Sentí un éxtasis tan magnífico viajando por todo mi cuerpo. Naruto, no sé si por reflejo o porque en verdad quería, me correspondió el beso. Fue un beso lento y suave, pero yo estaba demostrando todo lo que sentía por Naruto a través de él.
Naruto movía sus labios torpe y tímidamente, pero lo hacía, podía percibir su ternura gracias al beso. Lentamente me separé de los labios de mi Naru y le sonreí dulcemente para no espantarlo o ponerlo más nervioso de lo que seguramente estaba.
- Sasu-Sasuke… ¿Por qué…Por qué me b-besaste? – Musitó nervioso y con una timidez sumamente tierna.
- ¿Por qué?... bueno, creo que es porque me gustas mucho, Naru. – Respondí seguro de mis palabras.
- ¿Y-yo te gustó? – Cuestionó alzando la voz un poco denotando alarma en su voz.
- Sí, me gustas muchísimo, Naru. ¿Yo te gusto? – Pregunté esperando con ansias su respuesta, obviamente anhelando que dijera que sí.
- P-pero somos… ¡Somos hombres los dos! – Exclamó evadiendo mi pregunta.
- Pues parece que a mí no me importa que los dos seamos hombres, realmente es algo sin relevancia. Ahora responde mi pregunta, ¿yo te gusto? – Repetí mi cuestionamiento, deseando que esta vez sí respondiera.
- Sasuke… yo… - Se podía observar a kilómetros que mi rubio amor estaba más que sonrojado y no sabía qué decir.
Iba a decir algo, mas no pude porque el juego terminó y Naruto bajó casi corriendo. Salió de ahí tan rápido que ya no logré decirle lo que tenía que decir.
- Naruto… -Musité ya estando solo y dejé salir un suspiro de resignación.
Me aseguré de encontrar a Naruto para acompañarlo a su casa, no quería que algo le pasara siendo tan tarde y estando tan oscuro, pues era peligroso que estuviera por ahí solo, puesto que es demasiado lindo y eso atrae a cualquier pervertido, además Naru es muy distraído. Lo hallé sentado solo en una banca que estaba en el parque de diversiones.
- Naruto. – Llamé en voz alta para que alcanzara a escucharme.
- Sasuke. – Se sobresaltó al oírme. – Lo siento… No sé por qué salí corriendo, es sólo que… No estoy seguro de lo que siento por ti.
- Naruto…
- Siempre te he visto como mi mejor amigo.
- Naruto.
- Incluso te llegué a pensar como a un hermano mayor que siempre cuida de mí y…
- Naruto, escúchame. – Interrumpí sus palabras antes de que siguiera. – Me gustas, sí, y mucho, sin embargo no puedo obligarte a que correspondas mis sentimientos.
- Pero… – Me miró fijamente con una expresión de desconcierto posada en su hermosa cara.
- Vamos, Naru. Te acompañaré a tu casa. Mañana hablaremos con calma. – Le dediqué una de mis mejores y sinceras sonrisas, de esas que sólo le muestro a él.
- Está bien. – Se sonrojó y se acercó a mí con una pequeña sonrisa en sus labios. – Gracias por este día, Sasuke. Fue muy genial y divertido, fue como una cita.
Sus palabras sonaron tan seguras que me asombré por lo último dicho por mi acompañante de grandes y bellos ojos azules. Sólo pude sonreír ampliamente procurando que Naruto no notara mi expresión porque pude sentir mis mejillas arder.
Caminamos en silencio, íbamos con dirección a una parada de autobús o a esperar que un taxi pasara. Fue casi sin querer, nuestras manos se iban juntando poco a poco hasta que quedaron entrelazadas. Naruto mostró un lindo sonroso en sus mejillas, mientras desviaba un poco su mirada de mí. Continuamos nuestro camino hasta que detuve un taxi, entramos al auto y le indiqué al conductor a qué lugar íbamos.
En el camino a casa de mi rubio amigo no dijimos nada, sólo nos dejamos llevar por el cómodo silencio que había. A Naruto le ganó el sueño y se quedó dormido recargándose en mi hombro; lo miré dormir, se veía aún más lindo y su rostro demostraba tranquilidad y confianza, lo que me hacía sentir demasiado bien. Sabía que Naruto confiaba en mí y a pesar de que le confesé mis sentimientos, todo seguiría igual, no pasaríamos momentos incómodos o Naruto me evitaría; eso gracias a la forma tan linda de ser de Naruto.
Después de 10 minutos más, llegamos al hogar de Naru. Lo vi tan tranquilo mientras dormía que no lo quise despertar, le pedí al chofer que esperara un momento, bajé del auto y toqué el timbre de la casa. Me abrió la puerta la señora Uzumaki, me sonrió y me preguntó por Naruto.
- Sasuke-kun, ¿dónde está mi Naru?
- Se quedó dormido en el taxi, no lo quise despertar. Espere aquí, ya lo traigo.
Me dirigí al coche en el que iba con Naruto y le pagué al chofer, luego tomé al rubio en mis brazos y lo saqué del carro. Caminé con él hasta la entrada de su casa con cuidado de no despertarlo. Kushina-san me dio paso para introducirme en su casa. Tantos años de conocernos me han dado la confianza para entrar en su casa como si fuera la mía, así que subí las escaleras y llevé a Naru a su habitación, lo acosté suavemente en su cama y sonreí al notar que no quería soltarme y se aferró con fuerza a mi cuello. Intentando no lastimarlo solté sus manos de mi cuello.
- Naru te quiere mucho, Sasuke-kun. – Dijo la señora Uzumaki sobresaltándome por su repentina aparición. – Siempre que va a salir contigo se pone muy feliz.
- Bueno, yo también lo quiero mucho. – Respondí con una pequeña sonrisa ladeada.
- Eso lo puedo notar también. – Kushina-san se acercó a mí y me sonrió. – Gracias por cuidar de mi pequeño.
- No es nada, él también cuida mucho de mí. Y siempre es divertido estar con él.
- ¡Oh! Ya regresaron. – Entró el señor Minato a la habitación. – Gracias por traerlo, Sasuke.
- No es nada. Gracias por dejarlo salir conmigo.
- Ya sabes que si es contigo siempre puede ir, eres el mejor amigo de Naruto. – Mencionó con una agradable sonrisa el rubio mayor.
- Y él es el mío. Bueno, yo tengo que irme. – Exclamé amable pero apresurado porque ya era tarde.
- Sasuke-kun ¿por qué no te quedas a dormir? Ya es muy tarde, yo le hablaré a Mikoto para avisarle. – Ofreció Kushina-san en tono preocupado. – Está muy oscuro y es peligroso que estés solo en la calle a estas horas.
- No quiero darles molestias.
- No es nada, Sasuke. Te conocemos desde que eras un pequeñín de 2 años, nunca nos causas molestias. – Dijo Minato-san para convencerme.
- Está bien. – Sonreí agradecido. – No era necesario, pero a ustedes no les puedo negar algo.
La señora Uzumaki tomó el teléfono y llamó a mi madre para decirle que me quedaría a pasar la noche en su casa. Yo bajé las escaleras y me senté en un sofá de la sala esperando a que Kushina-san me indicara dónde dormiría. Después de unos minutos divisé a la pelirroja bajar las escaleras.
- Sasuke-kun, lo siento, pero la habitación de invitados está muy desordenada porque recién compramos muebles nuevos para reemplazar a los que ya estaban desgastados y todos están ahí. – Admitió con pena. – Espero que no te moleste quedarte en la habitación de Naru con él.
- ¿Eh? – Al instante reaccioné ante sus palabras y sólo logré asentir.
- Hace frío, así que dormirás en la cama con él. No dejaré que duermas en el suelo o puedes coger un resfriado. – Dijo decidida de lo que decía.
- ¿Pero, no sería mejor si dejo que Naruto descanse solo en su cama?
- No, él siempre es muy friolento, ya lo conoces, así que le hará bien que duermas junto a él. – Me sonrió y luego fue a la cocina. – Sasuke-kun, puedes subir a dormir cuando quieras. Dejé un pijama en la mesita de noche que está junto a la cama de Naru, te quedará bien porque a Naruto le quedó grande y nunca la ha utilizado.
- Gracias, ya me iré a dormir. Buenas noches.
Subí escalón por escalón lentamente. No quería llegar al cuarto de Naruto, el sólo pensar que dormiría junto a él me ponía nervioso, muy raro en mí; pero hace tan sólo unas horas atrás le declaré mis sentimientos a Naru, no puedo evitar sentirme así.
Terminé mi recorrido hacia las habitaciones y entré a la de Naruto, lo visualicé durmiendo y no pude controlar mi sonrisa y mis ansias de besarlo, me acerqué lentamente hasta él y le acaricié el cabello, él sólo se removió y mi sonrisa se agrandó, no supe cómo pasó pero me alejé de él antes de despertarlo.
Noté el dichoso pijama en la mesita a un costado de la cama y me dispuse a cambiarme. El pijama era de un color azul obscuro y me quedaba bien en cuanto a la talla.
Levanté las cobijas y me recosté a lado de Naruto tratando de no moverme mucho o hacer algún ruido, aunque eso no importaría, ya que Naru tiene el sueño más pesado que nada.
Después de 20 minutos, seguía sin poder dormirme, la presencia de Naruto a mi lado me lo impedía. No sabía qué hacer; me giré dándole la espalda al lindo rubio, al parecer eso funcionó porque estoy seguro que después de unos pocos minutos quedé profundamente dormido.
Desperté a mitad de la noche, y sé muy bien por qué. Naruto tenía su brazo izquierdo alrededor de mi cuerpo, hace unos segundos me despertó su abrazo. Busqué con mi mano mi celular, encontrándolo sobre la mesita de noche y miré la hora. Sólo eran las 3:30 de la madrugada y Naruto comenzaba a hacer estragos mi sueño. Ya no me pude dormir así que me puse a pensar en todo lo que siento por Naruto y lo que he pasado con él.
Luego de unos minutos de pensar escuché a Naruto murmurando algo entre sueños, quise saber qué decía entonces le presté mucha atención, porque balbuceaba cosas inentendibles.
- Ahh… Sa… no… - Escuché salir eso de su boca y sólo me quedé aún más confundido.
- … - Seguí escuchando sin perderme nada.
- No más… hehe… no… Sa… Sai.
Ok, cuando escuché salir eso de su boca, sí que no me lo esperaba, sus palabras no sonaban normales, sonaban como… ¡¿Gemidos?! No podía ser. Por mi cabeza pasaron infinidad de sugerencias de lo que eso se podía significar, pero todas me llevaban a una conclusión que no me gustó para nada.
¿Quién demonios era ese tal “Sai”? ¿Por qué decía su nombre entre sueños y con una sonrisa?
No tenía la respuesta de ninguna de esas dos preguntas, pero estaba dispuesto a conseguirla, costara lo que costara.
Minutos después me quedé dormido, una vez más.
A la mañana siguiente desperté temprano, me fijé en la hora y apenas eran las 8:30 am. Volteé a ver a Naruto y él seguía profundamente dormido sin dejar de abrazarme. Decidí dejarlo dormir y me levanté con cuidado para ir al baño.
Regresé a la habitación con pesadez y Naru seguía perdido en sus sueños. No quise molestarlo y me puse a checar cosas en mi celular: imágenes, fotos, música… Todo lo que se me ocurría en lo que Naruto despertaba, pero eso no pasó, porque antes de que pudiera hacer algo más, el celular de Naru comenzó a sonar estrepitosamente, lo cual era obvio podría despertar a mi hermoso rubio de sus sueños, entonces para evitarlo contesté el móvil sin importarme lo que Naruto pensaría de mí sí me viera contestando su teléfono, siendo algo personal.
- ¿Bueno? – Contesté curioso de saber quién era, pues no miré el identificador por lo rápido que contesté.
- ¿Eh? ¿Naruto? – Preguntó una voz de hombre del otro lado, sonaba confundido.
- No, Naruto sigue dormido, soy su amigo Sasuke. – Dije serio.
- Oh… Lo siento, yo soy Sai, un amigo de su grupo del taller de arte en la escuela. - ¿Escuché bien? ¿Dijo Sai? Me perdí unos segundos en mis pensamientos y luego seguí.
- Ah, no te conozco, pero si quieres puedo decirle a Naruto que llamaste en cuanto despierte.
- Umm… No creo que sea necesario, mejor le llamo más tarde. Sólo dile que su novio llamó, él entenderá y me llamará en cuanto lo sepa. – Dijo en un tono de superioridad que me hizo enfadar.
- Yo le digo…
Sin decir más terminé la llamada. Ahora sí que estaba furioso, ese tipo era el novio de Naruto, y peor aún: Naruto no me dijo que tenía novio.
CONTINUARÁ...