Ya pasó mucho tiempo desde la derrota del equipo Dark Angel, el rey de los demonios no volvería a despertar hasta dentro de mucho, mucho tiempo. Al parecer, todo regresó a la normalidad en el Heaven Garden exceptuando al Sein, el capitán del Tenkuu no Shito que estaba más serio de lo habitual.
La noche cayó rápido, y los miembros del equipo se retiraron a sus respectivas habitaciones tras una cena sin interrupciones para descansar de un largo y duro día de entrenamiento. En cambio, el capitán se encontraba tumbado en la cama con sus orbes azules perdidos en la nada, jugueteaba con su larga trenza rojiza entre sus dedos mientras intentaba pensar en por qué al estar junto a Deasta, el capitán del Makai Gundam Z, se ponía tan nervioso hasta el punto de llegar a temblar, ¿miedo? No, estaba seguro de que no era miedo, ¿amor? Posiblemente.
Suspiró pesadamente y oyó a alguien llamar a la puerta.
-Adelante – permitió el paso a un joven ángel rubio de ojos violetas.
-Hola Sein – saludó el rubio.
-Hola Winel ¿querías algo?
-Sí, veras, es que últimamente estás más serio de lo normal y quería saber qué es lo que te ocurría, tú no eres de los que se distraen rápidamente.
-No me pasa nada… -dijo Sein con tristeza mal disimulada en su voz que Winel notó.
-A mí no me engañas, eres mi mejor amigo y puedes confiar en mí ¿Qué te pasa? – volvió a cuestionar el rubio.
Sein soltó un susurro casi inaudible que no llegó a entender
-Sein más alto que no escucho.
-Que creo que me gusta Deasta – repitió apartando la mirada
-…- Winel se quedó en shock
-Ya sé que va en contra de las reglas, y no pienso incumplirlas, pero… no sé por qué no puedo dejar de pensar en el… Por favor Winel, no se lo digas a los demás – rogó el peli-rojo.
-Sein… ¿sabes? No pensaba decírselo a nadie pero a mi… ¡m-me gusta Belzebu! – gritó con un sonrojo en las mejillas
-¡Shhhhhhhhh! Como nos oigan van a pre… ¿¡Qué has dicho!?
-Ya oíste – espetó el rubio con el sonrojo un poco más notable.
-Vale, vale no te enojes, pero aun así – Sein cambió su sonrisa por una de tristeza y dirigió su mirada a la ventana – debemos respetar las reglas
-Sí… - suspiró el otro.
-¡Aun así lo que los demonios nos obligaron a hacer fue imperdonable y…! – fue interrumpido por otra llamada a la puerta.
-Adelante – una ángel rubia ingresó en la habitación.
-Ho-hola Aiel – saludó Winel temiendo que los hubieran escuchado.
-Hola chicos, siento interrumpir la plática pero oí unos gritos y vine a ver lo que sucedía ¿están bien? – cuestionó notablemente preocupada.
-Sí, yo ya me iba, es muy tarde, hasta mañana – se despidió del dúo.
-Entonces yo también me voy, que descanse capitán – siguió a Winel.
-Que descansen ambos.
Cuando los dos ángeles se retiraron de su habitación, Sein se tumbó de nuevo en la cama dejando los pensamientos y las preocupaciones de lado y se abandonó a los brazos de Morfeo.
En Demon's Gate no todo era tan tranquilo, para cenar todo el equipo se había reunido para cenar, y como cierta centrocampista peli-verde llamada Arachnes, se negó rotundamente a cocinar, siendo la única que sabe, le pasó la tarea a Astaroth que no tenía ni idea de cómo se cocina.
-Jodeeer…, Astaroth, as quemado la cena – se burlaba Deasta del oji-rojo.
-¡Si no te gusta no comas! ¡Recuerdo que me obligasteis a cocinar sin tener pu*a idea!¡Y ahora cenad antes de que me enoje más! – gritaba el portero con una venita en la frente y un tic en el ojo derecho.
Todos miraron la supuesta “cena” carbonizada con una gotita en la nuca.
-Bueno… que alguien lo pruebe ¿no? – preguntó el defensa de pelo casi violeta.
-Es fácil decirlo Belzebu… pero comerlo… - reclamó Abidgol frotándose la cabeza.
-¡Pues claro! ¡Venga Belial, a probarlo! – ordenó Arachnes al de pelo verdoso/grisáceo.
-¿¡Por qué narices tengo que ser yo?! – gritó el defensa.
-Porque a ti te gusta todo – respondió victoriosa.
-¡Eso no es cierto! – reclamó el oji-azul.
-¡Sí!, sí que lo es~ - canturreaba la contraria.
-¡No!
-Sí~
-¡No!
Mientras los dos demonios discutían, Deasta miraba fijamente el plato y una imagen de Sein se coló en sus pensamientos. Sacudió la cabeza fuertemente, ¿por qué se le aparecía ese angelucho en sus pensamientos? ¿Acaso le gustaba? Pero salió del trance cuando la voz de Mephisto lo llamó.
-¡¿EH?! – dijo intentando coger el ritmo de la conversación.
-He dicho que por qué no lo pruebas tú, al fin y al cabo eres el capitán ¿no? – dijo el peli-gris riéndose para sus adentros.
Al nombrado le recorrió un escalofrío al sentir las miradas de sus compañeros sobre él, su cara era todo un dilema y más de uno se reía ante su expresión indescifrable, sabía que de esa no salía vivo, y Astaroth se enfadaba cada vez más.
-Juro por mi vida… si es que salo viva de esta… - dijo provocando algunas risas – que esta me la pagas Mephisto– juró el castaño.
-No seas fantasma que para gafe ya estoy yo – dijo orgulloso.
-Puedes estar orgulloso – dijeron todos a la vez con una gotita en la cabeza.
-Ya, ya… ale Deasta, ¡Buen provecho!
Deasta cogió un trozo de lo que fuese que tenía en el plato y se lo llevó a la boca, tan pronto como lo tragó un aura depresiva apareció tras él, a los demás les salieron más gotitas en la nuca.
-Etto… creo que he perdido el apetito… - dijo Belzebu saliendo del comedor.
-Yo también… - escapó Mephisto
-Ni yo… - le secundó Belial
Así uno por uno salieron corriendo dejando a un Deasta semiconsciente y a un Astaroth con depresión y cascaditas en los ojos.