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Si Snape hubiera conocido el jabón Asepxia... por nezalxuchitl

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Notas del capitulo: Notas a cargo del señor Lang Yao (padre del señorito Ling Yao): "Oh, este capitulo sel muy intelesante: salil yo, -sonrisa ladina del chino de 25 años- Tambien salil lold Voldemolt y complicalse la tlama. Y la loca de la autola decil que en ploximo capitulo habel lemmon."
 

 

8° Vel Gelelt Glindelvald y vivil pala contal-lo.

 

Las clases con el profesor Grindelwald eran espeluznantes: la mitad de los alumnos se desmayaban de puro terror al verlo, y varios habían optado por entrar a su clase con un pañal puesto, para no mojarse encima cuando les hablara.

 

A la junta de padres de familia inconformes solo acudieron unos cuantos padres de Slytherin, mas que nada, para ver en vivo, y en technicolor, al mas famoso mago tenebroso del mundo.

 

-Si- decía el señor Yao, el mejor amigo chino del señor Malfoy- Todos decil en Chita: vel Gelelt Glindelwald y vivil pala contarlo ya sel algo de que estal olgulloso en pela vida. - a lo que el rubio platinado cincuentón no pudo sino asentir.

 

La señora Black llevaba banderitas de "Yo idolatro a Grindelwald" con el león finlandés estampado (el mago era de nacionalidad finesa, por eso estaba tan loco) pero el palmo de lengua que salía del dibujo heráldico era una serpiente.

 

Todos aquello magos y brujas partidarios de la oscuridad estaban ahi expectantes.

 

Pero cuando el profesor se les plantó delante, vestido con elegante desenvoltura, con una mano displicentemente apoyada en la cadera y en la otra girando aburrido la varita, mirándolos como si fueran sapos afeando un estanque, ninguno pudo hablar. Hasta la señora Black dejo de agitar sus banderitas.

 

-¿¡Que querían!? - les rugió.

 

Y todos temblaron como hojas en vendaval.

 

-¿¡No están contentos conmigo!?- los fulmino con la mirada.

 

-No, no, como cree, si nos encanta, es usted lo máximo.- dijeron varias voces, y la señora Black ondulo con rabia sus banderitas.

 

-Ah, bueno.- los miró con condescendencia. - Entonces los perdono. Y ahora, ¡a la calle!- les ordeno señalando la salida y todos menos el señor Malfoy se fueron como almas que lleva el diablo.

 

-¿¡Y tu que quieres!? ¿Que te convierta en sapo?- lo amenazo.

 

-Mmmi señor, yo sssolo queria dddarle un mmmensaje ddde mi ssseñor.- había que reconocerle al señor Malfoy lo cojonudo que era.

 

-Ah, si. Ya me lo esperaba. ¿Vienes de parte de esa víbora tepocata, verdad?

 

El señor Malfoy se acerco y le susurro:

 

-Lord Voldemort le envía sus mas cordiales saludos, mi señor, y le propone una alianza, usted y él luchando juntos para aplastar a los muggles y a los sangre sucia, para lograr una sociedad ideal de magos de sangre limpia, pues dice que no hay resistencia posible contra sus poderes y los suyos unidos. ¿Que respuesta he de llevar, mi señor?-pregunto todo meloso.

 

-Dile a tu amo que se vaya a tomar por saco.- le espeto con el ceño fruncido- Si quisiera conquistar el mundo me basto yo solito, como muy bien demostré a principios de siglo. Ya no me interesa la conquista mundial porque tengo algo mucho mejor. Y también dile que él seria el último con el que formaría una alianza, por que es un ordinario sin estilo que deshonra el titulo de mago tenebroso. Y ahora, ¡largo! - y apuntándole con su varita lo convierte en sapo. El sapo empezó a saltar como loco, el profesor lo pillo, hizo aparecer una resortera de la nada y lo lanzo lejos, muy lejos, por la ventana.

 

El señor Malfoy, brinquito a brinquito, se fue croando hasta la guarida de Voldemort, esperando que su amo no se enfadara tanto por semejante respuesta que lo dejara hecho sapo.

 

Luego de la junta, que le había tomado unos cinco minutos, el profesor Grindelwald se fue muy de buenas a dictar su clase: convertir gente en sapo siempre le ponía una sonrisa en el rostro. Esta se amplio a ver en su despacho a ese chico tan simpático de cutis radiante.

 

-Hola Severus Snape.

 

-Buenos días profesor Grindelwald.- lo saludo hecho un amor.

 

-Buenos días resto de ustedes, mocosos anónimos y caras de haba, muajajaja!- el profesor se carcajeó y se sentó de un brinquito en su escritorio.

 

Algunos de los mocosos abrieron la boca como queriendo decir algo pero no les salía la voz.

 

-A ver, que les enseñare hoy... - el profesor se daba golpecitos en la nariz con la varita- Vamos a empezar con algo sencillito: voy a encantar a esta manticora para que actúe como si estuviera viva y ustedes la someten.

 

-¡Aaahhh!- gritos de terror y media clase se desmaya. Narcisa Black intento caerle encima a Lucius Malfoy pero este se hizo a un lado ágilmente de un brinco, dejándola azotar como res contra el suelo.

 

-¡No sean miedicas! A ver, están en superioridad numérica de ¿veinte? Contra uno. ¡Enervate!- hechizó con un amplio movimiento de varita, reanimando a todos los desmayados- Todos despiertos: al que se vuelva a desmayar en mi clase lo castigo, necesito que estén concientes para que les diga que tienen que hacer. ¡Ah! Y de una vez sépanse que Cleopatra- señalo la esfinge que dormitaba en su jaula- les va a hacer el examen porque yo me harto de oír las respuestas babosas de mocosos gilipollas: tengo cosas mejores que hacer.- concluyo pensando en lo bien que podría emplear ese tiempo para ponerle encantamientos detecta perfumes-ajenos a la ropa de Dumbledore.

 

-¿La esfinge nos va a hacer el examen, profesor?- pregunto Severus, a instancias de Lucius, que no se atrevía a hacerlo él.

 

-Si. Una sola pregunta: si la contestan bien aprueban, si se van sin contestarla reprueban y si la contestan mal reprueban y serán la cena de Cleo. - dijo muy campante- Y habrá examen todos los viernes.- un murmullo de terror se extendió- ¿Alguna pregunta?

 

-¡Si, si, yo profesor!- exclamo dando brinquitos en su banca un jovencito de pelo hasta los hombros, rubio, medio rizado y ojos color añil.

 

-¿Como te llamas y que quieres?- le espeto Grindelwald.

 

-¡Me llamo Gilderoy Lockhart!- exclamo el mocoso con tanto orgullo como si dijera: me llamo el mago Merlín-¡Y quería preguntarle como hace para tener esos rizos tan desenfadados, señor!

 

El profesor se quedo viendo un momento la ilusa carita del chico antes de contestar:

 

-¿Que como hago para tener los rizos tan desenfadados?

 

-Exactamente señor.- el chico le guiñó el ojo- Como usted vera, yo también soy rubio, ojiazul y muy guapo. No obstante mis rizos no son tan perfectamente ondulados como los suyos, y eso que me pongo "Rulos mágicos de doña Florinda" todas las noches antes de acostarme. ¿Usted que se pone señor?

 

El profesor lo miraba boquiabierto, la clase lo miraba boquiabierto, Severus se cubría los ojos con una mano  y negaba con la cabeza: ¿que no se daba cuenta ese idiota de que semejantes preguntas podían costarle la cabeza? Finalmente el profesor estalló.

 

-¡No me pongo nada, grandísimo tarado! ¡Toda mi belleza es obra de la genética!

 

-¡Oh, oh!- exclamo Lockhart pegando brinquitos- ¿Y donde vive esa tal Genética para ir a verla?

 

Grindelwald estaba estupefacto: no podía creerse que existiera un chiquillo tan gilipollas, y eso que ya había conocido a James Potter.

 

-¡Basta ya! ¡Al que vuelva a hacerme una pregunta estúpida lo convierto en sapo! ¡Y tu Lockhart, estas castigado el viernes en la noche, aquí en mi despacho! ¡Y ahora a la enfermería, a que te revisen a ver si tienes cerebro! - y con un movimiento de varita hizo aparecer una reluciente bota negra de general prusiano, que la emprendió a patadas en el culo al mocoso, conduciéndolo entre ayes y brinquitos a la enfermería.

 

Barrio con la mirada a sus alumnos, que no se atrevían a reírse pese a lo cómico de la situación: solo Severus se reía por lo bajito tapándose la boca.

 

-Muy bien.- dijo el profesor e hizo desaparecer sin previo aviso los bancos y los asientos, con lo que todos los chicos cayeron de sentón al suelo, y se encontraron en una especie de selva oscura, el hábitat natural de la manticora. Grindelwald rodeo su trono y su escritorio con una esfera protectora que flotaba casi hasta el techo, y desde esta encantó a la manticora, que al punto cobro movimiento y se lanzo con las fauces abiertas sobre Lucius Malfoy, que se quedo como un pasmarote demasiado aterrado para siquiera alzar la varita.

 

Severus se puso de un salto delante del rubiecito tendido en el suelo y los protegió a el y Lucius con un encantamiento escudo, luego, mientras la manticora desagarraba la burbuja protectora cogio en brazos a Lucius, apunto a sus pies y murmuro "Wingardium Leviosa" con lo que se alzo por los aires y camino hasta la tupida copa de un árbol, donde apoyo contra el grueso tronco a su damiselo, le hizo un encantamiento desilusionador para que la manticora no pudiera verlo, se hizo uno a si mismo y se recostó en la rama, sacando su pergamino arrugado y releyendo sus notas, absorto en imaginar la poción que quería inventar mientras abajo sus compañeros chillaban y gritaban y lanzaban a la manticora maldiciones que rebotaban en su gruesa piel.

 

El profesor Grindelwald vigilaba con el rabillo del ojo que ningún estudiante muriera mientras encantaba el papel y la tinta de su amante con un raro hechizo geminio que funcionaba a distancia, para que todo lo que Dumbledore escribiera apareciera por duplicado en el cajoncito secreto de su escritorio: ¿Que tal si cuando no lo veía Albus escribía cartas de amor a otro, o mandaba pedir revistas pornográficas por lechuza? ¡No, no, no!

 

Lucius por su parte, miraba con adoración a Severus: además de guapo era hábil mago y lo había salvado, eso significaba algo, ¿no? Se acerco a el ondulando, prácticamente invisible de lo bien camuflado que estaba.

 

-Severus- lo llamo acariciándole la rodilla- Me has salvado. No se como agradecértelo.- su manita subió apretando el muslo del jovencito absorto en sus pensamientos- Haría cualquier cosa que tu me pidieras, Severus, cualquiera.- remarco y su atrevida mano se poso sobre la entrepierna del chico, apretando.

 

Severus gruño y lo miro a los ojos, que en ese momento tenían el color del musgo que cubría el tronco.

 

-Quita la mano de ahi Malfoy: el profesor esta mirando y si nos ve hacer inmoralidades nos pondrá a hacer castigo junto con ese imbecil de Lockhart.

 

Haciendo pucheritos Lucius quito la mano, pero no desistió de sus propósitos de seducción.

 

-Bueno, ahora no podemos, ¿pero que tal en la noche, tu y yo, solos en mi dormitorio?

 

-¿No duermes con otros Malfoy o es que te gusta el exhibicionismo?- le pregunto mirándolo como si fuera la primera vez que lo veía, aunque, pues, el hechizo desilusionador no lo dejaba verlo muy bien que digamos.

 

-Jajaja, tu siempre tan gracioso Severus. No me disgusta la idea de que me miren, pero si tu quieres privacidad sacare a esos idiotas del dormitorio. Vamos Severus, ya no somos unos niños... yo por lo menos ya no quiero serlo.- y se lamió los labios mirándolo con fijeza.

 

Severus ladeo la cabeza y pensó: su reciente casi beso con Lupin lo había puesto a pensar en que ya era hora de dejar de ser casto, ¿no? Después de todo, ¿de que servia ser guapo si no disfrutabas de tu éxito entre el sexo opuesto y el propio? Malfoy no era feo, y quizás si le daba lo que quería dejaría de seguirlo por todas partes como una sombra encimosa y parlanchina.

 

-De acuerdo.- dijo y Lucius casi se cae de la rama, Severus lo sujeto y sus rostros, camuflados, quedaron muy cerca, un grupito de chicas con la tunica en llamas pasaron corriendo y gritando muy abajo, con la manticora pisándoles los talones- Pero con dos condiciones: dejaras de seguirme como si fueras mi sombra y tu harás el papel de la chica, ¿entendido?

 

-Entendido.- se sonrió Lucius, que era lo que quería, que le dieran masa...

 

La campana sonó, y menos de lo que se tarda en contarlo el profesor Grindelwald habia vuelto a la normalidad el aula y a la inmovilidad a la manticora: a los chicos los dejo ir todos chamuscados, greñudos, con ramitas en los pelos y las túnicas desgarradas. Dirigió una excepcional sonrisa a Severus y le concedió veinte puntos por ser el único que había sabido librarse de la manticora.

 

                                                            *

 

Así, mientras su hijo se preparaba para dárselas a Snape, el señor Malfoy, croando y muerto de sed había llegado a la tenebrosa guarida del señor tenebroso, y muy tenebrosamente se presento ante el, saltándole al regazo.

 

-Mira Nagini, un sapo, comételo.- le dijo a su viborota. Pero el señor Malfoy desorbito los ojos plateados y croo aterrado.- Oh, espera Nagini, creo que esta sapo no es un sapo, ¡Identitits revelio!- le apunto con la varita y tuvo cincuentón señor Malfoy en su regazo.

 

Este salto rápidamente y se situó en el suelo frente a su amo, en pose de rana todavía.

 

-Oh, eres tu Abraxas, bien, bien, supongo que lograste ver a Grindelwald, o no habrías llegado en tan sapuna forma. (era bien conocida de todos la manía del mago finlandés de convertir en sapo a la gente)

 

-Croa, así es mi señor, croa.

 

-¿Y que te dijo?

 

-Pues... croa...- el señor Malfoy se veía nervioso, saco la lengua y atrapo a una mosca, que se trago con gusto, y al ver la expresión enfadada de su viperino amo croo angustiado y dijo- Pues...se ha negado mi señor.

 

-¡Como!- exclamo Voldemort parándose y dejando caer a Nagini. Se paseo furibundamente mientras el señor Malfoy le repetía textualmente las palabras de Grindelwald. - ¡Jum, con que esas tenemos!- rió histérica y fingidamente- ¡con que soy un ordinario sin estilo!- chillo - ¡con que el solito podría conquistar al mundo de nuevo!

 

Al ver los síntomas del ataque de histeria del señor tenebroso, que mejor debería llamarse el señor cochambroso, Abraxas Malfoy brinco subtetriciamente hasta la salida, esfumándose de ahí cuando ya Voldemort chillaba con su aguda voz de pito:

 

-¡Lo odio, lo odio! -y hechaba espuma por el hocico- ¡A de tener alguna nueva y poderosa arma, o habrá encontrado el modo de ser inmortal sin necesidad de beber el elixir de la vida eterna, o quien sabe que prodigioso hechizo haya descubierto que es mejor que conquistar el mundo! ¡A lo mejor hasta descubrió otro mundo! ¡Y se ha aliado con Dumbledore! Piensa Voldemortcito, piensa: ¿que diría Dumbledore que es mejor que nada?: el amor. ¡Pero no puede ser esa estupidez del amor! ¡Grindelwald no pudo haber renunciado al dominio del mundo por amor! ¡Es ridículo!- y se ríe como un desquiciado- Algo encontraron el y ese chiflado de Dumbledore en 1945, algo que yo no puedo imaginar, y ahora van a usarlo, ¡pero se los quitare, y será mío!- otra risa demente- Vamos Nagini, vayamos a hacer un plan malévolo e innecesariamente retorcido para derrotar a Dumbledore y Grindelwald, y, si, ¿porque no? ¡De paso hacemos otro horrocrux!

 

Y lord Voldemort salio tan campante, pues hacia horrocruxes como otra gente tamales.

 

Continuara...

Notas finales:

¡Konichiwa! Ahi va para quienes no sepan:

Horrocrux- Dicese del invento de la magia tenebrosa que consiste en ocultar parte de tu alma en un objeto por lo general inanimado, para evitar morir si matan tu cuerpo. Huelga decir que es algo muy malo.

Tamales- Dicese del platillo tipico mexicano que se hace con una masa de maiz y manteca, se le agrega dulce o chile, se envuelve en hojas de maiz y se coce al vapor. Uno de los platillos favoritos de Nezal y que no es tan facil de hacer como lo pintan.

Finlandia- Dicese del pais de la peninsula escandinava que conecta con Rusia, cuyo emblema heraldico es un leon con una lenguota de fuera. Famoso por tener la epopeya nacional mas loca de la mitologia, y segun Nezal, los mejores musicos y locos.

Voldemort-Dicese de un mago tenebroso chafa y que me cae muy mal, obsesionado con hacer y hacer, y hacer horrocruxes. (Horrocruxes vease definicion uno)

¡Nos leemos el VIERNES!!!


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