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Dust por Yoshita

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Notas del capitulo:

Perdón por no haber actualizado antes, no tenía ni tiempo ni inspiración. 

 
Pudieron haber pasado siglos y ninguno de los dos se había separado del otro. Masamune se recostó y sostuvo a Yukimura en su pecho, acariciando la espalda del chico y disfrutando sus labios de nuevo. Yukimura se separó y se sentó, dejando a Masamune decepcionado. 
 
-Lo siento- pidió gacho y mas lágrimas cayeron- por olvidarte y no recordarte cuando debí. También lo siento por romper mi otra promesa, yo... Les conté a Sasuke y a Keiji-dono sobre ti...
 
-No, yo lo siento, te dejé y no volví por ti cuando mas mal estabas- acarició la mejilla, sentándose a su lado- es mi culpa por haberte dejado. 
Yukimura lo miró con lágrimas, de verdad que había extrañado a Masamune. 
 
-¿Quién eres?- le preguntó el Cachorro. 
 
-Date Masamune, el Dragón Tuerto- contestó- alguien cuyo secreto yace en el firmamento. 
 
-¿De que hablas?
 
-Ni siquiera yo lo se- se acostó boca arriba entre los cojines y Yukimura buscó su lugar boca abajo sobre el pecho del Dragón- pero así fue. El día que nací había una fuerte tormenta y, decía mi madre, en el momento en que abrí mis ojos, la tormenta cesó. Ella también contaba que según mi estado de humor cambiaba el clima, decía que el cielo era susceptible a mi ánimo. Dudaba de eso, pero, cuando cumplí 10, tuvimos un ataque. A mis padres los mataron y yo quedé con la cicatriz que surca mi ojo derecho. Lloré desconsolado por una semana y la lluvia nunca dejó de caer. Cuando gritaba, fuertes truenos inundaban el ambiente, ahí me di cuenta que era cierto. Y Kojuuro me encontró. Él iba vagando por allí, tal vez buscando a otros que, como él, guardan secretos y yacen en la naturaleza. 
 
-¿Cuál es el suyo? ¿Y el resto? 
 
-El de Kojuuro es la luna, Chika tiene a los mares y supongo que Mouri tiene al sol. 
 
-¿Y qué se supone que es ese secreto?
 
-No lo sabemos- se encogió de hombros y sonrió al Cachorro que yacía en su pecho- sólo... Lo sabemos y ya- miró a Yukimura profundamente- así como sé que te amo- un miedo brillaba en los ojos del Dragón. La mano del Tigre acarició la mejilla de Masamune. 
 
-¿Qué sucede, Masamune-dono?- se sentía extraño al decir eso, no por ser extraño sino por la culpabilidad que sentía, además de que no lo había dicho en mucho tiempo y, además, lo acababa de besar como si no hubiera mañana. 
 
-Tengo miedo, Yukimura. 
 
-¿De qué?
 
-De que no seas el indicado- ladeó su cabeza y ocultó las traicioneras lágrimas que se escapaban de su ojo de cielo. El miedo invadió también a Yukimura. 
 
-¿De qué hablas? No... No entiendo. 
 
-Verás... Este castillo es un resguardo de la gente... Común, por decirlo así. Cuando nos enamoramos creamos un secreto en esa persona, como sucedió con Chika, pasó el del sol a Mouri y ahora viven felices de la vida por ahí revoloteando como idiotas- bufó y volvió a su tono serio- para saber que es la persona indicada y no cometer errores existe este castillo- se sentó y Yukimura lo imitó- pero tengo miedo de haberme equivocado, porque te amo no quiero que mueras. 
 
-¿Morir?
 
-Si no eres... Tengo que matarte- tragó saliva y Yukimura lo miró fijamente- son las reglas. 
 
-Hagamos la prueba- el Cachorro tomó su rostro y lo enfrentó con el suyo- si no lo soy... Mátame. 
 
-¡Pero...!- lo besó antes de que pudiera reclamar. 
 
-Nada, son las reglas- le sonrió para infundirle ánimo- pruébame. 
 
-Me gusta el doble sentido que destila esa frase- le sonrió al chico rojo, quien le hizo honor a su color tomándolo en su rostro- a ver...- suspiró- hay distintos puntos de vista, ¿sabes? Este castillo es la prueba, para mi es un castillo, pero para Kojuuro puede ser un jardín o para Chika un campo de flores, sin embargo lo que yo conozco como castillo ellos lo conocen como jardín, es decir, ellos ven un jardín pero para ellos se llama castillo, eso sucede entre los que vivimos aquí. Para aquellos que traemos pensando que son nuestro amor puede ser diferente y debemos matarlos para guardar nuestro secreto. Para darte cuenta que has encontrado a aquella persona para ti es porque ambos ven lo mismo- rió al recordar- la historia de Mouri y Chika es graciosa, Chika había estado hablando con Mouri y pensaba que era una simple aventura. Un día, por un error de Chika, él y Mouri terminaron llenos del polvo de transporte y llegaron aquí. Chika no sabía que hacer, estaba preocupado de que lo creyeran loco por todo lo que había pasado, pero resultó que Mouri veía lo mismo que Chika. Chika se asustó tanto y estaba tan confundido que se llevó a Mouri de vuelta a su pueblo y lo dejó por un tiempo. Eso llevó a la locura de Mouri y su casi muerte, luego lo salvó Chika y aquí están. 
 
-Veo...- Yukimura escuchó atento la historia. 
 
-Y ahora... Probemos. 
 
-¿Cómo?
 
-El único punto de vista que no se confunde es el de las formas. Dibuja eso- le señaló un tazón vinotinto algo hondo y con dos asas opuestas y luego le dio una hoja con un pincel y tinta. Yukimura lo recibió y comenzó a detallar la vasija elegante. La dibujó con cuidado y procurando atrapar todo detalle en la hoja. Masamune no veía lo que su Cachorro dibujaba, él recorría la espalda del chico con sus labios y sus manos, distrayéndolo en algunas ocasiones. Suspiros y gemidos salían de los labios de Yukimura al sentir el tacto con el Dragón. 
 
-Listo- terminó su dibujo y se lo dio a Masamune, quien lo detalló con sumo cuidado. Yukimura tamborileaba sus dedos con el suelo mientras esperaba paciente a que su amor lo aceptara o lo matara. 
Luego de un desesperante tiempo en que sus temores se acrecentaban, Masamune volteó a ver a su Cachorro. Sus miradas se encontraron y dijeron todo. Caían lágrimas de ambos ojos y corrieron a los brazos del otro. Un abrazo acompañó los sollozos de alegría al saber que veían exactamente lo mismo. 
 
 
 
El baño del castillo (según la vista de Masamune y Yukimura) era amplio y un pozo de agua termal yacía en su interior. Juntos entraron a las aguas calientes y disfrutaron del olor a menta que se disipaba en el aire. 
 
-Yukimura- susurró el Dragón al no ver a su amado por ningún lado. Nadie respondió. Su preocupación comenzó a aumentar- Yukimura- buscaba por la gran piscina y entre el vapor de agua- ¡Yukimura!- asustado de no ver al chico se desesperó. Pero todo acabó al ver la figura del Cachorro recostada en una orilla- you scared me- le dijo mientras se acercaba al chico- ¿estás bien?- tocó su hombro pero no recibió respuesta. Extrañado, volteó el cuerpo y halló maravillado un espectáculo frente a sus ojos. Sanada Yukimura yacía dormido, completamente desnudo, con medio cuerpo dentro del agua caliente y su pelo suelto y desordenado a su alrededor, recostado cómodamente en la orilla sobre sus brazos. Su pecho, espalda y hombros se movían al compás de su suave respirar y los labios entreabiertos dejaban escapar uno que otro pequeño gemido. Sus mejillas sonrosadas por el calor eran tentación para Masamune, quien acarició el sudado, mojado y bien trabajado torso del chico que dormía plácidamente en su baño. Se estremeció como si intentara seducir a aquel Dragón que asechaba su sueño. Masamune no lo hubiera dudado, pero lo amaba de verdad y no podía hacerle algo al chico en contra de su voluntad. Bañó el cuerpo de Yukimura con lentitud y suavidad para no levantarlo, limpiando todo el barro y tierra pegados al cuerpo del Cachorro de la tarde del día de ayer. El pequeño encuentro había dejado bastante mal a Yukimura, aparte de haber estado casi dos días en prisión. Al lavar el cabello café sus dedos no resistieron la tentación de bajar a tocar el fino rostro. Acarició los pómulos con ternura y amor encendido. Tocó los labios con delicadeza y sintió la respiración tibia del Cachorro de Kai, su gran amante. 
 
El tiempo transcurría rápido. La tarde había caído y ya casi daba paso a la pálida luna, vigilante de la noche. 
 
Envolvió el cuerpo de Yukimura en una toalla y lo alzó en brazos de vuelta a la habitación. Lo dejó en los mullidos cojines desnudo y lo vistió con un suelto yukata rojo que tenía entre sus cosas. Secó el largo pelo castaño para evitar que el chico se resfriara y lo arropó, acostándose a su lado, abrazándolo por la espalda. 
 
-Masamune-dono... Quiero pedirte un favor- dijo Yukimura somnoliento. 
 
-Adelante. 
 
-Yo... Quiero volver a Kai... ¡Pero no me malinterpretes!- Yukimura volteó y quedó cara a cara con el Dragón- quiero aclarar todo y si no lo logro volver a tu lado, aquí contigo. 
 
-¿Qué lograrías con eso?
 
-Dejar en claro que no soy un fugitivo.  
 
-Bien, iremos mañana. IREMOS. No te voy a dejar ir solo. 
 
-Si- asintió contra el pecho de Masamune y se acomodó en aquellos brazos fuerte que sostienen espadas para protegerlo y las sueltan para abrazarlo. 
Notas finales:

Gracias por leer


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