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Más que un capricho por LINALEE

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MÁS QUE UN CAPRICHO

La primera vez que veías a los hermanos Uchiha pensabas en la palabra “Perfección”,  después repasabas en lo mucho que te gustaría salir con alguno de los atractivos hermanos y terminabas por concluir que “No”, era imposible que tanta perfección encarnada se dignara a fijarse en ti.

Por el contrario podrías sacar el pecho, la mejor de tus sonrisas, el pestañeo más adorable y la cadencia de caderas más irresistible para descubrir que Itachi y Sasuke Uchiha eran inmunes y estaban a años luz de las tentaciones mortales.

Entonces comenzabas a replantearte la situación.

“Imposible, ilógico, inhumano”

No podía ser posible que un par de seres tan perfectos anden solos por el universo, abandonados a su suerte en un árido y cruel mundo.

Poco después te enterabas de que a los hermanos no se les podía tardar de “solitarios”. Si, antisociales, apáticos, arrogantes, insoportables y del tipo que te lanzaban miradas cuyo mensaje se traducía más o menos así: “Soy mejor que tú y ambos lo sabemos, aléjate si sabes lo que te conviene”. Bien podrían venir acompañadas de una expresión indiferente, carente de sentimientos, emociones o cualquier cosa que indicará que Itachi no era un extraterrestre cuyo objetivo era estudiar a los humanos y sus insignificantes, patéticas e inútiles vidas o una serie de comentarios sarcásticos provenientes del menor, Sasuke: “Idiota, inútil, nenita” en el mejor de los casos.

Cualquiera pensaría que un par de seres tan “Perfectamente insoportables” serían un par de niños bonitos sin más compañía que ellos mismos, pero no tardabas en descubrir que tenían a un séquito de seguidores e incluso un círculo de amigos y aún más “Un mejor amigo”.

Practicaban deportes, siempre sacaban las notas más altas, iban a fiestas cada fin de semana y se acostaban con cada chica, chico y demás ser capaz de soportar sus cambios bruscos de humor, sus largos silencios y resignado a que no habría nada más, sólo un poco de sexo, puro y duro y era todo.

Nada de palabras románticas ni dramas novelescos, caricias tontas o mimos sin sentido.

¿Tanta perfección no era posible, verdad?

Quizás no, pero era bueno recordar esos primeros minutos en que lo creíste.

SASUKE

Estaba molesto, enfadado y con ganas de golpear a alguien. Si tan sólo Naruto estuviera cerca al menos podría  desquitarse, pero no, a su “amigo” o intento del mismo se le había metido en la cabeza eso de que no había en el mundo nada más emocionante que “Un amor de juventud” y ahora tenía una novia, la misma que paso el minucioso examen de Lee quién elogió sus dotes de dama e intento poner a prueba su amor hacia Naruto. Entonces hubo gritos, chillidos y golpes y…todo siguió tal cual comenzó.

Con dos idiotas con exceso de tiempo libre y que pasaban sus tardes yendo al cine, al parque, a la playa y a cualquier maldito lugar donde andar cogido de la mano no fuera ridículo, innecesario y asqueroso, el sudor le repugnaba.

El que Naruto tuviera a una chica con que hacer tonterías no le molestaba, sino que Itachi le planto. Así es, su adorable hermano mayor quién prometió al cielo, estrellas, dioses y la memoria de sus difuntos padres– que si vivieran los habrían mandado a fusilar al enterarse de la “relación” de sus inocentes y adorables “pedacitos de cielos”– que lo amaría, adoraría y protegería hasta el fin de los tiempos habidos y por haber.        Tenía un resfriado y necesitaba compañía, afecto y sopa de tomate…Itachi debía dárselas, cumplir su exigencias y caprichos y al contrario, objetaba algo tonto y lo dejaba agonizar…

¿Y todo por…?

“Tengo un trabajo muy importante que entregar este viernes. Necesito tenerlo listo a una buena fecha, para revisar los detalles”

Y Sasuke Uchiha de diecisiete años de edad se vio obligado a pasar un jueves en casa, resfriado, con una caja de pañuelos y una frazada áspera, solo, aburrido y viendo una pésima película donde unos tomates cobraban vida por circunstancias que no resultaban del todo claras e iban por la vida matando gente, los diálogos eran sosos, la trama casi inexistente y las actuaciones…mejor ni hablar de ello, ¿qué más se podía pedir de una películas de Serie B? Y lo peor, no fue la mirada “desconfiada” que le dirigió a sus amados tomates cuando fue a la cocina y los cortó en perfectas rebanadas, sino que descubrió que la película le gusto y terminó viéndola tres veces más, hasta caer dormido con el televisor encendido y la cinta reproduciéndose.

Itachi lo encontró horas más tarde, le preparó una cena caliente y le dio una cátedra sobre el cine alemán durante la Segunda Guerra Mundial y ante sus ojos desfilaron una serie de nombre de directores:  Wolfgang Liebeneiner, Leni Riefenstahl,  Fritz Hippler, cada uno más extraño que el anterior.

 Era su forma de decirle que dejará de perder el tiempo con esa basura y se pusiera a hacer algo de provecho, porque el primogénito de los Uchiha era incapaz de ver, escuchar u oler algo que no le fuera de utilidad en el futuro, ya fuera en una fiesta de gala rodeado de diplomáticos y políticos o en medio de una banda a punto de arrastrar su cuerpo por el suelo. Y como tal esperaba que Sasuke siguiera su ejemplo y el menor, como todo buen hermano menor se negaba a obedecerlo, no en público, ni a gritos o con pataletas de todo adolescente al más puro estilo “Nadie me entiende”, sino de otra forma mucho más sutil y menos convencional.

Esa noche se fue a la cama y soñó que era él “Líder” de un escuadrón de “Tomates asesinos” que tramaba una conspiración con el fin de matar a Hitler.

Era estúpido, inhumano e increíblemente real, incluso sintió la sangre “pulposa” de su compañero “Tomate” escurrírsele por las manos, muerto en batalla, roja…se levanto bañado en sudor y se dijo que ya había tenido suficiente de malas películas e Itachis que no se cansaban de dárselas de sabiondo y tener siempre la razón.

Se abstendría de ese tipo de películas– incluso si “Los Payasos asesinos del espacio exterior” le hacía ojitos desde la repisa. ¡Estúpido Naruto! Si seguía aceptando esas películas que su amigo le prestaba terminaría igual que él, la idea le daba escalofríos– y no más Itachi durante un mes, no más besos a medianoches, abrazos por la madrugadas o caricias al atardecer, también excluía el sexo, incluyendo las sesiones de fantasía erótica, ya no se disfrazaría de “Caperucita Roja” e intentaría seducir a un malvado “Lobo feroz”, tampoco personificaría a “Legolas”, el hermoso elfo del Bosque Negro ni permitiría que “Aragon” le mostrará sus habilidades como Montaraz y ni hablar del apenas explorado “Bdsm”…todas esas cuerdas, látigos y juguetes le excitaban más que cualquier otro ridículo disfraz. Además acababa de descubrir que tenía un lado “Sumiso”, uno que Itachi podía explotar como “Amo” a placer de ambos y entonces…

No importaba, le negaría sexo a Itachi.

Al menos los tomates lo acompañarían…

Y algo delirante por la fiebre y las pesadillas sobre el “heroísmo de los tomates”, encendió su Dvd y comenzó a ver las películas sobre los Payasos espaciales que convertían a la gente en algodones de azúcar.

¿Qué diablos?

Debía admitir que le gustaba, bajo el volumen, lo menos que quería era a Itachi dándole clases avanzadas sobre cine Ruso durante el comunismo.

ITACHI

Sasuke estaba molesto e Itachi lo sabía.

Hacía tres semanas que no tenían relaciones sexuales.

Sasuke se resistía a dar la razón de su negativa y si Itachi hubiera sido un hermano mayor común y corriente se habría planteado la posibilidad de que mantener relaciones con su hermanito era algo que resultaba “perturbador e innatural”, habría tenido una larga conversación donde expondrían su corazón el uno al otro e irían con un Psicólogo para atender su “Problema familiar”, en las sesiones en pareja saldrían algunos traumas infantiles relacionados tal vez con el complejo de “Edipo”. Casi podía escuchar la voz grave y amable del hombre que les cobraría una fortuna para decirles de una manera “afectuosa y responsable” lo que en aras de cualquiera que tuviera ojos era visible.

“Sasuke busca el apoyo que su Padre le negó en el rostro de Itachi quién tiene un enorme parecido con su Padre e Itachi encuentra el consuelo por la pérdida de su progenitora en la cara de su hermano”

Y luego, de acuerdo…cualquier escritor de pacotilla armaría un drama con ese material, incluyendo intentos de suicidios, escenas de celos y un final donde uno de ellos dijera “Nuestro amor es más fuerte que cualquier cosa, ni la muerte misma nos separará”

Los descendientes de Shakespeare no ganaban lo suficiente, el “Amor insufrible” esta subvalorado, gracias a un par de mocosos que decidieron suicidarse y tomar el camino largo y complicado antes de usar el sentido común y…

¡De ninguna forma Itachi Uchiha haría algo así en su vida,  en esta o las que le quedarán!

Lo importante ahora era recuperar a Sasuke.

Porque nadie besaba tan bien como su hermano pequeño, porque nadie tenía una sonrisa más dulce en el mundo y porque lo amaba…

No debió dejarlo aquel día solo en casa, pero su trabajo escolar realmente era muy importante. Necesitaba notas altas que le permitieran ganar una fortuna con la que se codearía entre los ricos y poderosos e invertiría el resto de su herencia en una gran empresa con la que comprarían muchas cosas que no necesitaban.

Era eso o dedicarse a ser un Socialité al que pagarán por andar de fiesta.

Sasuke era caprichoso, Itachi lo supo desde que era un niñito pequeño y su hermanito quién aún era un bebé se molestaba por que no le dejaba jalarle el cabello como le viniera en gana y él se quedaba durante horas escuchando sus balbuceos  de alegría y reprimiendo los sollozos de dolor.

Después sus Padres murieron, él negoció con la familia, tomó a su hermano, una pequeña, pero sustanciosa parte de la Herencia de su Padre y se retiró a vivir a una encantadora casita de campo donde le enseño a Sasuke que podía tener todo cuanto en la vida quisiera porque su hermano mayor se lo daría.

Lo que incluía “Cosas” que respiraban como conejitos, perritos y Personas; incluso le consiguió la amistad de aquel otro chico de cabellos rubios y voz chillona que respondía al nombre de Naruto y hacía amigos con la misma facilidad con que Sasuke los alejaba, aunque por default los amigos del primero se convertían en amigos del segundo.

Y de esta forma consiguió ir contra el destino mismo y hacer de Sasuke un miembro útil de la Sociedad que no anduviera haciéndose cortes en los brazos ni proclamando venganza contra el Dios que les arrebató a sus Padres y le mostró que sus familiares eran unos “Malditos desgraciados”– en palabras amables– a los que sólo les interesaba el dinero.

Y todo esto mientras asistía a clases de Secundaria y aprendía el significado de las palabras “Educación Sexual”, eso de que sus padres fueran un tanto Conservadores y tirarán cualquier libro con la palabra “Sexo” en alguna frase no ayudo mucho en su conocimientos respecto al tema. Suponía que pensaban explicárselo en el momento justo, cuando estuviera preparado para…no sé, mantener a su primer hijo.

Y aunque se lamentaba un poco, incluso él debía admitir que se saturó de información y tal vez no fue la mejor idea enseñarle a su hermanito de diez años todo lo relacionado con la palabra antes “prohibida” en casa, así como la manera en que debía protegerse de los pedófilos y de las muchas enfermedades que pululaban por ahí.

Y un día, durante un desayuno tan alegre y pueril como cualquier otro, Sasuke le confesó que había perdido la virginidad con su amigo Naruto la noche anterior y un par de consejos para evitar o disminuir el dolor.

–¿Se protegieron?–preguntó sin rastro de asomo o sorpresa.

Sasuke asintió antes de agregar.

–Tal y como me enseñaste.

–¿Fue consensuado?

–Naruto estaba de acuerdo.

–¿Comprendes que el mutuo acuerdo entre ambas partes y la protección hacia el mismo cuerpo y él de los demás es lo más importante?

–Por supuesto.

Sólo entonces se permitió lanzar un suspiro aliviado y esa misma tarde llevó a su hermanito de trece años a comprar un par de analgésicos para el dolor y lubricantes a un súper cercano.

Sasuke estaba orgulloso de al fin superarlo en algo y él…bueno, sólo tenía diecisiete años y hacía apenas dos años inició su vida sexual.

¿Podía ser peor, verdad?

Y si, una vocecita dentro de su cabeza le decía que había un millón y medio de escenarios mucho más terribles.

Y el día en que Itachi cumplió diecinueve años, Sasuke se baño en chocolate derretido y lo invitó a “comerlo” como regalo de cumpleaños. Ni siquiera recordó de donde venía su aversión hacia los dulces y que algún remoto tiempo que ahora no precisaba ese era un “escenario peor”

Y se convirtieron en amantes.

Hubo declaraciones de amor eterno, lagrimillas culposas relacionadas con la memoria de sus padres y muchos, pero muchos jadeos y gimoteos que nada tenían que ver con el llanto y más bien respondían a una causa gozosa.

Tal vez durante los primeros tres minutos pensó en decirle a Sasuke todo lo que alguna vez le enseñaron sobre el “incesto” y lo “malo” que era; pero su hermano era caprichoso.

Si quería algo debía tenerlo.

Así le enseño, de esta manera se manejaba su mundo.

E Itachi Uchiha no era ni sería la excepción.

Si Sasuke lo quería a su lado como hermano, amigo o amante…él sería lo que el otro deseará, cuantas veces fueran necesarias y si un día descubría que hacía infeliz a Sasuke, se retiraría, oculto en las sombras y lo cuidaría de lejos.

Cumpliría cada capricho de Sasuke, incluso los que éste ni siquiera imaginaba tener.

Abrió la puerta de su recamará y encontró a Sasuke hojeando algún libro con desinterés, pasaba las hojas con aburrimiento.

Hacía tres semanas que su relación de hermanos había adquirido tintes de perfección.

Se repartían las tareas de la casa, intercambiaban comentarios sobre su vida durante las breves y cortas comidas y  apenas tenían contacto entre sí.

Sasuke cerró el libro, le sonrió seductoramente y tomando un tazón de la mesita de centro, vació su contenido sobre su cabeza.

El espeso líquido le empapó por completo, saboreó los restos de la comisura de sus labios.

–Es salsa de tomate…

Sasuke asintió en silencio antes de ponerse puntillas y besarlo, el mayor de los Uchiha respondió incluso con mayor pasión…jamás lo admitiría en voz alta, pero extrañaba el cuerpo de su hermano, la cercanía e intimidad que sólo durante el acto sexual se podía alcanzar, la compenetración física y emocional que de este derivaban y el amor que no necesitaba de palabras para mostrarse ni entenderse.

–Hay cosas a las que no puedes renunciar, incluso si las has obtenido y de la que nunca tienes suficiente, jamás te encuentras satisfecho ni soportas la idea de dejarlo ir…

–Porque son más que capricho–concluyó Itachi, arrastró a Sasuke al suelo y sobre la mullida alfombra que había de renovar a corto plazo decidió dejar de pensar y comenzar a sentir.

FIN

Notas finales:

Tengo un monton de cosas que escribir, pero necesitaba hacer esta cosa, listo...lo hice, pueden arrojarme cuantas cosas tengan a la mano.

Hum, las mencionadas pelis existen, los tomates y payasos son clásicos que se burlan de si mismos. Una joyita del cine para pasar el rato estupidamenteeeeeeeeeee y reírse mucho...

Por que a veces no hay que tomarse la vida tan en serio.

Cualquier duda, crítica, queja, sugerencia será bien recibida.

Gracias por leer.


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