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Dust por Yoshita

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Notas del capitulo:

Disfruten

La calidez de la mañana acariciaba los rostros dormidos. Yukimura, de espaldas al riachuelo, enterraba, involuntario, su cabeza en el tibio pecho del Dragón, cosa que a Masamune encantaba por completo, pudiendo así acariciar ese sedoso cabello café, rebelde como su dueño. 
Se levantó con cuidado, evitando despertar al Cachorro y acomodó la capa encima de este para abrigarlo mejor. Se acercó al río y comenzó a pescar, buscando comida para cuando el Cachorro amaneciera. 
Yukimura, paulatinamente, fue abriendo sus ojos, observando el espacio vacío frente a él. 

-¿Dragón?- preguntó, pensando que todo había sido un sueño. Masamune volteó a mirarlo, el chico no lo había recordado aun, ni aunque la noche pasada le hubiera llamado por su nombre. Guardó las esperanzas para irlas sacando poco a poco con las pistas dadas al chico. 

-Good morning, Little Tiger- saludó desde la mitad del río, se había quitado los zapatos y las medias y había remangado su pantalón para poder pescar mejor. 

-¿Eh? Buenos días...- al no comprender lo dicho por Masamune, Yukimura sólo saludó. 

-No entendiste- rió- te dije buenos días. 

-Ah- el chico sonrió- ¡yo quiero decirlo!

-Adelante. 

-...- se quedó pensativo y luego miró al Dragón- ¿puedes... Repetirlo, por favor?- pidió apenado y rojo. 

-Claro- sonrió y se acercó un poco a la orilla- "good morning"- dijo despacio. 

-"Guudo moruningu"- saludó, sacando una sonrisa al rostro del Dragón. 

-Me encanta que hables en inglés- admitió sacando el pescado del río, prendiendo los leños restantes de la hoguera anterior y, encendiendo también, el rostro de Yukimura- se oye hermoso en tus labios. 

-¿¡Pe-pero qu-qué dices?! Yo... ¡Sólo imito lo que dices, es todo!- intentando hallar excusas, Yukimura se levantó de su lugar, aun negando con las manos- yo...

-Shh, no hay excusas- sonrió y dio la vuelta al pescado. Yukimura hizo un pequeño puchero e imitó la anterior acción del Dragón, quitando sus zapatos y remangando su pantalón para entrar al río, sin embargo, el Cachorro se deshizo también de la capa y de su chaleco rojo, quedando, para deleite de Masamune, descubierto de la cintura para arriba. 

-¿Qué haces?- Masamune escondió su sonrojo ante el torneado torso del Cachorro. 

-Refrescándome, ¿por qué?- preguntó inocente. 

-Por nada... Sal ya, el pescado está listo- llamó al chico, quien sólo se quejó por no haber podido estar mas tiempo en el agua. 

Comieron juntos otra vez, disfrutando cada bocado, Yukimura nunca antes había probado un sabor como ese y se preguntó cual era el secreto del Dragón. 

-Ahora, ¿qué piensas hacer?- cuestionó el Dragón luego de apagar la hoguera. 

-¿Perdón?

-Si, con tu huida y todo eso, ¿piensas vivir en el bosque?

-No es una mala idea- miró la vegetación circundante con tristeza- pero me sentiré muy solo... Y extrañaré Kai. 

-Me quedaré contigo entonces- decidió contundente. 

-¿Qué?

-Hasta que decidas que hacer, me quedaré contigo- el Dragón estaba decidido a no apartarse del lado de su amado chico, además contaba con hacer recordar a Yukimura quien era y, si era necesario, enamorarle. 

-¿Por qué?

-Me preocupas, Yukimura- le dijo serio y sincero, mirando esa avellanada mirada que le hacía perder la cordura. La suave voz y el aliento rozaban el rostro de Yukimura, quien estaba a pocos centímetros de los perfectos labios del Dragón. Se inclinó otro poco, buscando mas de Masamune... Pero su mente volvió a jugarle una mala pasada. 

-... Azul...- susurraba mientras se retiraba del Dragón y sujetaba fuerte su cabello. Cálidas lágrimas caían mientras buscaba calmarse- ... Dragón yo...- Masamune lo envolvió en un suave abrazo y acarició su suave cabellera. 

-Tranquilo... Esos dolores de cabeza pasarán pronto, lo prometo. 

-¿Cómo sabes?- murmuró junto al pecho de su antiguo maestro. 

-Es un secreto, pero pasará y serás feliz... Supongo. 

-¿Supones?

-Si, yo...- Masamune dudaba de los sentimientos del chico hacia él, era cierto que él si amaba a su Cachorro, se enamoró mientras le enseñaba, fue a primera vista, pero no lograba comprender del todo lo que sentía el chico. Podía, tal vez, luego de que recordara, intentar conquistarlo, no sabía si otra vez, pero era algo que había considerado antes- cuando te paren esas jaquecas definitivamente, vas a comprender- se levantó y extendió una mano al chico, igual que antes. Yukimura abrió sus ojos, pero sonrió ante el vago recuerdo. 

-Gracias...- la tomó y se levantó. 

-Dragón- le recordó. 

-Quería tu nombre- sonrió y apretó un poco mas el agarre de sus manos- lograré que me lo digas. 

-Deberías lograr recordarlo- soltó su mano antes de que al chico le afectara mas. 

-¿Qué?

-Nada, ¿te parece si vamos a conocer el bosque?- dijo mientras se internaba en aquel mar verde. 

-Si- tomó ambas capas, se colocó la suya y acomodó la de Masamune en la espalda de este cuando le alcanzó. 

-Gracias- la abrochó bien y siguió caminando, seguido por Yukimura. 

El bosque era grande, mas de lo que ellos habían imaginado, pero caminaron sin quejas. Sólo Masamune, quien preguntaba continuamente a Yukimura si estaba bien. 

-Lo estoy- respondió sin molestarse- gracias... No... Eh... "San... ¿Kyu?"

-Perfecto, vas mejorando- se detuvo y volteó a verlo- cada vez vas mejorando mas. 

-Gracias- se detuvo y alzó la mirada, contemplando el azul de la orbe del Dragón. 

-Cuando quieras- le dijo suave, sin perder un segundo de la mirada del otro. Alzó la mano para acariciar la mejilla derecha del chico, aquella en la que, 10 años atrás, había depositado un suave beso. Pero ese tierno roce fue mucho para el chico, quien se desplomó al suelo, inconsciente. -¡Yukimura!- se agachó para quedar al nivel del desmayado chico- ¡Yukimura! ¡Háblame!

-... Dra... Dragón...- el chico hablaba con dificultad, una ráfaga de recuerdos había cruzado su mente como bólido y sin avisar. 

-Espera aquí, ¿si?- lo acomodó en un tronco hueco- nadie te verá, está bien- respondió ante la preocupada mirada del chico. 

-... Si...- respondió entre jadeos. 

-Iré por agua, no me tardo- revolvió los cabellos del chico y se fue al claro del riachuelo. 
Yukimura recostó su cabeza en el tronco y cerró los ojos, intentando hallar sentido a lo reciente ocurrido.

-Danna- el impacto de la conocida voz despertó al chico de su letargo y al mismo tiempo lo asustó, mareándose un poco. 

-... Sasuke...

-Vaya que te he encontrado, no lo creí posible, he buscado en todos lados. 

-¿Qué quieres Sasuke?

-El Capitán te quiere de vuelta para que pagues por lo que has hecho. 

-¿Y exactamente qué fue lo que hice?

-Desobedecer las claras órdenes del Capitán. 

-Sólo hice lo que quería, además Oyakata-sama sabe que me gustan las lanzas, no me dedicaré a las espadas, pero me causan mucha curiosidad. 

-Sabes que el Capitán no va a aceptar eso- Sasuke bajó de la rama y se sentó cerca a Yukimura- así que he inventado una excusa para que puedas volver y no tener inconvenientes. 

-¿Y cuál es?- preguntó receloso, la mirada aguda del ninja no le daba buen agüero. 

-Todo fue culpa de Maeda Keiji. 

-¿¡Qué?!- Yukimura intentó levantarse, pero un mareo repentino lo arrojó al suelo, o casi, su caída fue frenada por Sasuke. -Suéltame- deshizo el agarre del ninja en su cuerpo y se sentó de nuevo en donde había estado. 

-Danna, es lo mejor para ti- le dijo apartándose- diremos que fue Maeda Keiji quien te obligó a hacer todo eso, tu estarás bien y recuperarás tu posición de general. 

-No- repuso contundente y fuerte, lo mas que pudo por su debilidad- Keiji-dono no tiene porque ser inmiscuido en esto, la culpa es mía, pero no volveré- pensó en el Dragón- aun no. 

Masamune no sabía en que llevarle el agua a su chico, el trapo anterior no servía porque la distancia era muy grande y no lograba hallar un recipiente apto. Buscó entre sus ropas y tuvo una idea. La vaina de su espada era un buen cuenco en que podría llevarle agua a Yukimura así que, desenvainando, llenó el estuche de agua y se apresuró, con cuidado, a llegar al lado del chico que necesitaba su ayuda. Recorrió de vuelta el camino andado. 

-Masamune- lo interrumpió la profunda voz y se detuvo. Lo miró nervioso. 

-Kojuuro- saludó- ¿qué haces aquí?

-Vine a llevarte de vuelta- se acercó lentamente y añadió- ya lo encontraste, ya podemos volver. 

-No he terminado- soltó brusco el agarre de Kojuuro en su brazo- Yukimura aun no me recuerda. 

-¿¡Qué querías?! Lo dejaste hace 10 años, el chico ha crecido...

-¡No lo dejaré de nuevo si es lo que implicas! Cuidaré de él otra vez...

-¿¡Cómo lo harás, Masamune?! No debes dejar que la gente te vea. No cometas el error de Motochika, afortunadamente a él lo pudimos ayudar, su situación no fue tan grave, pero tu... Mira que enamorarse de un general de Kai...

-¡Era un niño! ¿¡Cómo iba a saber que mi pequeño Yukimura iba a ser un general?! Y no me compares con Chika, él casi mató a Mori por abandonarlo tanto tiempo, dejó incluso que fuera quemado en la hoguera porque, según el pueblo, era un brujo, ahí fue cuando Chika se dio cuenta de todo y fue a salvarlo, ¡pero esperó hasta el final! Yo no lo haría, ¡ni aunque me lo impidieran, Kojuuro, no lo voy a dejar!- su determinación no flanqueaba y Kojuuro no tenía nada que hacer, cuando Masamune decidía algo, nada ni nadie lo detenía, era imparable, un Dragón Decidido. 

-¿Cuidarás al chico y te cuidarás tu?- fue la pregunta final. 

-Lo haré, lo prometo. 

-¿Así como le prometiste a Yukimura volver por él?

-...- Masamune miró al suelo y apretó el puño libre- lo hice, me demoré pero lo hice. 

-Y él no te recuerda...

-Haré que lo haga- levantó su mirada- y cuando me recuerde lo llevaré conmigo- pero entonces recordó las palabras del Cachorro, "ExtrañaréKai", es obvio, el chico extrañaría su hogar. 

-Cuidado y suerte- entregó otra bolsa vinotinto con polvos azules a Masamune- no te demores, Motochika me está enloqueciendo. 

-Ya creo que si- carcajearon juntos y Kojuuro desapareció en una nube marrón. Masamune guardó la bolsita con cuidado y siguió su camino al Cachorro De Tigre. Apartó las ramas altas que estorbaban su camino, cuidando de que llegara intacta el agua. 

-¡Yukimura!- gritó cuando estaba cerca de donde había dejado al chico de Kai. 

-Dragón- recibió como respuesta una voz suave y forzada, el cerebro de Yukimura estaba ahora mas confundido que antes. Intentó levantarse pero la fuerte mano de Masamune le detuvo. 

-Quieto- lo sentó y se acomodó a su lado- toma, bebe. 

Yukimura obedeció y tomo cortos sorbos de agua para calmar su mente. 

-¿Mejor?- preguntó. 

-Si, gracias. 

-Cuando quieras- sonrió y se recostó en el tronco. 

-¿Por qué haces todo esto por mi? Digo, me acabas de conocer, ¿por qué toda esta preocupación?- soltó al fin Yukimura, la duda le estaba rondando desde hace bastante y no lograba encontrar un respuesta coherente. Tal vez, sólo tal vez, el Dragón estaba interesado en él, y no sabía por qué tenía la vaga esperanza de que así fuera. Esperó paciente la respuesta. 

-Es un secreto- finalmente repuso, escondiendo la mirada de Yukimura. No podía apresurar las cosas, el chico no estaba para otro golpe de esa magnitud. 

-¿Por qué?- suave pero algo enojado, Yukimura cuestionó al Dragón- ¿no confías en mi? ¿Es eso? ¡Yo te confesé mis tristezas, yo volqué todo mi sufrimiento en ti! ¡Y creí que lo entendías!- se levantó con cuidado, pudiendo mantenerse en pie sin ayuda- pero no... Me equivoqué- traicioneras lágrimas bajaban por las calientes mejillas de Yukimura. 

-Yukim...

-¡No me hables!- se alejó- no... ¡No!- corrió desequilibrado lejos del Dragón, no quería verlo. 

-My mistake- aceptó Masamune, levantándose y perdiendo al chico con la mirada, siguiéndolo lentamente con sus pasos. 

Yukimura corría y corría lo que le permitía su mente y su cuerpo, podía ver al sol irse ocultando en el horizonte y saber que pronto anochecería, tenía que volver al claro, pero seguramente el Dragón estaría allí y no quería encontrárselo. Muy tarde había notado que le gustaba, pero eran esperanzas vanas, el Dragón ya tenía a su amado y lo estaba buscando. Una punzada de odio invadió su pecho, si tan sólo ÉL fuera el amado del Dragón, pero no, ese no era su destino; ilusamente esperó que el Dragón fuera tras él y le dijera toda la verdad, pero no fue así, y Yukimura siguió divagando en el bosque. 

-¡Ahí está!- oyó voces y pasos pesados acercarse. Comenzó a caminar mas rápido. 

-Por aquí- las exclamaciones seguían y empezó a correr. 

-¡Agárrenlo!- como alma que lleva el diablo, Yukimura huyó de los soldados de Kai que lo habían encontrado. ¿Cómo? Simple: Sarutobi Sasuke. 

Se comenzó a abrir camino entre le frondosa vegetación, logrando perderles por un tiempo. Caminó otro rato a la deriva, esperando haber evadido a las tropas rojas completamente, pero una onda de soldados por todas las direcciones le afirmó lo contrario. Yukimura estaba en desventaja, estaba cansado, hambriento, mareado y sin sus lanzas, sólo contaba con su espada robada y los puños que habían golpeado una y otra vez al Tigre De Kai. Desenvainó y acomodó su posición para atacar a quien osara siquiera tocarlo. 

-¡No se acerquen!- gritó, lo suficientemente fuerte como para que los oídos del lejano Dragón captaran el miedo que se entretejía en el tono decidido del Cachorro. Apuró el paso, llegar lo más pronto posible al lado de Yukimura era imperativo en ese momento. 
Yukimura atacaba de a poco a aquellos que, intentando ser valientes y complacer al Tigre De Kai, se acercaban a intentar capturarlo. Poco a poco fueron entendiendo la estrategia de ataque del chico, así que comenzaron a rodearlo y encerrarlo mas para que no tuviera escapatoria. La espada robada chocaba con las lanzas y espadas de los soldados que lo acorralaban entre ellos. Estaba asustado. Tenía miedo. Y lo único que se venía a su mente era pedir ayuda al Dragón, algo imposible dado el hecho que él mismo le pidió que se fuera. Comenzó a pasear su mirada por los alrededores y una mancha azul llamó su atención. Sus ojos, por unos instantes, se posaron en la figura de Date Masamune, quien, con terror en la mirada, observaba la manera en la que su Pequeño Tigre era encerrado. 
Se quedó estático, había mas gente y Kojuuro le había advertido no ser visto, pero su chico estaba en peligro. En ese momento lo invadió el miedo, miedo por él y por lo que pudiera pasar si era visto, y miedo por Yukimura, miedo de no saber que le pasaría si dejaba que se lo llevaran. Decidió ignorar el aviso de Kojuuro. Intentó avanzar, desenvainando, pero no pudo dar un solo paso. El denso humo fucsia se colaba en su camino, deteniéndolo y llevándolo de vuelta a su hogar. 

-¡Motochika!- gritó sobre su cabeza, notando aquella figura de cabellos plateados y ropa clara, observó como el hombre, también con parche, rociaba sobre él polvo del color de su ropa y entendió que Chousokabe Motochika quería llevarlo de vuelta. 

Levantó su mirada y halló la de Yukimura, en donde, con gritos ahogados, pedía ayuda. El chico se defendía con todo lo que tenía, pero el verlo desaparecer frente a él, sin que le hubiera ayudado, lo hizo flanquear y soltar la espada. 

-¡Masamune-dono!- gritó en un momento de desesperación, alzando la mano, intentando acortar la distancia y tomar la cálida del otro, pero él simplemente desapareció con la sorpresa en su rostro. Lo último que vio Date Masamune antes de desvanecerse fue a su Cachorro rendirse ante las tropas de Kai bajo la llovizna que comenzaba a caer. 

-¡Sujétenlo bien, que no se escape!- ordenó- volvemos a Kai- y retornaron a su ciudad. 

El camino se hizo tortuoso para el Cachorro, quien no lograba sacarse la imagen de Masamune allí, frente a él, estático, sin irlo a ayudar. "Tal vez yo era un estorbo". Tal vez... El chico ya no tenía esperanzas en su vida. No se fijó en el camino, no sentía las sogas quemar sus muñecas, no oyó el crujir de las grandes puertas de madera al abrirse, no comprendió los gritos que daba la gente y no contempló la decepción en los ojos de Takeda Shingen. Para él pasó desapercibido incluso el golpe que se dio cuando fue arrojado bruscamente a la celda de tierra y piedra, los calabozos de Kai lo saludaban. 

-Se lo que sucedió- comenzó el Tigre- y he mandado por Maeda Keiji- Sasuke había contado la mentira para salvarle- habrá justicia y saldrás de ahí, pero quiero que pienses en lo que hiciste. 

-También quiero que usted piense, Oyakata-sama, y sepa la verdad- Sasuke negó con su cabeza y manos a espaldas de Takeda- Keiji-dono no tuvo nada que ver en esto, todo fue idea mía. Y tampoco reprenda a Sasuke por haberle dicho esa mentira, yo cargaré con todo, mis mas sinceras disculpas, pero no puedo dejar de ser quien soy. 

-Sabias palabras de un traidor- la cortante voz de Takeda Shingen retumbaba entre la piedra húmeda- pero eso no te salva de tu condena. 

-Máteme- se giró y les dio la espalda, contemplando la luna creciente desde la pequeña rendija- ya no hay nada por que valga vivir... Nada ni nadie. 

Notas finales:

espero les haya gustado


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