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Me enamoré de un fan por Eve Kim

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Notas del fanfic:

¡Hello Hello! -entra con la canción de SHINee-

Estuve tooooodo el día escribiendo un fic, que terminó por no convencerme .__. Pero después se me ocurrió otro y abandoné al que estaba por terminar xD Soyy tan evil(?)

Ok, estoy llena de amor, quiero transmitirlo con cada uno de mis fics. Sépanlo♥

Espero que lo disfruten mucho, así como yo disfruté haciéndolo.♥

Pov Minho
 
 
Un concierto más, miles de sensaciones recorren mi cuerpo ahora mismo.
 
Miles de mujeres y niñas exclaman y gritan eufóricas, como locas.
 
Esta noche me toca, estaba dándolo todo para satisfacer a todas esas personas que venían a verme a mí, porque claro; es obvio que de todo el grupo soy yo el favorito, la cara bonita, el deseo de todas. Tal vez por mi masculinidad, mis encantos, quien sabe (quizás suene egocéntrico y creído, pero siempre fui franco conmigo mismo).
 
El estadio se encuentra lleno por completo, estoy casi seguro de que no queda lugar vacio ni sitio donde alguien pudiese colarse.
 
 
Hoy tocaba SHINee y todo era un descontrol.
 
 
Junto a mi estaban mis amigos: Lee Taemin. Un niño encantador según muchas de las fans, un muchacho tierno y adorable, aunque para mí eso es solo una cara de la moneda, como una doble personalidad, una faceta que muestra para agradar a la gente, porque realmente el no es así. Aunque no debería de juzgarlo, todos fingimos un poco delante de las cámaras y por ello no dejaba de ser un buen amigo, uno que siempre estuvo cuando lo necesité.
Luego, se encuentra mi hyung Lee Jinki alias 'Onew' alias 'Pollo' alias 'Dubu', etc. El es un buen amigo, lo considero como de mi familia. El no es una persona así como Taemin, el es noble en todo momento: bueno, gentíl, agraciado y chistoso. Tan cálido con sus sonrisas sinceras. Siempre que busqué un hombro en el cual recargarme cuando sentía que no podía más el siempre estuvo dispuesto para mi, las veces que necesité de sabias palabras, consejos, un abrazo, sea lo que sea, él siempre estaba disponible para mí. Por eso lo aprecio tanto. No podría quejarme de él, nunca.
Y bueno, a lo último se encontraba mi mejor amigo, con el cual estuve distante hace poco por asuntos del grupo. Sí, Kim Jonghyun. El es mi mejor amigo, pero es tan... idiota aveces. Anda con una y con otra, luego se queja y lloriquea porque no encuentra a la persona indicada, que todas y todos son iguales, es todo un histérico, pero aun así lo aprecio.
 
Y yo Choi Minho, el del carisma y ... no se que mas argumentar sobre mí. Aunque muchos dicen que soy un rompe-corazones y cosas por el estilo, la verdad es que yo no me veo de esa forma. Sí, admito que varias de las chicas que quise las tuve. Bueno, a decir verdad a todas las que quise las tuve a mis pies, pero de ninguna llegué a sentir más que sólo una atracción física. Nada importante.
 
Como con Krystal, la última.
 
Una estúpida, no entendió que lo nuestro no pasaba más de lo carnal y un par que otras noches no pensaba darle, ¿quién la mandó a ilusionarse conmigo? A mi no me interesan ese tipo de mujeres: tontas y mimadas; aunque a decir verdad... ya ni sé que clase de persona me interesan o atraen.
 
Al estar en medio de tanta fama uno no sabe bien si alguien se te acerca por tu persona y por ésto: la fama.
 
Debo dejar de pensar en estas cosas mientras canto, siento como se me olvida la letra.
 
Entonces mi turno llega:
 
 
Yeah, my girl!
Naega banoya ijeul sueobneun neoui sarangi 
Majimak nunmuri nawi on gaseumeul jjijeo nohneunda
Jjijeo nohneunda
Jeongmal mianhae...
 
 
Empezó Romantic y las fans gritan cada vez con más fuerza. Que niñas.
 
Sigue cantando Jjong, mientras nos paseamos por toda la arena, yendo cada uno a diferentes lados de donde se encuentran nuestros admiradores y admiradoras, aunque creo que solo tenemos fans de sexo femenino. Un chico sería muy raro de ver entre toda esa multitud.
 
Entonces me dirijo hacía un lado de la gente y estiro mi mano para que ellas me toquen. En ese preciso instante empieza el coro y comenzamos a cantar:
 
 
Neo animyeon 
Andwineun geol 
Ijaeya arabeoreon naega neomu bichamhae~
 
 
Y mientras voy caminando hasta el escenario una niña me agarra fuerte de la mano, como si me jalara hacía ella, casi logra tirarme encima de ella. Por suerte seguridad la saca del montón y cuando un tipo libera el lugar de esa niña me deja cara a cara con una persona.
 
Esa persona era un chico.
 
Estaba mirándome, sorprendido, yo también lo hacía. No se porque, pero lo hacía, y no podía dejar de hacerlo. El corazón me comenzó a latir fuertemente, con demasiada fuerza a decir verdad.
 
El suavizó la mirada, y entonces, me sonrió.
 
Sonrió, dulce y casi podría decir que sincero, mi pulso se aceleró un poco más con ese acto. Sentía como si no pudiera mover los músculos de mi rostro, algo me pasaba y no podía saberlo.
 
Para romper ese momento llegó Taemin a levantarme para seguir con el espectáculo, porque enserio, en esos segundos que me parecieron horas me había olvidado completamente que estaba dando un concierto para quinientomillones de personas. Mi compañero alejó de la mano, sin querer provocarlo dando un fanservice para el llanto de todas y yo... yo sigo sin querer sacar mi ojos de aquel chico rubio de ojos agudos, como los de un minino. Pero justo cuando disponía seguirlo y continuar cantando como si nada, él me tira un beso. Con una miraba coqueta que me dejó paralizado.
 
El pequeño que sujetaba mi mano me pellizcó la palma, para que saliera de aquel estado autista en el que me encontraba en ese momento y antes. Pero cuando reaccioné... sólo lo supe.
 
Me enamoré.
 
Me había enamorado completamente de ese chico que ni siquiera había conocido, solo lo había visto por un momento, hace un instante.
 
Me enamoré de un fan.
 
 
De un chico.
 
 
 
 
 
Una vez terminada nuestra presentación los cuatro nos fuimos a los camerinos, ahí nos encontramos refrescándonos con ventiladores y botellas de agua para cada uno, realmente habíamos transpirado mucho.
 
—Hey — me llama mi hyung — ¿Por qué te has quedado tirado en el suelo? — Jonghyun había visto lo sucedido desde el otro punto del estadio durante Romantic, seguramente estaba como mínimo, curioso. Además de molesto. Conmigo.
 
—Minho-Hyung estaba viendo a un chico muy lindo — habla el pequeño en respuesta, fruncí el ceño en clara muestra que lo que dijo no me había agradado.
 
—Hay Minho, ¿eres idiota? tienes a tantas mujeres tras de ti y te fijas en un chico cualquiera — y era exactamente ese tipo de actitudes por las que peleábamos constantemente, las cuales produce nuestros choques.
 
—Jonghyun, perro sarnoso — gruñí — Cierra la boca. — estaba enfadado, molesto por esa actitud que había adoptado últimamente conmigo.
 
—Más respeto, Minho, que no se te olvide que no puedes andar de regalado con cualquiera a las vista de las fans, con esa actitud ellas sólo se enfadaran y perderemos mucho con eso, ¿entiendes? — bueno... en ese punto lo entendía perfectamente. Pero el que se expresara tan mal de aquel rubio me había jodido mucho, demasiado.
 
Y volví a pensar en él. Me pareció tan hermoso, tan bello y atrevido. Mi mente se inunda en ese recuerdo, ¿como pude enamorarme de alguien de esta manera? En un concierto y a la vista de tantas niñas que tanto me admirar y quieren.
 
 
Ese chico me hechizó por completo, aunque quiero olvidarle... restarle importancia, no puedo.
 
 
¿Qué me sucedía?
 
 
— ¡Minho! — un grito de nose quien llega a mi rompiéndome el oído, haciéndome un salto en mi lugar. — ¿Grabando un drama otra vez? — ese era Jinki, quien recién entraba a cambiarse de ropa.
 
—Yah, no me molestes — susurro decaído, quisiera sacarlo de mi cabeza, pero el maldito rubio sigue allí —Oye hyung — le llamo, el solo asiente para decirme que me oye —Necesito decirte algo — ya me estaba preocupando. Siquiera noté la presencia de Onew por estar tan metido en mis pensamientos.
 
—Dime — habló por toda respuesta, con una sonrisa cálida.
 
—Jinki, ¿tu crees en... el amor a primera vista? — pregunto al fin, temiendo que mi cuestión pudiese parecerse tonta o absurda.
 
—Mmm — se queda pensando, o supongo que eso hace, mirando hacía el techo —Realmente creo que el amor puede llegar de muchas formas. Puede tardar años en llegar estando con una persona, o bien puede que se presente en el preciso momento en que la conoces, no creo que sea algo muy difícil de saber, es simple, tu corazón cambia, Minho, ya no se siente como antes — me dice con tranquilidad desbodadora y es eso... es exactamente éso lo que me está pasando ahora. Lo que siento.
 
—Onew, yo creo que me enamoré — confieso tímido, nervioso.
 
— ¿De verdad? — cuestiona con voz alegre, con emoción.
 
—Sí, creo... siento que me enamoré — confieso de una sola pasada —Me enamoré de un chico — le digo, sus orbes se abren en una expresión de sorpresa que luego desaparece para sonreír; claro, todos saben que sólo salgo con mujeres, pero aun así, su sonrisa sigue estando presente —Me enamoré de un fan que estaba en la tribuna hoy — concluyo, suspirando fuerte, sintiéndome liberado de algo que no sabía.
 
 
Su sonrisa queda en el olvido, muy muy lejos de donde nos encontramos. Su expresión se vuelve seria. Casi fría... calculadora.
 
Intenta decirme algo, pero boquea y luego se lleva su mano a la boca, tapándola, meditando sus palabras, supongo. Entonces me mira e infla los cachetes, me le quedé mirando con incredulidad, para luego enojarme.
 
Se estaba conteniendo la risa.
 
Que desgraciado.
 
—Muy gracioso, rana ¿estás de humor hoy? — dice riendo fuertemente, el muy tarado me estaba tomando por chiste.
 
—Estoy hablando en serio, estúpido.
 
 
Me queda viendo otra vez, ¿ahora que le ocurre?
 
 
—Tu... enamorado de un chico... ¿Que ni siquiera conoces? — gritó, exagerando.
 
—Grita, adelante, así todos se pueden enterar — refuto exhausto, ¿por qué tenía que tener a un hyung tan idiota? Aveces su condición no me era favorable.
 
—Yah, disculpa — me pide calmado, moviendo sus manos —Ya entendí, pero, ¿qué quieres que haga?
 
—No lo sé hyung, pero no he parado de pensar en él, es como si me hubiese encantado con algún hechizo o no sé — explico como puedo, no me sé expresar, y mi hyung no me sabe entender.
 
—Estás obsesionado — afirma —Y eres tan cursi — dice, intentando pellizcarme una mejilla, pero más alejo su mano de un cachetazo —Au, eso dolió rana tonta — Reniega acariciando su diestra.
 
—Te pasa por no concentrarte — le reto mirándolo serio —Quiero que me ayudes.
 
— ¿A qué?
 
—A encontrarlo.
 
— ¿Y cómo se supone que haremos eso?
 
—Pongámosno en contacto con la gente de seguridad, ¿no es cierto que él estaba cerca de uno cuando sucedió eso de la fan loca que te tiró? O tal vez preguntar a boletería, quizás ahí tengan algún dato sobre él — ante la explicación me quedé de piedra. ¡Vaya! Mi hyung puede ser tan brillante cuando quiere. Quédese en claro, cuando el quiere.
 
—Ok, tu ve a hablar con nuestro manager a ver si lo mantienes ocupado por un rato y yo voy a hablar con los de seguridad — explico emocionado, con la idea fija de volverlo a ver.
 
—Ok, lets go — anima haciendo acto de su pésimo (horrible) inglés.
 
 
Me dirijo a los pasillos del lugar con una sonrisa, este hyung es un estúpido.
 
Pero es un gran amigo.
 
 
Voy por un pasillo largo, que tiene tantas puertas a los dos lados, pero me decido ir hasta la última puerta que es la que conduce a la salida de aquel estadio. Apresuro el paso, impaciente, y me encuentro en frente de aquella puerta de salida a quien sabe donde. La abro de forma lenta y salgo, creí que se encontraría alguien de seguridad, como se supone que debería ser, pero no hay nadie. Por puro impulso salgo afuera, llenándome los pulmones con un poco de aire, me hacía falta respirar un poco de oxigeno no-contaminado de olores como lo hay dentro de los camerinos, el estadio y esos lugares. Me atrevo a caminar un poco hacía afuera, es un callejón oscuro, seguramente no debe haber nadie, asi que decido continuar con mi caminata sin entender por qué. Choco contra una bolsa de basura, enojado la pateo y esta se desarma, logrando asustarme por el gran ruido gracias a la cantidad de cosas que se encontraban en ésta, pero no le doy importancia y doy media vuelta para volver a entrar, pero al levantar la vista, juré no maldecir mucho, pero por la mierda, quedé petrificado y anclado en el mismo suelo.
 
 
Era él.
 
Era el chico del recital, el del beso volado, el de los ojos agudos y de felino. Estaba en frente mío con una sonrisa ladeada en sus labios lleno de brillos. Era él.
 
Es tan hermoso.
 
 
—Hola — saluda con una vocecita suave, muy aguda. Su aliento a pesar de los pasos que nos separaban chocó contra mis fosas nasales, tan rico. Siento ese olor a fresas inundarme los sistemas, para inundar mi razón.
 
 
Quedé mudo. Sin habla.
 
Pero en un momento se preocupa, lo veo en su expresión, así que pasa una mano por delante de mi cara, la cual me hace reaccionar.
 
 
—Hola — saludo con voz suave también, un poco nervioso.
 
—Que alegría volver a verte — canturrea feliz, con una sonrisa linda en sus labios rosados
.
 
Esos labios, son rosas y acorazonados, tienen una bella forma, tan poco común. Única.
 
 
Me enamoré de nuevo.
 
 
Que lindo es volver a verte, pero soy tan idiota que en vez de hablarte, me quedo callado. Notando esto, salgo de ese estado patético en el que me encuentro y me armo de valor para hablarte.
 
—Eres lindo — digo suavemente, casi como un susurro —Eres muy bonito.
 
Abre de manera abismal sus preciosos ojos, estos se hacen de un tamaño gigante. Luego baja la mirada, se sonroja... tan lindo, tan tierno que me enamoré una tercera vez.
 
 
¿Qué te ocurría? En aquel concierto parecías tan atrevido, osado.
 
 
—G-gracias, tu... t-también eres lindo — se sincera mirándome a los ojos, ese rosa de sus mejillas sigue ahí — Te acuerdas de m-
 
Pero no le dejé terminar, coloqué mi dedo índice sobre mis propios labios y el lo entendió. Su cuestión me era absurda.
 
 
—No te pude olvidar ni un sólo segundo — concluyo, mirándolo con los ojos entrecerrados, perdiéndome en su aroma dulzón, muy dulzón, pero no empalagoso. Era perfecto, ni las rosas olían tan bien.
 
— ¿Me creerías si te digo que con apenas verte me enamoré de ti? — pregunta tímido, su cuestión me impresiona un poco; porque hace sólo segundos estaba totalmente apenado y ahora era tan directo, era todo una persona con carácter, supuse, además de bipolar.
 
 
Pero le entiendo perfectamente, porque era tal cual me ocurrió a mí.
 
 
Tomo proximidad hacía su persona y con valor, tomo su rostro entre mis manos, acariciando cada centímetro de piel sobre mis yemas. Sintiendo la textura de ésta; su suavidad, era tan perfecto.
 
Entonces, respondo. Cerrando mis orbes, perdiéndome en este maravilloso momento.
 
 
—Te creo — susurré —Te creo porque me pasó igual, me enamoré con solo verte esa vez — confesé, abriendo los ojos para verlo, él se encontraba con sus orbes cerrados.
 
 
Pero una cuestión llego a mi cabeza como un golpe, así que decidí exteriorizarla para liberarme de cualquier duda existente en mi corazón.
 
— ¿Tu... tu eres fanático de mi grupo? — pregunté, no quise ser directo. No todavía.
 
Me miró sorprendido, pero luego sonrió y volvió a cerrar aquellas bellas cuencas.
 
—No creas que te digo esto por quien eres — explicó, escuché aquello y me helé, era directo. —No me gusta tu banda, es para niñas — error, muy directo. Demasiado. Fruncí el ceño, era obvio que era para niñas, pero que lo diga de esa manera no me causa ni un poquito de gracia —Pero un día escuché esa canción... Romantic en una radio, y tu voz me gustó demasiado. Una amiga me trajo aquí, porque sus padres no le permitían venir si no es con alguien responsable, eso explica mi presencia aquí — finalizó, quedé completamente helado.
 
 
Él no me siguió como aquellas fans, el estaba aquí por hacerle un favor a una de ellas.
 
 
Me desilusioné, bastante.
 
 
— ¿Sabes? — empezó de nuevo, cortando con mis diálogos mentales —Esto es curioso, esa misma canción que me maravilló de ti, fue aquella que hizo que nos conociéramos. Porque tú la estabas cantando cuando nos vimos, ¿o no es cierto? — cuestionó, con una ceja alzada —Pudo haber sido cualquier otra, pero-
 
—Fuiste tú — interrumpí — ¿Destino? — agregué, queriendo acertar en sus pensamientos.
 
—-Tal vez... — contestó acercando su cuerpo al mío, pegando nuestros pechos de manera descarada —Puedo considerarme fan tuyo, ¿sabes por qué? — preguntó, negué en el instante. Obviamente desconocía la respuesta a su pregunta —Porque esa canción tuya, esa es la canción con la que me enamoraste. Mi corazón latía tanto, que creí que moriría al ver como me mirabas.
 
— ¿Y ese beso?- pregunté curioso, riendo al recordar su beso volado.
 
—Ese beso fue para que no te olvidaras de mí — explicó con una sonrisita tierna.
 
— ¿Un hechizo? — porque éso era lo que creía que era: una brujería.
 
—Que dices — chilló escandalizado — ¡Claro que no! — dijo él, apenado de mis palabras.
 
— ¿Y entonces? — porque era así, no sabía que me pasaba, porque me enamoré así la primera vez que cruzamos miradas, no sabía y no entendía, porque nunca me pasó, jamás en la vida — ¿Que fue? — pregunté suave, pasando mis brazos por sus costados, enredándolos en su cintura estrecha, delgada, perfecta.
 
—He de suponer que fueron mis encantos... supongo — dice contra mis labios, haciendo un pico exquisito. Porque mientras me hacia cuestiones mentales, acortamos distancia hasta estar así —Será que deseé tanto esto, lo deseé con todo mi corazón y ¡puf! Se cumplió mi sueño.
 
— ¿Tu sueño era estar conmigo? — cuestioné, contra sus labios húmedos, suaves.
 
—No — habló con voz firme, sus orbes quemando los míos —Mi sueño era encontrar al amor de mi vida — suspira y luego sonríe levemente — ¿Y adivina qué? Por fin lo encontré.
 
 
No esperé más (y no me resistí más tampoco, porque se había vuelto una necesidad). Besé sus labios, un movimiento suave, lento y tierno. Quería saborear bien esos labios dulces sabor a fresas. Delicados, como los de una mujer.
 
 
Lo cierto era que él no era una mujer, el era un chico.
 
El era un chico, se repitió en mi cabeza. No había nombre, ni seudónimos, o tal vez si, el 'fan'.
 
Me fui separando de a poco, haciendo que nuestras bocas hagan un chasquido que me fascinó.
 
 
—Quiero saber el nombre del amor de mi vida — pedí, con voz ronca. Echa un susurro. Tal vez exageraba, pero sentía que debía decirle urgentemente.
 
—Key — me dice besando una vez más mis labios, tan rápido que no me permitió corresponder — ¿Y tú? — me dice y quedo estático, con mis ojos abiertos como platos.
 
—¡¿No sabes mi nombre?! — cuestioné alterado además de ofendido, ¿cómo no puede saber mi nombre?
 
—-Como te dije, yo no te conocía — recordó serio.
 
Eso era verdad —Minho, Choi Minho — le digo haciendo agarre de su mano, hago una pequeña reverencia y beso el dorso de su mano. Como si de un princesa se tratase.
 
Y por poco que no lo era.
 
— ¡Oh! Lo siento, yo no me presenté así — apenado de ver mi perfecta presentación, sonreí ante esto, era tan tierno verlo así —Yo soy Kim Kibum, pero todo el mundo me dice Key — finaliza haciendo una reverencia el también, como el de una damisela, carcajeé ante esto. Infló sus cachetes haciendo un puchero, algo que se me antojó lo más tierno de todo el planeta.
 
—Minho — me llama y entonces dejo de reírme.
 
— ¿Si? — inquiero tranquilo, con una sonrisa adornando mi rostro.
 
—Debo irme — me comunica, triste.
 
—Oh — me removí con desespero, no quería que se fuera — ¿Deseas que te lleve hasta tu hogar? —Ofrecí, crucé los dedos para que aceptara.
 
—Claro — me dice felizmente, agarrando mi mano — ¿Cómo iremos?
 
—En mi auto — digo acariciando sus nudillos con las yemas de mis dedos — Ven — lo llevo a donde mi auto está estacionado.
 
 
Caminamos un par de pasos hacía el estacionamiento y lo encontramos. Él se sorprendió al verlo, yo sólo me limité a sonreír.
 
 
—Sube — demandé abriéndole la puerta. Se adentra y la cierro, luego subo y enciendo el vehículo.
 
 
Pasaron 20 minutos de plática, entre risas y caricias fuimos conociéndonos más, hasta que llegamos a su casa, esta bastante elegante, linda, y grande. Podría decirse que era alguien con dinero, supuse.
 
Bajamos, cuando se dispuso a entrar a su hogar, lo detuve. No quería que fuera la última vez en verle. No quería que sea así ni por asomo. No, no quería.
 
 
—Espera Key — lo tomé de la muñeca — ¿Nos volveremos a ver? — pregunté triste, no podía permitir que se fuese así de mi vida, no verlo nunca más.
 
— ¿Eso quieres Minho? — preguntó feliz, con su carita demostrando lo feliz que le hacía mi cuestión — ¿No tendrás problemas e inconvenientes con tu empresa?
 
—No no y no — sentencié lo loco, para agarrar su cintura entre mis manos, traerlo hacía mí y abrazarlo con todas mis fuerzas —No Key, quiero que estés en mi vida, ¿si? No estoy dispuesto a perderte ni nada. Te quiero conmigo —finalicé, tenía una corazonada que me impedía alejarle o permitirle que me olvide. Miré sus ojos que tenían un brillo especial, deslumbrante.
 
—Que feliz me haces — dijo para luego besar mis labios, con lentitud, un beso que trasmitía todo. Que para mí, en ese momento, lo era todo. —Ven — me condujo hasta la puerta de su vivienda, haciéndome ingresar en ella. Adentro no había nadie. Las luces estaban todas apagadas, menos la de la cocina.
 
 
Subimos escalera arriba, donde encontramos su alcoba. Y cuando entré en esta... Dios Mío.
 
 
Era toda rosa. Con peluches en estantes, también rosas con algunos detalles en blanco.
 
Las sábanas de su cama variaban en tonalidades de rosados, sabanas rosas claras, frazada rosa oscuro...
 
Cualquiera que entrase por primera vez aquí, afirmaría sin lugar a duda que se encuentra en la habitación de una niña de seis años.
 
Hubiese preguntado si tal vez esta no era la pieza de su hermana, si no fuera por el hecho de que me comentó que era hijo único cuando estábamos en el auto.
 
 
Era una locura, pero aun así, esto me encantaba.
 
 
— ¿Te gusta el rosa? — cuestioné lo obvio medio con burla. No por burlarme de él, si no que en si de la cuestión, porque era obvio que si le gustaba.
 
—No me gusta, me encanta — dijo mordiéndose el labio de una manera increíblemente provocativa.
 
 
Se lanzó sobre mí, besándome salvajemente. Correspondí en el instante, con la misma intensidad o tal vez con más necesidad que imponía él, acariciándole la espalda lentamente. 
 
Degustaba el rico sabor que tenía su cavidad, era dulce. Tomó con sus manos mi cuello para unir más y más nuestras bocas, tanto como se podía.
 
Bajé las caricias que mantenía en su espalda hasta llegar a su cintura, y luego bajar hasta sus nalgas.
 
 
¡Y Dios santo! 
 
 
Tocar ese trasero era la mejor sensación que podría brindarle a mis palmas, porque era firme, pequeño, pero relleno. Era tan tentador.
 
Lo llevé de un golpe hacía una de las paredes del cuarto, pegando toda su espalda con esta. De un momento a otro lo tomé de sus nalgas e hice que se subiera en mí, entrelazando sus delgadas piernas en mis caderas.
 
Entre besos y toqueteo hacía nuestros cuerpos lo llevé a la cama, depositándolo con poco cuidando en ella. Cuando quise reincorporarme con los besos, se cortó la luz. Nos asustamos así que dejamos las caricias y miramos hacía la ventana para ver las calles. Se había cortado la luz en toda la manzana.
 
 
Más no le dimos importancia y volvimos con lo nuestro, pero esta vez más encendidos que antes.
 
 
—Ah... Ahh Min-Minho — jadeaba ante nuestra fricción, bajé mis besos a su cuello lamiéndolo con desespero, mientras con mis manos acariciaba su torso por debajo de su remera holgada, rozando sus pezones ya erectos por mis caricias. Decidí quitarle la remera, de una manera bruta, casi rompiéndola ante mi salvajismo. Y las besé, mordí, chupé con deseo de sacar algo de ahí, como si se pudiese tal cosa. Esas tetillas que en un principio eran rosaditas, ahora estaban totalmente rojas. 
 
—Kibum — ahogaba mis gemidos en nuestras bocas que se besaban con locura, nuestras lenguas rozándose en todo momento, haciendo que mi miembro se ponga cada vez más y más duro.
 
 
Era alucinante, delirante, era la mejor sensación que pude tener en mi vida entera.
 
Kibum llevó su mano a mis pantalones que, ya pedían auxilio debido a que me apretaban-asfixiaban debido a mi erección, que pedía a gritos ser atendida.
 
Acarició por encima de la ropa mi entrepierna, y era tan rico, ¡Que sensación mi Dios! Era muchísimo mejor que la que cualquier mujer pudo haber provocado en mí.
 
Bajo el cierre de estos despacio, haciéndome desesperar ante su lentitud y mi urgencia. Fui quitándomelos a medida que él me los baja con ambas manos. Una vez afuera este, el se quitó el suyo, quedando semi-desnudo, su cuerpo era precioso. De un color lechoso y además de delgado.
 
 
Divino.
 
 
Comenzamos a frotarnos por encima de los boxers — Agg Minho quiero... quiero quiero que me lo hagas — me ronroneó, luego se separó de mi oído y mordió su labio inferior. Estaba tentándome a más no poder.
 
— ¿Así? — Sigo refregándome contra su cuerpo — ¿Qué te haga qué? — Pregunto besándolo, lamiendo las comisuras de sus labios.
 
—Quiero que me hagas el amor — y muy repentinamente me abrazó. Quedé estático, aprovechó mi situación para darle una gran lamida a mi cuello, calentándome más y más —Házmelo — ordenó, con vos sensual, tomando mi rostro entre sus manos delicadas ejerciendo presión —Ahora.
 
 
Mandé toda nuestra ropa interior al carajo, dejándonos a ambos desnudos. Lo invertí, haciendo que se ponga en cuatro sobre la cama, dejándome ver esa preciosa cola que tenía, esa entrada rosada que gritaba ser llenada, era una imagen tan excitante... que no aguanté.
 
 
Comencé a lamer sus muslos mientras que con una mano acariciaba su pene también erecto. Desvié mi lengua pasándola por aquel lugar glorioso, perfecto. La entrada de Key.
 
La lamí desesperado. La besé y succioné entre tantas cosas. Pasó tanto tiempo de ésto, no podía cansarme ni tampoco deseaba parar de hacerlo. Mi mano masturbaba rápidamente su miembro, con desespero.
 
 
—Ahh Minho... detente-Ya, ya no aguanto más — suplicó, estaba a punto de llegar al climax. Aunque me lo exigió, más no obedecí y aumenté la velocidad en mi mano, mientras que mi lengua degustaba aquella entrada exquisita.
 
— ¡Aah! — dió un grito; se corrió en mi mano. Luego de esto, soltó un suspiro — Minho, por favor, t-te quiero dentro de mi — suspiro.
 
 
Y yo estaba que ya no aguantaba más, así que perfilé mi pene en esa entrada húmeda de mi salida y me fui hundiendo lentamente en él.
 
 
— ¡Aaah! — medio gritó y gimió. Me quedé quieto por unos segundos, así se acostumbraba a mi intromisión. De repente pareció calmarse, cuando estuve a punto de hablar movió sus caderas de una manera tan sensual, que me hizo perder todo rastro de consideración.
 
 
 Empecé a embestirlo salvajemente, como un desquiciado.
 
 
—Kibum... mmm, ¡Mierda! eres tan estrecho — exclamé a todo pulmón, dándole una embestida fuerte, para luego seguir, parecía un animal en celo. Estaba fuera de control.
 
—Más Minho más, más, ah... ahh.. ahh — jadeaba en busca de oxígeno, había encontrado aquel punto G.
 
—Te daré más gato sexy, mmm... eres tan sensual — susurré, estaba punto de terminar, así que de un giro me senté sobre la cama, llevándomelo a él encima.
 
—Minho quiero mas duro, ahh — jadeó sucio, más yo lo complací.
 
 
Lo embestía más fuerte y rápido, abrí sus nalgas con ambas manos, para llegar hasta el fondo de su ser, hasta donde su cuerpo me lo permitiese.
 
 
Llevé mi mano a su miembro una vez más, masturbándolo de manera veloz.
 
 
—Ahh mmm — gritó para después comerse de mi boca, metiendo su lengua hasta el fondo de mi cavidad.
 
 
Unas cuantas embestidas más y se vino entre nuestros abdómenes, manchándome en gran parte a mí y yo empujaba con más fuerza. Su entrada se hizo pequeña, atrapando mi pene de manera exquisita, endemoniadamente excitante.
 
 
—Key ahhh — terminé en su interior, cayendo sobre su cuerpo sin salirme de él.
 
 
Ambos manteníamos la respiración agitada, pero eso no nos detuvo al momento de unir nuestros labios nuevamente.
 
Me dedicó una mirada hermosa, una de la cual quedé fascinado, encantado.
 
 
Llegué a la conclusión de que me enamoré una vez más de él.
 
 
¿Qué estaba diciendo?
 
 
Tonterías, pero él era el culpable. Él me tenía así de idiota.
 
 
—Key.
 
— ¿Si?
 
— ¿Quiéres ser mi novio?
 
 
Me miró sin expresión, por unos momentos.
 
Hasta que reaccionó y volvió a sonreír, feliz. Y yo a respirar, porque en lo que tardó su respuesta había dejado de hacerlo.
 
—Si, si quiero.
 
 
Esto era un sueño, estaba seguro. Por favor... no me despierten jamás.
 
 
 
 
 
 
Pov Key
 
 
Pasaron cinco meses, Minho y yo nos veíamos muy seguido, aunque todavía no podemos andar de la mano por ahí, sin preocuparnos por los medios.
 
 
¿Por qué? Porque el es una estrella. No lo pueden ver conmigo.
 
 
Y él me lo había explicado, yo lo entendí y jamás le reproche por nada. Pero aun así no dejaba de dolerme un poquito esto, porque era así, dolía pero no había nada que hacer.
 
 
—Kibum, mi tesoro, prendé el televisor, hay algo que tienes que ver — me dice mi madre con una sonrisa divina pintada en su rostro.
 
— ¿Qué quieres que vea, ma? No tengo ganas — y era la verdad, yo estaba triste pensando en mi relación a escondidas de las cámaras con Minho.
 
—Hazme caso, luego me agradeces — dijo, y sin más salió de la sala. No sin antes guiñarme el ojo.
 
 
¿Que le pasa? Estaba confundido.
 
 
Hice caso a mi madre, y prendí el televisor.
 
Estaba en un canal de música, lo cual era raro, nadie en mi casa mira programas de esa variedad.
 
 
—Pero que — era SHINee y tenían una entrevista con las fans gritando como locas de fondo.
 
 
Dios... Ahí estaba Minho, tan hermoso... tal como mi memoria lo recordaba y como mi corazón lo atesoraba.
 
Estaba hablando ese tal Jonghyun. Ese chico me daba un mal aire. No me agradaba.
 
 
—Entonces Minho-ssi, ¿es verdad que usted está en pareja? — preguntó un periodista con las fans atrás gritando como locas que no, que Minho es de ellas y no se cuantas cosas más.
 
 
Mi corazón latía fuertemente. Con miedo de su respuesta, de que me lastimase. Aunque yo sabía perfectamente cual era, así que no debería sorprenderme ni nada.
 
 
Aunque era inevitable, me puse triste, era obvio que el diría que no y yo lo entiendo bien. Él no puede revelar lo nuestro porque tiene una imagen que cuidar.
 
 
Lo amaba, y estoy seguro que voy a superar esto.
 
 
—Bueno, la verdad es que... — empezó a hablar e hizo una pausa, para pensar su respuesta y después continuó —Si, estoy en pareja. Y estoy muy feliz — dictaminó, y yo quedé con la boca hecha una O por la impresión.
 
 
Madre mía, esto no me lo esperaba. Estaba asombrado, sorprendido y tremendamente feliz. Muy feliz.
 
 
—Noooooooooo Minho noooooo — gritaban sus admiradoras, llorando.
 
—Y Minho-shii ¿se puede saber quién es esa persona? — vociferó aquel señor, pasando el micrófono para que se pueda escuchar mejor la respuesta de mi novio.
 
—-Por supuesto, el es mi fan, mi más amado fan, el amor de mi vida — suspiró, sonriendo tontamente —El es Kim Kibum, Mi Key, mi novio, mi gran amor y mi vida entera — terminó con su confesión, las fans dejaron de llorar para gritar cosas lindas, ya que esas palabras las endulzó a todas juntas, incluyéndome.
 
—Gracias por su respuesta Minho, les deseamos la mejor de las suertes — terminó aquel periodista que empecé a querer.
 
 
Esto alegró mi día por completo. Mi día, la semana, el mes, el año. Todo.
 
No puedo con esta euforia que me invade el cuerpo entero. Ruedo por el piso tapándome la cara con las manos, luego agarro uno de los almohadones del sofá y lo abrazo con todas mis fuerzas.
 
Debo parecer un tonto, pero no me importa, me siento tan bien que nada me importa.
 
 
— ¿Estás contento, cielo? — esa era la voz de mi madre, estaba en el marco de la puerta que daba a la cocina, observándome contenta.
 
 
Me levanté apenado de que me viera haciendo éso. Luego recordé que fue ella la que me dijo que encendiera el televisor. Sonreí grandemente, para luego correr a sus brazos. Gracias a ella estoy feliz.
 
 
—Gracias mamá, gracias por esto —le dijo con todo mi amor, cerrando los ojos.
 
—No me agradezcas a mí, corazón, debes agradecerle a Minho — recomendó, acariciándome el cabello con sus dedos.
 
—-Eso haré — dije firme, con la sonrisa todavía dibujada en mi rostro.
 
 
Fui hasta el teléfono de la casa, marqué el número de Minho. Tres tonos y me contestó.
 
 
— ¿Kibum?
 
—Gracias mi amor — fue lo primero que dije, con todo el amor que me colmaba el alma. Siento que estoy en las nubes.
 
— ¿Gracias por qué? ¿Por lo que dije sobre nosotros? — preguntó queriéndose hacer el tonto, pero sentí su risilla del otro lado de la línea.
 
—Si amor — dije, tranquilo. Lleno de paz.
 
—Eso no es nada Key, sólo hice lo que debía hace tiempo. Te amo mi amor, nunca lo olvides.
 
—Yo también te amo Minho, gracias por todo.
 
—Mi vida, tengo que colgar, mi manager me llama para atender unos asuntos del grupo. Luego hablamos, Te amo.
 
—Te amo.
 
 
Dejo el tubo en la pared, sonrío. Me encamino directo hacía mi cuarto.
 
 
Me acuesto y cierro los ojos, respirando el aroma que quedó en mi habitación, después de su última visita. 
 
 
Me sumerjo en un sueño, uno que es real, palpable, verdadero. Como el amor que Minho y yo nos tenemos. Uno de verdad.
Notas finales:

Y buuuuueno♥ ¿gustó? yo me siento orgullosa♥

Bueno, siento que cada vez me estoy expresando mejor con los diálogos y eso me encanta ^w^

YYYY MI PRIMER LEMON!!! WIIIII - rueda por el piso- Me sentí tan coshinota al escribir esa parte owo

_¡Annyoeng!~♥


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