Cap. Único
Otra mañana había empezado y hoy me había propuesto ha sacar las viejas cosas del colegio, después de dos largos años, y botar lo que ya no servía, lo que ya no necesitaba, sólo conservar lo que me traía buenos recuerdos, momentos felices, de los pocos que tuve con mis escasos amigos.
Empecé a sacar hojas y hojas de mis antiguas clases, historia: la primera guerra mundial, la segunda guerra mundial, la guerra fría, la crisis del '29... Mis notas: en matemática e inglés no me iba tan mal... Oh vaya, y acá estaban mis tareas, los dibujos y proyectos que hice para la clase de arte, la que más amé. Libros enormes de los que casi no entendí nada y que eran realmente muy aburridos.
Más y más hojas sin sentido, hasta que topé con una vieja camisa blanca, toda rayada, con los nombres de mis excompañeros del último año, deseándome buenas vibras para mi futuro, sonreí, y mi sonrisa se hizo más grande al conocer aquella letra "sigue adelante, lucha por tus sueños y nunca te dejes vencer... Tom" decía.
No había sabido mucho de él desde la graduación, me habían dicho que no siguió estudiando por cuestiones económicas, una verdadera lastima, pues al parecer era un muy buen estudiante. Vivía, o vive fuera de la ciudad en el campo, junto a su familia, conformada por sus padres, tres hermanas y dos hermanos; él era el más chico de los seis. Me había enterado también de la boda de sus dos hermanas mayores, gracias a que la gente hablaba mucho y era muy chismosa por acá y de toda te enterabas...
Hice la camisa a un lado, para continuar con lo que estaba, y allí vi aquellas fotografías en muy buen estado, bien guardadas en una bolsa plástica, las que nos tomaron el último año, y en las que tuve la oportunidad de salir al lado de Tom, pues claro, había estado perdidamente enamorado de él desde el primer año, sin embargo nunca le confesé mis sentimientos hacia él...
No sé cómo ocurrió o cuando, sólo recuerdo que me enamoré de él, no sé tampoco que fue lo que me cautivó, pero así es el amor, porque no es algo que queremos sentir, es algo que sentimos sin querer...
Mi vida cambió totalmente al encontrarme con él. Recuerdo como un día le dije a mis pocos amigos mis verdaderos sentimientos por el rastudo, recuerdo que fueron tan “buenos amigos” que a los pocos meses toda la clase lo sabía, esos idiotas – reí para mi mismo al recordar aquello – sin embargo creo que nadie lo tomó en serio, fue como si todos creyeran que era una broma y que era una buena escusa para molestarme de vez en cuando. Desgraciadamente esto tuvo consecuencias, y fue que el rastudo me evitara, se alejara y no me hablara para así evadir las bromas que nos hacían los demás compañeros. Algo realmente triste para mi pues, por obvias razonas, quería estar a su lado el mayor tiempo posible, hasta que tuviera el valor de decirle lo que sentía, pero no ocurrió…
Un año más tarde mis amigos fueron tan "amables" en preguntarle a Tom si el sentía algo por mí, y la respuesta fue obvio: un rotundo No.
Realmente eso no me afecto y continué como si nada hubiese pasado, pues guardaba la esperanza de que él sintiera algo por mí y no lo quería decir…
Ese año transcurría y todo parecía empeorar, Tom me evitaba cada vez más, prácticamente
Huía de mí, eso me empezó a hacer mal y decidí pagarle con la misma moneda.
Esta vez lo ignoraba y evitaba mirarle como hacia antes, a cada momento en realidad, pero el año se acabó pronto y no pareció dar ningún efecto en él…
Un nuevo año se hizo presente, y yo había cambiado totalmente, lucía un estilo de cabello diferente, ropa que me quedaba bien, un poco de sombra en mis ojos para hacer resaltar su color natural, cosas que me gustaban y elevaban el autoestima, pequeños cambios que me habían hecho muy bien, pues captaba la mirada de muchos, pero los ojos que quería que me miraran no estaban entre todos aquellos. Quería llamar la atención del rastudo, y lo haría estaba muy seguro de mi mismo.
Recuerdo que aquel primer día de clases entre cual diva modelando en pasarela, todos se quedaban boquiabiertos, y mis amigos me preguntaban que dónde había quedado el antiguo Bill, y sinceramente aún estaba allí, sólo había madurado un poco y cambiado físicamente, pero mi personalidad seguía intacta. Sé que mientras caminaba pude alcanzar ver a Tom con sus amigos, y recuerdo que uno de ellos, Georg, me miró boquiabierto, codeó al rastudo para llamar su atención y cuando la obtuvo me señaló.
Nunca olvidare aquel rostro – una sonrisa floreció en mis labios – Tom tenía la boca abierta debido a la sorpresa, y sus ojos se salían de orbita mientras me recorrían de pies a cabeza, y cuando sus ojos toparon con lo míos lo miré alzando una ceja, como una total diva, y el pobre rastudo, totalmente ruborizado, desvió la mirada de mí. Me sentí tan bien en aquel momento, pues eso era lo que quería causar en él y lo había logrado.
Aquel año pareció ser diferente pues, a pesar de que esta vez no estábamos en el mismo grupo, durante los recesos podía ver a Tom y notaba como me miraba, era como un pequeño juego, pues yo le miraba primero y cuando él me miraba yo desviaba la mirada ruborizado, cuando yo le volvía a ver lo pillaba mirándome y esta vez él desviaba la mirada ruborizado, recuerdo que hubieron algunas incomodas ocasiones en las que ambos nos volteábamos a ver al mismo tiempo.
Y estos “juegos de miradas” eran muy comunes: durante los recesos, durante las actividades en el gimnasio, cuando íbamos a casa; sin embargo nunca nos hablábamos, yo no me atrevía, y al parecer él tampoco. Y así acabó aquel año…
Era un año nuevo ya y para mi triste sorpresa otra vez estábamos en grupos diferentes, la primera semana fue normal, y como siempre el los recreos le podía ver. En la segunda semana me tocaba entrar a historia y estaba en frente del salón, junto a mis amigos, esperando a que el profesor llegara, recuerdo haber visto a Tom parado cerca de allí, pensé que quizá iría a clase de inglés, pues era el salón adjunto al de historia. Grande fue mi sorpresa al entrar al salón y verle a él también entrar, sentí que me desmayaría. Después de cada uno tomar asiento el profesor nos sonrió y recuerdo que dijo:
-Bonita clase esta ¿no les gusta?
-Obvio, y más le gusta a Tom pues acá está su novio Bill – dijo uno de mis compañeros, causando que toda la clase comenzara a molestar.
Lo ignoré totalmente, pero de reojo pude ver a Tom con una tímida sonrisa en el rostro, y ruborizado hasta la raíz del cabello, él no había dicho nada, no se había defendido por lo que decían, y empecé a hacerme ilusiones “Probablemente él se había cambiado de clase pues yo le gustaba” – recuerdo que pensé aquella vez – pero yo no quise hacerme falsas ilusiones y lo dejé pasar.
Trataba de ser cortante con Tom, pues él había sido así conmigo los primeros años, y por alguna razón quería que él sintiera lo que yo había sentido.
El año termino rápidamente, y la rutina no había cambiado, “el juego de miradas” era el mismo, sólo que esta vez estábamos en las misma clase, y ahora no era sólo en los recesos, o actividades que programaba el colegio…
El último año llego, y fue allí donde me di cuenta de lo rápido que había pasado todo, y no le había dicho nada a Tom aún, lo que sentía por él seguía siendo un secreto muy bien guardado.
Recuerdo que nos asignaron nuestras clases y Tom había quedado en una diferente a la mía, pero de nuevo, al igual que el año anterior, una semana después él estaba en mi clase. Eso me sorprendió realmente, “¿por qué otra vez?” – Me había preguntado a mi mismo – decidí no hacerme falsas ilusiones y continuar con el día a día…
La rutina era la misma a la del año anterior el mismo “juego de miradas”, cada día me decía a mi mismo que tenía que darme el valor de decirle lo que sentía, siempre me repetía lo mismo, pero nunca tenía el valor. Y así transcurrió el año hasta que los exámenes finales me tomaron por sorpresa...
El año se había terminado, lo había aprobado gracias al cielo y la graduación se hizo presente, recuerdo que pocos días antes de ésta nos habían tomado una fotos para que nosotros las tuviéramos de recuerdo, habían formado grupos de personas para que no saliéramos en la foto con nuestros habituales amigos, y a mí me había tocado salir en varias fotos con Tom, eso me hizo muy feliz…
Durante la graduación dichosamente había estado sentado al lado de Tom, y habías tenido una grata conversación, recuerdo hablamos de muchas cosas, como de nuestros planes para futuro. Lo había visto reír varias veces por mis ocurrencias, y su sonrisa era realmente hermosa, sus ojos tenían un brillo especial cuando sonreía…
El baile de graduación fue muy divertido, recuerdo que varias de mis compañeras me habían sacado a bailar, fue toda una locura pues ni bailábamos, sólo nos movíamos como unos tontos al compás de la música.
De pronto ya no volví a ver a Tom por ninguna parte en aquel gran salón donde celebrábamos, ya se había ido, entonces sentí algo romperse en mi interior. No le dije lo que sentía, durante cinco años estuve perdidamente enamorado de él y no le había dicho lo que sentía.
Cerca de la medianoche regresé a casa y recuerdo haber llorado amargamente…
El sonido de mi celular, que anunciaba un nuevo mensaje de texto, me había sacado de mis recuerdos, aquel último me había dejado un mal sabor. Tomé mi celular y miré el contenido de aquel mensaje.
Las lágrimas se desbordaron por mis ojos y volvía leer una y otra vez aquellas palabras sin terminar de creerlo, hice el teléfono a un lado y respiré profundamente, caminé hasta la entrada de mi casa y tomé mi abrigo y las llaves del auto.
Salí de la cochera y empecé a conducir con dificultad, pues las lágrimas empeñaban mis ojos, había olvidado mi teléfono, pero ahora realmente no lo quería cerca de mí…
-Contenido del mensaje:
“Queridos excompañeros de secundaría, me disculpo al molestarles, pero tengo una noticia que darles.
Desgraciada y tristemente uno de nuestros excompañeros y amigo ha sido llamado por el señor y su alma se ha ido de este mundo:
Tom Kaulitz
Su cuerpo se estará velando esta noche en casa de sus padres, les pido asistan para darle una última despedida.
Atte. Georg.”
Estacioné el auto torpemente, y salí de él rápidamente, entre a aquella casa y miré a todas esas personas vestidas de negro, a cada una, hasta que mi mirada se topó con aquel ataúd que se lucía en medio de la sala, caminé despacio, imaginando que esto era sólo una horrorosa pesadilla, y que no encontraría su cuerpo allí. En ese momento deseaba que alguien me dijera “Eh Bill era sólo una broma” pero nadie lo hacía, cuando estuve en frente de aquella caja y miré su rostro sereno y pálido sentí que mi corazón se terminaba de romper.
Una presión en mi pecho no me dejaba respirar con normalidad, mis pies empezaban a pesar y de pronto me fallaron, dejándome caer a los pies de donde descansaba ahora el cuerpo de la persona que más había amado, las lágrimas salían solas como cascadas y de pronto las palabras salieron solas de mis labios:
-No, no, no, no – repetía una y otra vez negando levemente con la cabeza - ¡No! – Grité finalmente.
Alguien me tomó del brazo y me levanto abrazándome fuertemente…
-Lo siento Bill, lo siento tanto – era la voz de Georg que me decía al oído. Él sabía lo que yo sentía por Tom…
-N-no es justo… ¡No! – me aferré a su cuerpo desesperadamente buscando consuelo.
…Tom había caído de su cabello y había golpeado su cabeza en una roca, provocándole una muerte instantánea…
Ahora me daba cuenta de las consecuencias de amar en silencio, siempre había pospuesto el rebelarle mis verdaderos sentimientos, siempre me decía a mi mismo que se lo diría después, pero ahora ya no había un después…
Fin