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Dust por Yoshita

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Notas del capitulo:

Doble capítulo en este día...

-¿Es eso?- Keiji hablaba con Sasuke- vaya, ha recordado mas. 

-Si, y se le nota el amor, pero está sufriendo por el mismo motivo. 

-Se reprocha haberle olvidado, se siente culpable- Keiji asentía mientras tomaban té- yo también me lo reprocharía. 

-¿Por qué no hablas con él?- le sugirió el ninja- es posible que puedas relajarlo o lograr que se calme, estar solo en esa celda debe deprimirlo 

-Es una buena idea- Keiji se levantó y abrió la puerta, la luz matutina les dio de lleno- es un bonito día, mejor que ayer. 

-Apuesto a que Danna ya está despierto. 

-Si, iré a ver a Yuki-chan, intentaré ayudarle a calmarse- y dicho esto salió en dirección a los calabozos.



Sanada Yukimura se había levantado temprano y había comido su arroz en silencio. Su corazón se encogía cada vez que miraba el cielo azul porque recordaba haber olvidado a su maestro y el amor que sentía por este y esa culpabilidad lo carcomía lentamente, si no lo mataban rápido sería una simple víctima de su amor olvidado. Moriría en vida, pero moriría sabiendo que amó. 

-Buenos días, Yuki-chan, ¿cómo estás?- Keiji sorprendió al distraído Cachorro. 

-¡Keiji-dono! ¡Que sorpresa!

-Vine a verte, Yuki-chan. 

-Gracias- su mirada gacha indicaba que algo no iba bien. 

-¿Dónde estuviste estos días, Yuki-chan? Me tenías preocupado. 

-Estuve en el bosque. 

-¿¡Solo?!

-No, me encontré con alguien- Yukimura confesó. 

-¿A quién?

-Un Dragón Tuerto. 

-¿¡Un dragón?!- Keiji exclamó asustado por el chico- ¿¡no era muy peligroso?!

-No... ¡Pero no era un dragón real!- informó a Keiji antes de que este terminara de asustarse- era un hombre, un hombre que se hacía llamar así. 

-¿Un hombre?

-Si, era joven, tal vez dos años mayor que yo. 

-¿Y qué hacía allí?

-Buscando a su amado- respondió tranquilo ya que su fijación había pasado al recordar amar a su clandestino maestro de la infancia, ahora aceptaba tranquilamente los sentimientos del Dragón hacia otro hombre que no fuera él. 

-¿Y por qué en el bosque?

-Venía de camino, su amado vive aquí, en Kai. 

-¿¡Enserio?! ¿Y cómo se llama?
-No me lo dijo- molesto recordó la desconfianza que el Dragón le había tenido- tampoco me dijo su propio nombre, simplemente se presentó como el Dragón Tuerto. 

-Veo... ¿Y cómo era? Físicamente, digo. 

-Alto, con cabello castaño mas oscuro que el mío, era lacio y le llegaba a los hombros. Tenía un parche en el ojo derecho- un intento de dolor de cabeza cruzó por la del chico, pero fue sólo una sensación pasajera- y sus ojos, o el que podía ver, eran azules, igual que su ropa. 

Al igual que Sasuke, Keiji ataba cabos sueltos en su mente. La descripción del Dragón, en algunos detalles, se parecía a la de el tal Masamune, mencionado por el ninja mientras le relataba lo que Yukimura le había dicho. Aparte, el hecho de que buscara a su amante perdido en Kai indicaba que ese amante podía ser el mismísimo Yukimura y que el Dragón fuera Masamune no le parecía nada descabellado. Azul, listo. Cabello color café, listo. Amante perdido en Kai, listo. Sentía que algo le faltaba...

-El Dragón llevaba espadas, eso me llamó mucho la atención- añadió el Cachorro haciendo memoria. 
Espadas, listo. Keiji terminó de enumerar las coincidencias del Dragón con Masamune y concluyó que eran la misma persona. 

-¿No crees, Yuki-chan, que el Dragón y Masamune son la misma persona?
-¿Pero qué dice Keiji-dono? Si lo fuera me lo hubiera dicho, no creo que se hubiera quedado callado de haber sido así. Si en realidad Masamune-dono... Estuviera enamorado de mi- soltó entre sonrojos- no hubiera perdido el tiempo y me hubiera dicho la verdad, no había razón para no hacerlo. 

-La hay, Yuki-chan. 

-¿Cómo es posible? ¿Cómo puede haber una razón para no confesar tu amor sabiendo que es correspondido?

-Tu cabeza. 

-¿Mi cabeza?- cuestionó- ¿qué tiene de malo?

-No hay nada de malo- tranquilizó al chico- pero cada vez que recordabas algo referente a él, te daban fuertes jaquecas y te desmayabas. ¿No crees que él notó eso y evitó a toda costa que estuvieras mal?

-Yo...- Yukimura intentaba asimilarlo, una parte de él quería creer ciegamente en que el Dragón era su preciado Masamune, pero la otra parte lo negaba fervientemente, confundiéndolo mas de lo que estaba. Algunas palabras que había dicho el Dragón encajaban perfectas en el rompecabezas llamado Masamune... Algunas, por no decir todas. 

-Piénsalo, Yuki-chan. Me voy, tu necesitas pensar... Y yo también. 

-¿Usted?

-Si. Te voy a sacar de ahí a como de lugar. 



Masamune había sido encerrado en la torre norte. Kojuuro había sido benévolo y lo había apartado de la intemperie. Pero el desespero de Masamune aumentaba al igual que su velocidad al cruzar la habitación de un lado a otro. Había sido abandonado, ni Motochika ni Motonari tenían permitido ir allí y los polvos de viaje se le fueron arrebatados, al igual que sus Seis Garras. Meditaba en silencio la manera mas fácil, rápida y discreta de salir de allí, pero todo plan era imposible sin el ruido de la puerta al ser "cuidadosamente" retirada de su sitio. 

Tenía que volver. Estaba preocupado por su Cachorro. Sabía que Yukimura era un traidor y que, aunque el Tigre De Kai le tuviera mucho aprecio, eso no evitaba una cruel sentencia a muerte, es mas, el cariño que tenía Takeda era lo que lo podía impulsar a matarlo. Toda esperanza era perdida, excepto, tal vez, ese chico, ese tal llamado Keiji. Masamune rogaba que ese chico ayudara a Yukimura, aunque fuera sólo un poco, pero que fuera lo suficiente hasta que él lograra escapar e ir a rescatar a su General en apuros. Posiblemente, el chico Maeda fuera capaz de retrasar la fecha de la sentencia, dándole tiempo de llegar, raptar a Yukimura y hacerle recordar todo lo sucedido hace 10 años. Recordaría y vivirían felices, los dos juntos, en aquel castillo perdido en la nada, olvidado del mundo. Sanada Yukimura simplemente desaparecería, al igual que Chousokabe Motochika y Mouri Motonari hicieron hace tiempo. Sus desapariciones eran conocidas, pero no las razones. Hay ciertos secretos que no deben ser revelados. 
Se sentó en la cama por enésima vez, cansado de dar tantas vueltas y ver siempre lo mismo. Se levantó y se asomó a la ventana, sentándose en el borde y observando el atardecer. Unos pajarillos revoloteaban alrededor de la ventana y el rojo de uno de ellos lanzó a Masamune a la melancolía y la tristeza. Lo extrañaba. Lo extrañaba demasiado. Lo extrañaba tanto que su ausencia le podía hablar. Lo extrañaba tanto... Que no lo podía olvidar. Nunca pudo y tampoco nunca lo hará. Date Masamune tendrá siempre presente a Sanada Genjirou Yukimura en su mente, su alma y su corazón, de eso estaba seguro. Golpeó suavemente una bisagra de la rabia. Se culpaba totalmente. Si no hubiera sido tan misterioso. Si no se hubiera puesto a hablar de mas. Si no lo hubiera dejado... Todo estaría mejor. Pero el destino hace bromas y él fue una víctima del aburrimiento de este, aburrimiento que, lentamente, lo mataba por no tener al Cachorro a su lado. La noche venció al día, al igual que el sueño venció a Date Masamune, cayendo rendido en su cama, esperando en sus sueños ver el rostro alegre de Sanada Yukimura. 



-¿¡Pero qué hace, Keiji-dono?!- un grito susurrado entre la noche salía de los labios del prisionero. 

-Te saco de aquí como te dije. 

-¿Pero cómo...?- cuestionó al ver al vagabundo Maeda con la llave de la celda. 

-Sasuke- contestó raudo y terminó de quitar el cerrojo a los barrotes. Corrió la puerta y dejó libre a Yukimura, quien se quedó mirando la apertura de la puerta de la celda, sin reaccionar. 

-¡Rápido Yuki-chan!- exclamó por lo bajo- ¡pueden oírnos!

Yukimura se apresuró y dejó atrás la fría celda donde había descubierto su amor por Masamune. 

-Ten, Yuki-chan, esto es para ti- Keiji entregó a Yukimura un saco lleno de cosas, una espada y una capa marrón oscura- es para que te cuides. En el saco hay dinero, comida y medicinas, por si las necesitas, no pudimos conseguir tus lanzas, Takeda-dono las tiene bajo su vigilancia. 

-¿Pudimos?- Yukimura recalcó el plural en la oración de Keiji. 

-Sasuke y yo- explicó. 

-¿Sasuke?

-Si, él fue quien consiguió la llave. 
Yukimura se lo agradeció mentalmente, Sasuke podía estar loco, pero lo quería mucho, le tenía aprecio, era el mejor amigo que podía tener, por eso su dolor fue tanto al ser traicionado por él. 

Salieron de los calabozos entre las sombras. La noche se cernía sobre ambos, escondidos entre los árboles adyacentes. 

-¿Qué harán cuando noten que no estoy?

-Darán la alerta muy seguramente, es posible que me culpen, pero para ese tiempo ya me habré ido. 

-¡Pero Keiji-dono! No puede correr un riesgo tan grande. 

-Puedo y lo haré. 

-¿Por qué?

-Te quiero mucho, Yuki-chan, quiero que seas feliz, eres un chico muy increíble, el mejor amigo que he tenido, no me gustaría verte sufriendo. 

-¿Keiji-dono... Usted...?

-No Yuki-chan- rió bajito mientras se escabullían entre soldados y árboles- no estoy enamorado de ti. 

Un suspiro de alivio salió de Yukimura. 

-Mira, allí está la puerta, salgamos juntos, vendrás conmigo y te ayudaré en lo que pueda. 
-¡MUCHAS GRACIAS KEIJI-DONO!- Yukimura no cabía en él de la felicidad. 

-No es nada, Yuki-chan, pero celebremos mejor cuando estemos fuera de Kai. 

Yukimura asintió y salieron de su escondite. Despacio para no dar aviso de su presencia caminaron a la puerta, pero el pelo de Keiji se enredó con una rama baja y el tirón sacó un grito ahogado al Maeda. Los guardias voltearon y vieron a Yukimura, escapando. 

-¡Se escapa!

-¡Vayan tras él!

Las alarmas sonaban por todo Kai mientras Sanada Yukimura no sabía que hacer. 

-¡Vete Yuki-chan! ¡Corre lejos!

-Pero...

-¡No hay peros! ¡Vete ya!

Yukimura dejó de ayudar a Keiji y salió, otra vez huyendo, por la puerta principal de Kai, perdiéndose en el bosque, alcanzando el claro donde había dormido la vez anterior. 

-¡Dragón!- exclamó cayendo al suelo agotado- ¡Dragón!- el sueño y el cansancio lo estaban venciendo- Dragón- sus alientos se iban con su mente- Drag...- y cayó, presa del sueño. 

Notas finales:

Disfrutenlo


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