El timbre sonaba con insistencia, ya llevaba despierto un buen rato y no se dio cuenta hasta después de darse un baño y ponerse su aparato, y estaba seguro de que no eran ni Carlos ni su hermano, “¿Quién podrá ser?”, ya llevaba mas de media hora sonando sin cesar y sabia perfectamente que su hermana no se levantaría a atender, así, que sin mas remedio se levanto de su ahora muy hermosa cama para dirigirse a la puerta de entrada.
-diga…- una vez abrió la puerta, pudo ver a una chica de la misma edad que su hermana, quizá un año mayor, su cabello era de un rojo algo intenso, llevaba un vestido ajustado color amarillo chillón, que resaltaba su piel morena, acompañada de un hombre de la misma edad, con el pelo negro y unos ojos de un azul casi metálico que le regalaba una sonrisa algo avergonzada por la abrupta interrupción a su descansó.
-… ¡AY! ¡Pero que cosita más hermosa! – el grito de la chica hizo que diera un saltito del susto, para luego verse en una situación sumamente extraña. Primero; Abre la puerta y se encuentra una chica que según el, posee una fuerza sobre humana, comienza a pellizcarle las mejillas y a abrazarlo casi dejándolo sin oxigeno. Segundo; oye como su hermana baja corriendo las escaleras y se planta en la entrada viendo la escena con una sonrisa.
- Hola, mi nombre es Taylor, el es Logan, vivimos al frente y quisimos darles la bienvenida, mucho gusto – dijo la chica “enigmática” como el la comenzó a llamar, dejándolo respirar por fin.
- Mucho gusto - vio como su hermana saludaba a la chica con un beso en la mejilla. – Soy Adriana, el es Uriel, mi hermano menor, Uri, saluda – dijo su hermana dándole un pequeño empujoncito.
- Ah…ho-hola, mucho gusto – “odio tartamudear” una vez que saludo o mas bien, se dejo asfixiar por la chica enigmática, aquel sujeto lo saludo con un apretón de manos que casi le destroza la derecha, y el pareció notarlo, pues se disculpo muy apenado.
- Vinimos a invitarlos a cenar, esta noche, claro si ustedes quieren –
- emmm… pues eso seria genial, estaremos ahí –
- ¡genial! Bueno, no los interrumpimos mas, hasta luego – Taylor abrazo una vez mas a Uriel para después salir con Logan.
Una vez que ambos se fueron Adriana recargo su espalda en la puerta con una sonrisa muy entraña en su rostro.
- ¿Qué? – Uriel solo observaba como su hermana lo miraba con esa extraña sonrisa.
- cosita mas hermosa ¿eh? – dijo por sin estallando en risas.
- ca-¡callate!, no es gracioso, casi te quedas sin hermano, ¡parece una boa constrictor con los abrazos! – Uriel estaba totalmente rojo del rostro.
- ya bueno, límpiate, hago el almuerzo y nos vamos –
- ¿eh? ¿A donde? –
- Carlos me invito al cine, así que le dije que llevara a Iván –
- ¿Iván? –
- oh… si, ¿te molesta? –
- no, no es eso, pero, no se, me da cosa que intente un movimiento – dijo haciendo comillas.
- jajaja… hay, dios, ¡hombres!, ni que hacerle –
- ¡no te rías! –
(///)
-¿me veo bien?-
-¡que si!, llevas preguntándome eso desde que salimos de casa, déjame morir en paz…-
-¡nunca!, sabes, debí de traerme la camisa roja, a Uri le gusta el rojo… o era mejor la café, ¡ayúdame!-
-ya cállate, eso esta bien- dijo señalando el vestuario de su hermano que consistía en una camisa verde con manga de tres cuartos, un pantalón negro un poco ajustado y unos zapatos que le iban a juego.
-ya, ya, mira hay vienen-
-¡rápido un espejo!-
-¡ya contrólate!- dijo mientras le soltaba un manotazo en la frente.
-arruinas mi peinado- dijo exagerando comenzando una pelea de manotazos demasiada vergonzosa.
-…- Adriana solo los veía pelear, mientras volvía a ponerse sus gafas oscuras.
-chicos, hum… ¡chicos!- ambos dejaron su “pelea” para mirar a Adriana.
-llevo un buen rato aquí saben-
-¿Qué?, y Uri, ¿donde esta?-
-lo mande a comprar los boletos-
-pe-pero, ¿cual vamos a ver?-
-bueno, como ustedes estaban ocupados en su super pelea a muerte, Uriel y yo decidimos ver residente evil-
-pe-pero, ¡íbamos a ver una estúpida comedia romántica!-
.¡ja!, no veremos esa por quería, luego Uriel llora como una niñita-
-como sea, ¿donde esta?-
-ya te lo dije, fue por las entradas, ustedes compran las palomitas-
-pero ya se tardo mucho, ¿no creen?-
-bueno, debe de haber fila, vamos que quiero palomitas-
Iván muy a su pesar tuvo que esperar a que Uriel regresara con las entradas, pero a diferencia de Adriana y su hermano, noto cierto rubor en sus mejillas lo cual lo altero demasiado, pues para el, un chico enamorado a primera vista de alguien que solo lo ve como un amigo, solo significaba una cosa; competencia.