18
KangIn lo llamó bastante después de la medianoche.
- "Rompimos".
Dijo rotundamente.
Dennis levantó la vista hacia las sombras bailando en el techo de su cuarto. No sabía qué decir.
¿Qué le dices a tu mejor amigo luego de que rompiera con la mujer que amaba por ti?
- ¿Cómo se lo tomó?
KangIn se rió, un sonido hiriente y afilado.
- "Yo ni sabía que ella supiera algunos de los insultos que me dijo. No la culpo. Ni siquiera le pude explicar por qué estaba rompiendo con ella".
- Lo siento.
Las palabras sonaban tan poco adecuadas.
Tan baratas.
Hubo un largo silencio en la línea.
Dennis contó los segundos, agudizando el oído.
¿Me odias ahora por perderla? Por favor, no me odies.
Luego de catorce segundos.
- "Te quiero. Ven aquí".
Dijo KangIn.
Dennis exhaló, el apretado nudo en su estómago aflojándose un poco.
- ¿Todavía estás en la casa?
- "Sí".
Y colgó.
Eran casi las dos de la madrugada cuando finalmente aparcó el coche en la entrada de Zhou Mi.
No tocó. Envió un mensaje y esperó, con los dientes castañeteando cuando el viento frío barría en su cuerpo.
Los minutos pasaban.
Tal vez se habría quedado dormido.
Tal vez habría cambiado de parecer y no quería verlo.
Cuando estaba a punto de regresar al coche, la puerta se abrió.
KangIn se quedó allí, con una botella de licor en la mano y una expresión indescifrable. Se apartó, dejando a Dennis entrar.
Lo siguió hasta su alcoba, observándolo cuidadosamente. KangIn no se balanceaba ni nada, sus pasos eran firmes y estables, pero el hombre raramente lo hacía, incluso cuando realmente estaba borracho-hasta-el-culo.
Cerró la puerta del cuarto al entrar. KangIn se dejó caer en el sofá y empezó a beber de la botella, con la cara cerrada.
Un silencio tenso cayó entre ellos. Un silencio cargado de rabia y dolor y resentimiento.
- No deberías haber roto con ella. - dijo entre dientes, rompiendo el silencio. - Por una jodida que no te forcé.
KangIn tomó otro trago de la botella y la dejó a un lado, con la mirada endurecida.
- Ven aquí.
Dennis vaciló, pero fue. Se sentó junto a KangIn, tenso e inseguro.
- ¿Sabes cuál fue la peor parte?
Preguntó sin mirarlo.
Dennis miró hacia su perfil y esperó.
- Lo que ella me dijo después de calmarse. - dijo con la mirada baja, los anchos hombros caídos hacia el frente, las manos flojas entre sus rodillas. - Dijo que tal vez era lo mejor. Que ella se merecía algo más que un novio que tuviera todas sus necesidades emocionales satisfechas en otro sitio. - podía ver los músculos en la mandíbula de KangIn trabajando. - Como si ella no fuera más que un agujero para que yo follara.
Dennis frunció el ceño.
- Eso no es cierto. Han estado juntos por medio año. Fue la relación más seria en tu vida.
Una risa dejó la garganta de KangIn. Volteó la cabeza hacia el rubio y encontró su mirada.
- No, no lo fue, Denny. - Una sonrisa irónica curvó sus labios. - Y ese es el problema, ¿verdad?
Dennis atrapó su labio entre los dientes.
- Estás enojado conmigo. Estás enojado conmigo, por perderla.
No lo negó. Dennis forzó una sonrisa y se puso de pie, pero KangIn lo atrapó de la muñeca.
- Siéntate.
Dennis le lanzó una mirada de asombro. KangIn nunca había sido tan áspero con él.
Se sentó de nuevo.
- Estoy enojado - su tono de voz bajo. - Me gustaría poder decir que no estoy enojado contigo en lo absoluto, pero no sería verdad. - frotando el ángulo interno de sus ojos con la mano libre, suspiró. - Parte de mí te culpa. No voy a negarlo. - Su agarre en la muñeca de Dennis se tensó. - Pero sé que no es tu culpa. Me ofreciste una justa elección. - Se rió. - No es tu culpa que esté tan enganchado contigo que todo lo demás no importe, siempre y cuando pueda mantenerte.
Calidez se construyó en las entrañas de Dennis, ahuyentando la culpa y el dolor.
Miró los fuertes, largos, dedos de KangIn, alrededor de su muñeca.
- Entiendo por qué estás enojado. Lo entiendo. Y lo siento.
Suspirando, KangIn puso un brazo alrededor de sus hombros y presionó su frente contra la sien de Dennis.
Así de cerca, el olor a alcohol en el aliento de KangIn era más evidente.
- Me siento como la mierda, Denny.
Admitió en voz baja. Rompió el corazón de Dennis.
-Lo sé.
Dijo, enterrando sus dedos en el rebelde cabello de KangIn y acariciándolo.
Los labios del mayor se movieron contra su mejilla.
- Eres la razón por la que me siento como una mierda y el único que puede hacerme sentir mejor. Bastante jodido, ¿no?
Otro silencio cayó. Mientras que aún no lo llamaría cómodo, era mucho menos tenso que el anterior.
- Todavía no puedo darte lo que quieres. - dijo de repente. - Lo sabes, ¿cierto?
El menor se quedó mirando el patrón de la alfombra.
- Lo sé.
- Me gustaría poder. - su nariz cepillando la mejilla del chico. - Dicen que la sexualidad puede ser fluida, pero no creo que eso refiera a mí. No puedo hacerlo, ni siquiera por ti, Denny. Quizás especialmente por ti. Simplemente no te veo de ese modo.
Dennis cerró los ojos, tratando de encontrar la fortaleza para decirle a KangIn que estaba bien, que esto era suficiente. En cambio, se encontró susurrando.
- Pero me besaste.
Odiaba la forma en que una parte de él se aferraba a esa idea, pese a que la parte racional de él sabía que el beso no había tenido nada que ver con la lujuria.
¿Por qué era aún tan jodidamente difícil aceptar que nunca estarán juntos de ese modo? Era terriblemente egoísta de su parte. Y francamente patético.