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Acoso por Akasha Aia Naiel

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Notas del fanfic:

Un estudiante universitario se encuentra siendo acosado constantemente por una presencia que no puede identificar, no puede detenerle, no puede escapar ni prevenirlo. No sabe que es, ni por que le sucede desde hace algunos meses atrás.

Esta es la historia de Uchiha Sasuke.

 

Este debería ser un lugar seguro pensó observándo a la cantidad de las personas que le rodeaban,  eran suficientes como para que no quedara algún espacio libre. No había duda de que podía relajarse sin preocupaciones. Hace algunos meses atrás, jamás habría considerado que dentro de un vagón de tren podía encontrar cierta calma, menos aún que esta fuese puntualmente cuándo se trataba de cantidades asfixiantes.

Era el horario punta, donde la masa conjunta de colores opacos parecía comprimirse amalgándose en una extraña mezcla de diversas edades y alturas. El aire se encontraba tenso, un penetrante aroma espeso podía percibirse, hacía calor en el interior pese a que las  pequeñas ventanas laterales se encontraban abiertas, sin embargo esa ventilación no era suficiente.

A él no le importaba aquello, tampoco que una mujer frente a él le  golpease eventualmente con su codo enterrándoselo en el estomago cuándo la atracción hacia los costados se hacía mayor. Movió una de las correas de su bolso entre sus manos aliviado mientras cerraba sus ojos durante algunos segundos. Era bueno que en todo el dia no hubiese sentido su presencia, ningún signo, era sospechoso pero le hacía sentir más seguro.

Su vida en el transcurso de los últimos meses parecía girar en un sentido contrario por decirlo sutilmente. Todo se mantenía estable, los desafios usuales cuándo se trataba de sus estudios,  los problemas ajenos tampoco habían variado, las personas manteniéndo conversaciones sobre sus dias continuaban sin interrupción alguna. Aparentemente nada había cambiado en su vida, pero en verdad, si había sucedido algo asi.

A veces no sabía si pedir algún tipo de ayuda cuándo las cosas se colocaban un poco tensas, normalmente él no consideraria un acto como aquel, siempre ha confiado en ser capaz de solucionar sus propios problemas sin grandes impedimentos, pero este caso se encontraba fuera de sus manos. De hecho no conocía a nadie con un problema similar como el suyo. La reacción primaria fue el investigar en internet : La fuente más grande de información que podía consultar libremente sin ser juzgado, pero también lo poco provechoso era que esta es la más aleatoria si no se sabe realizar una buena busqueda.

Como le hubiese gustado que se encontrase viva su madre en un momento como este, sólo para oir su suave voz diciéndole que nada malo sucedia con él, que todo se encontraba bién, que su mente sólo le estaba jugándo una broma desagradable producto de los altos niveles de estrés que manejaba en las fechas cercana a los examenes, pero esa clase de consuelo no era real, ni tenía utilidad alguna. Su madre se encontraba bajo tierra dentro de un confortable ataud desde hace años, más de una decada.

Estaba claro que su situación no tenía nada de normal en ella. Pero no podía simplemente acercarse a un amigo y decir ¿Sabes? Desde hace un tiempo hasta ahora, puedo oir una voz hablándome, una voz grave, ronca como si fuese de ultratumba, aunque a veces tan sólo parece el susurro de una brisa. ¿Es normal que me suceda esto?

 

No,  claro que no. El no accedería a ser visto por los demás como un chico que se encontraba fuera de quicio y debería tomar varios dias libres por que su salud mental lo está exigiéndo a patadas.

Además no es como si incluso, las personas en quien más podía confiar fueran a creerle, incluso aquellos, con los que podía reconocer transcurría más horas en el  dia no serían capaces de aceptar algo como eso sin observarle como un fenómeno. Lo más probable que fuese a suceder sería que se rieran, y preguntaran que es lo que dice, si le pide asesinar gente,  violarse a chicas lindas o simplemente estudiar. Se burlarían de él. ¿ Y quién no? Si incluso esta historía fuese oida por él desde boca de alguien más aun con su seriedad hubiese sido suficiente para molestar  a aquella persona.

Su historia podía calificar para un capitulo de actividad paranormal. Si lograse comprobarlo, claro. Pero dudaba que él se fuese a dejar grabar en un momento en que hacía sus “cosas”

El realmente no sabía como explicarlo, es más. ¿Existía un modo de hacerlo?

Un repentino escalofrio descendió por su espalda, uno conocido que presagiaba que aquello comenzaría en cosa de escasos segundos, estaba ahí. Se sintió congelar en el calor asfixiante que reinaba el vagón. Su cuerpo reconocía esa sensación tan desagradable que hace un tiempo atrás ni siquiera sospechaba que podía sentir.

Rápidamente desvió su vista hacia quienes le rodeaban, con suerte podría moverse esperándo el lograr salir  con ese ambiente tan viciado, pero nadie parecía estar dispuesto a dejarle espacio donde poder moverse con la esperanza de descender en la siguiente estación.

Observó rostros buscándo alguna característica conocida, pero no, nadie le era similar o conocido. Pero estaba bien, rara vez tenía una apariencia conocida, inicialmente sus bromas las jugaba de tal manera que desde un inicio era irreconocible. Rostros que jamás habría visto o  en los cuáles él no solía detenerse

Y de pronto comenzó a suceder, pudo sentirlo. Ese obseno roce sobre su trasero. El que inicialmente podía iniciarse como uno muy suave que demoraba en ser percibido o el que otras veces como ahora parecía querer simular un reconocimiento de terreno. Le apretaba los gluteos, enterraba sus uñas sobre su ropa hasta alcanzar su piel y entonces daba un pequeño tirón marcándole. Su cuerpo se estremeció y el dio un respingo mientras fruncía el ceño.

Por favor, que al menos esta vez fuese alguien en el interior del vagón, por favor que alguien dentro del vagón estuviese cometiéndo aquel acto. Que no fuese como siempre. Frunció el ceño antes de decidirse rozar a si mismo con una de sus manos su espalda, como si fingiera acomodar su ropa y nada. Absolutamente nada. Respiró de manera profunda y cerró sus ojos maldiciéndo bajo antes de dar vuelta sutilmente, porque el lugar estaba abarrotado y a su espalda solo se encontraba una mujer de edad que le miraba seriamente.

 

Solo pudo maldecir muy bajo su condenada suerte de que esto le estuviese sucediendo de nuevo , especialmente tras los dias que el creyó ahora esto se encontraría en recesión, que malditamente equivocado estaba al pensar algo como aquello. Las caricias continuaron, apretones que podía sentirlos perfectamente con incomodidad mientras su rostro parecía cada vez más serio mientras mayor era lo que se generaba.

“Sasuke… “

Mordió su propio labio con fuerza al oir su nombre como un susurro sobre su oido, estaba dicho tan claro, con lentitud como si el muy condenado se encontrase saboreando cada palabra, cada silaba con el fn de pronunciar su nombre. Ni siquiera se esforzó en observar hacia quienes se encontaban a su alrededor, eran hombres de traje en una conversación sobre un accidente automovilistico. 

¿Qué podía suceder con él?¿Estaba volviéndose loco? A veces creía que se trataba netamente de eso. Sentir caricias en tu cuerpo cuando no es realmente asi, era lo suficientemente raro.

No era sólo en su hogar, asi que no podía ser solo un fantasma que conociese su nombre, desde que esto se hizo más frecuente, el comenzó a barajar multiples posibilidades pese a lo surrealista que estas fuesen, y a veces creia que no tenía más alternativa que confiar en una de esas extrañas circunstancias para hacerse de información.

Una vez comenzaba el no podía detenerlo facilmente. Tomaba una ducha, pero incluso asi las sensaciones continuaban insistentes, sobre su pantalon o su miembro, con más frecuencia en sus nalgas, era como una presion suave que a veces realmente parecía tratarse de una mano física. Lo peor de todo esto, es que al inicio sucedía cuándo se encontraba solo en casa, pero ahora sucedía de un modo frecuente cuándo habían personas, a veces pasaba al mantener una conversación, en clases o cuándo tomaba una ducha. Y eso era lo peor.

Mientras menos ropa usase, más claro lograba sentirse aquel tacto, a veces parecía tener un ritmo, sentía que era el condenado juguete de algún ser intangible que era un pervertido aún tras encontrarse muerto. Y eso no estaba bien, el no poder tener el control, el   no saber como realmente detenerle.  ¡Era absurdo!

Hasta ahora aún podía considerar que tenía cierta seguridad, ciertos margenes de acción,  no se extendía mas allá de las dichosas caricias traviesas, más allá de los susurros de su nombre y alguna que otra palabra para molestarle. Por ahora, y esperaba que esto no fuese más allá liberándo algún tipo de extrañaba situación.

Como si algo pudiese ser más extraño que ser acosado por algo intangible

El pitido agudo del metro indicándo la llegada de la proxima estación le hizo volver en sí y agarró con un poco más de fuerza su bolso inseguro sobre salir o continuar en el interior. De todos modos, el no podía hacer nada para intentar establecer un control.

Resignado sintió como el metro desaceleraba y el pequeño tirón que ello concernía en su interior. Observó a algunas personas descender y ahora con un poco más de espacio en el interior pudo tener mayor distancia con las personas. Pero aún podía sentirlo.

 

Deseaba golpear a alguien cada vez que sucedía, pero no había modo de culpar o quejarse. Solo consideraria que le dirian que estaba alucinando, o en el caso de que realmente creyeran en sus palabras, a hablar con un siquiatra.

Al inicio realmente le parecía que esto era algo insoportable, solo había ido en aumento, pero aún asi ahora podía sentirse un poco más calmado al respecto. Dentro del caos interno que desencadenaba cada vez.

“Sasuke… “

El no era homosexual.

“Sasuke”

Aquello no le gustaba, lo detestaba, se sentía indefenso y él mas que nadie juraba molestarse cada vez que una sensación como esa le invadía. El no admitía sentirse asi, pero frente a esto… actualmente no podía evitar el efecto paralelo que generaba en él. Una leve excitación, una muy mal sana excitación.

Su temperaturaba se elevaba, y comenzaba a hacer calor en el interior del vagón, tragó saliva duramente mientras discretamente bajaba la mirada hacia su pantalón.  En la superficie del mismo a un costado lograba observarse un discreto bulto que le hizo suspirar cansado. Lo cubrió con su chaqueta y dejó una de sus manos en su bolsillo.

Si alguien llegaba a verle asi, sería encasillado como un pervertido, o un acosador y él no era niguna de aquellas cosas, solo estaba siendo molestado con esas intenciones por quien sabe que condenada rareza sobrenatural.


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