Dedicado a la rosa más bonita y más perfecta que ha pisado la Tierra. Gracias Choi Jin Ri, tu existencia fue sin duda alguna el tesoro más grande que hemos tenido.
***
No tenía palabras.
No tenía nada, de verdad, no podía sentir nada, ni la sangre pasar por mi cuerpo, ni el sonido de mis pensamientos al llegar a mi cerebro, nada de nada.
¿Qué hacía?
Fue la primera pregunta que vino a mi mente, no tenía respuesta de eso estaba seguro.
¿Por qué lo hacía?
Fue la segunda, esta puede que, si tenga respuesta, pero me negué a saberla, son temas que ya no me concernían a mí.
Y así mismo como mi alma dejo mi cuerpo, así mismo la recupere. Trate de parecer poco afectado y me concentre en el asunto que justamente tenía enfrente de mí, porque claramente no era tonto y esta dichosa despedida de soltero (si es que era posible que se llamara así) no estaba siendo como seguramente se supone son.
Él se aclaró la garganta, tal vez solo tratando de llamar mi atención.
- Hola, ¿estás bien?
Ya, ¿y eso era todo?
Choi Min Ho, el riquísimo hombre de mis sueños, venía hasta mí y tan solo me preguntaba si estaba bien, después de todo el tiempo que pasamos separados, después de todo lo que sufrí, después de todo lo que le lloré y después de todo lo que lo amé.
Choi Min Ho desapareció hace mucho de mi vida, por culpa mía sí, trate de recuperarlo, pero claramente eso ya no era así, él estaba a punto de casarse con quien sabe quién y técnicamente esto no debería estar pasando, ni en este momento, ni dentro de unos días, semanas, meses o años. Por el simple hecho de que esto no era una telenovela como las que veía mi mamá, esto era la vida real y en la vida real Choi Min Ho estaba próximo a casarse, vivía en Japón y por obvias razones ya no me quería.
No sabía que decir, ni que hacer, parecía un mueble más dentro de la habitación, él parecía estar más nervioso que yo, si es que era posible eso.
- Supongo debes tener muchas dudas –no sé en qué momento él tuvo el valor necesario para hablar y por, sobre todo, para saber cuáles eran mis cuestionamientos. –por qué no te sientas conmigo y conversamos un rato, tienes bastante rato ahí parado.
Tenía razón desde que había llegado no había movido ni un solo musculo. Camine hacía la mesa que había en el centro, cuando estuve cerca él abrió la silla para mí, tan caballeroso como lo recordaba, siendo tan él y aturdiéndome la mente con ese exquisito perfume que lo hacía aún más deseable y aún más mi delirio y al mismo tiempo mi destrucción.
Él camino hacia la otra silla, abrió la botella que estaba a un costado de nosotros y sirvió las dos copas que había ahí, en este momento me cuestioné si él creía que accedía a su cena sin poner peros, pero cuando vi que una vez llenas las copas, dejo las manos quietas, supuse que él sabía que solo quería oírlo hablar, y no mentía.
- Antes que nada, Jin Ri, ya sabe lo que paso entre nosotros.
Comenzó a dialogar y yo ya me sentía en un vaivén emocional.
No sé qué me impresiono más si el hecho de que Jin Ri, su única hija ya supiera que habíamos cogido o el hecho de que él ocupará el tiempo gramatical en pasado para referirse a lo que tuvimos.
Yo continúe sin hablar dándole la oportunidad de proseguir.
- Espero que no te moleste el hecho de que le haya contado –continuo –pero, necesitaba contarle a alguien que tú y yo en algún momento fuimos algo, antes de quedar loco y pensar que fuimos un sueño.
Agacho su cabeza, como si el peso de sus pensamientos fuera muy grande y no pudiera con esa carga.
Él continuaba hablando, mientras yo parecía de mármol. Quieto a expensas de lo que él diría.
- Este tiempo sin ti, fue muy difícil. Realmente te amé demasiado, que olvidé amarme a mí. -suspiro –Este tiempo fue muy largo. Ahora que estás frente a mí, solo espero que no seas una ilusión.
A mi mente llegaron todos esos días, en los que yo lloraba por él. Por lo tonto que fui, por lo duro que fuimos ambos, en lo egoísta que soy, pero al mismo tiempo en lo feliz que estoy siendo justo ahora.
- De todo el tiempo que te conozco, te juro que jamás me cansaré de decirte lo mucho que te quiero, que te amo…
Sentía que el aire se me iba de los pulmones. Sentía como poco a poco unas partes de mí se iban descontracturando, como si estuviera a punto de hacerme añicos.
Justo ahora teniéndolo enfrente mío, me doy cuenta de quién es, de quién soy yo con él y como indiscutiblemente era el amor de mi vida. De mis ojos comenzaron a caer lágrimas, de mi boca comenzó a salir mi voz rota, hecha añicos, todo el peso de mis sentimientos, de mis acciones me estaban cobrando la fractura. Comencé a llorar y él se acercó a mí. El refugio que siempre tuve y que fui tan ciego de ver.
Me rodeo con sus brazos y yo recargué mi rostro en su hombro. Me abrazó, mientras me consolaba con su dulce voz al oído.
Si, cada vez confirmo que él es, mi hogar, mi escondite, mi pecado, mi hombre, mi todo. Él es mi anhelo, mi muerte y hasta mi resurrección. Él es todo lo que necesito y aún más.
Con mis brazos me aferro más a él, impidiendo que se aleje de mí, no quiero volver a experimentar la sensación de perderlo, ni mucho menos volver a vivir sin él.
Con mi voz temblorosa, llena de todo ese dolor y de todo ese amor que le profesaba, le susurré la promesa de amor, más honesta y pura que podía decirle.
- Te amo, te amo tanto que me duele.
Él se separó un poco de mí, sin dejar de abrazarme.
- Antes dolía, pero ahora prometo hacerte tan feliz, que todos te tendrán envidia.
Sonreí.
Sonreí como no lo hacía en mucho tiempo. Sonreí con los dientes por fuera. Sonreí, porque era feliz.
Nos separamos. Yo seguía sonriendo, mientras él se acercaba a besarme.
Un beso lento, donde ambos disfrutamos de tenernos el uno para el otro, un beso donde no importo el tiempo que estuvimos separados, si no el tiempo que tendrías juntos. Un beso tan lento que sentí que el tiempo se detenía. Tan lento que no supe desde cuando era él el amor de mi vida.
O tal vez siempre lo supe y no lo quise ver.
Dejo de besarme y con todos los dientes me dedico una sonrisa, la sonrisa que ponía mi mundo de cabeza, una sonrisa que me descontrolaba, que me debilitaba y al mismo tiempo me enamoraba.
¿Qué se hace cuando te enamoras?
Amar a Choi Min Ho, eso se hace.
- Ven siéntate, conversemos. Te extrañe mucho.
Nos sentamos. Uno a cada lado de la mesa, nos miramos fijamente.
Suspiré.
- También te extrañe mucho. –tomé su mano al otro lado de la mesa –tenemos tanto de que hablar.
- Lo sé. Gracias por haber venido.
- Que cosas dices –comencé a reírme –vine a cuesta de mentiras.
Ambos nos carcajeamos.
- También lo sé, pero igual te lo agradezco.
- ¿Cómo conseguiste que Jin Ki y Jin Ri te ayudarán? Bueno en realidad tengo muchas preguntas –me callé y luego continué –no, mejor dime como reacciono Jin Ri cuando le contaste.
Ahora fue el turno de él para suspirar.
- Al principio, fue un poco difícil, no es algo que puedas contarle a tu hija tan fácilmente. –tomo aire y continuo. –De hecho, después de que se lo dije, se fue con su mamá, estuvo un par de meses hasta que regreso conmigo. Ella es demasiado madura, jamás había estado tan orgulloso de mi hija, como en ese momento. Ella lo comprendió bastante, y hasta me confeso que algo se imaginaba. Creo que no fuimos los más discretos después de todo.
Tomo un poco de vino y yo solo podía ver lo perfecto que era, el momento y él, pero él era más perfecto.
- Sobre la primera pregunta, pues. No se si sabes que Jin Ki y Jin Ri son novios. –sonrió –y por si no lo sabes, pues ya te lo dije.
Me quede estupefacto. Jin Ki mi propio hermano, no me había contado una información tan importante, como es que mi hermano andaba de novio con la hija del amor de mi vida, Estaba en shock.
- Wow, estoy bastante sorprendió. Que cosas tan raras. ¿Acaso Jin Ki no podía fijarse en alguien más? –suspire –no me lo tomes a mal, Jin Ri es preciosa, pero no quiero tener una noche de hermanos con él y que me cuente sus problemas con ella, porque ella es más especial para mí, de lo que él lo es.
Min Ho se carcajeo.
- No te preocupes, ya se lo advertí a él. –entrecruzo nuestros dedos –no porque sea mi cuñado, quiere decir que le permitiré tratar mal a mi hija.
- No sabes lo orgulloso que me pone oírte y mejor aún, no sabes lo mucho que te amo. –le sonreí.
- Yo también te amo muchísimo, Tae Min. –me sonrió –más de lo que tu te puedas imaginar y mucho más de lo que soy capaz de demostrar.
Le regrese la sonrisa, me sentía tan satisfecho sentimentalmente. No podía creer lo mucho que necesite a Min Ho en mi vida.
Creo que nunca podre perdonarme el hecho de haber siquiera desconfiado de él.
- Vamos, pero dime. ¿Qué tal es Estados Unidos?
Me reí.
- Aburrido.
Me miro con incredulidad, con una mirada picara, con los ojos llenos de amor. Sí, de amor puro y sincero.
- Vamos, no seas aburrido y dime, siquiera fuiste a Disneyland.
Me reí aún más fuerte.
- No, ni siquiera fui. Jin Ki siempre estaba ocupado, así que solo salía de mi habitación al baño, oh y a la escuela, pero mi inglés era bastante raro.
- Dime, ansío saber que estudias. –tenía la emoción en la voz, lo podía sentir.
- ¿A qué no adivinas? –me reí.
- Arte, no tengo dudas, pero me gustaría confirmarlo.
- Cerca –le susurre –tu siempre haz estado cerca, pero es Música.
Me sonrió con todos los dientes, con toda la cara, con todo el corazón.
- No puedo creer que lo hicieras. Estoy tan orgulloso de ti, jamás pensé que aquella fantasía que me dijiste se volviera realidad. –me acaricio la mano por sobre la mesa –Me da muchísimo gusto que seas tan feliz.
- Solo me faltabas tu.
Acerco mi mano a su rostro y me beso la mano, la muñeca y mi dedo corazón.
- Puedo preguntarte algo.
- Claro lo que quieras.
A pesar de todo, aún había algo que no podía dejar pasar desapercibido.
- Jin Ki, me dijo cosas, me trajo aquí a base de engaños. Se supone que estamos en tu despedida de soltero o algo así.
De un momento a otro se puso serio y yo sabía que como siempre la había cagado, pero no podía simplemente pasar por alto ese hecho.
- No más. –comentó de manera tenue, como si no quisiera hablar de ello –ella no debía existir, siempre lo supe y me negué a ver.
No quise interrumpirlo y él continuo.
- Era mi secretaría en Japón, no tenía más de un mes de conocerla cuando ella dijo que me amaba –suspiro –fue tan raro, te lo juro. Yo al menos no supe que contestar y lo deje pasar, trate de hacerle saber que solo debía ser trabajo. –se calló, tomó un poco de vino y continuó –hasta que le dijo a Jin Ri y ella a su vez me dijo a mí. Jin Ri pensaba que llevaba soltero desde su madre y nos desde ti, así que ahí fue cuando le tuve que confesar que tu y yo tenemos una historia.
Por un momento dejo de mirarme y supe que no debíamos continuar con esto, total yo ya era feliz de saber que lo tenía para mí, pero una parte de mí, muy adentro me pedía saber, me pedía explicaciones, me pedía hurgar en un lugar que no me correspondía.
El siguió.
- Fue ahí cuando Jin Ri se fue de casa y yo tontamente por recuperar a mi hija, le pedí a Saoko salir.
Saoko, vaya nombre. Lo memorice.
- Saoko encantada acepto. Yo solo quería a Jin Ri devuelta y cuando menos me percaté, Saoko ya me había sumergido, tanto que en un momento menos esperado me pidió casarme con ella. –contuvo el aire y en un suspiro boto todo lo que se había contenido –Jin Ri me advirtió que era una pésima idea, pero yo otra vez, tontamente pensé que era lo mejor. Tu no estabas y Jin Ri no me había aceptado, bueno hasta ese momento. –volvió a tomar del vino –acepte, pero fue el peor error de mi vida, cuando mis viajes a Seúl comenzaron a ser más cotidianos, enloqueció, pensaba que la engañaba, y para no hacerte el cuento muy largo, comenzó a acosarme, incluso se inventó que estaba embarazada. Tuve que demandarla, obviamente y termine toda relación con ella.
- Que tonta al no saber que tu ya no puedes engendrar. –fue lo primero que se me vino a la mente y fue al mismo tiempo, lo primero que dije.
- Supongo que estaba muy obsesionada conmigo, no sé y ahora no me importa en lo más mínimo. Ahora estoy aquí de planta, por lo que ella haga o no en Japón, me tiene mucho sin cuidado.
- Supongo que la vida de casado no te va, Choi Min Ho. –hable en un susurro.
- Tal vez, solo funcione con personas que se llamen Lee Tae Min.
Él sonrió y yo sonreí.
¿Acaso este cuento de hadas nunca va a terminar?
Espero que no, que nunca termine.
*****
- ¿Estás seguro?
- Por supuesto que sí.
Íbamos caminando por el centro de Seúl, disfrutando de una tarde juntos. Caminábamos de la mano, mientras veíamos como las personas a nuestro alrededor, observaban muy detenidamente, unas queriendo juzgar y otras solo para ser entrometidas.
Nos íbamos a reunir con la que nosotros decíamos era la pareja del año, Jin Ki y Jin Ri. Nosotros le decíamos los twoJinS. Un sobrenombre bastante tonto, si me lo preguntaban a mí, pero a Min Ho se le había ocurrido y a él le gustaba, así que yo simplemente acepte.
A pesar de que técnicamente Min Ho y yo retomamos el noviazgo que habíamos detenido, hace relativamente poco, no había tenido la fortuna de ver a Jin Ri, de preguntarle si estaba a gusto con esta relación o si acaso, la aprobaba. Y de igual forma con Jin Ki, a quién solo había visto de paso, un día que fue a buscar unas cosas a mi departamento, pero no hablamos ni nos saludamos, solo unas miradas indiferentes y con las mismas, salió.
Ciertamente estoy un poco nervioso, no quiero toparme con la realidad de que Jin Ki no acepte que, en cierta forma, también soy su suegro. Tal vez suene a chiste, pero son cosas que realmente solo me pasan a mí en la vida.
Min Ho detuvo sus pasos y yo me detuve junto a él.
- Sabes –él comenzó hablando –no importa realmente lo que opinen ellos dos.
Me mantuve callado, esperando que él dijera algo más.
- O sea, sí. Es mi hija, claro que me debe importar lo que ella diga, pero –se calló un momento, y me miró –realmente no me importa lo que ella diga, si yo ya soy feliz contigo a mi lado.
Tal vez tarde bastante tiempo en darme cuenta de lo importante que era mi existencia en la vida de Min Ho y todavía no logro perdonarme todo lo que sufrimos los dos a causa de mis celos, de mis múltiples cosas de adolescentes como diría Ki Bum.
Pero ahora que me he dado la oportunidad de poder vivir mi felicidad y mi amor de manera desmedida, sin tapujos, ni mentiras, lo viviré bien, a lo grande, que todo el mundo sepa que estoy enamorado de Choi Min Ho.
- A mi no me importa lo que diga Jin Ki, si ya tengo tu pene entre mis piernas otra vez
Min Ho comenzó a reír a carcajadas.
- Siempre siendo tan tú, Lee Tae Min. Siempre siendo mi Lee Tae Min