Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Similar al amor por HazelPrior

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

POV ALEX

El sol estaba a punto de ocultarse en aquel parque tan familiar. Los niños jugaban, saltando de un lado a otro. Aquella vista me produjo nostalgia, los recuerdos de mi infancia en compañía de Tomás me asaltaban, y ahora me parecían muy lejanos. Me abracé a mí mismo, buscando calor entre mis brazos, el clima se estaba tornando frio.

-¿A qué belleza estás esperando ahora? ¿O es que te han dejado plantado nuevamente? Insisto en que debes cambiar tu acondicionador, el cabello liso mola más que el ondulado.

Volteé hacia el lugar del que procedía esa voz, al hacerlo me encontré con esa sonrisa torcida a la cual estaba tan acostumbrado. Ahí estaba él, con su mirada profunda, sus grandes ojos grises que se dirigían a mí con un entusiasmo socarrón, el frío había provocado que sus mejillas se tornaran sonrosadas y el viento provocaba que su claro cabello le callera sobre los ojos.

-Joder, tío, pensé que jamás llegarías. Llevo aquí gran parte de mi vida, creo que puedo llegar a escribir un muy buen libro. Imagínalo: el frágil chico esperando y el gilipollas que nunca llegaba. Apuesto a que la fox le hace película – bromeé mientras me acercaba a él.

-Qué lástima que no exista actor viviente que pueda, al menos, mediar mi belleza.

-Narcisista – murmuré.

-No. Realista.

-Bueno, basta de bromas, el partido está a punto de iniciar y Mery se encargará de mi asesinato si llegamos tarde – Mery es nuestra amiga desde los siete años, cuando se mudó al edificio donde vivíamos. Se me daba muy poco hacer amigos; Tomás, por el contrario, lograba que las personas se encariñaran rápidamente con él –. Mueve tu culo hacia la moto y larguémonos de aquí.

Subimos a la moto y llegamos a la escuela en cuestión de minutos. Vimos a una Mery muy poco sonriente mirándonos fijamente. Era graciosa esa actitud en ella, pues su pequeño tamaño, su tez blanca, su rostro de porcelana acompañado de pecas hacían creer a simple vista que era la ternura encarnada, técnica que empleaba para atraer tíos. Pero al conocerla mejor, notabas que en ella aplicaba a la perfección la frase “No juzgues a un libro por su portada”, ella es la persona más amargada y brusca que he conocido, lo cual es bastante curioso, ya que vivo con tres hermanos.

Al entrar a la cancha, las porristas miraron fijamente a Tomás, alzándose la ya de por sí corta camisa y sonriendo de oreja a oreja. Jamás me habían agradado las amigas de Mery… la mayoría poseían silicona hasta en la uñas y una personalidad poco atrayente. Gran parte de sus conversaciones giraban alrededor de tíos buenos, ropas y labiales. Blah, blah, blah, lo común…

Al iniciar el partido, las porristas iniciaron sus rutinas, exagerando a un alto grado los movimientos, haciendo que sus diminutas faldas mostraran más de lo propiamente debido, incluso para un bikini.

Tomás dirigió su mirada al grupo y bajó los tres escalones de grada, coqueteó un momento con algunas de ellas, sonriéndose mutuamente, como si no hubiera nadie alrededor de ellos.

Faltaban solo minutos para que el partido finalizara, así que en cuanto esto paso, Tomás se fue en compañía de las chicas, quien no hacían más que sonreír de manera… muy hueca, esto era lo usual, él siempre largaba acompañado de nuevas víctimas “ardientes”, supongo que esto era porque Tomás es realmente sexy… Un momento ¿Qué estupidez estaba pesando?

-Creo que el miembro de Tomás es más rápido que un coyote… o que cualquier cosa existente- Gruño Mery, su voz era bastante chillona, podía ver su rostro lo molesta que estaba.

 No le conteste, solo me encogí de hombros y me dirigí hacia ella, luego de un rato de charlar y hablar de las nuevas putas de Tomás, volví a casa, encerrado en mi habitación, acostado en mi cama mientras el tiempo se desvanecía en mis pensamientos, cerré mis ojos y poco a poco el ritmo de mi respiración se volvía más calmada.  Desperté sobresaltado al escuchar un ruido cuya procedencia no lograba reconocer, mire a mí alrededor y no encontraba alguna explicación. Cuando estaba a punto de retomar el sueño, escuché el mismo ruido, aunque esta vez, seguido de mi nombre.

-¡Alex, muévete y abre la estúpida ventana!-Grito Tomás arrastrando las palabras. Lo reconocía, había estado tomando. Me levante luego de un profundo suspiro, sobando mis ojos y bostezando abrí la ventana. Él trepo de la misma manera en que siempre lo hacía, no le importaba que mi casa fuera de dos pisos, a veces me preguntaba si él recodaba que mi casa tenia puerta. Se lanzó dentro de mi alcoba, demoro en retomar el equilibrio y fue entonces cuando me miro, tenía sus grandes y profundos ojos rojos,  los rubios mechones de su cabello estaban más desaliñados de lo que había visto alguna vez, sonriendo se acurruco en el suelo aun con su mirada en puesta en mi rostro.

-¿Desde cuando tienes gemelo?-Bromeo- No importa, igual es agradable verte dos veces.

-¿Cuánto en el nombre de la tierra bebiste?-exigí, mientras me sentaba a su lado-Creo que lo suficiente para olvidar que traes puesto.

Me miro como si realmente no recordaba que llevaba, y luego frunció el ceño- No estoy ebrio. Solo disfruto mi adolescencia.

Resoplé.

-¿No tienes miedo… no se…del herpes? ¿O que nazca Tomasito? Si alguna llegara a suceder, hermosa adolescencia tendrás después de eso.

-Primero, creo que mi abuelo me regaña menos. Segundo, no puedes saber mucho del tema, ya sabes, comentarios de un virgen.

-El herpes es algo que todos conocen Tom-Espete- Además, ese no es el punto, mi pregunta es ¿Por qué estás aquí?

Miro a su alrededor, como si apenas estuviera notando donde estaba. Sonrió.

-Sucede que-se levantó, estiro su cuerpo y brinco a mi cama-tu cama es de lo más cómoda.

Lo mire fijamente.

-Ven-ordenó

-¿Eh? ¿A dónde?

-Aquí, a mi lado.

Fruncí el ceño- ¿Piensas dormir en mi cama?

-No, pienso dormir contigo en ella-baje mi mirada esperando una carcajada que jamás llegó.- Puedo asegurarte que haré todas las típicas cosas de un adolescente ebrio si no te dignas a mover tu trasero aquí.

Al notar que hablaba enserio, y como no quería algún tipo de regaño por parte de mi padre, me di por vencido. Suspire mientras me levantaba del piso, me dirigí a mi cama, me acosté sobre ella quedando a su lado, al instante levantó su pierna y la subió a mi regazo.

-Hueles delicioso-susurró.

-Oh, claro, gracias. Justo eso es lo que todo chico anhela escuchar luego de que su sueño fuera interrumpido por su mejor amigo.

No respondió, mirando  lo tranquilo que se encontraba su rostro era difícil aceptar que era Tomás.

-¿Por qué estás tan lejos?-murmuró, arrastrando con sus manos mi rostro muy cerca del suyo. Su respiración chocaba contra mis mejillas ahora coloradas, me tense, sentía como mi pecho subía y bajaba de forma irregular.

-¿Tomás?-susurre.

-¿Sabes que cuando hablas así me vuelves loco?-Suspiró, presiono sus labios contra los míos, me paralice al momento, luego me aparte bruscamente.

-Tom, estoy consciente de lo ebrio que estas pero… estas pasándote.

-No lo hago porque este borracho, lo hago porque desde hace tiempo deseaba hacerlo.-Volvió a enlazar sus labios con los míos, esta vez, le respondí, los movimientos se volvían cada vez más salvajes como si mucha necesidad brotara de sus roces.  Nos detuvimos para respirar, lo mire esperando algún comentario, pero no sucedió, al ver lo tranquilo y lento que estaba su respiración, note que se había dormido.

Me desperté al escuchar el tono de mi teléfono, cubrí mi cuerpo entre las sabanas esperando volver a dormir, pero el teléfono siguió sonando, gruñí y lo tome.

-¿Qué? –exigí

-Joder tío, a mí me tratas con cariño-respondió la profunda voz de Tomás, me sobresalte y mire a mi alrededor, no se encontraba cerca. – Fíjate si deje mi chaqueta que no la encuentro, por ahora no volveré a tomar… maldito alcohol, ¿A qué hora regrese?

-¿No… no lo recuerdas?- a duras penas pude preguntar.

-Emm… no, dime por favor que no hice algo vergonzoso- Trague saliva, realmente no lo recordaba.

-Solo dormiste, Tomás-respondí-Tienes casa ¿Recuerdas? No vuelvas aquí ebrio- me sorprendí al escuchar mi propia voz cortante-Aguanta la resaca solo- Colgué. Mis manos temblaban, sentí que me ahogaba en ira y decepción, me envolví de nuevo entre mis sabanas esperando que simplemente me consumieran. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).