarios de su hermano cuando por fin los tuvo en sus manos, al tercero apenas había podido darle una ojeada debido a que debía regresárselo a Dipper a la brevedad para que el chico no sospechara nada raro, pero tan solo el segundo había sido suficiente para dejarle un extraño sabor de boca.  No solo era que el libro estuviera lleno de lo que parecían rituales y hechizos bastante peligrosos y oscuros; su hermano describía a Bill como una especie de musa, un ser extraordinario y maravilloso lleno de conocimiento cuya ayuda e inspiración consideraba invaluables. La adoración que se alcanzaba a notar entre las líneas le había causado a Stan un poco de gracia, le recordaba cuando Ford se la pasaba hablando de esa chica pelirroja (había olvidado por completo su nombre) a quien quería invitar al baile de graduación de la secundaria, la misma que había terminado lanzándole el poche encima. Pensar en Bill y tratar de verlo como una musa encantadora lo había hecho soltar una estruendosa carcajada, sin embargo en el fondo algo lo seguía incomodando. Que Stanford mostrara tal admiración por una creatura en la que, Stanley estaba seguro, nadie debería darse el lujo de confiar era algo que no dejaba de ser preocupante.


Y ahora por alguna razón enterarse repentinamente de que Bill y Ford se estaban comunicando lo llenaba de un malestar extraño a pesar de que, en retrospectiva, no era algo que debería haberlo tomado tan de sorpresa.  Tal vez fuera solo el hecho de saber  que su hermano prefiriera hablar con ese triangulo demente que con él. O… ¿sería acaso el que Bill tenía a alguien más que no fuera él a quien le gustaba molestar? …No. Debía ser lo otro.


-No me interesa.


Contestó secamente Stan entre dientes  mientras fruncía el ceño. De pronto se sentía bastante molesto y sin ánimos de seguir escuchando al triangulo.


-Oh, Stany… no tienes por qué estar celoso. –


Comentó el triangulo, acercándose al observar la expresión que el otro compuso involuntariamente. El comentario hizo que Stan apretara los dientes con más fuerza pero no pudo evitar un ligero ardor en el rostro.


-Sabes que contigo también me divierto bastante… -Añadió el demonio con una voz baja y sugerente al tiempo que se acercaba más a él mientras acariciaba ligeramente su corbata roja.


Stanley lo apartó de un empujón sintiéndose más molesto y al mismo tiempo más acalorado. ¿Celoso él? Esa idea era demasiado ridícula. Por supuesto que no lo estaba y así se lo hizo saber al otro.


-No me importan los asuntos que tengas con el demente de mi hermano. – Aseguró con voz tal vez un poco más alta y aguda de lo que le hubiera gustado, frunciendo más profundamente el ceño.


-¿De verdad? ¿Entonces por qué te molestas tanto?- Preguntó Bill con burla haciendo ademán de volver a acercarse. Stanley retrocedió.


-¡Largo!-


Exigió  Stan con enojo. Bill soltó otra de sus características risas llenas de burla y después desapareció.  El hombre se cruzó de brazos, aún bastante molesto, una vez que se vio solo.


¡Celoso! ¡Qué estupidez!


 


***~~~***


 


La desagradable sensación que le había dejado su último encuentro con Bill no dejó de molestarlo. Trataba de convencerse de que el hecho de que Bill no hubiera vuelto a aparecérsele desde entonces no era algo que lo estuviera agravando. El seguía muy ocupado cuidando de sus sobrinos y del negocio que pronto se vería forzado a cerrar.


La convivencia con Ford tampoco había mejorado mucho, su hermano no parecía tener mucho interés en hablarle y si ese era el caso entonces él tampoco tenía que estar atendiendo sus reuniones ni interesarse en lo que sea que estuviera tramando ahora. Además, sus sobrinos al parecer sí estaban bastante atentos a él.  Stanford y Dipper habían estado haciendo alguna clase de brujería alrededor de la casa (seguramente con la ayuda de Mabel también) que él no tenía idea de cuál pudiera ser su propósito y no tenía ninguna intención de ir a averiguarlo.


Aunque debía aceptar que la intriga y la curiosidad seguía carcomiéndolo, tenía ganas de ir y preguntarle a Stanford sobre Bill. Si de verdad lo había conocido tan bien como el demonio triangular le había asegurado. Pero no se atrevía, sobre todo porque su orgullo no se lo permitía, pues estaba seguro de que Stanford no estaría dispuesto a contestar ninguna de sus preguntas de todos modos y solo sería una pérdida de tiempo. De cualquier forma, la relación que tuviera (o hubiera tenido) su hermano con ese demente era algo que lo debería tener sin cuidado. Como le había dicho a Bill, cualquiera que fueran los asuntos que tenían ellos dos era algo en lo que no debería interesarle meterse mientras el resto de su familia estuviera a salvo.


Eso es de lo que trataba de convencerse mientras el verano seguía su curso. En realidad, había sido algo fácil por un tiempo… hasta que el fin del mundo se desató…


 


***~~~***

Notas finales:

 

Gracias por leer

 

Ojala puedan decirme qué les parece esta historia ;)

 

Saludos!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).