"...mor, despierta. ¡Min..!"
La voz delicada se siente lejana, como un eco en una habitación contigua.
"¡Minho! Bebé, ya es..."
Siente unas manos presionar su pecho, un peso en sus caderas, la respiración ajena en su oído. Y es un poco extraño porque Gwiboon nunca había pesado tanto...
"Oye, el desayuno se enfriará y si eso pasa... No pienso hacer el almuerzo..."
La voz es más clara, más grave. Sonríe un poco por lo que la otra persona a dicho antes.
"Minho..."
Los suaves labios de siempre se encuentran con los suyos en un contacto tibio, delicado y lento. Según responde al beso siente emerger del sueño, su espalda deja el colchón, sus manos se dirigen a las caderas sobre las suyas. Las encuentra diferentes de lo que recuerda pero no se cuestiona mucho eso.
Cuando sus ojos se abren perezosamente la figura femenina en su mente se deforma hasta convertirse en un lindo chico de ojos felinos. Con esos exactos ojos.
Tan iguales como opuestos. Su expresión confundida es evidente, le toma unos minutos reubicarse en el espacio y tiempo... Y se siente terrible. Kibum sabe pero solo sonríe, sonríe tanto como puede. Y se pregunta si alguna vez su sonrisa terminara siendo dibujada en su rostro porque ya no puede, simplemente ya no puede seguir con este juego.
Pero la duda se desvanece cuando ese "Gatito~" pronunciado por los labios gruesos del otro llega a sus oídos, cuando reconoce la ternura con la que los ojos grandes le miran y las manos grandes del otro acarician su cabello rubio.
Hoy no es un día cualquiera, aún así parece un sábado ordinario. Entre los brazos fuertes de Minho todo parece más fácil, incluso la luz filtrando se por las cortinas parece más brillante. Un beso pequeño en su nariz le saca una risita chistosa, los dedos largos escabullendose en su pijama le guían hacia las sábanas.
"Te amo tanto Kibum"
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Dirigirse al cementerio era cosa de cada seis meses desde los dos años anteriores. Este año no sería diferente.
Iban tomados de la mano, vestidos completamente de negro, caminando lento hacia la única tumba llena a mas no poder de flores, ella siempre había sido muy querida ¿quien no podría encariñarse con alguien tan bueno? Las lágrimas de Kibum caían una tras otra en sus mejillas y aumentaban a cada paso. Minho rodeo con un brazo sus hombros, mirando hacia un punto indefinido en el horizonte, el cielo estaba despejado, brillante. Tal como le gustaba a ella.
"Lo siento, lo siento, de verdad... Perdóname por mi imprudencia... Yo... Te extraño tanto... Bonnie..."
La frente de Kibum tocaba el suelo, Minho estaba arrodillado a su lado, llorando en silencio. El rubio siempre pedía disculpas, no le importaba si alguien lo veía en el suelo, inclinando de forma tan penosa ante la tumba de su hermana, pidiendo a gritos su perdón, su regreso.
Y Minho siempre estaba ahí, mirando la placa de la tumba sin querer creerlo, pensado que apenas llegara a casa la vería comiendo galletas en la sala, dibujando en su estudio o dormida plácidamente en su cama luego de un día agotador. Parecía un chiste de mal gusto, una broma pesada de las peores... Gwiboon no podía estar...
"Disculpanos a ambos."
Nadie tenía la culpa de su partida, sólo un tumor que no se supo identificar a tiempo ¿era culpa de los doctores? Tal vez si o no. No importaba, ella no estaba y eso nada lo cambiaría. El reafirmar ese pensamiento hizo a Kibum gritar aún más.
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La noche llego demasiado rápido pero en los días de Gwiboon siempre era así. Porque las horas se contaban en lágrimas y gritos con un nombre, debían quedar vacíos de tristeza al menos por un tiempo para poder continuar.
"¿Porque estas conmigo? ¿No te duele ver mi rostro todos lo días?" Era un pregunta típica del mayor de ambos. Minho no sabía que responder, de hecho nunca respondía, no es que no supiera la respuesta pero se sentía un traidor, un asqueroso traidor y si el fantasma de Gwiboon apareciera en ese momento y lo quisiera mandar al infierno lo aceptaría sin rechistar. Pero ¿cómo explicárselo a Kibum? Probablemente no le creería. porque si, en un principio acepto tener una relación con el rubio para sentir a su ex-prometida cerca pero ahora... Extrañaba mucho a Gwiboon, se rompía su alma cada vez que llegaba a verla en los rasgos de su ahora novio.
Pero amaba a Kibum, de verdad lo amaba.
Abrazó más al rubio y dejó un beso en su frente. Kibum suspiro, se separó y se levantó.
"Espera." Minho se quedo ahí en el sillón, obedeciendo la orden con la mirada perdida en un punto imaginario en el espacio. No, Kibum no lo creería.
Pasó como media hora o quizás más hasta que escucho el sonido de unos tacones... Tacones. Su mirada se volvió inmediatamente hacia el pasillo que conectaba la sala con la zona de habitaciones, y ahí estaba...
"Kibum, no seas ridículo." El alto se paró inmediatamente y quedó frente al otro, con el ceño fruncido, su nudillos volviéndose blancos por la presión de sus puños.
"Querías... verla otra vez, esta parada frente a ti, HoHo." Dijo con tono tembloroso sin mirarlo directamente. La falda floreada corta, el sweater rosa, los tacones la peluca castaña era lo más incómodo que había usado en su vida. No importaba si hacia feliz a Minho pero no parecía estar resultando.
"La extraño, mucho. La amaba de verdad " Hablo despacio y tembloroso el alto. Kibum asintió. " Y diablos, ahora parece que de verdad la tengo frente a mi." Kibum sonrió tristemente, limpiando con la manga del sweater las lágrimas del rostro de Minho.
Fue brusca la manera en que la peluca fue arrancada de su cabeza y cayó seguidamente al suelo. Tal vez se llevó alguno de sus cabellos.
"¿No puedes darnos una oportunidad a nosotros Kibum? Una verdadera oportunidad... ¿Sin ella de por medio?
La cuestión le dejo sin habla, Minho parecía mas serio que nunca.
"Quítate eso de encima, idiota. Tu hermana debe estar maldiciéndote desde alguna nube." Ambos rieron entre nuevas lágrimas, abrazandose fuerte como sí se reencontraran luego de mucho tiempo.
"Yo mismo te quitare esa ropa de encima gatito..."
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Hacia mucho calor, subía y bajaba con rapidez.
"Te... Ah...amo tanto...mmm"
Estaba sentado sobre las piernas de Minho, con sus piernas rodeando la cintura del alto, sus brazos rodeando el cuello del otro. Estaba sintiendo miles de cosas explotar en su pecho según Minho se adentraba más en su interior. Los besos nunca los había sentido tan reales, y a las caricias tan llenas de amor.
"Te amo. Te amo. Te amo..." Murmuraba entre gemidos graves y los besos el menor. Sintiéndose completo como sí fuera más libre de amar al hermoso chico entre sus brazos. "Te amo demasiado...."
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Todo queda como imágenes borrosas en la mente de Kim Kibum. Pero desde ese momento los "Te amo" de Minho se sienten de verdad, ahora puede besarle con más confianza sientiendose correspondido de forma sincera. Kim Kibum ya no es la sombra de Kim Gwiboon. Aunque nunca se cansaría de pedir perdón, porque sentía que estaba irrespetando la memoria de su gemela. Pero amaba infinitamente al hombre con el que despertaba cada mañana...
Posiblemente Gwiboon entendía y dondequiera que estuviera les cuidaba. Tal
vez, lo único que tenía que hacer era disculparse a sí mismo.