Miro su figura en el espejo minuciosamente, con una gran sonrisa en el rostro, diciéndose a sí mismo que se veía increíble. Miro el reloj en su mesa de noche y volvió a sonreír, viendo que aun tenia media hora para hacer lo que quisiera, antes de tener que salir con su hyung.
Salió de la habitación con paso decidido. Esa era la primera vez que se ponía algo así, y estaba emocionado por las reacciones que pudieran tener las personas que lo verían en el día. Paso por la sala, y entro a la cocina para buscar algún bocadillo rápido para el camino, sin notar que un par de ojos lo miraban con mucha atención desde la sala.
-Ch-changmin-ah… ¿Qué te has puesto…?- murmuró Yunho desde su lugar en el sofá, con la boca semi abierta y los ojos dándole vueltas.
-¿Qué cosa, hyung?- dijo Changmin con un gran pedazo de sándwich en la boca. El mayor lo señalo de arriba abajo, en especial la parte de abajo, cada vez más tonto por la imagen del menor. –Oh, ¡oh! ¿Esto? Es nuevo, ¿Te gusta?- Changmin lucía una hermosa sonrisa que le iluminaba el rostro, como un niño, como el niño que era, que estaba feliz por un juguete nuevo.
Yunho se encontraba atónito (Y medio atontado, porque para él era como estar mirando una porno con censura).
-Chang… min… ¡Changmin! ¿¡De dónde sacaste eso!? ¡Kya, niño indecente! –Yunho se cubría los ojos, mientras intentaba apartar la mirada de su dongsaeng, horrorizado.
-Hy-hyung… ¿Acaso no le gusta…?
-¡No! ¡Quítate esos escandalosos shorts y ponte algo que te cubra por esas zonas!- Y se cubría la cara con un cojín, mientras se retorcía en el sofá.- A-al menos pudiste elegir uno simple, liso, si te querías poner shorts, ¡no unos celestes, con pajaritos y flores! ¡Kya!
-¡Pero hyung…!- Changmin se encontraba indignado, ¡Si se veía increíble!
-¡Pero nada! ¡Que vayas y te los quites!- Y acto seguido el mayor corría hacia el baño, cubriéndose la nariz con sus manos, dejando unas gotitas rojas por la alfombra en su trayecto.
-¡Pues…! ¡Como quieras!
Changmin corrió hasta su cuarto realmente furioso y, a la vez, decepcionado. En serio esperaba que a su hyung le gustara su nueva vestimenta. ¿A que se veía lindo con esos shorts por sobre la rodilla y ese buzo negro? ¿A que si? Pero no, a su hyung no parecía agradarle. Se sentó en la cama, intranquilo, con los ojos empañados.
-Yo… Solo, realmente… ¡Tsk! – se levantaba de la cama y daba vueltas por la habitación, intentando calmarse. Fue entonces cuando sus ojos se posaron en el poster de Jaejoong que colgaba sobre la cabecera. –J-jae… Jaejoong… A ti te hubiera gustado, ¿Verdad? Tú me hubieras defendido… - Y miraba el poster embobado, tal cual lo haría una fangirl de 15 años, esperando a que Jaejoong le devolviera la mirada y le contestara, pero no. Y entonces a la situación se le sumo el desespero, porque le desesperaba que Su-Jae-De-Papel/Cartón no le contestara ni lo abrazara.- ¡Argh! ¡Babo! ¿¡Dónde demonios estás cuando te necesito aquí, conmigo!? – Y lanzaba una zapatilla terrorista contra el poster, la cual se estrellaba en seco contra la linda sonrisa de su hyung.
Después de unos minutos en los que su mayor actividad fue respirar profundo y reprimir las maldiciones contra sus hyung, se levanto de la cama con más tranquilidad, dispuesto a buscar algún jean que ponerse.
Restregándose los ojos, fue hasta el armario, pero cuando lo abrió toda la mala situación desapareció, para convertirse en una escena bizarra en la cual el pánico lo domino.
-¿P-pero qué car-…? ¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhh! ¡Ahhhhh! ¡AHHHHHHHHHHH! – Y se alejaba como si dentro de aquella caja de madera se encontrara una serpiente.
Allí, todo enroscado en el suelo del armario, y dormido profundamente, se encontraba Jaejoong. Jaejoong, su hyung, durmiendo como si nada, como todas aquellas veces que lo había visto dormir cuando vivían todos juntos.
-¿¡Qué demonios!? ¿¡Jaejoong!? ¡Jaejoong!- mientras zarandeaba al mayor para despertarlo.
-Q-qué… qué paso…
-¿¡Pero cuando se metió aquí!?- pensaba Changmin, sin dejar de zarandear al mayor, despeina dolo un poquito. Entonces recordó: Ah, pero ¡claro! Ayer por la tarde yo deje sobre el escritorio lo que me pondría hoy, por lo que esta mañana no he abierto el armario para nada. Pero, entonces ¿desde cuándo esta aquí dentro…?
Jaejoong despertó un poco asustado, siendo lo primero que viera a su dongsaeng con unos escandalosos shorts y los ojos rojos. Y le sonreía como si nada, aun enroscado en el armario, mientras se estiraba esto y aquello.
-¿Qué tal, Changmin?
-J-jaejoong… ¡Jaejoong!- Y se tiraba hasta el armario, para poder abrazarlo entre risas y quizá un poco de lagrimas. –Jaejoong… Pero, ¿Qué haces aquí? ¿Cómo…?
-Ya, a quién le importa, estoy aquí.- Y cortaba al menor, posando su dedo índice sobre sus labios, mientras mostraba su mejor sonrisa. -¿Cómo estás? - ¿Qué cómo estoy? ¡Por Dios, estuviste en un armario quien sabe por cuánto, y te importa como estoy yo!
-B-bien… Me alegra haberlo encontrado a- … ¡Eh! ¿Hyung?
Pero el mayor no contesto. Se había quedado hipnotizado por los pajaritos, florcitas y ardillas de los shorts de Changmin. Y es que, un pajarito en especial, se encontraba muy cerca del pajarito de su dongsae-…
-¡Ya, hyung!
-¿¡Eh!? ¡Ah, sí!
-¿Por qué estabas en mi armario?
-Quería verte.- contesto el mayor con simpleza, mientras salía de aquella caja para dar unas vueltas por la habitación.-Te extrañaba, ¿Qué no te alegra verme? ¿Ya no me quieres, Changmin-ah? –Y hacia un lindo puchero, que lo hacía parecer como un cachorro al que le han pisado la cola.
Changmin rio suavemente, mientras pasaba sus brazos por la cintura de Jaejoong, quien sonreía, acariciándole la cabeza y jugueteando con su cabello.
-Claro que te extrañe. –Dijo en el cuello del mayor.- más de lo que te imaginas…-agregaba, en un susurro.
-Quería saber si estabas bien. Te extraño, Minnie… Pero no puedo quedarme por mucho más tiempo. Tienes cosas que hacer, y yo también.
-¿Ah…? ¿¡Lo dices en se-…!?
-Changmin, ya no tienes 16 para portarte como alguien de 16. Anda, ve. Pero necesito que distraigas a Yunho, que lo saques de la casa, sino tendré que salir por la ventana y rogarle a San Siwon para no quebrarme ningún hueso al saltar por ella. – Y reían suavemente, sin querer separarse de ese abrazo.
-Está bien. Pero debo cambiarme, Yunho hyung me lo pidió…- resongo Min fastidiado, señalando sus shorts con ardillitas. Jae sonrió, divertido.
-Déjatelos, a que así lo distraes más.
Iban hasta la puerta de la habitación, entre risas, mientras se daban unos abrazos más y se susurraban unos “Hasta pronto”.
Pero Changmin apenas había puesto la mano sobre el picaporte, cuando Jaejoong lo tomo del hombro, girándolo hacia él, mientras le daba un suave beso en los labios, recostando al menor contra la puerta.
Y los dos se quedaban en silencio, felices por aquel acto que tanto habían esperado pero que nunca se habían animado a concretar.
-De lo único que me arrepentí cuando nos separamos y dejamos de vernos, fue el de no haber hecho esto antes, cuando te tenia conmigo.- Y le regalaba una sonrisa al menor, quien también sonreía.
-H-hasta pronto Jaejoong. Espero verte dentro de poco…
Un último abrazo, un beso en la mejilla, y Changmin salía corriendo de la habitación, en busca de Yunho, porque ya iban tarde.
-Min… Changmin… Prometo que nos veremos más pronto de lo que te esperas.- .Decía Jaejoong frente a la puerta cerrada, sonriendo como tonto, pasando dos dedos por sus labios, recordando el raro pero lindo momento que había pasado allí.
El dormir enroscado como un contorsionista entre bóxers y camisetas, con olor a medias sucias impregnando el ambiente, durante toda la noche, realmente había valido la pena.
-Hasta pronto, Changmin-ah…