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Monócromo amor. por Etsuko Kagayaku

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Notas del capitulo:

El capítulo es mas corto de lo usual. Lo siento mucho pero mi inspiración se largó junto con mis ganas de todo. U.u me la he pasado durmiendo y me siento enferma xD maldita gripe. 

 

En fin, quiero disculparme si este capítulo no cumple sus expectativas. Como recompensa pienso hacer el próximo mucho mas largo. Espero sepan disculparme.

Muchas me han pedido mi facebook, y yo no lo he dado por problemas y otra veces por querer mantenerme en el anonimato. Pero hice un face especialmente para ustedes. es este (https://www.facebook.com/profile.php?id=100008285887123) 

 

Si no logran entrar, aparezco en face como Etsuko Kagayaku, tengo una foto de Ciel como portada y como foto de perfil.

 

También está el tema de la segunda temporada de Amor incomprendido, muchas me han mandado mensajes reguntandome cuando la voy a realizar. Esta seguramente la haga a fin de año. Antes no, ya que quiero terminar mis trabajos.

 

También me han mandado mensajes para realizar trabajos juntas y otras cosas, por eso doy mi face, no podré aceptar todas las propuestas pero tal vez algo sí. 

 

En fin...A leer.

 

Debía aceptarlo, se sentía bastante mal por el hecho de dejar el lugar al cual se había acostumbrado esos días junto a su amado. Debía volver a su rutinaria vida donde trabajaba para la reina, atendía la compañía, leía y firmaba papeles durante largas horas...De acuerdo, o dejaba de pensar en ello, o comenzaría a deprimirse. Luego de tres largas semanas, haciendo el amor con su demonio para luego caer rendidos en la cama y dormir hasta altas horas del día, volver a una rutina como la que tenía anteriormente, era sofocante.

Se maldecía a él mismo y a la pereza que embargaba su ser.

Aunque, todo sería distinto. Volvería con su demonio, con su esposo, con su amante. Ya no debía ocultarse, ahora podría dormir con él todas las noches sin miedo a ser descubiertos. Sebastian podía sentarse a su lado, caminar tomados de la mano sin que los demás los vieran con impresión y repugnancia.

Si bien un amor escondido era excitante. Un amor que fuera reconocido por todos era romántico.

Bajó levemente su cabeza y observó a Sebastian, para luego acariciar levemente sus cabellos. Se encontraba sentado con la espalda contra el respaldar de la cama, con la cabeza de Sebastian apoyada entre sus piernas. Se había quedado pensando toda lo que restaba de la noche mientras su demonio dormía.

Era por demás hermoso apreciar los pequeños detalles de Sebastian. Volvía a repetirlo, ver a Sebastian en facetas humanas era realmente tierno e increíble.

Ver dormir a la persona que amas es simplemente...Encantador.

-Ciel...

Su ojos se enfocaron en el rostro de Sebastian, este tenía una sonrisa. Pensó que había despertado, pero no, había pronunciado su nombre entre sueños.

Sonrió con un amor inmenso.

Acercó sus labios a los del demonio y besó su labio inferior levemente. Sintió como correspondían su beso y sonrió.

La mano de Sebastian fue hacia la cabeza de Ciel, acariciando sus cabellos mientras lo besaba dulcemente.

Cuando se separaron del beso, Sebastian le sonrió y acarició levemente su nariz con la suya.

-Que hermoso es despertar de esta manera.

Le devolvió la sonrisa y se abrazaron fuertemente.

Ciel miró a su alrededor con nostalgia, volvía a repetirse en su cabeza, cuanto extrañaría ese lugar al cual tanto se había apegado.

-Volveremos en cuanto podamos, lo prometo.-Le dijo Sebastian con una sonrisa.

Le devolvió el gesto y lo volvió a besar mientras ambos se recostaban en la cama, abrazándose y sintiendo el calor del contrario. Si, sumamente delicioso.

...

Tomó entre sus manos la maleta que había llevado a su luna de miel, para luego dársela a Sebastian, quien se encontraba arrodillado en el suelo, esperando a que el niño se subiera a su espalda. Como en la primera vez, no era necesario recordarle que el viaje era largo.

El niño se subió a su espalda e inmediatamente se quedó dormido al sentir la fragancia del mayor.

Sebastian sonrió dirigiéndose hacia la mansión, aunque no lo dijera, él también extrañaría estar junto a su niño a solas en aquel lugar. A ambos les costaría un poco el tener que volver a la aburrida rutina que era el trabajar.

Entre pensamientos y demás, pasaron las horas. Se encontraba atardeciendo cuando llegaron a la mansión. Ciel despertó cuando se encontraban a unos metros de esta, el sol se escondía despacio por el horizonte, en el cielo se vislumbraban unos hermosos colores amarillentos y anaranjados, dándole a la mansión un hermoso toque hogareño.

Antes de entrar pudieron escuchar una explosión y los gritos de los empleados mas el 'ho, ho, ho' de Tanaka.

Ambos rieron por lo bajo mientras negaban con su cabeza. Nunca cambiarían.

Abrieron la puerta...Y se encontraron con mas de lo que esperaban, sus ojos se abrieron con impresión.

Decir que la mansión estaba hecha un desastre era poco. No solo había daños por la explosión reciente, sino que el piso de la mansión estaba totalmente inundado, las paredes estaban revocadas y había cañerías rotas en el suelo, la espuma salía del cuarto de lavado y había ropa sucia por todas partes.

Vieron a sus empleados. Bard corría por todas partes mientras su cabello afro se incendiaba, Meirin se encontraba arodillada en el suelo, con sus anteojos rotos y lamentándose por una cara vajilla totalmente detruída. Finny lloraba a mares con un disfraz de ¿Ratón?

Tanaka se encontraba sentado en el barandal de las escaleras, con su típica taza entre sus manos.

De pronto se pudo ver a Pluto corriendo de manera histérica por toda la mansión, arrojando fuego por la boca y ensuciando todo con sus patas embarradas.

La maleta cayó de los brazos de Sebastian y Ciel casi se desmaya.

-Que...¿¡Que sucedió aquí!?-Gritó Sebastian mas que enfadado.

Todos pararon para mirar a los recién llegados, al instante todos palidecieron, a Sebastian lo cubría un aura maligna, mientras que su joven amo, se encontraba todavía en shock sin saber que decir o hacer.

Cuando Ciel salió del shock, miró a sus empleados con el ceño fruncido, podía ver claramente como a Sebastian le faltaba realmente poco para sacar a flote su lado demoníaco y asesinar a todos de manera lenta y dolorosa.

-Sebastian, cálmate ¿Si?, deja que yo me ocupe de esto.-Le dijo Ciel mientras tomaba su mano, tratando de tranquilizarlo.

El demonio se tranquilizó al instante y le sonrió a Ciel.

Todos se sorprendieron, sin duda, si había alguien que podía endulzar a Sebastian, ese era su joven amo.

-¿Pueden explicarme que sucedió aquí?

Todos fueron hacia Ciel y se arrodillaron ante él mientras lloraban a mares y abrazaban sus piernas, incomodándolo.

-¡Bo-bochan!-Gimoteó finny.

Ciel suspiró y cerró sus ojos para luego tomar con sus manos el mentón de finny.

-Tranquilo, No llores, Cuéntame que sucedió.

Finny se sonrojó levemente ante esto causando los celos de Sebastian.

Todos se sorprendieron, al parecer el tener una relación con Sebastian había dulcificado a su joven amo.

-Yo, destruí las paredes de la mansión cuando trataba de colocar unas rosas aquí dentro, ¡Perdón!.

-Yo quise asar carne para la cena, pero como tardaba mucho, decidí usar el lanzallamas.-Contestó Bard con una sonrisa nerviosa y un cigarrillo entre sus labios.

-Yo me tropecé y rompí todos los platos.-Se lamentó Meirin.

Así los empleados comenzaron a contarle cada problema a Ciel mientras este escuchaba con cansancio.

Sus sirvientes eran como niños, no se les podía dejar solos por un rato que alguna estupidez cometían.

-Ya, ya. Sebastian y yo nos encargaremos de arreglar todo esto, por favor, tranquilícense.

Todos de manera inmediata asintieron de manera efusiva para luego abrazar a ambos, alegando que los habían extrañado demasiado.

-Ciel, me encargaré de ayudar a los empleados, mientras tanto si quieres ve a descansar a la habitación, iré en cuanto termine.-Le dijo Sebastian mientras le daba un beso en la frente, sonrojando a Ciel y dejando a los empleados un poco nerviosos. Ya que ese trato sería nuevo y deberían acostumbrarse.

Cuando Ciel se encontraba subiendo las escaleras sintió un mareo recorrer su cuerpo, la vista se le nubló y perdió fuerzas mientras sentía que su cuerpo caía en un golpe seco al suelo. Sebastian que se encontraba de espaldas se dio la vuelta rápidamente.

-¡Ciel!

Rápidamente fue hacia su niño, el cual se había desvanecido. Lo cargó en brazos y lo llevó hacia la habitación. Mas que preocupado lo revisó por completo, extrañándose al sentir que este no tenía temperatura ni ningún otro síntoma de enfermedad.

Se quedó lo que restaba del día cuidando a Ciel, sus empleados se habían encargado con éxito de arreglar toda la mansión, comprendiendo que su joven amo necesitaba descanso. Todos se encontraba sumamente preocupados por el bienestar de Ciel.

En cuanto Ciel dio vestigios de despertar, Sebastian de manera automática fue hacia su lado.

-Ciel, ¿Como te encuentras?

El menor abrió lentamente sus ojos, tratando de acostumbrarlos a la luz de las velas para luego mirar al mayor.

-Siento que mi cabeza da vueltas.-Respondió el menor mientras se sentaba en la cama y tocaba levemente su frente.

-Te desvaneciste en las escaleras y te diste un gran golpe en la cabeza.-Le dijo el mayor preocupado.

-No sé que es lo que sucedió, no me sentí mal en todo el día.

-Llamaremos a Madam Red cuanto antes.

-No, espera, madame se encuentra ocupada en el hospital, lo que me sucedió no es tan grave. No es necesario que la molestes.

-Ciel, es solo para quedarnos tranquilos, no quiero imaginar si tienes algún problema que no se puede percibir a simple vista.

-Dije que no. Cambiemos de tema por favor ¿Hay alguna novedad de la compañía?

-No, no ha habido papeleo durante nuestra luna de miel, pero...

-¿Pero?

-Ha llegado una carta de la reina...

-¿Tan pronto?-preguntó Ciel impresionado.

-Su mensajero me ha dicho que leas la carta cuanto antes, es un asunto urgente.-Le contestó Sebastian mientras sacaba la carta de su camisa.

Le entregó la carta a Ciel e inmediatamente este comenzó a leerla, sus ojos se abrieron con impresión para luego sonreír de manera lasciva.

Le entregó la carta a su demonio y este la terminó leyendo con una sonrisa.

-Interesante.

-Demasiado.-Respondió Ciel mirando a Sebastian mientras mordía sus labios.

El demonio se acercó hacia él, para luego aspirar el aroma de su cuello.

-Estás excitado.-Susurró el demonio al sentir en su mano el miembro duro del menor.

-No es mi culpa.-Susurró Ciel con una sonrisa.

-Será divertido.

-Si, de eso estoy seguro...'Profesor Michaelis'.

Notas finales:

Espero les haya gustado y sino, vuelvo a pedir disculpas.

 

Besos mis lectoras :3


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