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Haircut por HarukaH

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Notas del capitulo:

Vale n_n este salió de la nada, un One shot cortito como me gustan y con humor, que estoy triste. 

 

Gracias a los que leéis y a los que dejáis comentarios. 

No, no estaba triste, mucho menos decepcionado. Eso sería demasiado gentil por su parte, estaba molesto, estaba en pleno estado de furia mezclado con un toque de instinto asesino, en los tres años que había recorrido en su maravillosa relación con Kouyou, nunca había tenido deseos tan latentes de matarlo.

Él culpable de su mal estado lo observaba fijamente, esperando a que su verdugo exigiera semanas de sexo inagotable, horas de servicio de limpieza, y luego otra vez al sexo, la comida no se la confiaba; seguramente porque no tenía ganas de morir aún.

–Yuu, yo… –Allí empezaba el principio de la charla que no quería tener que hablar, pero si no suavizaba la situación estaría condenado a ser un esclavo permanente, y sabía que Aoi no era un amo demasiado pasivo, el rol de “Amo y sumiso” ya lo habían adaptado ciertas cantidades de veces, y no se le antojaba repetirlo ni a él ni a sus piernas.

–Calla –Sentenció el pelinegro peinando de vez en cuando su melena con los dedos, estaba encima de todo aterrado, ninguna palabra que saliera de la boca de Takashima Kouyou sería fiable ahora, la persona que amaba y con la cual había compartido todo ahora estaba de otro lado.

–Venga, no es para tanto –Dijo Shima acercándose con cautela a su pareja, quien se mostro reacio respecto a su acercamiento, así que paró por su bienestar– Yuu, estás actuando como un niño. Y uno muy pequeño por cierto.

–¡Oh, vaya! ¡No te imaginas cuanto lo siento! Estas son niñadas, ¿Sabes qué? Iré a apostar con Ruki tu cabello, para ver si así te vas haciendo idea de cuan infantil estoy siendo –Y allí estaba el carácter usual de Aoi, y la misma mueca de disgusto claro está.

Suspiró y se rascó la cabeza, no tenía idea de cómo defenderse, sabía que lo hecho estaba mal; apostar con Reita en un partido el cabello de Aoi había sido simplemente debilidad y falta de creatividad al crear apuestas, pero si Yuu hubiese hecho lo mismo pues… estaría igual de enojado, incluso probablemente le haría un escándalo que fuese escuchado por todo el edificio. Así que sin remedio se acerco a toda velocidad a abrazarle, no tenía más fuerza que el moreno, pero algo tendría que poder decirle.

–¡Suelta, que me sueltes! ¡Uruha, voy a cabrearme!– Le tomo desprevenido tan repentino abrazo, así que puso sus manos en los frágiles hombros del castaño y empezó a empujarle, no con suficiente fuerza para lastimarle pero si con la necesaria para quitárselo de encima.

–¡Escúchame un momento, cuando lo hayas hecho te prometo que haré lo que quieras!– La propuesta lanzada por su novio le llamó la atención, aún con inseguridad dejo de ejercer fuerza para poder encararlo a los ojos por primera vez desde que aquella absurda discusión dio inicio.

–Vale, te doy 3 minutos, nada más ni nada menos, empezando justamente ahora.

–¿Tres mi…? ¡Ah! Como sea, este es el asunto:

«En un receso pequeño de los ensayos, Reita y yo fuimos a tomar algo, estábamos extenuados ya que como tú sabes, Kai nos explota bastante. No tenía idea de que hablarle, iba perdido pensando en algo que sinceramente no creo que llegase a importarme demasiado, pero era ciertamente incomodo, así que empecé a recordarle cuando íbamos de vez en cuando al club de fútbol a pasar el rato, más bien a que el diera la alma por ello y yo lo mirara con admiración en cada pase; se puso contento de saber que yo aún tenía memorias frescas sobre ello, así que entusiasmado me contó que en ese mismo club próximamente habría un pequeño torneo entre dos equipos juveniles, al principio me negué porque seguramente me aburriría, y sería demasiado molesto tener que hacernos toda el plan del camuflaje, luego me insistió con que hablaría con el presidente y nos haría lugares para que estuviésemos cómodos, y bueno, una vez más me negué así que me tachó de miedoso, ¿Miedoso de qué? Me pregunté yo, así que por sus provocaciones acabé cediendo a ir con él y para que supiese que confiaba en mi suerte, aposté tú cabello…»

–…Vale, creo que lo he captado todo…–Murmuró con suavidad Yuu, mirando a un punto invisible detrás de Uruha, era bastante conocedor del poco aguante que tenía el castaño, era bastante fácil persuadirlo y ganar una pelea contra él– Ahora, te pregunto… ¿Por qué razón no…? ¿APOSTASTE EL TUYO, IDIOTA? – Alzó el tono de voz un poco más fuerte que posteriormente, Uruha se encogió un poco y cerro por instinto uno de sus ojos.

–No puedo contestarte eso… Es decir, no iba a arriesgarme a mí mismo, tengo el cabello más largo que tú y me cuesta mucho que crezca –Presentó una débil excusa y espero por un nuevo grito, había causado daños colaterales sin intención.

–¿Cuándo es el supuesto partido? –Inquirió apretándose el puente de la nariz, buscando algo de tranquilidad, no le agradaba enojarse con Uruha porque eventualmente terminaría lastimándolo, se rendiría ante sus tristes miradas y correría a él a pedirle disculpas por su poca capacidad de controlar sus impulsos.

–La próxima semana… –Contesto desganado el menor, su vista estaba clavada en el suelo, y tenía ambas manos agarradas detrás de su espalda cuan niño castigado, no quería que se enojará con él; pero estaba dispuesto a aceptarlo y a cancelar la apuesta.

Sintió los brazos firmes de Yuu rodearlo con fino cuidado, un suspiro de tranquilidad escapó de sus labios, llevando sus manos a la espalda del mayor. Estaba molesto pero no tanto como para dejar de quererlo, aunque el amor de Aoi hacía él era ilimitado. Aguardó unos momentos para escuchar palabras del otro pero no se escuchó ninguna, no tendría ganas de hablar por ahora.

–Vamos a dormir, le demostraremos a ese pedazo de inútil que la suerte no nos defraudará–Ni él se creía sus palabras, pero tenía que darle bastantes ánimos al otro o si no se sentiría culpable toda la semana y no dudaría en darse por vencido frente al desgraciado de Akira, probablemente estaría en su casa riéndose de él y de su cercano corte de cabello.

 

No hubo mucho del que quejarse esa semana, fue relativamente tranquila, podía decirse que Uruha estuvo más cariñoso de lo normal, aunque lo acreditaba directamente a la culpa y los nervios del cercano evento deportivo, siendo así llego el Lunes. El tan temido Lunes en el cual tanto el pelinegro como el castaño tenían puestas todas sus buenas vibras, no debería ser tan terrible un corte de cabello, se auto animaba Aoi, si iba a un buen centro de belleza lo atenderían como Dios y probablemente quedaría mejor, pero nuevamente el pensar que su novio había abusado de su confianza le rebajaba notoriamente las ganas de encontrarle lo positivo, podrían tacharle de resentido y caprichoso, pero lo sentía de cierta manera decepcionante.

Kouyou se organizaba discreto para el encuentro, rezaba porque los chicos que había escogido fueran medianamente buenos, un empate también sería aceptable, no ganaría pero tampoco perdería nada, podía notar la angustia de Aoi, se miraba constantemente en el espejo, podría jurar que en ocasiones lloraba fugazmente, eso aumentaba su culpabilidad así que mejor se torturaba solo.

Empezaron a despedirse en el umbral de la puerta, Aoi había decidido no ir, para no aburrirse invitaría a Ruki a quien no le agradaba mucho el fútbol. Podría ser que Uruha fuese la segunda opción de Reita para el partido, pero no podían pensar mucho en quien era primero o quien segundo.

–Prométeme que conservarás la calma… Y que ganareis, por el amor de Dios Shima, no volváis a hacer este tipo de apuestas, que me estoy volviendo loco, literalmente –Mencionó el moreno temblando levemente.

–Ganaremos, ¿Por quién me estás tomando, Yuu? ¡La apuesta será nuestra!– No muy seguro de sus palabras, le concedió un beso al mayor, despidiéndose y alejándose del apartamento, estaba demasiado ansioso, no sabía si lo lograría, debería haberle pagado al organizador para no meter la pata; entro en el auto y partió hasta lo que sería su horca.

Al llegar, antes de bajar observó a todas las direcciones en busca de un grupo de gente no confiable que empezaría a gritar por su famosa presencia, al no encontrar moros en la costa salió con apuro y caminó hasta la entrada donde supuestamente estaría Reita con su estúpida sonrisa de “Perderás”  oh, iba a matarle.

–¿Listo? Me pregunto, ¿Cómo se verá Aoi calvo? Uhm, espero que no seas tan superficial Shima, sería terrible perder el cabello junto con su novio –Atacó inmediatamente Akira, recibiendo en defensa una señal obscena con el dedo de en medio de un sonriente Uruha, paso de él y se dirigió a las canchas donde todavía no se podía ver mucha gente, habrían llegado temprano.

“Voy a perder…” Y con ese pensamiento continuo durante treinta minutos, el partido finalmente dio inicio, se le veía a Reita sumamente enfocado y concentrado, se levantaba a aplaudir cuando un jugador hacía una “Jugada brillante” y se mordía los labios cuando se aproximaban a la cancha del rival. Uruha por su parte, no tenía ganas de ver ni siquiera, temía que su mirada salará el campo e Inevitablemente acabase perdiendo tristemente.

-¡Gol! –Se escuchó audiblemente un grito, y consecuente de este un montón de ovaciones y celebraciones, gente gritando y dando ánimos, y con aquel punto se acabaron los minutos del partido. Solo un gol…

–Me tienes que estar jodiendo…–Susurraron ambos amigos al mismo tiempo.

 

Aoi y Ruki miraban televisión, perdidos en la película de terror que presentaban al horario adulto, llegaban a la típica escena en donde la mujer caminaba lentamente y la música se intensificaba, era obvio que estaban a punto de asesinarla.

–Le dijeron que no se apartara del grupo… Estúpida Sasha…–Susurro Ruki completamente concentrado en el próximo carnaval de sangre– Vamos… Ya casi…

–Bu.

–¡AHHHHHHH! –Sobresaltado, el castaño menor dirigió su mano cerrada en un puño hacia la dirección del “Bu” dando de lleno con la nariz de su autor.

–¡MIERDA! ¡TAKANORI! –Adolorido, Reita retrocedió sujetándose la nariz con ambas manos, su fiel bandita se había caído por el impacto, Uruha juraría que empezaría a llorar de risa, habían llegado hacía escasos segundos, pero al parecer ninguno de los que se encontraban en casa se habían percatado del sonido de las llaves abriendo la puerta, o por lo menos, no Ruki.

–¡Rei-chan! –Apenado, Takanori socorrió a su adolorido bajista, quien se estaba reponiendo de tan inesperado golpe, tenía cara de pena; Aoi apagó el televisor y posó su mirada en Uruha, quien limpiaba con su mano derecha las lágrimas de ambos ojos y con la izquierda se sujetaba el estomago.

–Vale, ya, estoy bien –Aseguró el rubio recuperando su postura.

–¿Cómo os ha ido en el partido? –Cuestionó Aoi algo inseguro, estaba casi paranoico, podía sentir su cabello caerse a pedazos pequeños, podía ver las tijeras en frente suyo, oh Shima, cuando sexo iba a darle, cuanto…

–Taka, hemos perdido, lo siento muchísimo –Se lamentó Reita provocando un silencio inmediato en la sala de los guitarristas, Ruki tardó en comprenderlo un poco, pero…

–¡¿HEMOS PERDIDO?! ¡Te dije que ese equipo que escogiste eran una tremenda manada de enclenques! –Empezó a regañar el vocalista moviendo sus manos agitado en todas las direcciones, Reita con resignación atendía y asentía a todos los reclamos de Ruki, realmente estaba convencido de que tendría éxito en la apuesta, más no fue así, entendería todos los castigos y abstinencias que su pequeño quisiese imponerle.

Aoi se encargó de llenar de besos todos los rastros libres de piel de Takashima, no le había fallado, había triunfado y por sobre todo lo habían cerrado la boca a Akira, Uruha sintió todo su cuerpo relajarse al instante en que su equipo anoto gol en el último momento, saboreó la gloria y no pudo estar más feliz con su decisión cuando vio el rostro desencajado de su mejor amigo, iba a pagar con creces el haber jugado con Takashima Kouyou, y no precisamente por manos de este mismo.

–¡Esperad! ¿Y que habéis apostado vosotros? –Ante la pregunta de Aoi, Ruki no podría haberse puesto más molesto, ahora tendría que…

–No, por favor, mis gafas no, pueden quitarle lo que quieran a Reita, él lo entenderá, pero mis gafas no, si quieren pueden convertirlo en vuestro esclavo personal, a mi no…

–¡EHHH! ¡Tú también debes pagar algo, Aoi iba a hacerlo! –Se defendió Reita, negado a acceder a ser la sirvienta de ese par de suertudos.

–Mis gafas…

–Lo siento.

–Mis preciosas gafas, todas para estos idiotas.

–Amorcito, yo…

–No me toques, Akira. Es mejor que tú mano no esté muy áspera.

–Joder.

–Deberíamos apostar más seguido –Comentó Uruha– ¿Eh que sí? 

Notas finales:

n_n 


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