Nunca fuimos más que amigas pero la quise y cele como a nadie, inclusive más de lo que uno cela a su pareja. Su inocencia le impedía notar esos celos que emanaban de mí. En ella vi a una esperanza de ser amada desde que cruzó por primera vez la puerta de nuestro dormitorio, acepte sus defectos y me fui acostumbrando a ellos a tal punto que no me sorprendía demasiado por sus errores, de hecho me parecía tierna su manera de equivocarse. Cada que la abrazaba era como abrazar a un tierno ángel en quien deposité todo mi cariño y ternura. Todos los días despertaba motivada por ver su brillante sonrisa y cabello rojizo. Su presencia llenaba de color mis mañanas. Sólo ella podía hacerme ver sol en un día nublado; fue mi todo en pocas palabras. Su compañía me reconfortaba, sus palabas me abrigaban y su voz me hacía olvidar mis problemas.
Llegué a soñar más de una vez que ella correspondía mis sentimientos, y era yo quien la hacía suspirar entre mis brazos en vez de aquella Etoile llamada Shizuma con quien no tenía oportunidad alguna.
Mi autocontrol flaqueaba al ver sus rosados y apetitosos labios. Nunca sabré como se sienten ni mucho menos su sabor; los imaginé suaves, delicados y de un sabor indescriptible. Moría por un beso de mi amada. Siempre tomé de sus hermosas manos con dulzura y suavidad. Su mano y la mía se entrelazaban perfectamente como si nuestras palmas estuviesen destinadas a conocerse, pero sus manos no deseaban precisamente conocer las mías. Su tacto me intimidaba cuando pasaba sus dedos entre mi cabello o mi rostro, más que si me hubiera tocado alguna parte erógena. Ella tenía ese poder sobre mí, podía excitarme con sólo mantener un abrazo de diez segundos pues sólo le tomaba cinco segundos a mi mente hacerme soñar despierta.
A veces me sentía culpable por haberla querido de esta manera o cuando ella me abrazaba con inocencia mientras que yo lo hacía con un toque de lujuria, aprovechando para sentir su olor que me enloquecía y hacia desvariar. No puedo evitarlo así como ella no puede evitar verme como una amiga más, no del montón pero no más que eso: una amiga. A pesar de que me robó una infinidad de suspiros. Recuerdo que al final terminé derramando algunas lágrimas por celos, rabia y frustración de saber que todo se quedaría como una fantasía más dentro de mi mente. Tal vez yo no complementé su vida como ella la mía. Me pregunto si en algún momento después de nuestra graduación ella habrá pensando en mí, ¿lo hará?
Mi querida y linda Nagisa, pelirroja distraída que jamás comprendió de dónde me inspiraba para escribir mis poemas. A pesar de que ya han pasado varios años desde nuestra graduación su recuerdo sigue rondando por mí mente. Pretendo liberarme de estos pensamientos escribiéndolos en éstas hojas de papel, esperando al fin poder reconstruir mis sentimientos rotos sin olvidar dejarle un lugar especial en mí corazón como compañera de habitación, mejor amiga y primer amor.