-¿Y qué tal tu día, Legolas? – pregunto el castaño mirando fijamente al rubio.
-Mal – contesto secamente –tuve otra pesadilla, una diferente.
-Una diferente, ¿eh? ¿Y cuál fue peor, esa o la otra?
-Mmm… - hizo una mueca de duda, indeciso entre decirle o no – la otra.
-¿Qué pasaba en tu pesadilla de anoche? ¿Te comía un tiburón; los zombies nos invaden y lo único que tienes a la mano es un cd de Justin Gayber?
-No – respondió con rostro inexpresivo – no era nada de eso, y no pienso decirte.
-¿Seguimos en las mismas? Vamos, Legolas, soy tu psiquiatra, deberías tenerme confianza. – le sonrió intentando convencerlo.
Desde hacía bastante tiempo, Tony Stark se la vivía repitiendo la misma rutina en su trabajo, y aquel rubio que tenía por paciente parecía que no avanzaba nada en sus terapias. Ya casi habían pasado dos años del terrible secuestro que el arquero había vivido, el llamado “Diciembre negro”, razón por la cual 6 personas estaban internadas, por así decirlo, en aquella mansión blanca a las afueras de la ciudad. Aquel martirio empezó en un centro comercial, al que las víctimas habían ido debido a la exposición de libros y obras que iniciaba ese día en el piso 6, todo iba normal y tranquilo, hasta que una bomba explotó unos pisos más arriba, asustando a las multitudes y obligándolas a correr hacia la salida, pero aparecieron unos sujetos armados y empezaron a disparar a diestra y siniestra, mientas otros acuchillaban a la gente y otros vertían gasolina en el piso y paredes.
En total, fueron más de 100 personas heridas y otras 40 muertas, mas aparte se llevaron a 15 personas a la fuerza, los otros 9 al parecer eran enemigos o hijos de los enemigos del cartel que los secuestro 1 año entero. Pero la policía los encontró justo a tiempo, antes de que volaran el lugar con ellos dentro, los tenían encerrados en una cabaña de Alaska, el lugar estaba en estado deplorable, se encontraban encadenados en diferentes habitaciones, y los cadáveres de los otros 9 se pudrían en un pozo que cavaron cerca de la cabaña.
El gobierno descubrió después de hacer un interrogatorio y una revisión a la cabaña, que los sobrevivientes eran observados meses antes del atentado ahora llamado por el mundo “Diciembre negro”. Días después, cuando todos salieron del hospital, el Gobierno los movió de estado, y los obligaron a vivir en un manicomio disfrazado de mansión, junto con unos cuantos doctores y enfermeras. Por suerte, los que estudiaban continuaron sus estudios, y los otros trabajan fingiendo normalidad, pues afortunadamente no pasaron sus fotos ni nombres en televisión por seguridad.
-¿Y? Yo no estoy aquí por gusto. – Suspiro- ¿Cuánto falta para que se acaben las 2 horas?
-Una hora 45 minutos. – era cierto, el de ojos claros no se encontraba ahí por gusto. Aunque podría decir que el sí, pues el acepto la invitación de dar terapia a uno de los afectados, el cual resulto ser Clint Barton. ¿Por qué acepto? Sencillo, ¿Por qué no? No tenía familia, ni muchos amigos, y siempre le gustaron los retos como ese. Hacer hablar a alguien que no quiere ceder. Lástima que al casi año de terapia no le había dicho nada.
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-¿Y tú lo amas? – pregunto el de ojos verdes.
-Si… pero no sé si él a mi… - suspiro con tristeza. Podría decirse que él era el más afectado. El joven Peter Parker tenía solo 16 años cuando sucedió el secuestro; por suerte aun estudia, pero dejo de ver a sus “amigos” de Midtown. Aunque gano varios estando en aquella mansión – manicomio.
-¿Y por qué no le preguntas? – al parecer Loki Laufeyson si logro hacerse amigo de su paciente.
-Porque no lo quiero perder como amigo. – continuo suspirando con pesadez.