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Dulce venganza por koru-chan

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Cuando me enteré que Akira iría aquella pequeña “reunión “por el asenso que había conseguido Uru en su trabajo, al cual yo estaba invitado y no me iba a negar a ir, ya que hace bastante tiempo estaba planeando una sorpresilla hacia mi “amado” ex novio, una malvada sonrisita se me coló en mis labios divinamente maquillados de un rojo oscuro. – ocasión perfecta. – pensé maquinando aquel plan en mi cabeza.

No es como si lo odiase, no, sólo quería que se diera cuenta de lo que se había perdido, además, que me cambiara por una chica de diecinueve años, de tetas grande y culo perfecto era lo que más me molestaba, yo era mejor que esa niñita.

 

Entré al antro viendo como varios chicos se dieron vuelta a mirarme, pero yo sólo tenía ojos hacia ese idiota que estaba sentado junto a esa chica que ni su nombre recordaba.

– Hola… – saludé a todos sintiendo como me hervía la sangre al ver a la niñita hablarle coqueta en el oído de Reita para terminar con un sutil beso en su cuello. Él muy imbécil ni me había mirado cuando saludé. Lo miré con rabia, la cual se me reflejaba en los ojos, pero sabia fingir bien, asi que esbocé las mejores sonrisitas fingidas hacia mis demás amigos presentes.

 

 

– Hey, chicos voy a llenar mi vaso. – nos encontrábamos en el segundo piso del lugar, sentado en unos confortables sillones rojos, donde,  desde aquel lugar se podía ver la pista de baile atestada mientras luces parpadeantes le daban una visualización estridente a aquel recinto de poca luz.

Me levanté apuntando mi copa con mi dedo índice la cual estaba completamente vacía. –dale, dale. ¡No de demores enanito!– miré con cara de odio a uno de mis amigos mostrándole el dedo del medio, quien como respuesta se reían a carcajadas producto de la excesiva ingesta de alcohol. Las risotadas de mis amigos por mi grosero gesto no tardaron en aparecer, le saqué la lengua infantilmente bajando con rapidez las escalerillas del local.

Sentí que mi teléfono vibrada dentro de uno de mis bolcillos, sin pensarlo dos veces lo tomé entre mis manos hipnotizado por el brillo de la pantallita. – Auch…– exclamé distraído alzando mi vista hacia el frente. –Lo siento…– me disculpé por mi descuido al haber chocado con despampanante pelinegro de sonrisa sexy. Lo miré coqueto yendo hacia la barra para pedir un trago, este me siguió y comenzamos a charlar de trivialidades mientras se mi insinuaba y no me quitaba de encima aquella mirada lasciva y un tanto repugnante la verdad, pero era lo que necesitaba, quería demostrarle al idita de Reita que yo aun le gustaba, y sacándole celos me iba a divertí muchísimo.

Aquel osado moreno Me tomó de las caderas  acercándome a su cuerpo de manera insinuante sentí su aliento chocar en mis labios; una mezcla cálida y etílica. Moví mi rostro hacia un lado sintiendo sin mucho disfrute sus caricias, aunque por la ingesta de alcohol en mi sangre cada vez me molestaba menos sus insinuaciones carnales. Mi espalda se topó con la barra sintiendo como sus húmedos besitos se paseaban por mi cuello expuesto, le sonreí cohibido mientras pedía que rellenaran mi vaso con bebida.

 

 

– Gracias. –aquel moreno alto me tendió mi segundo vaso colmado de aquella bebita etílica, dándole nuevamente la espalda a la barra para mirar a la muchedumbre danzar de manera alocada, mientras vitoreos y grititos eran el acompañamientos de la danza alocada en aquel centro de la pista atestada de gente.

Acaricié mis labios con el cristal de mi copa volviendo a enfocar mi vista en aquel Rubio quien estaba en el segundo piso acariciando uno de los muslos de esa zorra. Fruncí mis labios al ver como su rostro se giraba hacia mí, con coraje tomé el cuello de la camisa del azabache y lo besé dejándolo descolocado por mi acción le sonreí pícaro deslizando una de mis manos por su dorso, el cual se marcaba debajo de su camisa negra. Me mordí el labio mirando hacia donde se encontraba mi ex. quien mantenía el ceño fruncido viendo molesto mi escenita, di un franquito de felicidad cuando se levantó de los sillones para evitar verme. –Punto a mi favor querido Reita…– pensé cogiendo de la mano a mi inesperada conquista para llevarlo hacia donde se encontraban mis amigos.

Nos sentamos en un sofá para comernos a besos, aunque al principio estaba reacio con el chico que me ayudaría a sacarle celos a Reita, ahora, tal vez por el exceso de alcohol en la sangre, me sentía deseoso y excitado de hacerlo ahí mismo, es que besaba condenadamente bien, pero debía concentrarme. De reojo miraba Reita quien conversaba con unos chicos y me miraba molesto, lo que me hacia disfrutar más de mi “ardua” tarea.

– ¡Hey! ¿Para ya si? Un poco de respeto ¡¿por qué no te vas a un hotel?! ¡Pareces perra en celo! – me gritó el muy hijo de puta, lo miré molesto pero sin hacerle caso dejándome hacer por las caricias del fogoso chico a mi lado, quien al parecer poco le importaba que me estuvieran insultando. He hice igual, me senté sobre sus caderas sonriendo sobre sus labios percibiendo como lujurioso tocaba mi trasero.

– Bueno, ¡esto ya estuvo! –

– Akira, amor ¿qué vas hacer? –

– Terminar con esta mierda. – miró a su novia mientras le decía que esperase y se aproximó con violencia alzándome sobre mi cómoda posición, sobre las piernas del azabache del cual aun ni sabia su nombre.

– ¡¿Que mierda te pasa?! – me zarandee gritándole, me llevaba hacia los baños sin soltar mi brazo, el cual comenzaba a doler.

– ¡Que mierda te pasa a ti, comportándote de esa manera!  – me aventó hacia los lavamanos mientras él se posicionaba en frente para evitar que me largara de ahí. Lo miré con odio, ¡¿cuál era su derecho de tratarme de aquella forma?!

– No tienes ningún derecho a hablarme así… – le hablé con calma mirándolo desafiante. – ¿sabes? Creo que estas molesto porque tu zorra no te satisface… – me mordí el labio inferior tocando su pecho atreves de su polera. Podía sentir sus bíceps y abdominales bien marcados, ¿acaso ese hombre cada vez se ponía mejor? – ¿me equivoco? – alcé mi vista chocando con su mirada deseosa sonriéndole con sutileza satisfecho al ver el disfrute de su rostro al tocar su hombría, en un pequeño segundo pude percibir a la perfección que estaba en lo correcto.

– Tú te mueres de la envidia porque me conseguí a alguien como ella mientras tú aun te lamentas que lo nuestro haya terminado, ¿no? – mierda, ese había sido un golpe bajo, mi rostro se agrió al mismo tiempo que él apartaba mi mano se su zona baja.

– ¿Yo, lamentarme? ¡Por favor! – me burlé cruzándome de brazos girándome hacia el espejo para arreglarme mi flequillo en forma coqueta. – puedo tener a cualquiera a mis pies, cariño. – sentí como acercaba su pelvis hacia mi trasero, su aliento chocaba en mi cuello y una sonrisita  burlesca se coló en sus lindo labios de color rocita claro, los cuales me moría por besar.

– Pero al que deseas, cariño no está a tu alcance. – hizo un puchero, como imitándome.

– ¡Já! No te hagas el muy importante, amor… siento tu pene duro en mi trasero. El novio de la zorra esta necesitadito, ¿no? – moví mis caderas hacia atrás haciendo que el contacto sea más profundo para luego mirar su reflejo haciendo uno de mis adorables pucheros. Escuché un gruñido de su parte lo que me hizo sonreír a mis adentro, era tan fácil. – Ay ¿ves? si quieres… – le hablé con ternura fingida mientras él me miraba con el ceño fruncido, necesitaba reírme en su cara, el plan iba mejor de lo que me esperaba.

– Dime… ¿quieres jugar? Soy todo tuyo Aki… – hablé en susurro acercándome de puntillas hacia sus labios manteniéndome a escasos centimitos deslizando una de mis manos sobre su pecho. Él sólo sonrió tomando la manos que se paseaba deleitándome por su pecho varonil para posiciónala sobre el bultito que crecía debajo de sus pantalones de tela suelta.

–  Arréglalo, no puedo salir así… – movió mi mano sobre aquella carne dura que se sentía caliente entre la tela, relamí mis labios deseoso para luego arrodillarme bajo su atenta mirada. Agradecía que el baño no estuviera en uso, todo estaba saliendo a la perfección nadie nos molestaría.

Desabroché el cinturón aventándolo hacia un lado, bajé el cierre y abrí un botón para bajar los pantalones. – sácatelos. – ordené. Reita me miró extrañado pero se los quitó sin replicar. Al parecer la calentura lo volvía tonto. Subí su polera deleitándome con su cuerpo. – Que lindo que estas Aki… – besé su abdomen subiendo en un caminito ensalivado  hacia sus bíceps. Mi Rubio ex. me apegó a su cuerpo levantando mi mentón para que lo mirase.

– ¿A qué juegas? –me dijo rozando mis labios.

– Sólo quiero tener el privilegio de deleitarme con tu cuerpo, al fin y al cabo te voy a satisfacer, mínimo que yo me satisfaga con la mirada. – me encogí de hombros viendo como se lamia los labios terminado así de quitarse él mismo su polera. Agradecía enormente, que aunque estuviera medio mareado por el alcohol, mi mente trabajara vivas.

– Los calcetines… – dije tomando su polera entre mis manos. Alzó una ceja extrañado. – vamos, no sabes cómo son de mata pasiones los putitos calcetines. – se los quitó con el ceño fruncido dejándolos cerca de sus zapatos me acerque a ventando sus prendas hacia la salida preocupándome de deleitar con mis caricias aquel pobre miembro ansioso de mi ex novio. Me arrodillé bajando su bóxer haciéndoselo sacar; que dócil era cuando estaba caliente. Cogí aquel trozo de carne entre mis manos comenzando un vaivén lento de arriba hacia abajo lamiendo de vez en cuando aquella puntita roja y necesitada. Jadeos y gruñidos no se tardaron en escuchar, un deleite para mis oídos. Relamí mis labios alzando la vista  con inocencia para mirar a Akira quien ya tenía su frente perlada por lo torturante de mi lentitud. Llevé la punta de su glande a mis labios sorbeteando un par de veces para lamerlo y engullirlo entero ayudándome con una de mis manos con la cual sujetaba la base firmemente comenzando así, envestidas de ritmo contantes divirtiéndome  con mi lengua juguetona disfrutando de los sutiles gemiditos que esbozaban sus bellos labios.

– Me avisas cuando te vayas a correr ¿bueno?– hablé adrede cerca de la puntita expulsando mi aliento junto con el rozar de mis labios habiéndolo estremecer. Sabía a la perfección que estaba a punto de llegar, puesto que el pre-semen estaba comenzando a salir. Sonreí tragándomelo de nuevo, pero esta vez lo acompañé de una maliciosa y dolorosa mordida.

– ¡Mierda Ruki! – me quitó tirando de mis cabellos hacia atrás donde recientemente había enredados sus dedos. Lo mire con un puchero “arrepentido” me levanté de mi sumisa posición hasta llegar a sus labios, los cueles besé, un simple roce, el cual hubiera deseado más que eso.

– Lo siento, pero ¿sabes? Eso te ganas por engañarme con una puta adolecente, además de llamarme perra en celo… – terminé hablando en susurro en uno de sus oídos junto a una bonita sonrisa pintada en mis labios al ver su cara extrañada. Tomé las pendas esparcidas por el suelo para luego caminar hacia la salida.

– bye cariño… espero que llegue tu princesita para que te quite la calentura. – le guiñé uno de mis ojos viendo como me miraba lleno de cólera, se comenzó a aproximar hacia mi gritándome miles de improperios a lo que yo simplemente atiné sonreír, su bella erección no lo dejaba caminar con normalidad.

– DEVUÉLVEME LA ROPA HIJO DE PUTA. – Salí riéndome divertido cuando Akira se dio cuenta que no podía salir sin sus prendas. Mis amigos me quedaron mirando mientras me acercaba con una sonrisita malvada hacia la noviecilla de mi querido Reita

– Tu novio te espera en el baño… tal vez necesite un poco de ayuda… – la miré indiferente de arriba hacia abajo, mi preocupación fingida era notoria porque mientras hablaba no podía dejar de sonreír victorioso al ver la cara de pánico de la chica al ver las prendías de su novio entre mis brazos. Alcé una ceja viendo como la muchacha se apresuraba con prisas hacia el baño en mal estado donde se encontraba mi rubio en apuros. Me di media vuelta caminando hacia la salida.

– La venganza es dulce, ¿no?– esbocé en voz baja riendo divertido al escuchar el griterío que se formaba a mi espalda.

– ¡Matsumoto! – me giré antes de salir del antro viendo como Akira se tapaba su delantera con los calcetines que era lo único que había dejado en el baño. Reí mirándolo  inocente mientras veía como la zorra de su novia salía llorando detrás de mí.

– Me las pagaras… – dijo entre dientes.

– te esperaré cariño. – hablé divertido para luego salir y tirar sus prendas a un basurero municipal.

  

DULCE VENGANZA

By: Koru

Notas finales:

Gracias por leer♥


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