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Amor con aroma a café. por Zchizophrenia

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Notas del fanfic:

Esto originalmente fue escrito para el concurso One Shots de San Valentín del grupo "Jongkey Shippers" de FB.

Me gusta el café.

No. Lo amo. Puedo decir fácilmente que es la única bebida a la cual soy adicto. Pero, si tengo que mencionar una adicción aún más grande, esa seria: leer. Comúnmente, gusto de combinar éstas dos adicciones en mi tiempo libre. Mi abuela me había instruido desde pequeño el hábito de la lectura, y gracias a ella, estaba estudiando Literatura en la Universidad Pública de Seúl.

Todos los viernes, desde que había comenzado la universidad, gustaba de pasar mis tardes libres en la pequeña cafetería que estaba cerca del parque que daba a mi casa. Esa era mi rutina: salía de clases cerca de medio día, llegaba a la librería en la que había estado trabajando los últimos dos años —y no porque necesitara el dinero, sino por mi pasión hacia los libros—, y cuando el reloj daba las 5 de la tarde, yo cerraba el pequeño local, caminaba un par de calles y llegaba a mi lugar favorito.

Era un lugar tranquilo y poco concurrido. Perfecto para disfrutar de mis adicciones sin nada más que me molestara. La mayoría de las veces sólo había un par de ancianos jugando ajedrez en una esquina, señoras mayores cuchicheando animadamente unas mesas alejadas de la mía y, quizá, una que otra parejita disfrutando un poco de tiempo de calidad juntos.

Aquél día, como todos los viernes desde que comenzó el invierno, el viento frío me golpeó, haciéndome estremecer, pero no desistí de ir. Entré tranquilamente en la cafetería, sonriendo. Visualicé a Onew, quién se asombró al verme, del otro lado del mostrador cerca de las máquinas de café.

— ¡Dios, Kibum! ¡Juro que apenas y te reconocí! —Yo reí un poco por el comentario de mi amigo, pero no me ofendí.

Jinki u Onew, como le gustaba que lo llamara, usaba el uniforme del negocio, que consistía en una camisa blanca con ligeras líneas grises, pantalón negro y un delantal azul marino con el nombre del local bordado al frente en color blanco.  Conocí a Onew por primera vez hacía ya casi dos años, cuando pisé por primera vez la cafetería. Y bueno, a pesar de que él era mayor por varios años, yo ocasionalmente lo llamaba ‘hyung’, y a él no parecía importarle.

Observé a Onew moverse rápidamente detrás de la barra que nos separaba, no había necesidad de decirle mi pedido, ya que comúnmente siempre consumía lo mismo.

Solté una carcajada al verlo derramar los granos de café sobre el mostrador. Si él no fuera dueño del local, probablemente ya lo hubieran despedido. Me miró rápidamente, luego desvió su mirada hacía la puerta, con una mueca nerviosa en su rostro.

Me giré ligeramente observando como una mujer rubia se acercaba hasta donde yo estaba.

Era Luna, la chica que a Onew le gustaba.

Oh.

— ¿Kibum? —La vi saludarme y le sonreí amablemente. — ¡Oh, my…! ¡Ese color se te ve genial!

Sonreír agradecido por el comentario, y me apresure a tomar el café que Onew me ofrecía, antes de que me lo arrojara accidentalmente encima, como me había pasado en otras siete ocasiones.

— ¡Lo sé! —Hablé con suficiencia y ella rió.— A Onew también pareció gustarle… —Hice un rápido movimiento, entregándole a Onew el dinero del cappuccino, para después tomar una cucharilla de plástico del mostrador junto con dos sobrecitos de azúcar.— Al parecer tiene una extraña fijación con las rubias.

Vi a Luna sonrojarse, y a Onew golpearse torpemente con la máquina registradora.

Dios, esos dos eran tan obvios en ocasiones.

Le di un trago largo al café, mientras Luna pedía su orden y Onew hacía todo lo posible por alejar el temblor de sus manos. Estaba por realizar otro comentario para burlarme un poco más de ellos, cuando sentí a alguien detrás de mí, poniéndome rígido al instante.

El café salió disparado de mis labios cuando vi a un hombre inclinarse ligeramente sobre mí.

Vestía todo de negro. Una camisa negra sobresalía sobre el sweater negro que usaba. Sumado a unos pantalones obscuros que enmarcaban su cuerpo perfectamente. Usaba botas militares y gafas obscuras.

Dios, era guapo.

Muy guapo.

Me sonrió y se dirigió a Onew, quién todavía estaba mirando a Luna salir por la puerta, yo apenas y la vi de reojo.

— Quisiera uno igual a esos, por favor. —Dijo él, señalándome, mientras se quitaba las gafas, dándome un vistazo rápido.

Yo sentí mis mejillas calentarse al encontrarle un doble sentido a sus palabras y comencé a sentirme tremendamente incómodo.

— Uh, gracias por el café Dubu. —Le dije a Onew y él me sonrió suavemente.

— Cuando quieras Key, si necesitas algo más, sólo házmelo saber.

Yo asentí despacio, sin atreverme a mirar al hombre junto a mí. Di media vuelta y comencé a caminar despacio.

La mirada del chico jamás se despegó de mí, podía sentirla a cada paso que daba, sus ojos castaños siguiéndome todo el camino hasta la mesa que siempre ocupaba afuera del establecimiento. Traté de no tropezarme con mis propios pies y de no derramar café sobre mi abrigo gris. Me acomodé nerviosamente en mi asiento, mientras fingía que miraba algo en mi celular.

Momentos después, lo vi salir de la tienda a paso apresurado hasta un auto que lo esperaba del otro lado de la calle. Una vez abordo, él se giró a mirarme, yo desvié la mirada automáticamente y me sentí estúpido por dejar que él me descubriera mirándolo.

Traté de no pensar más en eso una vez que el automóvil arrancó, distrayéndome buscando un libro en mi bolso. Pero aun así, sabía que él seguía mirándome.

 Aun cuando el automóvil había desaparecido de mi vista, yo sabía que él seguía mirándome.

Y eso me gustó.
 

. . .


 

Había estado leyendo cerca de cuarenta minutos sin parar. Mordí el interior de mi mejilla nerviosamente.

Maldición. Sabía que Cuatro también era Divergente, es por eso que había protegido a Tris. Claro, eso tenía sentido. Pero, sí los dos eran Divergentes y si Eric no lo sabía, ¿cómo iban a detener la guerra si no sabían cómo iban a comenzarla?1

Salí de mis pensamientos al descubrir que ya no tenía café en mi vaso, y yo no podía seguir leyendo a menos que tuviera algo en que entretenerme para no sumergirme de más en el libro y hacer suposiciones estúpidas. O en el peor de los casos, en seguir pensando en el guapo hombre que acababa de ver.

Sus ojos castaños aún estaban frescos en mi memoria, y cada que pensaba en él, recordaba su sonrisa cantarina, y la forma en cómo me miraba.

No.

Dejé el libro sobre la mesa, me saqué los audífonos de los oídos y acomodé mis gafas de armazón obscuro sobre el puente de mi nariz. Necesitaba otra taza de café. Metí mi celular en mis bolsillos, y saqué mi billetera. A paso firme, y verificando una última vez mis cosas, entré de nuevo a la cafetería.

Conversé con Onew unos minutos, y me sorprendí al descubrir que finalmente se había animado a pedirle una cita a Luna y que ella había aceptado. Me entretuve molestándolo acerca de eso, y decidí regresar a mi mesa.

 

Cuando estuve de nuevo frente a mi silla, me contuve de gritar como una niñita. Esperaba regresar y que mis cosas no estuvieran, que alguien las hubiera robado o algo así. Pero eso. Eso. Realmente no estaba para nada dentro de mis pensamientos.

Sobre mi libro había una blanca hoja de papel doblada a la mitad, sobre ésta había una muffin de zarzamora que tenía pegado una pequeña nota en papel amarillo. Sentí mi rostro enrojecer al recordar al dueño de unos ojos castaños con un par de esos muffin mientras abordaba un auto.

Con cuidado, y aun desconcertado por el detalle, tomé la hoja entre mis manos, sonrojándome furiosamente al leer el contenido de ésta:
 

Eres la criatura más hermosa que alguna vez haya tenido la dicha de observar. 
Me encanta la forma en como tus ojos de mueven rápidamente sobre las hojas.
Ojos hambrientos, ojos seductores.
Me fascina la mueca que haces con tu boca cuando te pones ansioso.
Labios tentadores, muy tentadores. Me pregunto si saben tan dulce a como me los estoy imaginando…

Sé que no te soy indiferente, así que por favor, dame la oportunidad de tener una cita contigo

—     Jonghyun- 976 35 66 25

PD: lamento no poder decirte esto frente a frente,
pero no sabía cómo reaccionarias…

 

Rápidamente levanté la vista mirando cauteloso hacia todas partes. Él, Jonghyun, ¿había estado espiándome todo este tiempo?

Un estremecimiento me sacudió al recordar la sensación de su mirada sobre mí cuando salía de la cafetería.

Joder.

Traté de buscar con mi mirada al dueño de esos ojos castaños, que ahora tenían un nombre, pero no había nadie más en ese momento en las mesas, dado que los pocos clientes se encontraban dentro de la cafetería.

¿Cómo había colocado esto aquí sin que me diera cuenta?

Sonreí.

Él, Jonghyun, era toda una caja de sorpresas.

Tomé el pequeño papel amarillo entre mis dedos.
 

Espero que te guste la zarzamora, Luna me dijo que era tu favorito.
 

Sonriendo, y con mi cara roja de vergüenza, tuve la necesidad de abrazar desesperadamente a Luna mientras chillaba emocionado. Después, probablemente, patearía a la muy perra por ponerme en una situación como ésta.

Suspiré y metí el libro de nuevo a mi bolso, acomodé mi abrigo gris, decidido a regresar a mi casa. Habían sido demasiadas emociones por un día, y yo necesitaba pensar en muchas cosas.

Especialmente en Jonghyun.

 Le di un pequeño mordisco al muffin, saboreando el dulce sabor de las zarzamoras en mi boca.

Yo definitivamente llamaría a Jonghyun.

 

. . .


 

Escuché a Taemin suspirar frustrado una vez más.

— Okay, entonces, sí el tipo este… ¿Cuál era su nombre?

— Jonghyun… —Hablé distraídamente mientras pasaba a la siguiente hoja de mi revista.

Me encontraba recostado sobre mi estómago en la habitación de mi hermano. Medio hermano, en realidad. Mi madre había muerto cuando era pequeño, mi padre se había casado de nuevo y había nacido Taemin, y bueno, ambos nos llevábamos muy bien. Nuestros padres eran empresarios, por lo que comúnmente no estaban seguido en casa, pero aun así yo los amaba demasiado. Especialmente a Taemin.

Lo oí suspirar. Otra vez.

— Entonces… —Dijo él y yo lo miré.— Sí Jonghyun te dejó tu muffin favorito, junto con una nota… —Me sonrojé al recordar lo que decía y Taemin soltó un ligera risa, él también la había leído.—… y tuvo la brillante idea de pedirle a alguien que la colocara ahí para ti, ¿se puede saber qué te detiene para llamarlo?

Cerré la revista y me giré, quedando de espaldas a la cama, mirando el techo.

No sabía por qué no había llamado a Jonghyun. Cuando llegué a mi casa, le conté todo a Taemin apenas y entré a su habitación. Me sentí tan estúpido por actuar como una adolescente hormonal enamorada, pero no podía evitarlo. Eso había sido lo más ridículamente romántico que alguien había hecho por mí. Y me había encantado.

Pero con el tiempo, me di cuenta de lo absurdo de la situación.

Yo había visto a Jonghyun una sola vez, y ya habían pasado seis días. Seis largos días en donde me debatí infinidad de veces si debía llamarlo o no. Hasta había pensado en dejar de ir a la cafetería por temor de ver a Jonghyun ahí y no tener el valor para verlo a la cara. Pero no podía hacer eso, sí dejaba de ir, Onew se sorprendería y quizá se preocuparía. Luna le preguntaría por mí, dado que también era mi amiga, no muy cercana, pero estábamos en un buen nivel como para pedirnos favores; y probablemente ella le contaría a Jonghyun.

Además, había algo que me intrigaba; ¿Cómo es que Luna y Jonghyun se conocían? ¿Desde cuándo? ¿Eran amigos cercanos? ¿Conocidos? Tuve el impulso de ir a su universidad, buscarla y preguntarle directamente por qué demonios andaba buscándome citas con guapos extraños, pero inmediatamente deseché esa idea. Jonghyun no parecía un mal tipo.

Aunque probablemente era un rompecorazones que se dedicaba a enamorar chicos en cafeterías, acosar a sus amigos cercanos, comprarles muffin acompañados de poesía barata y después de obtener lo que quería, desecharlos como los vasos de plástico donde bebía mi café.

Ah, maldición. Estaba tan jodido.

— Sabes qué única manera para qué dejes de martirizarte con eso es salir con él, ¿no? —Mi hermano me dijo tranquilamente, mientras bebía feliz su leche de plátano.

— Lo sé…—Suspiré y tomé la revista de nuevo.

Mañana era viernes y aún no sabía qué hacer.

Dios, esto iba a matarme.

 

. . .



 

Observé a mi hermano mover aburridamente la cucharilla que había en su té de menta.

— No puedo creer que me obligaras a hacer esto…

Al final, había tomado la decisión de ir de nuevo a la cafetería, por si Jonghyun aparecía por ahí, cosa que internamente quería. No, que deseaba con ansias. Quería ver de nuevo sus ojos castaños y su pícara sonrisa. Pero no podía estar ahí solo, a la expectativa de saber sí él llegaba o no.

Por lo que había terminado arrastrando a Taemin conmigo, quién no estaba muy contento en esos momentos.

Gruñí entre dientes.

— Cállate. O le diré a mamá que su adorable e inocente bebé Taemin fue quien ensució la alfombra aterciopelada de la sala, cuando se encontraba estudiando con su novio sobre ésta…

Mi hermano hizo un puchero y se cruzó de brazos dramáticamente. Me reí al notar como su rostro estaba del color de su cabello.

Estuvimos hablando sobre trivialidades, hasta que su celular sonó. No tuve que adivinar de quién se trataba al ver la mueca estúpida en su rostro. ¿Esa es la expresión que pones cuando estás enamorado?

— ¡Minho hyung! —Lo oí chillar emocionado, y sonreí, perdiéndome en mis pensamientos.

Minho era un buen tipo. Yo lo conocía de la universidad, donde estudiábamos juntos. Él estudiaba su tercer año de Fotografía y Taemin había comenzado apenas el segundo en Arquitectura, aun no sabía cómo era que Taemin había terminado con él. Minho era el típico chico popular, atlético, masculino y heterosexual. O eso creían todos hasta que llegó un día de la mano de Taemin.

Por fortuna, la mayoría de la gente en la universidad era de mente abierta, adecuada al siglo XXI. No como otros que parecía que aun vivían en la prehistoria. Sin embargo, se mantenían al margen, y yo agradecía eso. No me hubiera gustado ver a Minho metido en problemas sólo por patear unos cuantos traseros homofóbicos, ya que eso, sin duda, hubiera preocupado también a Taemin.

Ellos habían estado juntos por casi un año, y aunque mis padres estaban bastante contentos con su relación, yo internamente sentía un ligero, muy ligero, chispazo de envidia cada que los veía juntos.

Cuando Minho veía a Taemin, parecía que todo a su alrededor desaparecía, que sólo y únicamente estaban ahí Taemin y él. Minho veía a mi hermano con una adoración que yo jamás había experimentado. Taemin era, para Minho, su centro del universo. Su todo.

Y yo quería que una persona me viera así también. Que me necesitara de la misma manera que Minho necesitaba a Taemin y viceversa. No de una manera enferma o algo así, pero sí de una manera en donde yo me sintiera amado, de la misma manera que lo hacia mi hermano.

Y, desgraciadamente, mis últimas relaciones habían sido un completo desastre. 

Observé a Taemin, quién reía ligeramente con las mejillas teñidas de rosa, mientras colgaba su celular. Su rostro completamente feliz.

Ugh, estar enamorado era patético.

— ¿Kibum? —Salí de mis pensamientos al ser llamado por mi hermano, su rostro ladeado ligeramente con confusión. — ¿Estás bien?

Yo asentí, dándole un trago a mi cappuccino de vanilla.

— ¿Qué me decías?

Él le dio una pequeña mordida al cupcake de chocolate que tenía a su lado. Su mejilla se embarró de la cubertura color rosa, yo decidí no decirle, se veía bastante gracioso así.

— Minho hyung me llamó… —Lo vi sonrojarse y yo rodé los ojos con fastidio— Me preguntó dónde estaba y le dije que estaba aquí contigo, y me dijo que estaba cerca y me preguntó si podía acompañarme y yo le dije que sí, así que por favor no te molestes, pero yo realmente quiero verlo y estoy aburrido aquí, y ah, él dijo que vendría con un amigo o algo así.

Tuve el impulso de reírme por la manía que tenía Taemin de hablar tan rápido en ocasiones. Forcé una sonrisa y suspiré. Genial, ahora tendría que soportar a mi hermano besuquearse con su novio en las próximas horas, mientras uno de sus extraños amigos intentaba ligarme.

No es que los amigos de Minho fueran feos, pero Santo Dios, cuando abrían la boca, sólo estupideces salían de ahí y claramente, lo único que les interesaba era follar conmigo.

Ugh. No, gracias.

Estaba por levantarme y mejor dejar a mi hermano ahí el resto de la tarde, cuando lo vi levantarse apresuradamente, con esa expresión boba en su rostro, gritando:

— ¡Minho hyung!

Yo me acomodé en mi asiento cuando sentí un par de cuerpos moverse detrás de mí. Vi a Minho pasarme de largo e ir directamente con mi hermano. Besó ligeramente su mejilla, quitando el rastro de cubertura de ella, para luego besarlo en los labios. Tuve que aclararme la garganta fuertemente para hacer que se separaran, pero ellos no lo hicieron.

Escuché una ligera risa a mi lado, alcé mi rostro para observar a un hombre parado junto a mí, usaba lentes obscuros y una gorra, estaba de perfil a mí y se parecía a…

Sentí mi corazón comenzar a latir apresuradamente, casi golpeando contra mis costillas. Mis mejillas comenzaron a calentarse y tuve la necesidad de esconder mi rostro entre las palmas de mis manos, que comenzaron a sudarme sin control. Sentí un nudo en el estómago y empecé a moverme incómodo en mi lugar. Pero no por el apasionado beso que estaba presenciando frente a mis ojos, sino por el chico que estaba junto a mí, sonriéndome amablemente.

Maldición, él no podía ser…

Uh, hola, Kibum. —Escuché la voz de Minho un tanto avergonzada, yo me giré a verlo mientras él arrastraba una silla y se acomodaba junto a mi hermano. — Déjame presentarte a mi amigo, Lee Joon2

Mi corazón dio un brinco e inmediatamente comencé a tranquilizarme. La decepción invadiendo mi rostro conforme me topaba con los ojos del amigo de Minho.

— Un placer —El chico me sonrió abiertamente, y aunque me esforcé por hacer una mueca creíble que pudiera utilizar como un intento de sonrisa, no pude hacerlo.

Él no era Jonghyun.

 

. . .



 

Después de unos minutos de incomodidad, decidí usar una tonta excusa y disculpare diciendo que tenía trabajo qué hacer.

Como llorar estúpidamente por haber sido tan tonto y no haber llamado a Jonghyun. No me apetecía llegar rápido a casa y no era tan tarde. Además sentía un ligero sabor amargo en la boca. El sabor de la decepción.

Antes de tomar el camino a mi casa, decidí entrar al parque, dispuesto a caminar un poco. Sólo para distraerme. Una ligera brisa me sacudió y me maldije por haber olvidado mi abrigo en casa, pero eso no me detuvo y seguí caminando.

 

Observé a un hombre mayor parado cerca de una de las bancas que rodeaban el kiosko en el centro del parque, y me acerqué a comprarle una manzana de caramelo que vendía. Le di un ligero mordisco a la manzana, y rodee el kiosko, mirando alrededor la cantidad de personas que había, comenzando a incomodarme.

No estaba acostumbrado a convivir con mucha gente.

Cuando estaba por dar la vuelta y dirigirme a mi casa, un murmullo me llamó la atención. Di un par de pasos, y vi un montón de gente aglomerada en un círculo, del otro lado del kiosko.

 Movido por la curiosidad, me acerqué a pasos cortos. Cuando estaba lo suficientemente cerca, me di cuenta del sonido de cuerdas de guitarra, así que deduje que se trataba de algún músico o algo así.

Lo escuché cantar y me estremecí.

El hombre que cantaba, lo hacía con tanta pasión, que era inevitable no dejarse seducir por su voz.  Me apretujé ansioso entre las personas, que en su gran mayoría eran mujeres, hasta tener una mejor vista de la persona que tocaba.

Al estar lo suficientemente cerca, observé a un hombre, sentado en una vieja banca verde, usaba un abrigo color guisante y un pequeño sobrero negro cubría su cabeza.

Estaba inclinado sobre una guitarra de madera clara, yo lo miré atento unos minutos, embelesado por la forma en cómo sus dedos se movían habilidosos sobre las cuerdas, la forma en cómo se entregaba a cada estrofa, y cómo su voz salía perfectamente afinada, tan suave, pero masculina a la vez.

Yo estaba encantado.

Cuando la canción terminó, y sus dedos tocaron un par de notas más, la pequeña multitud saltó en un aplauso ensordecedor, sorprendiéndolo.

Se levantó un tanto avergonzando y comenzó a agradecerle a las personas, inclinándose respetuosamente, mientras les sonreía. Yo estaba ansioso, esperando a que él estuviera lo suficientemente cerca de mí, para hablarle.

Maldición, realmente quería conocer al dueño de tan espectacular voz.

Pero, cuando nuestras miradas chocaron, yo me quedé de piedra. Mis manos, con las que antes había estado aplaudiendo animadamente, cayeron a mis constados, sin vida. El hombre frente a mí me vio sorprendido unos segundos, para luego sonreírme abiertamente.

Yo ya lo conocía.

Él era Jonghyun.

 

. . .


 

Colocó su guitarra en la banca y sonriendo, se abalanzó sobre mí.

 Parpadee sorprendido cuando sentí sus fuertes brazos rodearme por la cintura en un apretado abrazo. Como si fuéramos amigos de toda la vida.

— ¡Kibum! —Dijo Jonghyun alegremente.

Yo me sentía muy incómodo, pero no por eso rechacé el abrazo.

Tímidamente coloqué mis brazos sobre sus hombros y sonreí al darme cuenta de que él era un par de centímetros más bajo que yo. Sin embargo, ese abrazo se sintió muy reconfortante.

Jonghyun era muy cálido y suave.

Lentamente nos separamos, y sentí mis mejillas sonrojarse al notar la mirada de algunas personas sobre nosotros. Jonghyun no pareció prestarles atención. Tomó una de mis manos entre las suyas, y yo me sentí tentado a rechazar el contacto. Jonghyun se estaba tomando demasiadas libertades conmigo y eso me asustaba porque no me incomodaba, al contrario, se sentía correcto. Casi necesitado.

Lo miré a los ojos y sentí que me derretía.

Joder, Jonghyun me miraba como un pequeño cachorro asustado.

Al no ver reacción de mi parte, soltó mi mano y yo estuve a punto de gemir por la falta de contacto. Cuando iba a decirle lo estúpido que me sentía por no haberlo llamado y lo mucho que me gustaba y que deseaba salir con él, una corriente de aire frio me hizo estremecer. Él pareció darse cuenta de mi estado, y sin dudarlo un segundo, se sacó el abrigo y me lo entregó. Yo lo miré sorprendido.

— No tienes que hacer esto. —Le dije, e inmediatamente me arrepentí al notar mi voz salir demasiado desesperada.

— Quiero hacerlo. —Jonghyun me sonrió una vez más, y yo estuve a punto de lanzarme sobre sus labios.

Maldición. No sabía que estaba pasándome.

Nos quedamos en silencio unos minutos. Me coloqué el abrigo sobre mi playera blanca y sonreí al sentir la calidez de Jonghyun todavía en él. Le sonreí agradecido, y él me miró sin entender. Después las piezas comenzaron a hacer click en mi cabeza, y quise patearme a mí mismo por ser tan tonto.

Jonghyun me gustaba. Yo le gustaba. ¡Así que qué demonios!

— ¡Esto es ridículo!

Solté una carcajada, y empecé a reírme más fuerte al notar la expresión de confusión en el rostro de Jonghyun

— Kibu-

Sin pensarlo dos veces y antes de que mi momentánea valentía me abandonara, tomé a Jonghyun de los hombros y junté sus labios con los míos. Lo sentí sacudiese ante la sorpresa, pero no dudó ni un momento para tomarme firmemente de la cintura y acercarme más a él. Entonces fue mi turno de sorprenderme ante la repentina acción, pero ninguno se detuvo.

Jonghyun tenía un suave sabor de menta con chocolate y olía a una ligera mezcla de cítricos. 

Me aferré a sus anchos hombros, mientras nos besábamos, hasta que el aire comenzó a hacernos falta. Yo me mantuve con los ojos cerrados, hasta que sentí una ligera caricia en mi mejilla. Abrí mis ojos lentamente para toparme con la mirada de Jonghyun. Sus ojos castaños observándome detenidamente. Estuve por soltarme a llorar de felicidad al identificar ese tipo de mirada.

Era el tipo de mirada con la que Minho veía a Taemin.

 

. . .


 

Después del beso, nos habíamos sentado en la misma banca en donde él había estado tocando, y comenzamos a conocernos mejor.

Hablamos hasta muy tarde esa noche, hasta que ya no quedaba nadie en el parque, más que  el sonido de nuestras risas. Yo no quería que la noche terminara, pero Taemin estaba volviéndome loco con las constantes llamadas y mensajes que me enviaba. Jonghyun insistió en acompañarme a mi casa, aun cuando le dije que estaba sólo a unas cuantas calles.

No obstante, ese pequeño detalle me hizo tremendamente feliz.

Al llegar a mi casa, descubrí a un alterado Taemin en la entrada a punto de llamar a la policía, creyendo que probablemente me había sucedido algo. Hice las presentaciones necesarias, un poco incómodo ante la mirada que le daba mi hermano a Jonghyun. Taemin a veces podía no entender la palabra discreción. Me despedí de Jonghyun con un largo beso, y lo hice prometerme que me llamaría cuando llegara a casa.

Al siguiente día pasó temprano por mí en la mañana y me llevó a desayunar a un pequeño restaurant que le pertenecía a su familia.

Esa fue nuestra primera cita oficial.

Jonghyun me presentó a sus padres, a pesar de que le rogué para que no lo hiciera, dado que apenas y nos conocíamos, pero a él obviamente no le importó. El señor Kim resultó ser bastante reservado, pero muy amable; mientras que la señora Kim era igual a Jonghyun: siempre sonriente y con una extraña calidez que me reconfortaba. También conocí a la hermana mayor de Jonghyun, quien resultó ser igual a su padre.

Durante las siguientes semanas descubrí más acerca de Jonghyun. Tal como pensé, él era mayor que yo y estudiaba Música Aplicada en una universidad distinta a la mía. Había estado viviendo en Seúl durante su niñez, pero por el trabajo de sus padres, se había mudado a Japón y hacia poco que habían regresado.

Me sorprendí al saber que Luna era su prima y que Minho y él habían sido amigos de la infancia, pero con todo eso de la mudanza, hacía poco que habían  retomado su amistad.  

Yo estuve a punto de ir y ahorcar a Minho. Teniendo un amigo así, ¿cómo no pudo presentarme con Jonghyun antes?

 

— ¡No puedo creer que todo este tiempo hayas estado tan cerca de mí y yo nunca te haya notado! —Le conté en una ocasión cuando estábamos los dos en una de las mesas del local de Onew.

Le di un sorbo a mi mocca. Jonghyun me sonrió ligeramente.

— Quizá es el destino Key, porque te lo aseguro, tarde o temprano nos hubiéramos encontrado.

Yo no creía en el destino, pero probablemente Jonghyun estaba en lo cierto. Pudimos encontrarnos en muchos lugares diferentes y por medio de muchas personas. Es decir, yo conocía a Luna y a Minho, ellos fácilmente pudieron habernos presentado. Aunque probablemente, las cosas hubieran tomado un camino completamente distinto. Un revolcón de una noche, con la promesa de una llamada que nunca llegaría, yo hubiera seguido con mi vida y Jonghyun con la suya, y nada más. Pero nada de eso pasó. Hasta que nos topamos en la cafetería, y los dos nos sentimos atraídos por el otro. Nada más que una simple coincidencia. O quizá el destino. Quién sabe.

Sonreí bobamente, una vez que Jonghyun se  inclinó sobre la mesa a darme un pequeño beso esquimal.

 

. . .


 

Estábamos por  cumplir casi tres meses de estar saliendo, cuando finalmente Jonghyun me pidió que fuera su novio, y yo no podía estar más feliz.

Cuando Jonghyun conoció a mis padres, ellos quedaron encantados con él. El muy maldito supo cómo ganárselos inmediatamente. Jonghyun tenía un encanto natural, algo que te hacía quedar embelesado con él, y lo peor de todo, es que él sabía cómo y cuándo usarlo a su favor. Sumado a esos adorables ojos castaños de cachorro asustado, él podía manipularme tan bien en ocasiones, y siempre conseguía lo que quería de mí.

Después de pensarlo mucho, decidimos llevar nuestra relación al siguiente nivel. No es que fuera un virgen o algo así, pero Jonghyun me hacía compórtame como uno. Nuestra primera vez juntos fue indescriptible. Jonghyun sabía perfectamente cómo y dónde tocar, llevándome a la locura en un abrir y cerrar de ojos. Había estado al pendiente de mí en todo momento, besándome y acariciándome como nadie nunca lo había hecho.

Sabía cuándo quería que fuera suave y tierno conmigo, susurrándome palabras dulces mientras me tocaba delicadamente; de igual manera, sabía cuándo lo quería duro dentro de mí, cuando quería que jalara mi cabello, me marcara como suyo y me tratara como su puta. Aunque tuviera que soportar las burlas de mi hermano al día siguiente, cuando descubría mi cuello lleno de marcas rojizas y moradas.

A los nueve meses de novios, decidimos vivir juntos en un agradable y lujoso apartamento en el centro de Seúl. El lugar había sido un regalo del padre de Jonghyun cuando él decidió firmar un contrato con SM por cuatro años.

No podíamos ser más felices.

 

 

. . . . . . . .
 

 

 

 

Desperté con el molesto sonido del despertador.

Maldije por lo bajo y estiré mi mano para poder apagarlo. Intenté volver a dormir, pero me fue imposible. Me giré sobre la cama, descubriendo como el lado contrario de ésta estaba vacío y frío. Las mantas revueltas a mí alrededor.

Cubrí mi desnudez con una bata blanca que tenía a un lado. Me incorporé lentamente, sintiendo un pinchazo de dolor en la parte baja de mi espalda. Maldito Jonghyun, por su culpa me dolían terriblemente las piernas, los brazos y otras partes de mi cuerpo que me daba vergüenza siquiera nombrar.

Anoche había regresado de su gira por Japón, por lo cual habíamos celebrado hasta muy entrada la noche.

Tomé una ducha rápida, me vestí con una simple playera blanca sin mangas y unos pantalones pijama color azul, me dirigí a la cocina a encender la cafetera y salí al frente de la casa, a recoger el periódico del día.

Sonreí abiertamente al ver en primera plana la foto de Jonghyun con micrófono en mano, sonriendo hacia la cámara.

Ese maldito bastardo engreído.

Regresé presuroso hacia la cocina, tomé una taza grande de café y me dirigí hacia mi estudio. Debía agregar los últimos detalles al script de mi segundo libro antes de que mi editor viniera por él. Al estar frente a mi laptop, noté un pequeño muffin de zarzamora sobre ésta, con un note paper rojo pegado en un extremo de la envoltura morada. Inmediatamente noté la caligrafía de Jonghyun:

KBS a las 12:30, te tengo una sorpresa preparada.
Usa algo bonito, Bummie.
Te amo.
—Jonghyun.

 

Contuve la respiración y sonreí bobamente mientras me sonrojaba. A pesar de los años, Jonghyun seguía teniendo ese efecto en mí. Cada que planeaba algún tipo de detalle espontaneo como este, sólo me quedaba sonrojarme y lanzarme sobre sus labios. Él sabía que me encantaban.  

Y estaba ansioso por saber de qué se trataba esa sorpresa.

Presuroso, llamé a mi editor, quien no era nadie más que Onew. Él atendió inmediatamente.

— Si me dices que te retrasaste de nuevo con el script, juro que iré y te encerraré en el sótano hasta que lo tengas preparado, Key.

Yo me reí sonoramente, casi ahogándome con el muffin.

— No es eso, hyung…—Di un largo respiro, tranquilizándome. — Jonghyun tiene preparado algo para hoy y necesito que nos veamos en algún lugar antes para entregártelo, sólo necesito arreglarle algunos detalles, pero ya está casi listo.

Oí a Onew suspirar sonoramente. Casi podía imaginármelo tallándose el puente de su nariz con fastidio.

— ¿A qué hora?

Sonriendo me apresuré a darle la dirección de un pequeño local que se había abierto en el centro, cerca de donde debía verme con Jonghyun. Me despedí de él, una vez que escuché la voz de Luna llamándolo para que la ayudara con las compras. Regresé a mi estudio y terminé el script antes de lo previsto.

Al darme cuenta de que era más de medio día, salí corriendo de mi casa, afortunadamente había llamado a un taxi y rápidamente me encontré con Onew en la pequeña cafetería. No hablamos mucho, pero lo hice prometerme que me llamaría apenas y terminara de revisarlo.

Caminé un par de calles, hasta los imponentes edificios de la KBS.

Esperaba ver a Jonghyun o algún miembro de su staff afuera, esperándome. Pero no había nadie y ya era casi la 1:00 pm. Estaba por llamarlo cuando observé a una de las noonas de coordinación caminar a prisa hacia mí.

No me dio tiempo ni de saldarla cuando comenzó a jalarme hacia dentro de uno de los edificios.

— ¡Jonghyun te está esperando!

La escuché regañarme pero no le presté mucha atención. ¿Por qué quería Jonghyun verme dentro de los edificios? ¿A dónde iríamos?

La coordi-noona me llevó hasta una de las habitaciones en donde se estaba grabando el programa de radio. Pude observar a varios integrantes del staff de Jonghyun, quienes me sonrieron al reconocerme.  Yo les sonreí de vuelta, confundido al no tener la menor idea de qué estaba pasando. Observé al manager-hyung de Jonghyun saludarme del otro lado de la habitación, yo estaba por acercarme y preguntarle por él, cuando escuché la voz de un hombre del otro lado de la pared que nos separaba.

— Así qué, Jonghyun, cuéntanos, ¿tienes alguna fórmula secreta con la que puedes convertir cualquiera de tus sencillos en éxitos? —Escuché a Jonghyun reír divertido. — ¿En qué te has inspirado para escribir tus canciones?

Jonghyun suspiró sonoramente.

— Quizá pueda sonar cliché, pero desde siempre, todo mi trabajo es dedicado a una sola persona.

— Oh…—Escuché a los MC sonar sorprendidos y luego, uno de ellos continuó: — ¿Algo así como una musa?

Jonghyun pareció meditarlo por un momento, pero no negó tal afirmación.

Un MC chilló emocionado y otro dijo: — ¿Está Kim Jonghyun enamorado?

El silencio se hizo presente y yo sentí mi corazón latir velozmente. Mi cara sonrojada con vergüenza.

Los MC tomaron el silencio como la respuesta afirmativa que necesitaban y comenzaron a vitorear exageradamente.

— ¿Desde cuándo? —Preguntó un MC, visiblemente curioso.

Escuché a Jonghyun, suspirar avergonzado, una ligera risa saliendo de sus labios. Todos esperaban atentos su respuesta, especialmente yo.

Jonghyun se aclaró la garganta torpemente.

— Pues… quizá suene extraño o poco probable, pero… puedo decir que desde la primera vez que nos vimos.

Los MC estallaron en risas que, probablemente estaban haciendo sonrojar a Jonghyun. Sonreí ante tal pensamiento.

Unos segundos después un MC dijo: — ¿Podemos saber de quién se trata?

Sentí las miradas de todas las personas sobre mí, mucho antes de que Jonghyun respondiera. Pero lo que dijo, no era lo estaban esperando:

— De mi esposo.

 

. . . . . . . .
 

 

 

Suspiré frustrado una vez más. Jonghyun, a mi lado, besó suavemente mi hombro desnudo.

— ¿Sigues molesto? —Me preguntó.

Yo negué con la cabeza, mientras él seguía dándome suaves besos sobre mi espalda desnuda.

Una vez que los MC casi se desmayan ante la noticia, y de que algunos de los miembros del staff  sufrieran un ataque de risa, el show continuó. No obstante, ellos habían notado mi presencia ahí, así que no tardaron en preguntarle a Jonghyun por mí, cuando estuvieron fuera del aire.

Mi esposo me había tomado de la mano, y orgulloso me presentó ante todos.

Woah, él es realmente guapo.

Escuché a uno de los MC susurrar quedamente. Yo sólo atiné a sonrojarme.

Los MC nos habían hecho un par de preguntas, pero Jonghyun se había encargado de todo. Yo me encontraba tremendamente incómodo. Sin embargo, todos habían sido muy agradables conmigo

Probablemente todo mundo estaría hablando sobre mí y Jonghyun en las próximas horas.

Sin embargo, Jonghyun no parecía preocupado en lo absoluto y no había recibido reprimendas por parte de los directivos de la SM. Así que todo estaba bien.

No obstante, yo sí estaba un poco preocupado. Jonghyun ya tenía una carrera consolidada, pero eso no me calmaba. A veces las fans podían ser demasiado... exageradas. Y  yo no sabía cómo iban a reaccionar con el hecho de que su amor platónico no sólo era gay, sino que se encontraba casado por casi 6 años.

Pero, yo tenía con una duda en mi cabeza. Un comentario que había dicho Jonghyun me hizo recordar algo que yo jamás le había preguntado.

Sentí la respiración de Jonghyun hacerse más calmada, así que lo llamé suavemente. Él me respondió con un suspiro pausado.

— ¿Por qué fue que te fijaste en mi aquel día en la cafetería?

Escuché a mi esposo suspirar, de nuevo.

— Porque eres hermoso, Bummie.

— Jonghyun, estoy hablando en serio…

Yo me sonrojé ligeramente, pero no desistí. Me apoyé sobre mis codos, girando mi cabeza un poco, sólo para ver el rostro apacible de mi esposo sobre las sábanas.

— Jonghyun…

Susurré, pero Jonghyun sólo me gruñó suavemente. Era obvio que no se despertaría.

Picotee ligeramente sus labios, y me acomodé sobre él. Instantáneamente, sentí sus brazos rodearme firmemente, acercarme más hacia él. Su calidez comenzó a causarme somnolencia.

— No voy a rendirme con esto, Jonghyun.

Le dije finalmente, antes de caer dormido en sus brazos.

 

. . .


 

Gruñí por lo bajo. Realmente no podía creer que ella estuviera haciéndome esto de nuevo.

— Luna…—La llamé, ella se giró a mirarme, sus ojos brillando en victoria. — Si tanto quieres ir y ver a tu novio, deberías de ir tu sola…

La vi sonrojarse y sentí la necesidad de reírme de su expresión.

— Él no es mi novio… aún.

Solté una carcajada y me dejé caer en el sofá de la sala. La vi arreglarse el vestido amarillo que llevaba puesto y suspiré frustrado.

— Luna, en serio, no quiero acompañarte a esa cafetería otra vez. —Le rogué, pero ella me ignoró olímpicamente— Es muy obvio que le gustas a Onew, sí él no da el primer paso, deberías de darlo tú…

Ella apretó los labios, pero no dijo nada. Estaba por levantarme del sofá e ir a buscar algo qué comer, cuando vi en su rostro esa mirada. Ah, maldición. La mujer estaba decidida. Sentí pena unos momentos por Onew sí él rechazaba a mi prima.

— Está será la última vez, Jonghyun. Sí Onew no me invita a salir hoy, lo haré yo, a como dé lugar.

Veinte minutos más tarde y cuatro cambios de vestuario de Luna, estacioné mi auto frente a la pequeña cafetería. La miré de reojo y todavía tenía esa expresión decidida en su rostro. Ella desabrochó el cinturón de seguridad, abrió rápidamente la puerta y se colocó a un lado de la acera, dando respiraciones profundas.

Oh.

— ¡Jonghyun, no puedo hacerlo!

Genial, ahora la mirada había desaparecido de su rostro y se veía tan asustada que me vi forzado a salir de mi auto y tomarla firmemente de los hombros.

— Luna, tranquilízate. Sólo ve y habla con él, todo estará bien.

Ella asintió firmemente y dando una última respiración, se encaminó hacia el establecimiento. La observé cruzar la calle, pero en ese instante mi atención se desvió hacia una cabellera rubia que entraba en el establecimiento a toda prisa.

Me sentí atrapado por él.

No puedo explicar por qué o cómo, sólo sucedió.

Me acerqué a toda prisa al lugar, observando como mi prima lo saludaba animadamente. ¿Ella lo conocía? Los vi platicar unos momentos y luego él dijo algo que hizo a mi prima sonrojarse y a Onew golpearse con la máquina registradora.

Tan obvios como siempre…

Observé mi reflejo en las puertas de cristal, y, sin dudarlo, decidí entrar a la cafetería. Le hice una seña a Luna para que me esperara en el auto. Me acerqué a él, muy lentamente. Pude percibir una ligera fragancia a vainilla y café. Dulce y tentador. Lo observé sonrojarse ante mi presencia y le sonreí.

Dios, era tan lindo.

Lo miré incomodarse y despedirse apresurado de su amigo, quién le sonrió. Yo no lo perdí de vista, hasta que lo vi acomodarse lentamente sobre una de las sillas al otro lado de la cafetería, en la parte exterior.

Suspiré.

— Si eres él típico rompecorazones, te puedo asegurar que él no está interesado en perder su tiempo con alguien como tú.

Fijé mi mirada en la persona que me hablaba del otro lado del mostrador. Una expresión sombría se extendía por toda su cara, yo lo miré sin entender.

— No soy de esos, él realmente me interesa.

Onew me miró, desconfiado.

— ¿Por qué?

Yo me encogí de hombros, mientras pagaba mi pedido.

— Quizá por la misma razón por la que te gusta mi prima.

Él me sonrió de medio lado.

— Su nombre es Kibum.

Le sonreí agradecido y cuando estaba por marcharme, Onew me detuvo, entregándome un pequeño papel azulado.

— No estoy interesado, gracias hyung. —Bromee, mientras colocaba la nota dentro de mis bolsillos.

— Entrégaselo a Luna, por favor.

Yo asentí y salí rápidamente de la cafetería. Conforme me acercaba a mi auto, pude sentir la profunda mirada de Kibum sobre mí. Luna ya me esperaba ansiosa dentro del coche.

— ¿Por qué tardaste tanto? —Me preguntó y yo le entregué la nota sin decirle nada más.

Ella me miró sin entender, yo me giré y miré a Kibum. Sonreí ligeramente al notarlo desviar la mirada apresuradamente. 

Luna chilló emocionada junto a mí.

— ¿Tienes tu cita? —Le pregunté, una vez que el auto arrancó.

Ella asintió entusiasta con la cabeza.

Sonreí.

— Perfecto, porque ahora necesito que me ayudes con algo…

 

 

 

Fi n. 

 

 

 

 

 

 


Notas finales:

 

 

 

1: Kibum está haciendo referencia al primer libro de la saga “Divergente” de Verónica Roth.

2: El amigo de Minho es Lee Chang Seon de MBLAQ.

 


 

Gracias por leer.

 


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