Un chico lindo. Muy lindo y también un estudiante A+ [muy listo]. Dulce, con actitud si era necesario. Él nunca había hecho nada malo. Era un buen chico, es por eso que a Yang Yoseob le pareció extraño cuando su maestro de historia, el Sr. Yong le pidió que se quedase después de clases a hablar con él.
Él había estado en la clase de este profesor por quizás dos semanas y en la mayor parte de esta, todo lo que había estado haciendo era soñar despierto. Él no era de no prestar atención en clases, pero le era muy difícil teniendo a un profesor como ese. El Sr. Yong era joven. Este era apenas su segundo año enseñando. Yoseob lo sabía porque en el primer día de clases, el profesor les había contado un poco sobre él. Quizás esa había sido la única vez en que Yoseob le había prestado atención al tan intrigante hombre. Él era agradable y misteriosamente cool. Tenía sentido del humor y en raras ocasiones... cuando sonreía era lo más adorable y quizás también la cosa más sexy que Yoseob podría haber soñado.
Pero de lo que el pequeño adorable no podía apartar sus ojos y pensamientos... era ese bulto en los pantalones de su maestro. Se paraba frente a la clase y, aunque él le decía a sus estudiantes que mantuvieran sus ojos en la pizarra, Yoseob no podía evitar mirar hacia abajo. Sin darse cuenta, lamía sus labios. Su respiración, aunque no muy notablemente, cambiaba. Durante todo el tiempo... En realidad, casi todas las veces ni siquiera se dio cuenta de que el profesor podía leer cada uno de los movimientos que hacía con sus ojos. No era algo que normalmente haría Yoseob. Él nunca era así con otros profesores... pero el Sr. Yong no era como los otros maestros... había algo diferente en él.
“¿Quería verme...?” Preguntó Yoseob tímidamente al entrar en el salón vacío. Caminó vacilante hacia el frente del salón y se detuvo frente al maestro.
El Sr. Yong estaba sentado en su escritorio de roble oscuro con sus piernas cruzadas. Parecía relajado con sus brazos atrás y su rostro era frío e ilegible, como de costumbre. Miró al estudiante frente a él e inclinó su cabeza ligeramente hacia la derecha. "Tú ya eres mayor. Tienes 18, ¿No?" Preguntó. Yoseob movió su cabeza en un sí. El chico más joven podía sentir los latidos de su corazón volverse más rápidos. El maestro en ese momento se movió un poco en su escritorio. Sus piernas se movieron y de la misma forma, los ojos de Yoseob se dirigieron a la zona vital de su profesor. Fue solo por unos segundos y rápidamente miró en otra dirección, pero eso fue todo lo que su maestro necesitó y sus labios se curvaron en una sonrisa satisfecha. Era como si estuviese probando una divertida teoría en el chico.
“Yo puedo ser un profesor Yang Yoseob, pero sigo siendo joven. 25 por si te lo estás preguntando.” Miraba a Yoseob mientras hablaba, pero los ojos de Yoseob estaban en cualquier lugar, menos en su maestro. “Lo que intento decir, es que me doy cuenta cuando alguien me está mirando”.
Las mejillas de Yoseob instantáneamente se volvieron dos tonos más rojo de lo que ya eran. Su cabeza rápidamente se movió, para finalmente ver a su profesor e intentó hablar, pero todo salió en un lindo tartamudeo. “¿Q-qué?”
El Sr. Yong se cruzó de brazos y se inclinó hacia delante un poco más. “ No actúes tan inocente. Tienes calificaciones perfectas en todas las clases, excepto en la mía. Me gustaría pensar que es porque mi clase es difícil para ti, pero...” El Sr. Yong se puso de pie y se acercó un poco más a Yoseob mientras continuaba. “Lo único que parece ser difícil para ti es mantener los ojos en la pizarra”.
“¡Yo pongo atención a sus clases!” Escupió al instante Yoseob. No sabía qué hacer en la situación en que se encontraba... Había sido atrapado con las manos en la masa. Trató de pensar en la respuesta más rápida para poder salir de allí lo antes posible. “ Sólo me fue mal en el examen... es por eso que mi calificación es baja”.
“¿En serio? Digo todo lo que sale en los exámenes durante las clases... Te digo que lo escribas en tus notas... Lo hago muy fácil para ustedes... Aprobarías si realmente pusieras atención.” El salón quedó en silencio cuando el Sr. Yong dejó de hablar. Yoseob no sabía qué responder. Se quedó en silencio y mantuvo su vista en el suelo hasta que su maestro habló nuevamente. “Dime, qué es lo que imaginas que te hago mientras estás sentado en tu escritorio durante mi clase... mirando mi entrepierna... soñando despierto...”
Señaló el asiento donde usualmente se sentaba el chico y Yoseob se sobresaltó un poco. “Yo... ¡Yo no miro eso!” Estuvo a punto de gritar. “Yo no imagino nada... no sé de qué está hablando...”
Al momento siguiente, Yoseob habría visto si realmente tenía el coraje de mirar a su maestro, pero no lo tenía y le tomó por sorpresa cuando una mano gentilmente sostuvo su rostro y lo volteó, quedando ambos mirándose de frente. Yoseob no dijo nada. No podía. Él se congeló, con su corazón latiendo tan rápido que podría estallar en cualquier segundo. Su maestro se inclinó y sólo por algunos minutos sus labios quedaron juntos. Los ojos de Yoseob se volvieron grandes, pero instintivamente se cerraron y cuando la sensación se detuvo, dejó escapar un pequeño quejido.
“Eso es lo que pensaba.” Dijo el Sr. Yong casi en un susurro. Todavía sostenía el rostro de Yoseob, pero pronto lo soltó. Caminó de vuelta a su escritorio y se sentó de la misma forma en que se encontraba cuando Yoseob había entrado al salón. El menor se encontraba quieto y sin decir palabra alguna. Sus dedos temblorosos subieron hasta tocar sus labios, el Sr. Yong no pudo evitar sonreír. “No me digas que ese fue tu primer beso...”
Yoseob solo movió su cabeza. Se sentía en shock. Su maestro de historia acababa de besarlo... ¡Un maestro! Y lo más raro de todo era que le había gustado.
“No sé si estés interesado, pero podríamos llegar a un acuerdo...” Sugirió el Sr. Yong. Esperó la respuesta de Yoseob, le tomó un par de segundos, pero finalmente Yoseob lo miró.
“¿Q-qué tipo de acuerdo?” Yoseob no podía creer que estaba diciendo eso, pero ese beso le había dejado confundido.
“Puedes quedarte después de la escuela... y venir a mi salón para estudiar. Cuando creas que estás preparado, dejaré que tomes de nuevo cualquier examen en el que hayas fallado.” Habló con simpleza y en una situación normal, cualquier estudiante habría aprovechado la oportunidad, pero esto estaba muy lejos de ser normal. Yoseob sentía que el Sr. Yong quería que se quedara por algo un poco más que solo estudiar.
“Yo... no lo sé...” Fue todo lo que Yoseob pudo decir. Era muy obvio lo nervioso que se encontraba... eso era lindo y su maestro definitivamente lo sabía.
Sonrió, pero esta vez fue una especie de sonrisa. No de las que normalmente hacían que todo el cuerpo de Yoseob se calentara(?). “ Si no quiere hacerlo no lo forzaré, Sr. Yang... pero si usted elige no hacerlo, lo más probable es que repruebe mi clase.”
La boca de Yoseob arrojó. “¡Eso no es justo!” No podía creerlo. Nunca había reprobado alguna clase antes. “¡Yo no debería tener que hacer favores sexuales sólo para pasar tu clase! ¡No lo haré!”
Al maestro le pareció divertido lo que Yoseob había acabado de decir. Rió un poco y Yoseob se quedó en silencio otra vez. “¿Favores sexuales? No creo haberte pedido alguno, pero ahora creo saber qué es lo que has estado soñando despierto.”
“No te burles de mi.” Dijo Yoseob es voz baja. Había decidido que era mejor mantener un tono de voz bajo si es que no quería que alguien entrara. " Yo podría... podría culparte por iniciar esto." Yoseob sabía que nunca lo haría, pero bien podía amenazar al hombre de todos modos.
"Sabes... eres muy injusto, Yang Yoseob." Replicó el Sr. Yong. Ni siquiera se vio afectado por la amenaza. Esto se debió principalmente a que él sabía muy bien que Yoseob no tenía la intención de culparlo. Él simplemente continuó, " ¿Por qué está permitido que pases toda la clase mirando mi entrepierna, relamiendo tus labios... y mentalmente obligándome a hacer las cosas que fantaseas, pero cuando realmente hago una de esas cosas... te enojas?" El estudiante estaba en silencio y el Sr. Yong esperaba una respuesta. Él inclinó su cabeza preguntando, "¿Y bien?"
"Es diferente... y ya se lo he dicho. No pienso en esas cosas." Yoseob tragó saliva y miró a su maestro, tratando de mostrarse lo más inexpresivo que pudo. Seguía siendo evidente lo nervioso que se encontraba.
Un largo suspiro salió de la boca del maestro y se levantó del escritorio. " Eres terco... y eso me gusta." Él avanzó de nuevo hacia Yoseob, pero esta vez el chico lo vio venir.
" N-No~" Intentó decir Yoseob mientras posicionaba su mano en el pecho del hombre para alejarlo, pero sus labios y los de su maestro se unieron una vez más. Yoseob sentía desmoronarse bajo el dominio formado al rededor de su cintura y dejó escapar un grito ahogado cuando sintió una mano suavemente rozar con su miembro a través de los ajustados pantalones de su uniforme. Sus labios seguían unidos y cuando Yoseob dejó escapar un pequeño gemido, el Sr. Yong inmediatamente tomó la oportunidad para deslizar su lengua dentro de la boca del chico. Yoseob no podía negar lo mucho que le gustaba esto y se sometió ante cada toque de su maestro. Sus manos, que antes había puesto sobre el pecho de su maestro para apartarlo, ahora se aferraban a su camisa. Sentía que sus rodillas estaban a punto de fallar y no fue sino hasta que se separaron y Yoseob emitió un gemido disgustado que se dio cuenta de lo que realmente estaba sucediendo.
"A~ahh Sr. Yong... No podemos hacer esto" Yoseob gimió a la mitad.
"¿Quieres que me detenga?" Preguntó el maestro de una forma muy seductiva. Evidentemente, él no tenía la intención de detenerse, incluso si Yoseob decía que sí porque él ya había cogido al chico por el trasero y sonreía debido a que un leve gemido escapó de la boca del menor.
Lo dejó sobre la mesa más cercana y atacó sus labios una vez más. Cuando se separaron, miró su reloj de pulsera. " Hoy es Martes, ¿verdad?" Preguntó el maestro, pero Yoseob no dijo nada. Simplemente asintió.
El Sr. Yong apartó su mano del bulto del chico... que estaba prácticamente corriéndose. Esto se notaba a través de sus pantalones que aún no habían sido desabrochados.
"Hay una reunión de profesores hoy y comienza en 5 minutos..." Llevó una de sus manos hasta el rostro de Yoseob para apartar suavemente su cabello. "¿Quieres que termine?"
"S-Sr. Yong... no puede solo preguntar algo así..." Yoseob habló en voz baja. Movió su cabeza hacia un lado para ocultar su rostro. Tenía una extraña mezcla entre la humillación y el deseo que le recorría todo el cuerpo. Él quería decirle a su maestro que terminara el trabajo que había iniciado pero... todo esto seguía estando mal.
"¿Por qué no puedo preguntarte eso?" Cuestionó el apuesto profesor, riendo un poco. Posicionó sus manos sobre las caderas de Yoseob y se inclinó hacia adelante. "Por cierto, puedes llamarme JunHyung, no me importa."
Yoseob alzó su vista, hallándose con los oscuros ojos de su maestro. Eran hermosos y sintió su corazón saltar.
"Si no me lo dices luego nos quedaremos sin tiempo..." Dijo JunHyung. Sus palabras parecían haber despertado algo dentro de Yoseob, sin embargo, él empujó a su maestro para que se apartara.
"¡No necesito que lo termines y no te llamaré JunHyung! Eres mi maestro... y yo soy un estudiante." Cubrió su rostro con sus manos. Se sentía muy caliente. Su miembro palpitaba con fuerza, pidiendo atención. La mente de Yoseob decía no, pero su cuerpo lo necesitaba. Poco a poco fue quitando las manos de su rostro y, lentamente las bajó hasta el botón de su pantalón. "P-por favor..."
JunHyung miró a Yoseob y le sonrió amablemente otra vez. Yoseob se había entregado completamente. Se deshizo de los pantalones del menor y bajó su ropa interior lo suficiente como para que su miembro fácilmente pudiese salir. Yoseob jadeó al sentir el frío aire contra su sensible piel, pero esto no duró mucho debido a que JunHyung introdujo casi por completo toda la extensión de Yoseob en su cálida boca.
Yoseob echó su cabeza hacia atrás y puso una mano sobre su propia boca para acallar el fuerte gemido que emitiría. Su maestro era muy bueno en esto... bueno... Yoseob nunca había hecho esto antes, pero era positivo creyendo que JunHyung lo hacía correctamente porque solo tomó unos segundos antes de que todo el cuerpo de Yoseob se estremeciera en placer. Un lindo gemido escapó de sus labios y JunHyung tragó casi en su totalidad lo que el menor había dejado salir.
“S-Sr. Yong... eso es desagradable... ¿Por qué se lo traga?” Preguntó Yoseob, quien continuaba jadeando.
“Los maestros tenemos problemas cuando el salón está sucio... y no podía dejar que te vinieras sobre nuestra ropa.” Sonrió, limpiándose los labios y se puso de pie. Luego ayudó a Yoseob a bajar del escritorio. “Así que, ¿vendrás luego de la escuela?”
“No.” Respondió inmediatamente Yoseob. “No lo haré.” Abotonó sus pantalones y tomó su mochila. Se sentía mal y estaba listo para irse, pero la voz de su maestro le detuvo.
“Yoseob, espera.” Tomó un pedazo de papel y un lápiz de su escritorio, donde escribió algo. Le entregó el papel a Yoseob y él lo abrió. No dijo nada por un momento y luego lo dejó sobre una mesa.
“No quiero tu número.” Dijo un tanto cruel Yoseob. Quería decir algo más, pero JunHyung gruñó molesto.
“Mierda. Llegaré tarde a la reunión.” Se dirigió nuevamente hasta su escritorio y tomó su maletín junto a un notebook que se encontraban sobre este. “Lo siento por irme tan rápido, pero...” Miró el trozo de papel que tenía su número en él... y seguido miró a Yoseob (quien seguía sonrojado). “Espero que decidas prestar atención mañana.”
Con una última sonrisa, JunHyung pasó frente a Yoseob hasta la puerta para abandonar el salón. Se detuvo vacilante frente a la puerta, pero no miró hacia atrás. Salió sin decir ninguna palabra más.