Un pequeño de aproximadamente 4 años estaba siendo arropado por una mujer. El cabello del menor era de un color rubio, su rostro era adornado por dos grandes cachetes sonrojados y unos peculiares ojos champaña.
-Mamá-habló el niño-¿Me puedes leer un cuento?-susurró.
-Lo siento Eiri, es tarde y mamá quiere descansar-dijo la mujer.
-Pero tengo mucho miedo-hizo un puchero.
-Ya te dije que los youkais no existen-resopló la mujer-ya duérmete-dijo dándole un beso de despedida-buenas noches-salió de la habitación.
-Buenas noches mami-susurró el pequeño.
La imagen se disipó provocando un gran silencio. Detrás de ellos se escuchó un bullicio provocando que los dos hombres se giraran. A lo lejos estaba un parque y en medio de este un gran grupo de niños se habían juntado en forma circular, Esog caminó hacia el grupo seguido por el rubio. Los niños se veían de unos 7 años aproximadamente.
-Vete de aquí maldito extranjero-vociferó un niño.
-Si, lárgate extranjero. A nosotros no nos agradan los rubios como tú-dijo otro niño.
-¿ Que diablos hacen?-vociferó una joven de unos 15 años aproximadamente, acercándose al tumulto de párvulos.
-¡Ay no!-exclamó una niña-es Mika, corran-señaló a la joven colérica. Todos los niños obedecieron a la pequeña y salieron disparados hacia distintos puntos.
En el piso, yacía un niño rubio ensangrentado y con los ojos llorosos.
-¡Eiri!-exclamó la joven, corriendo hacia el menor para socorrerlo. El rubio lloraba amargamente-tranquilo-musitó la joven-ya todo está bien, vamos a casa para que te cure-Eiri se puso de pie con ayuda de Mika y los dos se encaminaron a su hogar.
Yuki miró con rencor la imagen la cuál se iba disipando.
-No tuve una infancia feliz-susurró el rubio. Observando como el blanco del lugar se teñía de diferentes colores que poco a poco iba formando otro recuerdo.
Un Eiri de aproximadamente 9 años, yacía sentado en una silla en el baño, atrás de él se encontraba la madre de este.
-Será mejor teñir tu cabello de castaño-dijo la mujer.
-Pero…
-Entiende Eiri…no eres normal como los demás niños y por tu seguridad mejor lo teñimos-miró la cabellera dorada de su hijo con repudio. La imagen cambió drásticamente a una más sombría: se encontraban frente a la tumba de alguien, Mika, Eiri y el señor Usegui quien cargaba a un bebé.
-Mi madre murió un mes después de que naciera mi hermano menor, yo tenía 10 años-dijo el escritor, sin expresión alguna en su rostro igual a la de la imagen-pero…no la extrañé…nunca-susurró.
-No era una persona cariñosa-dedujo Esog.
-No era una buena persona-musitó Eiri.
-Tú no eras nadie para juzgarla.
-Tú no viviste con ella-miró de reojo a la muerte quien hacía una mueca parecida a una sonrisa.
-La joven castaña…Mika…es tu hermana y madre…pero a pesar de que siempre se dedicó a cuidarte tú…la detestas…a pesar de todo la detestas cuando ella sólo tenía una cosa en la cabeza: Eiri-encaró al rubio-pero ya es demasiado tarde-suspiró-lo dejaremos hasta aquí-se giró en dirección a al tren-no quiero que te suicides por tu difícil niñez-dijo burlonamente la muerte. Yuki lo miró con recelo, no le importaba recorrer su vida, sólo quería estar con Shuichi.
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español