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Notas del capitulo:

Realmente no recuerdo hacia donde iba el fanfic?
Intentaré recordarlo, pero realmente no me acuerdo.
Así que, ideas, siempre son bienvenidas (??)

Superman aterrizó en la sede de la Liga y antes de que pudiera siquiera tocar el suelo, una flecha rozó su mejilla. Arrow estaba colérico, mientras se acercaba apuntando con otra flecha que brillaba peligrosamente en verde. Clark, por simple reflejo, retrocedió un paso, pero sus hombros se cuadraron y se preparó para lo que se avecinaba; su amigo era de mecha corta y realmente no esperaba menos a que disparara la flecha con fragmento de kryptonita. La tensa presentación silenciosa y amenazante no pudo durar más de unos minutos, pero aun así, pareció eterno debido a la tensa atmósfera que los rodeaba. Por suerte, Diana llegó un momento después y aunque no intervino de forma real, se posicionó defensivamente cerca de Clark. Nunca fue dada a entender la violencia sin sentido y en este caso, la veía como tal; niños caprichosos peleando por un juguete perdido. Por otro lado, el resto de la Liga también apareció, sea solo para observar o bueno, intervenir de forma pasiva. Lo que sorprende es la intervención de Arthur, quien intercede físicamente colocándose en medio, cubriendo al Kryptoniano mientras se cruza de brazos, alzando su ceja en espera de una explicación no solicitada.

 

— Entrégale a Luthor su cosa —. Gruñó Oliver, bajando el arco, aunque la flecha aún estaba tensa—. Está destrozando mi ciudad exigiendo que se lo devuelvas. Una vida no vale la de millones —, sentencia sin pestañear. Diana se tensa, pero no comenta nada, realmente sopesando el peso de sus palabras. Pero Clark, Clark simplemente está listo para quitarle la cabeza a su amigo de sus hombros sin dudarlo. El hombre no solo acaba de decir que su Lex es un objeto intercambiable, sino que está listo para sacrificarlo como si el valor de su vida fuera igual a nada. Él firmemente podría afirmar lo contrario y arrancarle cualquier miembro a quien se negara a su argumento.

 

— No es una cosa y no lo entregaré —, gruñó sus negativas con fuerza, acompañados de un movimiento físico que implicaba acercarse, pero la posición inamovible de Arthur realmente los protegía a ambos, por mucho que mirase por sobre el hombro del rubio fuera una táctica extraña. El silencio reinó mientras ambos parecían bastante dispuestos a tener una larga discusión de miradas y tensión sofocante. Y por mucho que la idea podría sonar divertida o hasta gratificante para algunos, Diana no tenía la paciencia ni las energías para lidiar con machos estúpidos.

 

Wonder Woman no tiene reparos en poner fin a este conflicto que no se dirigirá hacia ningún lado decente, particularmente porque no está Batman para ser la voz de la razón y aunque el intento de disuasión bastante pasivo de Arthur es bien recibido, no es suficiente. Oliver siempre había sido una bomba de tiempo, y Clark no tiene mucho problema en ser dirigido hacia la catástrofe inminente.

 

— Lo que solicitas, Arrow, es inhumano —, y ellos, como humanos menores, deberían de tener bien claras sus limitaciones. Diana profesó con sabiduría y sin dejar que exista una sola posibilidad de discutirle, no es que alguien se atreviera hacerlo de igual modo—, aunque normalmente aceptaría el sacrificio de uno por el de muchos, solo es factible cuando la situación es extrema y está, sin lugar a dudas, es simplemente un capricho —, enfatizó la palabra "capricho", denotando un pequeño tinte de burla en esta. Ladeó su rostro hacia los lados, rostro de madre que está lista para castigar a sus niños desobedientes y fija toda su atención en Oliver—. Si necesitas ayuda para neutralizar a Luthor, solo debes de solicitarlo al equipo, para eso existe la Liga —, con cuidado, como si estuviera explicando algo muy simple a un niño terriblemente denso, puntuó cada palabra con lentitud; luego, su atención se volvió a Clark—. No puedes atacar a tus compañeros simplemente porque insultan a tu Luthor —, hastiada, usó el posesivo como si fuera simplemente un arma letal—, claramente subestimamos nuestros anteriores movimientos y es hora de reagruparnos —. Dicho esto, Arthur se alejó y luego el resto lo siguieron mientras Wonder Woman simplemente esperaba que así fuera, cruzándose de brazos y, otra vez, para nada dispuesta a que la discusión prevaleciera. Cuando el último llamado "héroe" ingresó al edificio que ocupaban actualmente, suspiró y miró al cielo, rezándole a los Dioses por paciencia.

 

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Clark regresó a la mansión Wayne para encontrarse en sus vastos jardines a su presunto hijo con el hijo-no-oficialmente-adoptado de Bruce ¿jugando?, parecía un intento de entrenamiento, pero también un juego simple de atrapa los objetivos voladores que la máquina alterada de lanzamiento del millonario tiraba con violencia al aire. Si no fuera por la fuerza que poseía su clon y la rapidez de sus instintos, uno de esos objetos bien podrían reventar su cabeza. Algunos de estos objetos eran derribados con bastante precisión por los artilugios que usaba normalmente Batman y, por ende, Robin mismo. La risa de los niños era llamativa y casi le hacía desear quedarse allí todo el tiempo para simplemente observarlos; descubrió, tardíamente, que algunos de los objetos parecían rellenos con pintura, ya que al chocar con Conner este terminaba rodeado de una capa fina de aerosol pintado que pronto se impregnaba en su piel y haría que Tim se partiera de risa en el suelo. Esto último sucedía con bastante frecuencia dada la predilección de su hijo por quedarse simplemente quieto absorbiendo el sol; podía simpatizar con el sentimiento dado que su raza era un poco adicta al sol rojo de la Tierra misma.

 

Ladeando un poco su cabeza, se tomó unos buenos cinco minutos simplemente absorbiendo la vista de su frente. Podía sentir su corazón revitalizado simplemente por esto. Observar a su presunto hijo volar con un poco de torpeza, distraído por el sol y las risas de su nuevo amigo, podría simplemente comprender por qué el niño estaba más a gusto con perder el juego que simplemente ganarlo; estaba seguro de que podría hacerlo con los ojos cerrados sin siquiera moverse, si todas las historias contadas eran ciertas. También estaba seguro de que este mismo sabía que estaba siendo observado, pero prefería fingir que no; un maestro en eso, se podría asegurar, considerando apenas el matiz muy sutil de sus hombros cuadrados adquirido cuando él llegó. Clark se preguntó si alguna vez esas cosas desaparecen del niño, aun sabiendo que la respuesta era un no rotundo.

 

Respiró hondo y fue en búsqueda de su corazón apretujado y dolor de cabeza actual: Lex. Se giró para escanear la mansión; algunas de las habitaciones habían sido reforzadas en los últimos años para evitar su intromisión, pero otras, más antiguas que nadie se atrevía a tocar a menos que se estén desmoronando, quedaron intactas. Desgraciadamente, ni Wayne ni Luthor estaban en algunas de ellas. Así que intentó encontrarlos por sus latidos. Su corazón martilleaba con fuerza, lo que podría deberse a varias cosas, pero generó una sola en Clark: pánico. Pasó volando junto a los niños, quienes protestaron por la ráfaga que casi los derriba; una parte de él que no estaba centrada en encontrar a Luthor, se dio cuenta de cómo Conner saltó para proteger a Tim sin dudarlo, poniendo su cuerpo frente a este y listo para defenderlo mientras se acercaba, esa amistad podría ser peligrosa.

 

Casi se llevó puesto a Alfred mientras bajaba a la baticueva, pero en ese momento poco le importó. En el lugar, como siempre, estaba desordenado en el orden y olía levemente a sangre, spandex y sudor. Y aunque no era del todo sorprendente, lo que sí llamó completamente su atención fue la zona de entrenamiento, el "ring" donde solían entrenar los robins con Batman. En el centro del hexágono estaban Bruce y Lex entrenando, ambos con ropa deportiva y floja, sudando y bastante centrados en su actuar; y hubiera sido excitante la vista si no fuera porque Lex literalmente estaba sangrando por todo el suelo negro. Antes de que pueda siquiera procesar lo sucedido, parpadeó una vez y la siguiente estaba sujetando a Bruce por el cuello. Ni siquiera se dio cuenta de las palabras suaves y de advertencia que el hombre estaba murmurando como si intentara calmar una bestia mientras sus manos se movían deliberadamente lento para llegar a su salvación.

 

— Suéltalo, Clark —, y como si quemara, soltó a Bruce. No era la primera vez que hacía esto, tampoco en que Lex debe de indicarle que hacer y retener la furia ciega que lo llena. Como la primera vez, sonaba como si diera una orden, casi como si Clark fuera un simple cachorro que se comporta mal. La comparación, posiblemente, no sea mala.

 

Kent retrocedió, observando a Bruce mientras esté acaricia su cuello, pero no se mueve, sino que observa al Kryptoniano esperando un siguiente movimiento; calculador y frío, como siempre. Por el rabillo de los ojos puede observar a Alfred, relajarse y alejarse de la computadora, donde probablemente estuviera por activar alguna clase de defensa. Lex, por otro lado, lo rodea para acercarse a su amigo más antiguo y pregunta en voz baja si está bien, ignorando al alien que respiraba pesadamente deliberadamente, una simple reprimenda tacita. Por unos momentos, un abrumador sentimiento de culpa llena a Clark y se siente sofocado. Todo había sido un fuerte cambio en su vida, pasando de estar relativamente en pie a estar colgando en una cuerda demasiado fina y que parece estar intentando sobrevivir a una tormenta eléctrica. Sus emociones estaban por todos lados, picando, deseando una salida brutal (más que su berrinche días antes), y no sabía cómo sacarlas.

 

— Lo siento —, murmuró, como si la disculpa pudiera aliviar algo. No lo hacía. Observa a Bruce pasar a su lado, palmear su hombro -aunque no lo siente- e ir hacia su computadora; el perdón está ahí, pero no se dice en voz alta. Siguió otro minuto extremadamente largo de silencio, hasta que Lex suspiró y mientras ladeaba su rostro como un padre resignado, pasó junto al alien aun ignorándolo y acercándose más hacia las escaleras de salida. Él no estaba dispuesto a alimentar reacciones violentas y caprichosas, especialmente porque no estaba seguro él mismo como querer reaccionar a esta situación; es mejor dejar que se tranquilizara.

 

— Conner, ayuda a tu viejo padre a llegar a su cuarto para dormir una siesta —, su voz es nítida, tranquila. El llamado sale avergonzado del hueco de las escaleras, sintiéndose atrapado, y segundos más tarde Tim lo sigue, aunque menos castigado que el primero. El "clon" acata la orden como si su vida dependiera de ello, pero no sin antes regalarle una mirada sucia a su otro donador de ADN. Si la desconfianza al adulto de antes había sido potente, actualmente podría corroer hasta el acero más profundo.

 

Luthor se retira con su hijo, pero el nuevo robin parece dudoso de su siguiente acción, está por preguntar algo cuando Alfred lo interrumpe pidiéndole ayuda para preparar chocolate caliente, afirmando que seguramente su nuevo amigo disfrutaría de este. Es suficiente para que el niño, un poco dudoso, escapara de la tensión del cuarto. Aunque Clark puede escucharlo preguntarle al mayor si estaba bien dejarlos solos. Ese simple concepto destroza un poco más el corazón del alien.

 

El silencio reinó en la baticueva, fue ensordecedor y bastante tenso, considerando el anterior ataque que realizó el alien en cuestión. Cuando terminó de autoflagelarse en silencio, se acercó hacia la computadora donde su amigo se posaba, leyendo archivos que parecen haber llegado. Por la mirada oscura que se presentaba en su rostro, podría casi afirmar que era documentación presentada por las quejas de Oliver. Escanea a medias la información, al parecer es un informe detallado de las razones por las cuales Luthor, su Luthor, libre, era simplemente un peligro inminente hacia la humanidad, también adjunta una cantidad casi ridícula de cláusulas a cumplir si quiere que este mantuviera en su presunta libertad. La ira florece nuevamente en su sistema y sus ojos peligrosamente brillan en rojo, por el rabillo de sus ojos puede notar a Bruce juzgarlo en silencio y toma unas cuantas respiraciones antes de darle la espalda, y dejarse caer en el suelo, apoyado contra la computadora inteligente del humano.

 

— Asumiré que la reunión fue mal —, y Clark sintió la necesidad de disculparse con ironía ante la confirmación de su amigo. Mal era decir poco, fue terrible. Diana, quien parecía estar a su lado al comienzo, comenzó a vacilar, aunque Arthur, bendito sea, parecía más acorde a su posición. Esta vez, el dúo dinámico de Allen y Jordan había estado quebrado, y fue el forense quien se presentó a la reunión; su postura había sido vacilante y no ayudaba mucho al estar apoyando ambos bandos en un intento terrible de apaciguarlos. La conversación fácilmente se elevó a gritos y aunque habían intentado, muchas veces, calmarlos, siempre retomaban lo mismo. Oliver estaba firmemente arraigado a la idea de que Lex era un peligro, el mal encarnado— Intentará venir por él —, agregó el murciélago en una advertencia sutil. Kent gruñó.

 

— Que lo intente —, advirtió. Sinceramente, no esperaría nada menos de su amigo. El rubio tenía una tendencia casi molesta de querer tener la razón y de que las cosas debían de hacerse como él solicita, no más, no menos. Sin dudarlo, sin vacilar, quiere ser un líder a quien no se le cuestione nada y eso, ciertamente, era algo que no sucedía. Estaba un 99,9% seguro de que intentaría infiltrarse en la mansión, porque a estas alturas ya debía de saber donde se encontraba, e intentar secuestrar a Luthor. Ja, quería verlo intentar pasar por arriba de su hijo, estaba seguro de que Conner prefería carbonizarlo antes de siquiera permitirle poner un dedo sobre la calva cabeza de su progenitor. La idea era ciertamente alarmante, aunque oscuramente, no le desagradaba del todo.

 

— Puedo oírte maquinar Clark, nada pasará —, concluyó su amigo. Cuando alzó su vista para ver que hacía, estaba viendo el video de la sala de reuniones donde la anterior batalla campal. Resopló cuando llegó a la escena donde Oliver había lanzado la taza de la mesa en frustración, que no llegó demasiado lejos, porque Allen la cogió a medio camino. Sinceramente, parecía que solo eran arrebatos infantiles, lo que no era para nada lejano a la verdad.

 

— No logro entender su empeño para querer entregárselo —, agregó resoplando, su mirada se desvía hacia la cueva, siguiendo cada curva revestida actualmente con diseños tecnológicos y aun conservando parches de robusta piedra masiva—, sé que lo odia, sé que su relación con Alexander es complicada, pero ciertamente, no entiendo su empeño a ser cruel.

 

— Siempre han sido enemigos —, simplificó Bruce. Lo había visto en la escuela, el corto periodo que compartieron. Oliver había elegido a Lex como si blanco, lo había acosado y lo había intimidado con saña. Se escudería, actualmente, con actitud seudo victimaria sobre la vida dura de la juventud, la presión social y simplemente el apellido Luthor. ¿Quién no odia a un Luthor? Patrañas.

 

— Sí, lo sé.

 

Clark suspiró ruidosamente, cerró sus ojos y se permitió sumirse suavemente en el sonido de los dedos ágiles de Bruce tecleando en su computadora; lejanamente intentó ver qué hacía Lex, escuchando su corazón tranquilo, presuntamente dormido. En la misma habitación, dos pares más pequeños acompañaban. Sintió una sensación cálida florecer dentro suyo, ¿quién diría que Luthor sería tan buen padre? Aunque no debía de sorprenderle, las pequeñas escenas de locura donde sobreprotegía y amaba a su hermano menor siempre habían sido una demostración poderosa de carácter. Momentos donde creyó, ciertamente, que el amor del hombre podría ser un arma letal, por su capacidad tan amplia de este.

 

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La cena había sido un evento caótico. Dick Grayson no había dudado en volver a sumarse, con las nuevas novedades, no podía evitar sentir la necesidad de gravitar cerca. Su animosidad hacia Bruce que había estado creciendo con los años, parecía fácilmente amortiguada con el cariño que quería desbordar de su ser al relacionarse con Tim y Conner, amaba a los niños, parecía estar casi dispuesto a robarlos él mismo si mostraban algún indicio de que ellos estaban infelices. Dado que Tim debía de volver a su hogar en algún punto de su vida, esta cena estaba simplificada con los tres adultos y el adolescente con mentalidad de niño, por lo que el joven adulto era una adquisición necesaria.

 

La charla fue dirigida por Grayson, adornando historias de fantasía y verdad, sorprendiendo al menor, quien cada tanto se giraba buscando la mirada de su padre, buscando que este asintió confirmando una presunta veracidad o no. Sinceramente, fue agradable. Tranquila. Clark estaba necesariamente silencioso, después de todos sus arrebatos, parecía completamente amonestado y sin necesidad de dar real conversación; también, en ciertos momentos, alzaba su vista hacia Lex y su rostro adquirió una expresión de cachorro pateado. Luthor, instruidos en el arte de ignorar a la humanidad para parecer inalcanzable.

 

— Puedo asegurarte que la comida de Alfred no está envenenada —, Bruce, diplomáticamente, suelta con suavidad mientras lleva un trozo de la carne a medio cocer a su boca y mastica con cuidado. Lex, claramente siendo el receptor del comentario, alza su ceja, pero no responde realmente. Pero este argumento es suficiente para hacer que Kent se centrará en el hombre en cuestión y en su plato, donde la comida ha sido apenas tocada. No ha estado comiendo demasiado, a diferencia del menor, que rápidamente recuperó su apetito y aspiraba cualquier alimento que estuviera frente suyo. Frunció su ceño.

 

— Si quieres algo más, estoy seguro de que Alfred podría hacerlo —, comentó con cuidado e intentando de ser tranquilizador Clark, solo para recibir una mirada de disgusto de Luthor. No se atrevió a decir que podría conseguirle cualquier cosa, porque estaba seguro de que no sería apreciado por nadie. Conner, por unos momentos, dejó de ser hechizado por Dick y miró a su padre, también frunciendo su ceño preocupado.

 

— No sean dramáticos —, descartó con desdén, mientras evitaba rodar los ojos a pesar de desearlo. Pinchó una papa con particular desgana y se la llevó a la boca, bajo la atenta mirada de los dos kryptonianos, masticó más de lo necesario y tragó el alimento, para nada cohibido de la atención recibida, dado que estaba acostumbrado a esta clase de acoso. Bruce, quien comenzó este problema, continuó con su comida como si nada hubiera pasado, desgraciadamente los aliens parecen incapaces de dejar de mirarlo, y aunque Conner volvió su atención a las locuras que eran las narrativas de Dick, no podía evitar seguir mirando a su padre como si acabara de descubrir un nuevo fallo doloroso que arreglar.

 

Sin que nadie más empujara real necesidad de alimentarse, Lex terminó disculpándose con Alfred cuando este busco su plato, pero el hombre, lejos de juzgarlo, comentó sobre el postre y, amablemente, le sirvió una porción pequeña en espera de que sea suficiente para que no fuera acosado por el resto de los participantes. Lo cual, agradeció con lo más profundo de su ser. No por primera vez se preguntó si podría robarse al mayordomo de Wayne y salirse con la suya; aunque las posibilidades eran mínimas, sinceramente, a estas alturas de su vida, estaba más que dispuesto a dar bastante por este mero capricho. Casi podría apostar que si se lo podía a Clark, considerando la gran culpa que parece estar cargando, haría todo en sus manos para concluir su petición. Pero Lex sabía, que jugar con ese sentimiento, sería simplemente desastroso y cuanto antes pasara, sería mejor para todos. Sin culpa, Kent, podría volver a su vida y él, podría seguir resguardando sus sentimientos como lo ha hecho toda su vida.

 

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En la madrugada las alarmas silenciosas de Bruce sonaron. Clark se despertó sobresaltado y rápidamente supo la razón: Ollie, como todos predijeron, intentó tomar acción en el asunto sin importar la negativa del resto de las personas. Detectó al héroe en el cuarto de Lex y por unos segundos dramáticos, su corazón se detuvo. ¿Cómo llegó tan rápido allí? Y más importante: ¿por qué demonios nadie lo detuvo? Lo peor de todo, es que podía escuchar el corazón de Conner también, pero era pausado y pesado, lo que alarmó el doble todo sus instintos. No pestañeó antes de cruzar el pasillo e irrumpir en el cuarto.

 

El olor a sangre impregna la habitación de una forma sofocante, la mirada salvaje de Clark recorre cada centímetro en cuestión de segundos asimilando lo presentado: Conner, ha sido atacado con dos flechas reforzadas anti-superman, en el suelo inmovilizado y en un dolor extremo. Actualmente, Luthor tiene una tercera clavada superficialmente en el cuello, sin dudarlo, al haberse acercado al arquero al punto que el arma en cuestión terminara contra su piel y no solo en un marco posible de ataque. No escuchó lo que debatían, aunque parecían particularmente acalorados en la conversación, sino que dejó que el sonido sordo estático lo rodeara. Ingresar al cuarto era doloroso, por estar tan cerca de la piedra maldita, pero aun así, se obligó a enfrentar a su presunto amigo.

 

— Aléjate o te romperé —, amenazó entre dientes, aproximándose con su velocidad sobrehumana y sujetando la muñeca del humano con fuerza, la suficiente para causar dolor, pero no para romperlo, aún. El rubio igualó los gruñidos de este, dándole una segunda mirada. Luthor, que tenía aún agarrada la flecha que permitía apenas un pinchazo contra la piel de su cuello, tiró del arma hacia un lado.

 

— Mátame o déjame ver a mi hijo —, añadió, solo que a diferencia de ellos dos, era más diplomático y un tono más aburrido, pese a que también mantenía un ultimátum. Ollie permitió que Lex se le escapara, bajó el arma en una falsa sensación de haber cedido a sus demandas y cuando el hombre le dio la espalda para socorrer a su hijo, atrayendo momentáneamente la mirada de Clark hacia ellos, clavó una pequeña flecha restante de Kryptonita contra el hombro del hombre de acero. Aulló de dolor, retrocediendo, pero también apretando el agarre. El crack del hueso romperse sonó asquerosamente junto al resto del dolor que prosiguió de los dos amigos. Ambos, alejándose para socorrer su propio dolor, se inclinaron e intentaron arreglarlo.

 

El resto fue un parpadeo confuso. Ambos se lanzaron contra el otro. Clark arrancándose la flecha en el proceso y sangrando por todas partes, Oliver, obligándose a usar su mano rota e intentar tensar su arco otra vez, pero sin lograrlo, recurrir a la vieja y simple pelea de armas a corto alcance. Las flechas con Kryptonita se habían acabado, pero tenía algunas revestidas con una concentración minúscula de esta, muy poco letal, pero lo suficiente para realmente cortar su piel y que doliera como una perra. Y lo hizo. Pelearon torpemente, como niños particularmente caprichosos; queriendo dañarse, pero sin realmente desearlo.

 

Mientras que los adultos juegan a ser niños en una discusión sin sentido, Luthor se ha acercado a Conner lo suficiente para arrancarle sus propias flechas e intentar presionar las heridas con desesperación que conocía bastante bien. Mientras algunas lágrimas de frustración caen, en un intento de socorrer a su hijo en un lugar hostil donde no puede darse el lujo de buscar realmente algo que pudiera detener el sangrado más que sus propias manos y rezar por la capacidad curativa de este. El niño, aún completamente asustado por lo sucedido, se acurruca en una bola de dolor y ruega en silencio porque todo esto se detuviera. Por unos momentos, ambos, se sintieron volver a ese horrible lugar. El frío se filtra en sus pieles, haciéndolos estremecerse, y los gritos de lucha solo producen que deseen esconderse. Lex intenta contener al menor lo mejor posible, abrazándolo contra su cuerpo, dándole la espalda al enemigo y sirviendo como escudo, mientras promete en silencio que todo estará bien. Como tantas otras veces. Como siempre han fingido que podría ser.

 

— Es suficiente —, la voz de Wayne irrumpe en el lugar retumbando en la habitación y haciendo un ligero eco. Es simple, no se eleva ni es particularmente hostil. La autoridad y distancia se presenta allí, mientras se mantiene en el marco lejos de todos los conflictos, calculando sus acciones posteriores—, la Liga de la Justicia ya ha sido notificada de este incidente, Diana está en camino junto a Cyborg —, no amenazó, solo informó—, serán sometidos a un juicio. Si siguen luchando, nos veremos obligados a neutralizarlos —, ahora sí, esa sí fue una amenaza. Kent se detuvo, casi al instante. Oliver dudó un poco más, clavando por última vez la flecha en el muslo de su ex amigo y alejándose, como quien no acaba de dar un último ataque a un enemigo que ya se ha rendido.

 

La habitación es tan tensa que es sorprendente que el peso del aire no los haya obligado a arrodillarse. Mientras que ellos comienzan a volver a sumergirse en el mundo que los rodea, perciben sus propias respiraciones agitadas, y posteriormente lo oyen. El sollozo es bajo y los ruegos son infantiles, pequeños y temerosos. El corazón de Kent se parte al escuchar a su hijo tan aterrorizado de la situación, mientras que el arquero parece, por unos momentos, particularmente amonestado y arrepentido. El olor a la sal de las lágrimas es potente junto al de la sangre. Y ninguno se atreve a moverse. Es Alfred, quien irrumpe en el cuarto tomando las flechas intrusivas como si fueran productos tóxicos y los aleja de los Kryptonianos, esperando darles algo de consuelo. Mientras se retira, los adultos, parecen incapaces de saber qué hacer ante la pareja en la esquina más alejada del cuarto que debía de ser seguro para ellos; darles consuelo.

 

— ¿Estás feliz, Oliver? —, acusa, bajo pero aun mordiendo fuerte, Clark. Vacila unos momentos intentando acercarse a su presunta familia solo para detenerse al notar como Lex solo se estremecía y tensaba más. Dolido más que físicamente, retrocede dudosos de qué hacer, esperando que el mayordomo pudiera ser de ayuda. Ah, bendito sea Alfred.

 

Mientras los hombres se mantienen en espera de sus "policías" de recuperación, Alfred ingresa al cuarto con un botiquín de primeros auxilios y con la dulzura única del inglés, que es seca y distante, comienza a remendar a los Luthor. Cuidadoso y sin causarles más estrés, pregunta y cuida de no sobresaltarlos. Clark podría simplemente llorar de alivio al saber que el hombre probablemente sería el único con esta capacidad. Se gira para mirar a Wayne, quien no ha despegado su mirada del rubio, calibrando su capacidad para escapar o intentar otra locura. El sonido distante del avión de transporte llenó la habitación minutos, eternos, más tarde. Era, indudablemente, tiempo del juicio.

 

 


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