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Dust por Yoshita

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Notas del capitulo:

Espero les guste

Capítulo 1
 
-¡Danna! ¡Danna!- le gritaba Sarutobi Sasuke al dormido general de las tropas de Kai- ¡Danna! Comenzó el entrenamiento, esta noche va su demostración de lo que ha logrado con sus lanzas. 

-Pero Sasuke, es muy temprano, además...

-El Capitán te está esperando...

-¡Oyakata-sama!- se levantó de golpe del futón, sin importarle el susto dado a Sasuke. 

-Danna...- se rascó detrás de la cabeza- alístate y ponte decente- iba saliendo pero se devolvió- ahí está tu desayuno, recuerda comerlo- salió- no como la vez pasada, y la anterior y la anterior...- masculló alejándose de la habitación de Sanada Yukimura. 

-¡Waaaaaaaaa! ¡Hoy será un gran día!

-Para ti siempre es un gran día- se devolvió Sasuke- apúrate. 

"Pero no sabes la razón de que hoy sea mejor que todos" pensó mirando aquella espada robada, "hoy participaré en las batallas". 

Arregló el desacomodado futón y se vistió con sus ropas de siempre, amarrando, de último, su cinta roja en la frente. Iba saliendo, pero recordó. 

-¡El desayuno!- comió apurado y salió corriendo, chocando con el Tigre De Kai- ¡Oyakata-sama!

-¡Yukimura!- un puño halló su lugar en el rostro del Cachorro. 

-¡Oyakata-sama!- otro puño encontró el camino a la mejilla del Tigre. 

-¡Yukimura!- su "saludo" se prolongó casi cinco minutos- ¿Estás listo, Yukimura?

-¡Siempre! Pero debo preguntar, ¿cuál es la razón de la demostración de hoy?

-Cumples 21, eso es todo. 

-¡Waaaaa, Oyakata-sama!- para Yukimura, eso era todo lo que necesitaba. 

-Ahora vete, Sasuke te debe estar esperando. 

-¡Si, Oyakata-sama!- salió en busca del ninja. 
  

 


El entrenamiento fue duro, como siempre, y fue interrumpido, como siempre, por el hambre voraz del Cachorro. 

-Espera aquí Danna- desapareció y Yukimura se sentó en el césped mojado por la lluvia de la noche anterior. 

"Estoy nervioso" pensó, "desobedeceré a Oyakata-sama, pero quiero hacerlo, necesito usar la espada". Miró al despejado cielo azul, "¿azul? Me recuerda algo..."

-¡Danna!

-Sasuke, te tardaste... ¡Dangos!- se lanzó al aperitivo. 

-De verdad que no hay nada que hacer contigo- reprochó al Cachorro mientras le daba sus dangos también. 

-No hay nada que hacer Sasuke, amo los dangos- decía mientras se atragantaba. 

-Al Capitán no le va a hacer gracia esto...

-¡No le digas nada!

-Tranquilo, no lo haré... Por cierto, ¿hoy viene Maeda?

-Si, Keiji-dono dijo que estaría aquí esta tarde. 

-¿Esta tarde?- interrumpió el vagabundo de los Maeda- ya estoy aquí, Yuki-chan. 

-¡Keiji-dono!

-Oh, Maeda Keiji- saludó Sasuke- bien, los dejo. Adiós- y desapareció. 

-No le dijiste, ¿verdad?- cuestionó cuando se había ido el ninja. 

-No puedo hacerlo, Keiji-dono, Sasuke le diría a Oyakata-sama y... No quiero pensar en el después. 

-Ah, Yuki-chan... Y, ¿aún no recuerdas cómo aprendiste a usar la espada?

-No, Keiji-dono, se que es importante para mi, se que hay algo que me falta, se que hay algo en lo que fallé, pero no logro recordar... Sólo azul. 

-¿Azul?

-Si, azul, claro y oscuro, es lo único... Y también...- se llevó su mano a la mejilla derecha- hay algo aquí... ¡Pero no se que es!

-El beso de una doncella, ¿tal vez?

-¡Keiji-dono!

-Es una broma, Yuki-chan- se defendió- pero deberías recordar, si es importante para ti, quiero decir. 

-Si, debo hacerlo... ¡Keiji-dono, vamos a practicar ya!

-¡Así se habla, Yuki-chan!- y se adentraron un poco en el bosque, para evitar que Sanada Yukimura fuera visto con una espada en la mano. 
El resto de la mañana, Maeda Keiji estuvo dando consejos al chico de como manejar mejor la espada y defenderse. 

-Bien, Yuki-chan, sigue así... ¡Waaaa! Ya puedes enfrentarte a mi, ¿no es así, Yumekichi?- el pequeño monito asintió en el hombro de Keiji. 

 

-Gracias, Keiji-dono. 

-Ven Yuki-chan, descansa un rato, traje algo para ambos- Yukimura se quedó mirando confundido como Keiji palmeaba la roca en la que estaba sentado, luego una fuerte jaqueca lo atacó, se sostuvo la cabeza con las manos y cayó de rodillas al suelo.- ¡Yuki-chan!- Keiji se acercó al Cachorro, quien respiraba agitado y abría sus ojos de la sorpresa- ¿¡Qué te pasa, Yuki-chan?!

-Keiji-dono... Yo...- hablaba con dificultad- tuve un déjà vu. 

-¿En este momento?- intentó abrazar al chico, pero este se lo impidió. 

-Keiji-dono... ¿Podría regresar a donde estaba? Por favor. 

-Claro, Yuki-chan- lentamente, se volvió y se sentó en la roca donde estaba antes- ven- palmeó un espacio de roca contiguo vacío. 

-¡No hagas eso!- le pidió casi al borde del desespero. 

Keiji se quedó estático. Yukimura se levantó lentamente y se sentó en donde se había sentado, 10 años atrás. 

Esperaron un poco, el sol empezó a bajar. 

-Keiji-dono...

-Yuki-chan...

Yukimura lo miró espantado y sus ojos se anegaron en lágrimas. 

-¿¡Qué sucede Yuki-chan?!- asustado, intentó abrazar al chico de nuevo, pero este, otra vez, lo detuvo. 

-Espere... Keiji-dono...- se apretaba la cabeza y jalaba sus castaños mechones de desesperación, ahí había algo, lo sabía, todo eso ya lo había vivido. 

-Yuki-chan... Se me está haciendo tarde...- el Cachorro no reaccionaba a lo que le decía Maeda Keiji. 

-Esto... Esto... Esto...- susurraba una y otra vez Yukimura, con la cabeza en las rodillas y las manos en su cabello. 

-Me tengo que ir, Yuki-chan- el Cachorro explotó. 

-¿¡Qué?!- el rostro Yukimura se contrajo de tristeza ante los recuerdos fugaces- ¡no!- pequeñas lagrimillas se escapaban de sus ojos avellana, sintiendo de nuevo el dolor de la partida de aquella persona- ¿por qué me vas a dejar?- susurró, apretando el brazo de Keiji. 

-Oye, oye, Yuki-chan, ¿estás seguro que estás bien? Tranquilo, volveré esta noche para tu enfrentamiento. 

-Me va a dejar... Otra ves se va... Masamune-dono se va...

-¿Quién?- Keiji levantó el rostro del chico y sus ojos estaban completamente abiertos, pero perdidos en la nada. 

-Masamune-dono... Masamune-dono... Masamune-dono... Lo prometió...- víctima de tanta presión, Yukimura perdió el conocimiento. 

-¡Yuki-chan!- antes de que se estrellara con la roca, Keiji lo sostuvo y lo alzó en vilo, corriendo de vuelta a la casa del Tigre De Kai. -¡Sasuke! ¡Takeda-dono!- gritaba desesperado mientras se acercaba a la puerta de entrada de Kai- ¡abran por favor!
Los guardias obedecieron la petición del vagabundo Maeda y permitieron el paso a Keiji con Yukimura inconsciente en brazos. 

-¿Qué le sucedió?- Sasuke apareció a su lado en el momento en que puso pie en el suelo de madera. 

-¡No lo se!- asustado, intentaba explicar al ninja- estábamos...- evitó el comentario de la espada- ... Luchando un poco y, de un momento a otro, cayó al suelo de rodillas y sostuvo su cabeza fuertemente, gritaba como loco un nombre y algo de una promesa, pero tal vez su choque de recuerdos o algo fue muy fuerte y se desmayó. 

-Ven, la habitación de Danna es por aquí- siguió a Sarutobi Sasuke por los pasillos de madera hasta la puerta corrediza que daba a la habitación del Cachorro. Sasuke acomodó el futón y Keiji, con cuidado, depositó a Yukimura en el. 

-Tiene algo de fiebre- le dijo Keiji mientras sentía la frente del chico. 

-Ya vengo- Sasuke se desvaneció y llegó al poco rato con un balde con agua y un trapo blanco. Keiji desató la cinta roja de la frente de Yukimura y colocó el paño húmedo. 

-Ya está- Keiji se sentó mas cómodo y Yumekichi se posó en su hombro- que susto me has dado, Yuki-chan- le dijo al inconsciente. 

-Espero se mejore y pueda participar esta noche- Keiji se atoró con el agua que estaba tomando. 

-¿¡Esta noche?!

-Si, Sanada-danna tiene una demostración de sus habilidades con las lanzas. 

-Ah, eso- Keiji se relajó, Sasuke no sabía nada de la infiltración de Yukimura en el festival de esa noche. 

-¿Qué sucedió Sasuke?- el Tigre De Kai apareció en la puerta. 

-No lo sabemos Capitán, al parecer Danna tuvo una mala pasada con su mente y se desmayó. 

-Espero que esté bien para esta noche- dijo indiferente, pero se fue con la preocupación de que estuviera bien o no. 

-Deberíamos dejarlo descansar- sugirió Keiji a Sasuke poniéndose de pie. 

-Es cierto, Danna debe descansar- salieron y cerraron las puertas. 
 


-¿Estás mejor, Yuki-chan?- le preguntó mientras caminaban juntos al lugar del festival. 

-¡Mucho mejor, Keiji-dono! Lamento las molestias- reverenció ante el vagabundo. 

-No fue nada, Yuki-chan, pero me asustaste mucho. 

-Lo siento, ni siquiera yo entiendo que pasó. 

-¿Yuki-chan?

-¿Si?

-¿Quién es...?- pero dudó, ¿que tal volviera a desmayarse por recordar?

-¿Quién?

-Nadie, Yuki-chan, son sólo imaginaciones mías. 

Siguieron el camino. Llegando al festival oyeron los fuegos artificiales y percibieron el olor a comida. 

-¡Llegamos, Yuki-chan!

-¡Si!

-Oye, Yuki-chan, ¿qué va primero, el enfrentamiento o tu demostración? 

-El enfrentamiento, mi demostración es el cierre. 

-Entonces esfuérzate, Yuki-chan, te estaré apoyando en el público, ve a inscribirte rápido- señaló el lugar en el que estaban anotando a aquellos que querían participar. 

-Gracias Keiji-dono- se despidió mientras se alejaba y, al caminar hacia la mesa, se colocó una capa marrón oscura para ocultar su rostro. Acomodó la espada robada en su cintura. 

-Siguiente- el hombre que anotaba los nombres tenía una desagradable y monótona voz. Yukimura avanzó- ¿nombre?- pensó rápido. 

-Himura Kyo- respondió intentando que no fuera su voz. 

-¿Equipo en el cuál desea participar?

-Rojo- respondió sin dudar. 

-Bien- el tono nasal del hombre estaba molestando a Yukimura- ya está, su número es el 30- le entregó una cinta roja para el brazo- siguiente- Yukimura se retiró de la mesa y buscó el lugar en el que estaba el resto de su equipo. 

-¡Y ahora, da inicio el torneo de las espadas! Ambos equipos, por favor ubíquense en sus respectivos lugares- Yukimura siguió al grupo de gente con cintas rojas en el brazo y se acomodó al frente, quedando con un buen lugar para observar las batallas. 

-¡La selección de los participante será al azar! Hay 35 integrantes en el equipo rojo y 40 en el marrón, eso quiere decir que 5 participantes del equipo rojo deberán repetir, pero eso se elige al final. Por ahora, el primer enfrentamiento... 32 rojo- el hombre cuyo número correspondía dio un paso al frente- y 7 marrón- el otro salió a su encuentro a la arena de batalla- el primero que logre 5 puntos se lleva el punto definitivo para su equipo, aquel que pierda una batalla es eliminado. ¡Comiencen!- Yukimura y el resto de espectadores disfrutaban. Mientras que los números iban pasando, Yukimura se inquietaba porque no lo habían nombrado. 

-Rojo 30- era su turno- marrón 6- un murmullo se levantó. 

-¿Qué sucede?- preguntó Yukimura a su equipo. 

-Ese es el número 6 de los marrones, siempre llega de sexto a las inscripciones y siempre elige el equipo marrón, nunca nadie lo ha podido vencer, es por eso que cada año su equipo queda como campeón. 

-Le ganaré, ¡yo San...!- se calló ipso facto antes de revelar su identidad- Himura Kyo lo derrotará, cueste lo que cueste. 
Yukimura avanzó a la arena y observó a su contrincante, manteniendo oculto su rostro. Era alto, fornido y moreno. Su cabello azul oscuro destacaba sobre los iris dorados. Su fuerte mano izquierda aprisionaba el mango de una espada. Yukimura desenvainó. 

-¿Qué? ¿Te dejarás la capucha? No quiero ninguna excusa luego de haberte ganado- dijo confiado el número 6 marrón. 

-Seré yo quien gane este encuentro- despreocupado habló- Himura Kyo le ganará al hombre al que no le han ganado. 

-Eso lo veremos. 

Ambos estaban a la expectativa del comienzo del enfrentamiento. 

-¡Ataquen!- se lanzaron el uno contra el otro. Las espadas chocaron y el sonido reverberó en el festival. El grito emocionado de la gente aumentaba conforme los ataques se hacían más peligrosos. El número 6 logró el primer punto. 

-¡Vaya petulancia chico!- meció su espada frente a si- no vas a lograr ganarme con esa habilidad. 

-No es todo lo que tengo- buscó en el público a Maeda Keiji y este le sonrió. 

-Segunda ronda, ¡comienza!- de nuevo empezaron a atacarse, pero esta vez fue el Cachorro quien consiguió el punto. 

-Te lo reconozco chico, eres fuerte, pero no lo suficiente. 

Cuando se dio el aviso de que comenzaba otra ronda, Yukimura se concentró profundamente. Y consiguió los 4 puntos faltantes. La gente estaba en silencio. Sarutobi Sasuke y Takeda Shingen miraban al Cachorro sorprendidos, sin saber que era Yukimura, estaban demasiado absortos como para preguntarse donde estaba él en ese momento. 

-Señoras y señores- anunció juez- ¡el número 30 rojo ha derrotado al 6 marrón!
Gritos, chiflidos y aplausos se oían por todos lados. 

-¡Muchacho!- gritó Takeda y todos quedaron en silencio- quiero saber tu nombre- pidió. 

-Himura Kyo- respondió Yukimura procurando no ser descubierto. 

-Himura Kyo, muéstranos tu rostro. 

-Lo siento señor, pero debo retractarme ante esa petición. 

-El jefe lo ha ordenado, por ende debes hacerlo, Himura Kyo- Sasuke lo reprendió, pero

Yukimura no podía obedecer aquello. 

-Sasuke, deja al pobre chico- Keiji salió en su defensa- debe haber una buena razón...

-No- contundente declaró el Tigre- quiero ver el rostro de aquel espadachín, ¡quítenle la capota!

-¡No!- gritó Keiji mientras varios soldados se lanzaban sobre Yukimura. Un grito ahogado de sorpresa se escapó de los espectadores al ver el rostro del general de las tropas de Kai. 

-¿¡Yukimura?!- exclamó Takeda Shingen, sorprendido, enojado y decepcionado. 

-¿¡Danna?!

-Lo siento, Yuki-chan, intenté detenerlos...

-¿¡Por qué Yukimura?! ¿¡No recuerdas lo que te dije hace 10 años?!

-¡Si lo recuerdo! ¡Pero me gustan las espadas! No tanto como las lanzas, ¡pero me gustan! Yo quería aprender a usarlas...

-¿¡Quién fue el insolente que se atrevió a enseñarte?!

-No...- Keiji susurró para si, Takeda Shingen había cometido un error. 

-Yo... No se...- de nuevo sujetó su cabeza intentando recordar algo- ... Azul... Azul...- el nombre del color se escapaba de sus labios. 

-¿¡Quién?! ¡Responde!

 

-¡AZUL!- gritó desesperado y salió corriendo, buscando la salida de allí. 

-¡Síganlo!- el Tigre señaló al Cachorro y los soldados comenzaron con la persecución. 

La puerta de entrada estaba abierta y Yukimura salió definitivamente de Kai, internándose en el oscuro bosque. Las voces apagadas de los guardias se oían a la distancia. Se subió a un árbol y allí, bajo la luna nueva, se quedó dormido, pensando en el azul. 

Notas finales:

Que tal?


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