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Solo un poco confuso #5 KangTeuk por Chulixxx

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Una semana después, mientras que estaba en la terraza de Zhou Mi con una cerveza en la mano, KangIn se preguntó si habría un hombre más jodido en el mundo.

La puerta se abrió detrás de él.

- Vas a resfriarte.

Dijo Arin. Por unos segundos hasta que cerró la puerta, pudo oír las risas y voces de su familia. No era ninguna ocasión especial. Solo que los viejos hábitos son difíciles de romper.

Cuando se acercaba la Navidad, todos ellos tendían a gravitar entorno a la casa de Zhou Mi. Diciembre era extraoficialmente un mes familiar para el clan Kim.

- Nunca lo hago. - dijo KangIn antes de tomar otro sorbo. - Pero tu deberías volver a entrar. Hace frío.

Envolviendo los brazos alrededor de su cuello, Arin jaló de él y lo besó en la boca.

- No te quedes mucho tiempo aquí fuera, ¿de acuerdo? Se te van a congelar las bolas. Y eso sería una pena. Estoy bastante encariñada con ellas.

Él rió y le dio una suave nalgada.

- Ve adentro.

Riendo, ella se fue.

KangIn regresó a concentrarse en su cerveza y preguntarse qué carajo estaba mal en él.

La puerta de la terraza se abrió y cerró de nuevo.

- Vas a resfriarte.

Dijo Denny.

Bajando la botella, KangIn volteó la cabeza hacia él. Y sonrió.

- No lo voy a hacer si vienes aquí a calentarme, osito Denny.

El rubio rodó los ojos, arrugando la nariz adorablemente, pero se acercó y dejó que KangIn lo jalara a sus brazos. Se sentía cálido, tan cálido, y olía increíblemente, como todas las cosas favoritas en el mundo de KangIn.

KangIn enterró su nariz en el pelo de Denny y dijo:

- Probablemente deberías entrar. Realmente hace frío aquí.

No quería que el menor se fuera.

- Estoy bien.

Dijo el chico, reclinándose en el pecho de KangIn, buscando su calor.

El mayor frotó los brazos de Denny con sus manos, estaba sólo cubierto por un suave pullover de cachemir.

- ¿Seguro no quieres que vaya a buscar tu abrigo?

- No tengo frío, de verdad. ¿Por qué te estás escondiendo de todos?

- No me estoy escondiendo.

Denny no dijo nada por un rato.

Cuando habló, su voz sonó tranquila.

- ¿Estás enloqueciendo por lo que pasó?

El mayor suspiró.

- Te lo dije: no estoy enloqueciendo por ello.

Al menos no por lo que sabía Denny.

- Correcto. - dijo el menor, con tono escéptico. - Entonces, ¿cuál es el problema? Has estado algo extraño desde que...

- ¿Desde qué te ayude a liberarte?

El menor dejó escapar una carcajada.

-Sí. Desde que me ayudaste a liberarme. Si no estás enloqueciendo, ¿por qué has estado viéndome raro?

- ¿Lo hice?

Preguntó acariciando los brazos de Denny luego de que una ráfaga de viento helado lo hiciera estremecerse.

- Lo hiciste.

KangIn casi se rió.

Difícilmente podría decirle a Denny que cuando lo miraba, seguía rememorando sus espeluznantes fantasías o el modo en que la cara de este se veía luego de correrse.

A veces odiaba su cerebro.

Toda la semana, había intentado sacar esos extraños pensamientos de su mente, pero como alguien dijo una vez, una vez que se pensó algo, ya no se podía quitar de la mente.

No era como si de repente deseara a Denny o quisiera que fuera una mujer. No lo hacía. Pero el hecho de que un simple cambio de género podría hacerle verlo de un modo diferente, lo ponía algo incómodo.

Lo hacía replantearse cosas sobre sí mismo, su relación con Arin, y su relación con Denny.

Pero todo era hipotético. No importaba. No era como si repentinamente se sintiera distinto con Arin. Él la amaba. Era todo lo que deseaba en una mujer. No tenía motivos para dudar de la profundidad de su relación. Especialmente porque tenía cosas mucho más importantes de las cuales preocuparse.

KangIn miró por sobre el hombro de Denny a las luces de la ciudad fulgurando entre las nubes. Había pensado toda la semana en la situación del menor, pero sin importar cuan desesperadamente hubiera exprimido su cerebro buscando una solución, había llegado a la misma conclusión insatisfactoria y frustrante cada vez: no había solución.

Él era el motivo de la miseria de Denny, y no había absolutamente nada que pudiera hacer al respecto. Denny seguiría siendo miserable hasta que finalmente se cansara y se alejara.

La verdad de ello calaba en él, y los brazos de KangIn se apretaron en torno al rubio. Algo agitaba sus entrañas, un miedo primitivo del tipo que nunca había sentido antes. Trató de reprimir el loco impulso de agarrar a Denny y encerrarlo en un sitio seguro. Algún lugar al que sólo él tuviera acceso.

Sí. Seguro. Eso no era espeluznante para nada.

- Sí, me estoy volviendo loco, amigo. - admitió en voz baja, enterrando el rostro en el cabello del otro. - Solo que no sobre lo que piensas.

Apoyó los labios en la nuca de Denny, arrastrándolos sobre la suave piel de su mejilla.

Denny se estremeció y se fundió contra él, volteando su cara hacia el contacto.

KangIn se quedó quieto.

Maldita sea, la reacción del menor ante un contacto tan inocente era increíble. Pese a saber que Denny lo quería de esa forma. Demonios, pese a haber tenido la corrida del chico cubriendo su mano hace una semana todavía lo sorprendía cuan necesitado y maleable se volvía Denny en sus manos.

Era raro, pero halagador, se sentía errado y, sin embargo, aun así, empujaba esos extraños botones, retorcidos, que ni siquiera sabía que tenía.

Besó la comisura de la boca de su amigo. Un pequeño gemido escapó de los temblorosos labios de Denny.

La puta madre.

Lo volteó y lo miró. Jodida Madre de Dios.

Denny se veía... se veía como si hubiera sido besuqueado intensamente: sus pupilas dilatadas, sus pálidas mejillas sonrojadas, y los labios abiertos.

La anhelante, hambrienta mirada que le dio a KangIn era francamente descarada y obscena, el tipo de mirada que tendría una puta antes de abrirse de piernas.

KangIn se quedó mirándolo.

Denny cerró los ojos y respiró hondo.

- Yo... ¿Por qué lo hiciste?

Dijo Denny antes de abrir los ojos y mirar a KangIn.

Esa era una buena pregunta. Detrás de ellos, la puerta se abrió.

- La cena está lista, chicos.

Dijo su hermana.

- Ya vamos.

Dijo KangIn, poniendo una mano en la espalda de Denny y guiándolo hacia el interior.

Este le lanzó otra mirada fulminante.

- Te pareces a DongHae cuando estás cabreado. - dijo el hombre, con el ceño fruncido. - Es extraño.

Denny se alejó pisando fuerte. Su hermana levantó las cejas.

- ¿Problemas en el paraíso?

KangIn suspiró, pasándose las manos por el pelo.

- Sí, se podría decir eso.

Su hermana lo agarró del brazo, sus ojos llenos de curiosidad mientras lo miraban.

- ¿Quieres hablar de ello?

Él le sonrió con malicia.

- En realidad, no.

No tenía ningún sentido incluso en su cabeza. No estaba seguro de por qué había tocado a Denny de esa forma, luego de que éste le pidiera expresamente que no lo hiciera una semana atrás. Fue cruel y completamente innecesario.

¿Qué le pasaba? ¿Estaba tratando inconscientemente de manipular a Denny?

La idea hizo que KangIn se sintiera profundamente molesto. Le gustaría pensar que él era mejor que eso, pero considerando sus espeluznantes pensamientos previos sobre encerrar a Denny, no estaba realmente seguro de serlo.

Cristo.

- Tiene razón en estar enojado conmigo. Voy a tener que arrastrarme bastante esta vez para que me acepte de nuevo.

Riendo, ella sacudió la cabeza.

- Ustedes dos son como un matrimonio de años, sin los beneficios del sexo.

KangIn desvió la mirada.

 


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