Mis manos recorren con lascivia cada centímetro de tu suave y pálida piel, haciéndote proferir esos exquisitos suspiros entremezclados con mi nombre "Asmodeo"...Sí, ése soy yo. El gran Asmodeo, príncipe demoníaco de la lujuria y uno de los "Siete Príncipes del Infierno"; responsable del pecado de la lujuria y deseoso de profanar la pureza de los vírgenes...como en éste momento haré contigo.
Tus suspiros se convierten en intensos gemidos cuando mi lengua húmeda y endemoniada acaricia tu miembro, lamiendo toda su extensión con tortuosa parsimonia. Tus orbes azulinos se nublan de placer, a la vez que anhelas suplicante todo lo que te puedo dar. Una sonrisa ladina surca mis labios al ver tu desesperación, lo cual me divierte y causa placer por lo que ignoro tus ansias y sigo con esta deliciosa tortura.
Al momento que succiono y muerdo ligeramente la punta de tu pene profieres un sonoro gemido mientras te contemplo con mis ojos de tonalidad carmesí que destellan un brillo lujurioso. Anhelando todo tu ser engullo toda tu hombría, subiendo y bajando por ella; utilizando mi lengua en una magistral felación que te hace enloquecer, llevándote al clímax, hasta que finalmente estallas en mi boca.
Bebo complacido tu esencia, deleitándome con su sabor, relamiendo mis labios; observándote con aire de felino acechador...tu juvenil rostro; parecido casi al de un niño...mejillas fuertemente teñidas, frente perlada por el sudor, tu lacio y hermoso cabello como el ébano cayendo grácilmente sobre tus hombros y tu respiración agitada luego de semejante explosión de placer...El verte de ésta forma aumenta mi deseo por ti y el calor de la lujuria me recorre como una ola infernal.
Te atraigo hacia mí, devorando tu boca; dominándote, acabando con tu cordura...Me introduzco en ti, profanando tu virginidad. Acallo tu grito de dolor por mi brusca
intromisión entre mis labios, a la vez que mi mano serpentea hasta tu miembro bombeándolo al ritmo de las lentas embestidas que comienzo. Gradualmente aumento la velocidad de mis estocadas, volviéndolas casi salvajes, y sin que puedas contenerlos; gemidos y jadeos escapan de tus labios, mezclándose con los sonidos obscenos de nuestra unión que inundan la habitación.
El clímax se aproxima, mientras el erotismo y la pasión nos envuelven. Finalmente te vienes en mi mano, liberando un intenso gemido; arqueándote de placer.
Siento cómo tu cálido interior se contrae de la forma más exquisita posible sobre mi miembro, y en unas potentes y profundas estocadas más llego al éxtasis; corriéndome en tu interior, llenándote con mi semilla.
Te beso mientras los últimos espasmos del orgasmo te recorren, y en medio de éste último ósculo finalmente obtengo el tesoro más preciado...Tu deliciosa alma...la cual entregas sin nada más, envuelto por todo lo que represento.
Salgo de ti, tomando delicadamente tu frágil cuerpo inerte entre mis brazos; contemplando como ahora pareces un precioso cascarón vacío en tu interior, y una sonrisa de satisfacción surca mi rostro...
Gracias hermoso mío, por darme lo que tanto deseaba...
Una noche de placer y una deliciosa alma...