El primer amor, para algunos lo más hermoso que les ha pasado, para otros pasa desapercibido, otros más, aun lo atesoran en bellos recuerdos y un pequeño grupo de personas tienen la suerte de mantener a su lado a aquella persona a la que llaman su primer amor…
Pero ¿Qué es el amor? ¿Acaso existe una definición exacta de ello? Cada quien le da su propio significado, el amor no es solamente entre parejas, hay muchísimas formas de amar. Pero hay una en especial, mi preferida es esa manera en que me demuestras día a día él porque termine tan enamorado de ti, tan necesitado de tenerte cada día más cerca de mí, aun con el pasar de los días me siga perdiendo entre el hermoso color de tus ojos, embriagándome con el aroma de tú cuerpo, que un solo beso tuyo me haga escuchar el repique de las campanas, sentir como si fuera la primera vez, la primera cita, el primer beso, el primer te amo… así es como me siento junto a ti.
Siempre lo he dicho, esas comparaciones absurdas, de “eres mi vida” o “eres más importante que el aire que respiro” no tienen significado, porque tú no eres mi vida, ni mi aire, eres simple y sencillamente el hombre que amo, al que quiero siempre junto a mí, independientemente de que la muerte nos separe, ten por seguro que yo esperaría para reunirme contigo.
¿Por qué escribía todo aquello? Fácil, no tenía ni idea de que obsequiarle a su querido Jin, además de que al releer el pequeño párrafo que había escrito se sentía tan avergonzado, sus mejillas se tiñeron de rosado, dando una visión adorable del menor, al imaginar que su JinYoung leyera el manojo de cursilerías que había pensado con solo recordar la fecha que se avecinaba –Hyung, apuesto a que tú me darás un regalo mil veces mejor que este- murmuro decaído GongChan dejando de lado aquella libreta, se decidió por dar un pequeño paseo, seguro que un poco de aire fresco despejaba su mente y le ayudaba a decidir un buen obsequio, tomo su chaqueta y salió del apartamento, cabizbajo.
Le pareció raro no encontrar a su pequeño Chan, por lo que se dedico a buscar a su pequeño cachorro, de seguro se habría quedado dormido por ahí, al llegar a su habitación le llamo la atención un objeto que yacía sobre la cama, era esa pequeña libreta donde se escribían, fragmentos de canciones cuando estaban aburridos, la tomo empezando a hojearla dejando que el suave aroma del perfume de GongChan inundara sus sentidos, pero paro al llegar a una parte que no había visto para nada anteriormente, sus mejillas se tiñeron de un suave rosado al leer todo aquello –GongChan- susurro, él sabía que su pequeño novio siempre le costaba decirle sus tímidos “te amo” de hecho apenas hace un año que se habían atrevido a confesar aquello, su relación se había mantenido así, tranquila y lenta, dedicándose aquellas palabras de cariño “te quiero”, porque el amar y el querer son cosas muy diferentes. Pero al leer todo lo que channie había escrito para él, ¿a quién más? Si su nombre estaba de encabezado, le hacía inmensamente feliz, porque había expresado y a la vez no, en simples palabras lo que su relación significaba para él, ahora ya no estaba tan inseguro de su decisión, además de que era el día perfecto.
Regreso algo desanimado, de verdad que era un bruto sin romanticismo, en ese día especial para ambos, no tenía nada que ofrecerle al que le había dado todo, al abrir la puerta que daba a su apartamento se sorprendió al encontrar el lugar repleto de rosas rojas y cada una con pequeñas notas, sintió que moriría de felicidad ¿había hecho todo esto por él? Leyó cada una de ellas, sonrojándose, a pesar de que eran palabras sencillas como, “te amo” o “te necesito” le hacían él chico más feliz, se dedico a buscar a su amado pero lo único que encontró fue una carta, con una pequeña tarjeta, se extraño de aquello, pero al voltearla, una dirección se hizo visible en ella.
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Llego algo desorientado, pero inmediatamente reconoció la playa donde el pelirrojo le había confesado sus sentimientos, que claramente son correspondidos, sonrió bobamente recordando todo aquello, el sol ocultándose y la fresca brisa marina, le traían a la mente esos hermosos recuerdos –Channie- su estomago dio un brinco cuando sintió una suave tela cubrir sus ojos, por instinto se llevo las manos a la cara palpando aquel objeto – ¿Jin?- apenas era audible, entre el manojo de nervios que era el menor – ¿Dime?- rodeo con ambos brazos la cintura de Channie, acercándolo más a él –Quiero verte- un hermoso puchero se hizo presente en los labios del menor siendo casi irresistible el querer besarlos –Aun no, te tengo una sorpresa- su cálido aliento choco contra el sensible cuello de Channie provocándole un escalofrió, no por el miedo, si no por el cosquilleo que le causaba, sentir tan cerca sus labios sin poder sentirlos… sintió como le tomaba de la mano dejando de lado todos aquellos pensamientos –Quiero mostrarte algo- un deje de emoción se sentía en sus palabras y de repente, eso le asusto ¿Qué le daría él? No tenía ni siquiera la libreta de notas para al menos compensar un poco –Jin- le llamo asustado – ¿Qué pasa?- tenía que aceptarlo el tono asustado del menor le había decepcionado un poco, pero tampoco haría algo que su Channie no deseara –Yo, no- se mordió los labios bajando la mirada ¿Cómo le diría aquello? ¿Se sentiría triste? –No tengo nada que obsequiarte- escucho la suave risa del mayor, se enfado un poco de pensar que se burlaba de él, aunque no mirase nada, y que el pelirrojo le tuviera sujetado de ambas manos, no le impidió tratar de zafarse más ofendido que molesto –Ya, ya perdón, es que eres tan tierno Channie- quito la venda de los ojos de Chan dejando que este viera la pequeña cena que le había preparado a la luz de la luna y las velas, la mesa se encontraba debajo de una especie de velo blanco, casi transparente que dejaba ver el interior de este, unos cojines servían de asiento debido a que la mesa era casi al ras del suelo, se quedo totalmente quieto, admirando la hermosa vista que generaba todo aquello y mas con el mar de fondo –Jin- estaba tan feliz, no le importaba que fuera bobo, pero a eso se refería en lo que había escrito, cada pequeño detalle que tenia hacia él, le hacía más que feliz, no importaba lo pequeño que este fuese – ¿Te gusta?- el menos asintió cubriéndose con ambas manos el rostro debido a la vergüenza –No, quiero ver tu carita- aparto sus manos tomándole del mentón, acercando sus rostros en ese roce tan sutil que siempre anticipaba a un beso, uniendo sus labios, como solo ellos sabían, sintiendo el sabor del otro inundar sus sentidos, perdiéndose entre la calidez de aquel acto, tan suyo, fundiéndose en el abrazo, buscando mas, separándose de poco para poder tomar leves respiros y seguir, enredando sus lenguas, no de forma pasional, si no tierna, dejando ver cuando se amaban y necesitaban –Estas tan hermoso justo ahora- murmuro entre beso y beso, escuchado los leves chasquidos que producían sus labios al juntarse, se separo lentamente observando el hermoso sonrojo que cubría las mejillas del menor, sus pulmones justo ahora se esforzaban por llevar aire a su organismo –Tonto- en verdad le avergonzaba que dijera todo aquello, pero le encantaba, lo amaba, amaba a ese tonto, porque es su tonto y nadie lo alejaría de él –Vaya tú sí que me amas Channie- rio mientras le ayudaba a sentarse en uno de los tantos cojines del lugar –Es porque eres un tonto Jin, pero eres mi tonto- inflo las mejillas el menor mirando la expresión de fingida tristeza que tenía su pareja – ¿Amas a este tonto?- miro fijamente a los ojos del menor, al instante las mejillas sus mejillas se tiñeron de un rosa suave –Claro que si- afirmo algo nervioso mientras se acercaba al pelirrojo –Lo amo mucho- sonrió, mostrándole ese lado tierno y vulnerable que solo él tenía el derecho de ver –Entonces- saco una pequeña cajita mostrándosela al menor –Aceptarías a este tonto que te ama con locura- abrió la pequeña caja que tenia la forma de un perrito, dejando ver un hermoso anillo con el signo de infino grabado y ahora las lagrimas bajaron sin ningún impedimento por sus mejillas, se lanzo al cuerpo del mayor abrazándole por el cuello –Si, si, siempre te elegiría a ti- murmuro entre leves hipidos debido al llanto, tomo el anillo colocándolo en su respectivo lugar, empezando a secar las lagrimas traviesas que se atrevían a acariciar ese hermoso rostro –Te amo- dijeron al unisonó, provocando que ambos rieran por decirlo al mismo tiempo, quedándose así, recostados sobre los mullidos cojines, con la luna y el mar como testigos de las confesiones más profundas de amor.
Y pensar que todo aquello había iniciado, por unos cuantos párrafos que recitaban los sentimientos de GongChan hacia su primer amor, porque aunque el futuro era incierto, podría asegurar que JinYoung estaría con él, hasta que el final les alcanzara…