I
El año escolar había pasado muchísimo más rápido de lo que esperaba, y cuando menos me di cuenta, ya estábamos en el último día de clases. Los maestros nos estaban dando los usuales sermones de clase entera diciendo lo excelentes que habíamos sido durante todo el semestre y sobre como esperaban obtener el mismo rendimiento de éste semestre en el próximo regresando de las vacaciones de verano.
Con mi muñeca sosteniendo mi quijada, ladée mi cabeza hacia la ventana y observé el exterior. Los árboles eran verdes y las hojas se agitaban con el suave vaivén del aire. Habían algunos pájarillos volando cerca de dichos árboles, y el patio estaba adornado con hermosas flores recientemente plantadas. Habían varios estudiantes afuera, sentados en el pasto compartiendo alguna comida o refresco o simplemente platicando. Un suspiro se escapó de mis labios mientras volvía a girar mi cabeza hacia mi profesor, quien seguía hablando con tanta pasión y nostalgia sobre nosotros.
Despistadamente me giré a ver a mi mejor amigo, quien estaba sentado a unos escritorios detrás de mi. Él, al sentirse observado, giró su rostro hacia mi dirección y me regaló una rápida sonrisa. Yo le regalé una sonrisa traviesa antes de volver a girarme hacia el profesor. Detrás de él, el reloj marcaba la hora. Y faltaban exactamente 2 minutos para salir.
Con un nuevo suspiro, me dediqué a tomar mi mochila y ponerla sobre el escritorio. Ésta era la última clase del día y del semestre, los exámenes ya habían terminado y yo aprobé todos con calificaciones casi perfectas.
— ... Además, quisiera felicitar, antes de que la clase termine, a un estudiante que mostró un excelente desempeño durante todo el periodo escolar, y que esperamos que siga dando lo mejor de sí en el semestre que viene... — El profesor dijo, y sus ojos escanearon el salón, inmediatamente deteniendo su búsqueda cuando se posaron sobre mí. — Park Chanyeol, por favor, — me llamó y con sus manos me indicó que me levantara de mi asiento. Mis compañeros de clase, ya acostumbrados a ése usual reconocimiento que se me daba al final de todos los semestres, simplemente me sonrieron con cansancio. Miré detenidamente al profesor, y éste me regaló una amplia sonrisa, — Felicidades por haber obtenido el primero lugar en desempeño del salón y segundo lugar en desempeño acádemico del grado, señor Park. Esperamos que dé lo mejor de usted éste próximo periodo escolar. — Yo simplemente hice una reverencia de 90 grados sin decir nada, y al incorporarme le regalé una amplia sonrisa antes de tomar mi mochila y pasármela por el hombro. En ése mismo instante, la campana sonó y todos inmediatamente se levantaron de sus asientos con sus mochilas en sus manos y corrieron fuera del salón, gritando diversas despedidas hacia el profesor que se despedía de ellos con un gesto de mano.
Yo esperé a que el salón se vasiara para que mi mejor amigo y yo pudiéramos salir en paz sin ser empujados, pisoteados, codeados y demás. Sehun tomó su mochila y caminó hacia mi, pasando su brazo por mis hombros y jalándome contra él.
— Mi pequeño genio. Lo hiciste de nuevo, — me dijo con una sonrisa en sus labios. Yo me reí en voz alta, pasando mi brazo por su cintura, y con una inclinación de cabeza nos despedimos del profesor que terminaba de empacar sus cosas.
— Felices vacaciones, profesor, — me despedí con una amplia sonrisa, a lo que él contestó con el mismo gesto.
— Descansen, jóvenes, — y dicho éso, nos retiramos del salón, caminando juntos por los ahora vacíos pasillos.
Todos ya se encontraban afuera, gritando, riéndo, abrazándose y llorando. Algunos por las graduaciones, otros porque se cambiarían de escuela. En fin, yo no tenía porque preocuparme o entristecerme ya que todos mis amigos eran de mi mismo grado o menores.
Sehun y yo íbamos caminando lentamente hacia la entrada del colegio cuando sentí a otra persona colgándose de mis hombros. Solté un pequeño quejido y giré mi rostro para encontrarme con el rostro de otro de mis mejores amigos. Sus ojos oscuros brillaban con emoción y sus labios carnosos estaban curvados en una enorme sonrisa. Su piel morena era inconfundible, por supuesto.
— Jongin, bájate, — le ordené con voz más grave de lo usual. Él se rió y se bajó de mi espalda, pasando su brazo iziquierdo por mi brazo derecho, mirándonos a mi y a Sehun con una sonrisa traviesa.
— ¿Listos para el verano? — Preguntó con felicidad. Nosotros nos reímos y asentimos.
— A diferencia de ti, nosotros vamos a descansar todo el verano, — dijo Sehun, causando que el menor frunciera el ceño e hiciera un puchero.
— Ya, que mis padres todavía no me perdonan que hubiera reprobado Matemáticas... — Se quejó en voz baja mientras soltaba un suave suspiro. Él era un año menor que Sehun y yo, pero era muy "maduro" para apenas tener 16 años. Y no maduro en un aspecto responsable, sino en que tenía la vida social que un joven de 22 años tendría.
— Ya te he dicho que siempre puedes acudir a mi cuando necesites ayuda, Jongin, — le dije con voz suave. El moreno suspiró y negó con la cabeza.
— Ya tienes muchos problemas, no quiero agregarte otro más, hyung, — me dijo con una amplia sonrisa, soltándome del brazo y poniéndose en frente de nosotros dos. — Sí o sí, éste verano nos la pasaremos increíble e irán conmigo a todas las fiestas, ¿vale? — Nos "preguntó" con una sonrisa inocente. Sehun y yo nos miramos y suspiramos resignados.
— No tenemos otra opción, ¿o sí? — Preguntó Sehun, a lo que el moreno negó con la cabeza. Yo me reí y Sehun hizo un puchero.
Jongin se volvió a poner a mi lado, su mano tomando la mía y apretándola con fuerza mientras los tres de nosotros caminábamos por las calles hacia mi casa, probablemente. El brazo de Sehun por mis hombros, mi brazo izquierdo alrededor de la cintura de Sehun, mientras que mi mano derecha era ocupada por la cálida mano de Jongin.
Los tres seguimos hablando de tonterías, riéndonos mientras caminábamos, mientras que en mi mente solo podía desear que el verano fuera tal y como Jongin había dicho: increíble.