Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Kagerou por Baddest_Female

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

ORGH, que subdón de adrenalina(?). Me encanta pasarme la tarde entera escribiendo como una imbecil.

 

Hoy es el cumpleaños de mi chibi favorito asi que quise hacer un one shot corto(que iba a ser un drabble pero m quedó muy largo al final xD) de mi OTP de Sadie y mi segundo pairing favorito <3

Notas del capitulo:

El fafic narra el día del cumpleaños de mi pequeño Mao

 

Es casi un songfic... porque se me ocurrió la idea y luego busqué una canción que le pegase y con ello terminé de enlazar todas las escenas que tenía en la cabeza <3

 

Lss letras cursivas son los trozos de la canción, Kagerou, de Sadie *^*

 

Cumpleaños feliz, cumpleaños feeeliz, te deseo, Mao, cumpelaños feliz(8)(?) -ama a ese chico <3-

 

 

Cubrió las heridas de su muñeca por última vez, y sonrió.

Llevaba tantas semanas peleando contra sí mismo que ni el día de su cumpleaños se sentía tranquilo. Los pensamientos que revoloteaban por su cabeza eran de todo menos agradables, volviéndole loco; poniéndole histérico. Un zumbido que distorsionaba sus ideas y gritaba un “no vales para nada” que solo él oía; una y otra vez, como un disco rayado.

 

Nada más llegar al estudio se dejó caer a peso sobre el sillón. Sus ojos mal maquillados difuminaban sus enormes ojeras; y sus lentillas azules, sus ojos tristes.

Mao sabía demasiado bien que aquello que atravesaba era, como mínimo, una brutal depresión. Tenía la certeza que terminaría volviéndose loco, o volviendo loco a todos aquellos que le rodeaban.

Pero el caos solo estaba dentro de su cráneo.

 

-          Feliz cumpleaños, Mao – una voz susurrante, dulce, cesando el ruido en sus oídos para substituirlo por ella. El murmullo de un ángel, una mariposa, quizá.

Esas palabras… ¿debían hacerle daño?

Alzó sus ojos hasta hallar los ajenos y en toparse con los irises oscuros de Mizuki su alma se le cayó a los pies. Al final solo era un pobre iluso que se perdía en miradas que no significaban nada, en besos que eran puro márquetin y sonrisas cándidas que ni su dueño sabía que causaban tanta fascinación en ese chico que aunque mayor, no lo parecía.

Un idiota enamorado, enamorado de algo imposible.

Mizuki, en no recibir respuesta, solo sonrió de esa forma tan hermosa y revolvió la castaña cabellera del vocalista; que como acto reflejo cerró los ojos y agachó la cabeza tratando de ocultar su intenso sonrojo.

Mi razón se calma. Mi opinión sobre el origen de un mundo sin estética, es el amor; dejo de respirar.

No se sorprendería si le dijesen que su corazón se había saltado, literalmente, un latido ante el contacto. Recordó que la primera vez que ese chico le tocó, por largos segundos dejó de respirar.

Luego se alejó, se alejó y se llevó con él su ser, su alma y sus ganas de vivir. Incluso cuando apenas estaban a diez metros el uno del otro.

En el pasado, incluso cuando mis alas se destruyeron, mi equilibrio fue derribado de manera que la realidad apuñaló mi retraído corazón.

Apretó sus recientes cortes.

No recordó el momento exacto en el que se había enamorado de ese chico. No se acordaba de demasiado antes que su amor se hubiese tornado obsesión, obsesión que estaba pudiendo con su salud mental.

Estoy quebrando reglas, caminando a lo largo de rasgados hilos con una actitud de no vociferar crueles razones.
¿Hacia dónde debo mirar para poder ser capaz de encontrar la respuesta?

 ¿Acaso debo volver a caminar a lo largo de la realidad?

Nunca hubo sido sincero, ni consigo mismo ni con Mizuki; ni con nadie al fin y al cabo. Demasiadas mentiras que empezaban a volverse realidad en su cabeza por la persistencia con la que las repetía.

 

Un roce en la parte interna de sus muslos y un suspiro emanó de sus labios. Mao quiso alejarse del guitarrista que le dedicaba tal mirada cargada de lujuria, pero solo de intentarlo se vio atrapado por uno de esos brazos, rodeando éste su espalda y oprimiendo al vocalista contra sí.

Las caricias no cesaron, al contrario, la insistencia de las mismas aumentó; llegando a partes de su cuerpo más sensibles. Pronto un gemido escapó de sus labios, cuando aquellos dedos se ocuparon de magrear reiteradamente su virilidad, que oculta entre sus ropas se dejaba entrever cada vez con más claridad ante las atenciones que recibía.

Mizuki sonrió satisfecho cuando esos gruñidos de placer alcanzaron sus oídos y rápidamente se inclinó sobre ese cuerpo hasta que pudo posicionar sus labios contra su oreja, y una vez así, ensalivar la misma a la par que la llenaba de mordiscos.

Más y más gemidos, más y más gemidos. Ya no eran sus dedos sino su propia virilidad la que rozaba contra la ajena, mientras aquellos -aquellas falanges- se encontraban en un lugar más recóndito, hurgando entre aquellas tan estrechas paredes en busca de ese punto erógeno que le hiciese gritar de placer.

Solo podía tratar de abrir más las piernas mientras su pantalón, todavía a la altura de sus rodillas, se lo impedía.

-          ¿Mao? – no tardó nada aquella voz, la de Aki, en despertarle de sus encandilamientos - eh, ¡Mao! ¿Me estás escuchando?

 

Todo es horrible, aquella espiral sin sentido se disolvió girando.

Tras verlo, logré revelar la respuesta que estaba grabada en mi corazón.

Parpadeó, preguntándose como aquello que se le antojaba tan real había sido solo uno de sus delirios. Casi había sentido aquellos dedos dentro de él, el cuerpo ajeno rozando el suyo. La boca de Mizuki abusando de él. Casi podía sentir esa húmeda lengua paseándose por su oreja; por su cuello; por su pecho.

Se le estaba pegando la camisa al cuerpo del sudor que emanaba, y la pujante erección que cargaba era de todo menos cómoda.

Otra vez ocultó su sonrojo bajo sus cabellos castaños, y tímidamente asintió.

-          Sí, perdona – se excusó en un susurro. Los otros se echaron a reír por su actitud tan infantil, tan tímida.

Tsurugi incluso se atrevió a picarle las mejillas mientras el sonrojo del vocalista solo aumentaba, no podía esconderse en ningún lado.

Esa reunión sobre el próximo álbum iba a ser una auténtica tortura.

-          Hey, hoy es el cumpleaños de Mao – se acordó aquél que hasta hacía unos instantes se dedicaba a molestarle.

-          ¡Es cierto! – prosiguió el bajista – deberíamos celebrarlo.

Una auténtica tortura.

 

Persiguió su silueta con los ojos entre sus compañeros de banda, aquellos que iban y venían de un lado a otro. Después de darle el regalo que le tenían preparado entre todos, había comenzado la improvisada fiesta; la música y el alcohol eran más que presentes.

Kei en especial parecía algo pasado de copas; por la manera con la que se tambaleaba y hablaba sin decir nada coherente. Aunque Mao ignoraba esa molesta presencia, igual que ignoraba al primer guitarrista e ignoraba al bajista.

Sus ojos estaban pendientes de los movimientos de Mizuki, sin perderse ni uno. Parecía un león persiguiendo visualmente a su presa, pero la única verdad era que, bajo esa mirada, había una enorme desazón que calaba en su pecho y le hacía aguantarse las ganas de llorar.

Sus labios cada noche -en sus más que recurrentes sueños- se habían unido con los del guitarrista; de forma tan nítida que le costaba diferenciar qué era realidad y qué era fantasía. Pero todo era una vil mentira, una cruel serie de ensoñaciones que nunca se tornarían verídicas.

Tendría que vivir con el dolor de saber que todos esos besos y esas caricias no eran más que un juego para emocionar a las fans; o una prohibida ensoñación que no podría, siquiera, mencionar jamás.

El único regalo que deseaba no lo recibió. Sus compañeros podrían comprarle un yate, la más lujosa de las mansiones o un viaje a la luna. Pero desecharía cualquiera de ellas a cambio de obtener un beso sincero de los labios de Mizuki. Oír un te amo, aunque fuese falso.

Y todos sus planes, todas sus pautas se rompieron cuando Kei se acercó a Mizuki. Sus brazos rodearon su cuello y sus labios se pegaron a su mejilla igual que lo hicieron ambos cuerpos.

Mizuki, coqueto, rió y rodeó por la cintura al batería al que arrulló entre sus brazos mientras reía por la actitud tomada por el que permanecía ebrio.

Tiemblo al pensar que puedes pertenecer a otra persona.

 

Corriendo, se apresuró a salir de allí antes de que sus ojos viesen algo que no pudiese borrar de su memoria. Las lágrimas de impotencia que se precipitaban desde sus ojos y recorrían sus mejillas se camuflaban con las enormes gotas de lluvia que caían del cielo nublado y oscuro de media noche.

Puse toda mi tristeza dentro del viento y me aferré a ti, te vi en una tormentosa bruma candente.
Ahora, incluso más que antes, cuando estábamos separados; pienso, me asusto de las premoniciones que parecen ser tan frágiles.
Simplemente deseo, que el tiempo permanezca tal cual.

De forma urgente quiso alejarse, llegar a su casa y cobijarse bajo sus sábanas, aquellas que nunca le hacían daño y se encargaron tantas noches de secar sus lágrimas y ahogar sus pesares.

Todo es horrible, aquella espiral sin sentido se disolvió girando,
tras verlo logré revelar la respuesta que estaba grabada en mi corazón.

Se estaba hundiendo dentro de su propia desesperación, asfixiándose con el dolor que invadía su pecho. Ni siquiera quería respirar. Le pidió a su corazón que parase de latir, pero éste hizo caso omiso a sus súplicas.

Miré al cielo sin darme cuenta de que estaba lloviendo. Adiós.

-          ¿Dónde vas? – estaba tiritando y muerto de frío -sentado en un banco en medio de un parque desierto a las tantas de la madrugada- cuando aquella voz tan conocida se coló en sus oídos y pronto una chaqueta cayó sobre su cabeza, cubriéndole de la lluvia.

Y como siempre, alzó la cabeza y se perdió en esos ojos, esos ojos que se habían llevado sus ganas de vivir; aquellos ojos que eran dueños de todo su ser: de su alma y su cuerpo.

La búsqueda de la figura reflejada en mis ojos, no puede descansar.

-          ¿Qué haces aquí? – preguntó el guitarrista, sentándose a su lado justo después.

Pero de nuevo la respuesta fue nula. No obtuvo más que una mirada de unos ojos llenos de lágrimas y un par de sollozos.

Llevaba días viéndole distante, notándole extraño. No quería hacerse ideas equivocadas ni errar al pensarlo, pero estaba seguro que a su vocalista le ocurría algo, algo importante; algo grave.

-          ¡Mao! – exclamó en sentirse ignorado.

Le zarandeó, le chilló, le empujó, incluso le insultó pero nunca recibió respuesta. Mao solo apretó sus dedos en torno a sus heridas.

-          No puedo ayudarte si no me dices qué te ocurre – alcanzó a murmurar. Estaba muy preocupado. Solo sabía que cuanto más insistía, el otro más parecía llorar.

Mizuki paró atención a sus acciones, a su actitud nerviosa; a aquellos ojos que miraban a un lado y a otro pero jamás a él; a como se mordía los labios; a aquellos dedos cerrándose con fuerza en su muñeca.

Cuando rozó su mano, Mao alzó la vista con sorpresa y sus miradas se cruzaron.

Dejó de aferrarse a sus lesiones auto infligidas.

Los dedos de Mizuki siguieron paseándose por sobre su piel, subiendo hasta llegar a su antebrazo, donde pudo palpar perfectamente esas vendas empapadas, llevándose la sorpresa más desagradable del mundo, lo que evidenció mirándole con lástima.

Mao se apartó rápidamente y lloró más fuerte.

-          ¿Por qué…? – preguntó el más alto, ahora era él el que estaba al borde de las lagrimas.

Tiemblo al pensar que puedes pertenecer a otra persona.

-          ¡Te amo! – estalló. La tormenta que caía solo se hizo más intensa, como si aquellas declaraciones pronunciadas tan violentamente la hubiesen avivado.

 

Puse toda mi tristeza dentro del viento y me aferré a ti, te vi en una tormentosa bruma candente.

Le tiró la chaqueta con ira, pero en sentir la sangre acumularse en sus mejillas y sus lágrimas ahogarle volvió a cogerla y se cubrió el rostro con ella. Era demasiado humillante, demasiado.

Ahora, incluso más que antes, cuando estábamos separados,
pienso, me asusto de las premoniciones que parecen ser tan frágiles.

Ni se dio cuenta cuando aquella prenda le fue arrancada de las manos y terminó sobre el suelo mojado. Los labios ajenos se juntaron con los suyos y de la misma forma sus cuerpos se unieron debido al agarre que ejerció el menor en el vocalista.

Los ojos de Mao se abrieron con sorpresa, sorpresa tal que se quedó estático, inmóvil. Mizuki ignoró aquello y sostuvo sus mejillas a la par que las acariciaba mientras movía con suma premura y cariño sus labios sobre los ajenos.

Y no se sorprendió al ver la cara de estupefacción de Mao en separarse, aquello le hizo reír.

-          Eres idiota – pronunció sin dejar de sonreír.

Mao tembló, más de miedo que por el frío. No podía ser que sus delirios fuesen tan reales, no podía ser que estuviese tan loco; tan paranoico cómo para que esa presencia frente a sus ojos fuese tan real. Se mordió los labios y se alejó hasta colocarse en uno de los extremos del banco sobre el que seguía sentado.

-          No es real – murmuró, de forma tan silenciosa que al otro le costó oírle, pero en descifrar aquello que había dicho rió un poco más.

Se aproximó aprovechando que el otro había agachado la cabeza y repitió sus acciones, pero con la diferencia de que aquella vez, Mao sí correspondió.

Quería creerlo; quería creer que no era producto de su imaginación, que estaba ocurriendo de verdad. Torpemente como el que da su primer beso, empezó a acariciar con los suyos los ajenos; tratando de memorizar por completo la forma de esos labios, para no olvidarla jamás. Se pegó a su cuerpo y rodeó con sus brazos el cuello ajeno.

Y cuando el contacto efímero cesó por la falta de aire, el vacío en su pecho solo aumentó. Y los deseos de cortarse las venas también.

-          Es real – dijo Mizuki antes de levantarse y tirar de él, obligándole a alzarse también -. Eres tan idiota que ni te habías dado cuenta de que, probablemente, te ame de la misma forma en que quieres que lo haga.

Y dicho aquello, le soltó y se alejó; caminando de espaldas para no dejar de mirarle en ningún momento, esperando que el otro le siguiese de vuelta a ningún lado; al infinito; a un sitio donde nadie más pudiese molestarles.

“Por favor, ven conmigo”, parecían decir sus ojos. Era una orden difícil de ignorar.

Simplemente deseo, que el tiempo permanezca tal cual.

Cubrió las heridas de su muñeca por última vez, y sonrió.

Notas finales:

Es la primera vez que escribo algo así, soy de poner muchos detalles, de escribir hasta lo más insignificante, asi que hacer algo tan corto es un reto para mi xD nunca he escrito nada de menos de 10.000 palabras y este apenas supera las 2.000 ... espero que os haya gustado y eso. También es la primera vez que escribo algo puramente romántico, sin una trama complicada ni depresiva(aunque haya echo a Mao desequilibrado y depresivo aun así xD) y encima sin lemon fuerte.

Que esto es casi un lime más que un lemon... xD

 

A mi Kami preciosa le encantó, espero que a vosotros también *^*

 

Aisha, lo dicho. Aquí tienes la "historia corta y sin pensar" que querías xD

I love you <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).