II
Tal y como habíamos acordado, Sehun y yo intentábamos asistir a cuantas fiestas podíamos, pero Jongin tenía una agenda demasiado ocupada. Todos los días tenía una fiesta nueva, incluso hasta cinco fiestas en la misma noche. Siempre sería un misterio para mi cómo era que Jongin, siendo tan joven, conocía a tanta gente. A veces ni siquiera las conocía, pero iba a sus fiestas y ahí se hacía nuevos amigos y conocidos.
No era que yo no pudiera hacer amigos, ni que odiara las fiestas, pero jamás llegaría a conocer ni a un quinto de las personas que Jongin conoce.
Hoy íbamos a salir nuevamente, por quinta vez en lo que lleva la semana. Sehun y Jongin ya estaban en mi casa, y solamente estaban esperando a que yo terminara de alistarme.
Sehun estaba arreglando su maquijalle mientras que Jongin arreglaba su ropa y yo arreglaba mi cabello.
— ¿Por qué tenemos que vernos tan bien, Jongin? — Preguntó Sehun después de varios minutos de silencio en los cuáles solo se escuchaba la música de mi iPod.
— Es una fiesta de la clase alta, hyung, — contestó el menor, sus ojos examinándose en el espejo mientras decidía si arremangarse su camiseta formal o no.
— Jamás había tenido que ir tan formal a una fiesta cualquiera, — comenté, mis ojos posándose en mis amigos a través del espejo que estaba utilizando. Jongin se rió y se encogió en hombros mientras que Sehun asentía. — ¿De dónde conoces a esta chica, otra vez?
— Es hermana del primo del mejor amigo del amigo de mi hermano, — contestó con alegría el menor. Finalmente decidió arremangarse la camiseta y desabrocharse los primeros tres botones, revelando su ligeramente musculoso pecho.
— ¿Van a ir chicas bonitas? — Pregunté, y Jongin asintió casi inmediatamente.
— Las más hermosas. Parecen ángeles, pero son completamente sucias, — el menor me guiñó un ojo descaradamente, lo cual causó que me riera en voz alta. Sehun simplemente soltó una risa incrédula. — ¿Quieres tener algo con una, hyung? — Me preguntó después de varios segundos de silencio. Yo negué con la cabeza.
— No, pero hace tiempo que no tengo una novia, — comenté y Jongin frunció el ceño.
— Esas chicas no son para ser "novias", hyung — me contestó el menor.
— Jongin, tienes 13 años, ¿qué sabes tú de mujeres? — Se burló Sehun, causando que el menor entrecerrara los ojos y lo fulminara con la mirada.
— Tengo 16, y he estado con muchísimas más mujeres que tú, Sehun.
Sehun se giró para verlo, una sonrisa traviesa apareciendo en sus labios.
— ¿Y quieres saber por qué? — Preguntó Sehun con voz profunda y ligeramente sensual. Jongin se rió en voz baja y asintió con la cabeza — Eso es porque soy orgullosamente homosexual. Pero ahora, vamos, ¿a cuántos hombres te has tirado?
— Eh, ¡que tu seas homosexual no signfica que yo también lo sea! — Se defendió Jongin con un puchero en sus labios. Sehun soltó una risotada, y yo solamente me dediqué a verlos con una sonrisa entretenida.
— Hagamos un trato, — sugirió Sehun. Yo me giré completamente para verlos, recargándo mi espalda contra la pared mas cercana mientras observaba con interés a Sehun. Su mente podía ser bastante retorcida a veces. Jongin lo miró con cautela antes de reírse y asentir, murmurando un suave "dime". — Yo me acuesto con una chica hoy, si tu te acuestas con un chico también.
Miré incrédulo a mi mejor amigo mientras veía como el tono de piel de Jongin pasaba de moreno a pálido y finalmente a rojo. Solté una gran y fuerte carcajada mientras que Sehun miraba con determinación al menor de nosotros.
— ¿T-Tengo que... Ser... El de... Abajo? — Preguntó sin aire el moreno, causando que tanto Sehun como yo soltaramos fuertes risotadas.
— No. Puedes ser el de arriba, pequeño. — Contestó Sehun después de que terminara de reírse. Jongin se vio obviamente relajado al escuchar aquello.
— De acuerdo. Es un trato. Yo me acuesto con un chico hoy, y tu con una chica, — finalizó Jongin, estirando su mano para que Sehun la estrechara y así cerraran el trato.
Yo los miré incrédulos. ¿Iban en serio?
— ¿Sí lo harán? — Pregunté con asombro. Ambos se giraron para verme y asintieron. Yo solté una risa llena de incredubilidad mientras meneaba mi cabeza hacia los lados. ¿Acaso yo era el único que tomaba con seriedad el asunto de virginidad y sexo?
— Pero necesitaré un condón. No quiero accidentes, — dijo Sehun con cara seria. Jongin sacó su cartera y le entregó uno con una sonrisa maliciosa.
— Jongin, ¿a qué edad perdiste tu virginidad? — Pregunté después de varios minutos. Él se giró para verme y me regaló una sonrisa llena de inocencia.
— A los trece.
________________________
Al llegar a la fiesta, de lo primero que me di cuenta fue de que Jongin estaba en lo correcto al decir que las chicas se veían como ángeles. Ninguna se parecía en lo absoluto a la otra, todas eran hermosas, todas parecían hipnotizarte con sus miradas y sonrisas. Pero si bien no se había equivocado en la belleza, tampoco estaba del todo equivocado en la actitud de éstas. Todas, absolutamente todas, vestían con vestidos diminutos y bien pegados al cuerpo, con escotes pronunciados y mucha joyería brillante además de usar tacones muy altos. Sin embargo, aún y con esos tacones tan altos, no había ninguna que se acercara a mi altura.
Cada una de ellas nos miraban con hambre y deseo, y éso solo lograba incomodarme. Apenas Jongin puso un pie dentro de la casa y ya tenía más de diez chicas alrededor de él, pestañeándole e inclinandose un poco para que sus pechos se notaran más. Claramente, Jongin no se hizo el del rogar, y les regaló sonrisas maliciosas y torcidas a cada una de ellas mientras que sus ojos brillaban con deseo y diversión.
Sehun también era demasiado apuesto, por lo que a los pocos minutos también tenía a muchas chicas alrededor de él. Él es un caballero con las mujeres aún cuando no le gusten para nada, por lo que sus actos gentiles y cálidos lograban hacer ruborizar a muchas de ellas además de suspirar encantadas e hipnotizadas. La belleza de Sehun era totalmente deslumbrante, y muchas de ellas se quedaban cortas en comparación a él.
En mi caso, no fui del todo ignorado, pero tampoco fui tan codiceado como mis dos amigos. Y para ser honestos, yo no tengo nada en especial fuera de mi estatura. Soy un chico promedio, ni delgado ni gordo, sin miradas misteriosas ni sonrisas torcidas, sin músculos definidos ni looks despampallantes. Soy normal. Por lo que la mayoría de las chicas no se veían muy interesadas. Habían alrededor de tres chicas alredor de mi, y las tres parecían muy interesadas por lo que decidí que lo correcto sería tratar a las tres de manera correcta.
En general, la fiesta estuvo bien. La música era muy buena, y habían muchas personas bailando al ritmo de ésta. Las bebidas eran bastante buenas y había mucho espacio para sentarse a conversar -o como muchas parejas, para besuquearse y practicamente hacerlo en el sofá. Conforme el tiempo pasaba, las chicas se fueron en busca de otro hombre que les diera lo que ellas buscaban después de que me negué rotundamente a acostarme con alguna de ellas. Por lo que ahora me encontraba sentado en uno de los sillones, bebiendo calmadamente y observando a las personas bailar.
A los pocos minutos, Sehun se sentó a lado de mi y me arrebató la bebida, dándole un trago largo y después entregándome el vaso semi-vacío. Apenas iba a beber lo que quedaba cuando Jongin también se derrumbó a mi otro lado y tomó el vaso, terminándose la convinación de líquidos. Dejó el vaso vacío en la mesa y yo solamente lo observé con un puchero.
— Recuerda nuetro trato, Jongin, — habló Sehun, inclinándose hacia Jongin. El menor soltó una carcajada y asintió con la cabeza.
— No significa que no pueda divertirme con alguien más, — contestó el menor. Yo lo miré con los ojos abiertos como platos, mientras que Sehun solamente se encogía de hombros. — ¿Qué hombre parece querer abrirse de piernas ante cualquier desconocido? — Preguntó, entrecerrando sus ojos mientras observaba la habitación. Honestamente, yo no había visto a ningún chico insinuándosele a otro.
— ¿Qué te parece ése de allá? — Sugirió Sehun, su dedo índice apuntando a un chico de ojos bastante grandes e inocentes que bebía de una copa. Estaba rodeado de chicas y chicos, quienes parecían ser sus amigos. Sus labios eran carnosos y rosas, y su cabello era negro y estaba peinado hacia arriba. Sus mejillas eran un poco rellenitas, pero estaba bastante delgado.
— ¿Parece gay para tí? — Le pregunté a Sehun. Él asintió y se inclinó hacia mi oído.
— Los gays tenemos cierto sexto sentido que nos ayuda a detectar a otros gays, — me confesó. Yo me reí bastante fuerte, pero a nadie pareció importarle.
— Bien, se ve bien. — Dijo Jongin, incorporándose del asiento.
— ¿Cómo le hablarás? — Pregunté con interés mientras veía como sus labios se curvaban en una sonrisa torcida y bastante seductora.
— Mira y aprende, hyung, — dijo con voz burlona mientras se giraba y comenzaba a caminar hacia el chico. Sehun y yo lo mirábamos fijamente. El chico se veía bastante concentrado en su bebida que pareció no notar como Jongin se paraba alado de él. El moreno se inclinó hacia el oído del desconocido, suspirándole unas palabras que logró hacer que el otro se ruborizara. Pero asintió y dejó la copa en la mesa más cercana mientras se dejaba jalar por Jongin, quien lo llevaba hacia la pista de baile. Sehun y yo lo mirábamos con la boca hasta el piso.
Jongin comenzó a bailar bastante lejos del chico, de a ratos dándole sonrisas traviesas mientras convencía al otro chico de que se moviera. Jongin hacía movimientos bastante sensuales y sus caras deberían ser censuradas, pero logró hacer que el chico ganara un poco de confianza y comenzara a bailar. Éste poco a poco se dejó llevar y justo cuando parecía por fin ceder a la música, Jongin se acercó de poco en poco a él, hasta que finalmente terminaron bailando el uno contra el otro. A los pocos minutos, las manos de Jongin ya estaban en las caderas del chico, ambos cuerpos presionados contra el otro mientras que los labios de Jongin iban del oído del chico hasta el cuello. Los movimientos de Jongin comenzaron a volverse aún más sensuales, logrando convertir la pálida cara del chico en un enorme tomate. Pocos minutos después, Jongin ya se encontraba besándolo y jalándolo hacia las escaleras de la casa. Antes de subirlas, se giró para vernos y nos regaló un guiño travieso antes de rápidamente subir y encerrarse en la primera habitación.