SeHun al salir del subterráneo , mira hacia ambos lados de la calle, es la desazón, la preocupación o el miedo que lo hace sentirse desorientado por un momento. Reacciona y corre con todas sus fuerzas.
JongIn le ha dado información demasiado básica, el necesita saber, quiere comprenderlo todo. Solo sabe que cada minuto discurrido le roba el poco tiempo que tiene para llegar
.
Piensa en tomar un taxi , pero el trafico le puede hacer que llegue mas tarde, hay tanta gente con prisa como el, pero no tiene tiempo, le precisa llegar, así que corre con todas las fuerzas que la desesperación le permite, explota su cuerpo energetizado por la ansiedad.
Cuadra tras cuadra, pareciera que se prolongan en un afán de burlarse de su desesperación, en el trance siente que el aire le falta, que sus piernas no resistirán, pero piensa que son solo unas cuadras mas, tal vez muchas, pero lo logrará. Se quita la corbata afloja la camisa. Se aferra a la corbata como si fuera un amuleto o un amigo que sostuviera su mano.
Llega agitado a la recepción del hospital, no se da entender, pero la recepcionista tiene un poco de piedad y le pregunta con mas calma. Por fin puede informarle. Corre una vez mas hacia el elevador, tarda unos segundos que le parecen una eternidad, quisiera subir por las escaleras de emergencia, saltar los peldaños de dos en dos o de tres en tres, que mas da, le precisa, pero el poco raciocinio le aconseja paciencia para llegar mas rápido.
Cuando llega al nivel, el guardia del piso de maternidad lo observa con extrañeza.
Ve un hombre con cabellos revueltos, sudoroso, con la respiración agitada, los ojos al borde de la locura.
—LuHan…por favor Luhan…necesito verlo. —La voz entrecortada y tan poca coherencia.
El guardia no sabe que decir, le ve retorcerse las manos y los ojos al borde del llanto.
—S-si…pero no creo que…deba pasar…ya sabe debemos estar seguros…
—¡SeHun!
JongIn lo ve y camina rápido hacia el. Ya lo esperaba, ha estado yendo y viniendo por el pasillo, caminando para tranquilizarse un poco aunque realmente no lo logra.
—¡¿DÓNDE ESTÁ?! —Precisa saber.
—¡Date prisa! , esta por entrar al quirófano. Apenas y he podido hacer que esperaran un poco.
—Señor, no puede pasar. —Se planta medio pasillo el guardia.
—Ve, yo le explico— Le dice JongIn conteniendo al hombre para explicarle la situación, a el ya lo conocen.
Atraviesa la sala de espera y sus largos pasos por las señas que le hace JongIn se dirigen al pasillo que va de las habitaciones al quirófano, lo ve, LuHan va en una camilla.
—¡LULU!
LuHan busca la voz.
—¡SeHun!
El mencionado se arroja a los brazos que lo atrapan, intenta ser cuidadoso, pero no puede evitar asirse con fuerza. Ha encontrado su cobijo.
Las lágrimas se combinan, de el, del otro, de ambos. Por amabilidad o piedad el camillero y el enfermero se detienen en su andar.
—¿Por qué?... ¿Por qué? —Quiere saber.
—No lo se, estoy fallado… —LuHan no puede evitar sentirse culpable.
—No, mi amor, claro que no…
—Perdóname, por favor perdóname.
—Nada tengo que perdonarte, te amo. —Limpia con el dorso de su mano la última lagrima de LuHan, su piel ligeramente enrojecida por el llanto, sus labios hinchados, es triste verlo así.
Un enfermero viene en busca del que aun no llega.
—Señor, es imperiosamente necesario que lo lleven ya, el cirujano y los especialistas están listos. Esperan por el.
SeHun lo entiende, por lo menos se imagina.
Asiente —Anda, todo saldrá bien…
—Pero y si… —Replica LuHan.
—Mientras estemos juntos, todo saldrá bien. —Besa la mano de LuHan antes de que comiencen a empujar la camilla alcanza a decirle algo, que hace sonreír a LuHan —Yo te estaré esperando.
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