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Las puertas señalaban “Gate 5”, los pasajeros estaban en la sala de espera, casi era el momento de abordar el avión. En aquella sala había todo tipo de personas, desde ancianos, hasta el más pequeño ser humano, los bebes.
La pelinegra de larga cabellera y piel pálida observaba todo lo que había a su alrededor, veía a los niños jugar, los bebes llorar, lo cual no era muy satisfactorio y su cara siempre hacia gestos extraños cuando ellos estaban ante su presencia.
La chica aun no podía creer lo que le estaba sucediendo en esos momentos, volvió su mirada hacia la pista de aterrizaje, había muchos aviones ahí, observo su reflejo en aquella gran ventana de cristal y se vio a si misma recordando lo que había sucedido la semana pasada, una vez más verifico que el boleto realmente tuviera su nombre, con sus delicados dedos abrió su pasaporte donde estaba el boleto y efectivamente su nombre estaba escrito en ese pedazo de papel, suspiro repentinamente y regreso su vista a la pista de aterrizaje mientras cerraba nuevamente la pequeña libreta en donde estaba su boleto.
Llevaba alrededor de veinte minutos recargada su cabeza sobre aquel cristal, ella estaba de pie y con los brazos cruzados junto a su única maleta al lado de ella. Estaba empezando a quedarse dormida, desde el momento en que recibió la gran noticia no podía dormir de la emoción esperando la llegada del día que ahora se encontraba viviendo.
Sus ojos comenzaban a cerrarse cuando de repente una voz anuncio el inicio del abordaje del avión A4567 de “GGL Airlines”, rápidamente la chica se incorporo, verifico el número de su avión en el boleto y tomo su maleta para dirigirse a la puerta de abordaje.
Llego a la puerta y la aeromoza checo que sus papeles fueran los correctos.
– Bienvenida a bordo Señorita Hwang – le dijo con una agradable sonrisa y le indicaba que siguiera adelante.
Tiffany asintió y continúo por el largo pasillo emocionada por la nueva vida que tendría en aquel lugar.
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… Una semana antes
Tiffany se encontraba haciendo su rutina laboral normal, archivar documentos, hacer inventarios y escribir los reportes que la empresa le pedía. Esa tarde, recibió una llamada repentina.
– ¡Diga! – respondió con tono confuso.
– Tiffany, el director te solicita en la sala de juntas, deja lo que estés haciendo y ven al lugar en estos momentos – le indicó la otra voz que estaba en el teléfono.
Algo confusa por lo que le acababa de decir la secretaria del director, la chica colgó el teléfono, sacudió su falda negra y acomodo su cabello, ya que era algo normal ponerse nerviosa ante la presencia de aquella personalidad.
Una vez hecho lo anterior, Tiffany abrió la puerta de su oficina para dirigirse a donde se le había señalado. Caminó por el pasillo, llegar al lugar le parecía una eternidad y sus manos comenzaban a sudar por lo que se vio en la necesidad de frotarlas en su falta para calmar su nerviosismo, aun desconocía el motivo por el que se le había citado, no sabía si esperar buenas o malas noticias, pensar en eso solo la hacía entrar aun mas en pánico. Se detuvo por un momento, llevo sus manos hacia la cabeza y la sacudió para liberarse de aquella tensión.
– Todo estará bien, espero que lo esté – se dijo así misma para motivarse ante aquel ataque de nervios.
Levanto su cabeza, bajo sus manos y abrió los ojos, tomo fuerzas y siguió caminando sobre aquellos tacones negros que portaba que la hacían verse más segura de sí misma.
Frente al lugar en el que esperaban por ella, la chica respiro profundamente antes de disponerse a tocar la puerta que tal vez definiría el inicio o fin de su carrera.
Nock, nock …
Toco fuertemente con sus nudillos temblorosos, su corazón palpitaba desfrenadamente por lo desconocido, la puerta se abrió desde adentro y Tiffany pudo observar como la secretaria que anteriormente le había llamado se encontraba recibiéndola en el lugar e indicándole con su mano que tomara asiento en la silla que estaba libre en aquella gran mesa.
La chica dio pasos adentro de la sala mientras sujetaba sus manos sobre su estomago que aun temblaban, sentía temor por lo cual su mirada solo podía ver el suelo, se armo de valor y levantó el rostro pudiendo así observar con determinación a todas esas personas ahí reunidas.
Eran las personas más importantes de la corporación, sus rostros ya le eran familiares puesto que sus fotografías se encontraban en el lobby de entrada, eran los inversionistas que tenían en pie a la compañía.
La chica pudo sentir un escalofrió al ver como todos ellos dirigían sus miradas hacia ella.
– Toma asiento por favor – le indico el magnate de aquella mesa.
Antes de tomar asiento hizo una reverencia en forma de saludo y se presento.
– Buenas Tardes, mi nombre es Stephanie Hwang, mucho gusto – el aire se le fue casi por completo antes de tomar asiento, su nerviosismo era visible.
– Bienvenida Stephanie, ahora que estamos todos completos demos inicio al propósito principal de esta reunión – la determinación del magnate Smith era increíble, no por nada era el Jefe y el mayor inversionista de la corporación.
– Bien, daré inicio con la exposición – dijo otro de los representantes mientras las luces de la sala se apagaban y los proyectores se encendían.
La exposición hablaba sobre el nuevo reto global, la convocatoria acababa de ser lanzada, empresas con el mismo giro comercial entrarían a una competencia mundial, sería un reto con duración de 5 meses, cada empresa enviaría a su representante a la sede que sería en Asia. En esta competencia se veían puestas en escena las habilidades de comercio de cada una de las compañías, empresas dedicadas al diseño, creación, publicidad, comercialización y otras tantas mas dedicadas a sus productos. La competencia se basaba en crear un artículo desde cero y lanzarlo al mercado exitosamente. Los participantes tendrán 5 etapas para realizar y completar cada uno de los retos. Los participantes se las ingeniaran para conseguir los materiales y terminar el reto en el tiempo señalado, el equipo que no sea capaz de lograrlo será eliminado de la competencia y por ende incapaz de llegar a la final. El equipo ganador o más bien la compañía ganadora será acreedora de una expansión mundial. Franquicias o en su caso fabricas distribuidas por el planeta al igual que sus productos. Era el momento de darse a conocer en el resto del mundo, pequeñas y medianas empresas saldrían del anonimato para darse a conocer a los demás. El capital de inversión que se le daba al ganador era prometedor por lo que el magnate Smith y M&S Inc. no podían dejarlo pasar por alto. Empresas mundialistas, ese era el premio.
Una vez expuesto lo anterior las luces de la sala se encendieron nuevamente, Tiffany aun no comprendía cómo era que ella tenía que ver con aquella convocatoria.
– Aquí es donde entras tu Stephanie – le dijo el Sr. Smith sacándola de sus pensamientos.
– Queremos que representes a M&S Inc en esta competencia – le explicaba el magnate.
Antes de que Tiffany pudiera decir algo, el Sr Smith le dijo cuales serian los beneficios para ella.
– Si nuestra compañía gana la competencia serás parte de la junta de inversionistas de esta compañía, un sueldo prometedor, por supuesto te daremos un capital a parte para que lo inviertas en algo mas si así lo deseas, tendrás tu propia oficina diplomática y gente que trabaje para ti, de necesitar a uno de nosotros en el nuevo proyecto mundial se le equipara al inversionista con auto y casa para su mayor comodidad, hemos visto tu trabajo y desarrollo Stephanie, y debo decir que es prometedor, tan así que siento que me dejaras sin trabajo, hahahaha – se rio para calmar la tensa situación, el Sr. Smith veía el potencial en la chica y sabía que era mejor tenerla de aliada que como enemiga cuando de negocios se trataba.
– Esperemos que nuestra propuesta sea de su agrado, mi secretaria le enviara mas tarde a su oficina todo lo que necesite saber para este viaje, cualquier duda que tenga, no tema en llamar, con gusto la resolveré, espero tener una pronta respuesta positiva de su parte Stephanie – agregó el Magnate Smith mientras le ofrecía su mano a la joven.
Al finalizar la junta todos los inversionistas se pusieron de pie y aplaudieron por el nuevo proyecto en camino y se retiraron de uno en uno de la sala.
Tiffany estaba congelada por lo que acababa de presenciar, se puso de pie e hizo un gesto de agradecimiento a los inversionistas que aun se encontraban en el lugar, empujo con las piernas la silla en la que se encontraba sentada, la rodeo y se dirigió a la puerta de salida aun sin saber lo que estaba haciendo.
Cuando Tiffany salió de la sala lo hizo totalmente impactada, la conversación aun daba vueltas en su cabeza. Llevo su mano derecha a la cabeza y la entrelazo con su cabello deteniéndola en esa posición hasta que regreso a su lugar de trabajo.
Al llegar a su oficina aun no comprendía lo que acababa de suceder, se quedo parada detrás de la puerta que acababa de cerrar con su mente ausente. Seguía repitiendo una y otra vez aquella propuesta en su cabeza – sus pensamientos fueron suspendidos con el sonido del teléfono que estaba en su escritorio.
Se incorporó y deprisa camino hacia el escritorio y levanto el teléfono para contestar la llamada.
– Si, diga – respondió con voz y mente perpleja
– Señorita Stephanie nuevamente soy yo, la secretaria del Sr. Smith, el jefe me pidió que una vez que reciba los documentos que le menciono en la junta puede retirarse a su casa, tomar el resto de la tarde libre mientras piensa en la decisión que va a tomar, esta es una gran oportunidad, ¡No la pierda! – le dijo esto último casi en susurro pero dando todo su apoyo.
Tiffany sonrió ante lo que le decía la secretaria y solo respondió con un ¡gracias! antes de colgar el teléfono.
Aun de pie junto a su escritorio estaba procesando todo lo que acababa de suceder, camino y se sentó en la silla que estaba cerca a la puerta y sin recargar su espalda con la cabeza baja y su mirada perdida de pronto todo se ilumino y sus ojos se hicieron grandes y comenzaron a brillar.
– ¡Waaaaaahh! …… ¡siiiii! – levanto sus brazos y cabeza y comenzó a gritar y patalear de la emoción.
– ¡Si!, ¡Si!, ¡Si! …… al fin una oportunidad de progresar y ser alguien – sus expresiones eran infinitas y su sonrisa interminable.
De pronto se puso de pie y se dirigió al perchero en el que colgaba su bolso, busco su celular para hacer una llamada.
El timbre de la llamada de espera le parecía interminable, cuando de pronto la llamada fue contestada y Tiffany hablo antes de que la otra persona pudiera decir algo.
– ¡Papi!, me voy a Seúl.
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