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Go home por Unii_Chan

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Notas del fanfic:

Bueno, aquí yo con mi primer 2MIN!!!! :DDD

Yeeeiiii ~ Siempre quise hacer uno y aquí esta ^^

Lol debería estar con mis otros fics, esto surgió aburrida en casa de mi abuela :P Y pues espero que les guste!!!!

Notas del capitulo:

El primer texto no tiene mucho sentido, es solo para que conozcan los sentimientos de Minho :)

Por favor lean y comenten ~

PD: VISITEN MI TUMBLER http://bapyaoifics.tumblr.com/ :DDD

 

Sus dedos se deslizaban entre las hebras castañas, la suave y relajada respiración del chico recostado en sus piernas le transmitía un sentimiento de paz, así como contemplar la sonrisa que se plasmaba en sus labios en esos momentos.

 

Trató de acomodar mejor la cabeza que descansaba en sus piernas, admiró el rostro durmiente de ese chico tan especial para él. Por unos momentos se preguntó si él era una persona especial para Taemin, debía serlo pues éste chico que había caído a brazos de Morfeo hace tan solo minutos mientras estudiaban siempre permanecía a su lado en todo momento, quizás y hasta le gustaba.

 

Quizás.

 

Porque Lee Taemin era una persona complicada, aunque no lo aparentara. Detrás de la sonrisa de ángel se escondían secretos de ese joven que nadie más que él conocía, muchos pensamientos ocultos debajo del brillo de sus ojos que ni siquiera Minho, su mejor amigo, comprendía del todo.

 

Taemin era una persona extraña, pero aun así lo amaba más que a cualquier novia que hubiera tenido antes.

 

La pregunta era ¿Taemin también lo amaba? Era una cuestión imposible de responder pues tampoco estaba del todo seguro como para afirmarlo o negarlo.

 

–  Minho… – Susurró ese muchacho entre sueños.

 

 

Choi sonrió, no sabía con exactitud que sentía ese chico por él, pero al menos, mientras lo tuviera a su lado sería feliz.

 

 

–  Pero no quiero que te vayas. – Exigía el menor sujetando del brazo al deportista quien trataba de soltarse.

 

–  Taemin tengo que ir a la práctica. – Le dijo el mayor queriendo convencer al castaño para que lo dejara ir.

 

–  Pero si te vas ahora me dejarás sólo y no me acompañarás a casa. – Lee lo miró suplicante, odiaba volver solo.

 

–  Te prometo que estaré contigo cuando la práctica termine, sólo espérame diez minutos ¿Si? – Usó como último argumento para persuadir al que lo retenía.

 

Intuyó que lo había logrado, pues el castaño relajó un poco su expresión y aflojó el agarre de sus manos en el brazo del Choi, no quería dejarlo ir, pero sabía que para Minho la única cosa tan importante como él era el futbol y no quería privarlo de algo tan preciado para Minho.

 

Minho notó como la presión en su extremidad iba disminuyendo hasta que el menor terminó por soltarlo, le agradeció revolviendo sus cabellos ante la atenta mirada insegura del más bajo.

 

–  No te preocupes, estaré contigo pronto. – Dijo para calmarlo.

 

–  ¿Lo prometes? – Inquirió queriendo asegurarse el menor de sus palabras.

 

–  ¿Cuándo te he decepcionado? – Respondió con otra pregunta y una sonrisa en sus labios.

 

 

Y con una última sonrisa tranquilizadora Minho caminó rápidamente hacia a cancha verde donde su equipo lo esperaba con la eterna mirada de Taemin puesta sobre sus hombros.

 

 

El cielo se tornando cada vez más de un color anaranjado, y con ello sus dudas sobre la promesa del pelinegro incrementaban. En esa preparatoria era habitual salir más tarde comparada a las otras escuelas, normalmente él y Minho solían ir juntos a casa –y con eso se refería a ir ambos a casa del mayor y quedarse allí por un buen rato hasta entrada la noche, después de todo eran vecinos–, pero desde que las prácticas del equipo de futbol habían cambiado de los sábados en la mañana a jueves después de la escuela les era difícil seguir con su rutina.

 

Él no quería que Minho dejara de asistir al club de futbol, pero tampoco quería por ningún motivo volver solo, le daba miedo pasar siempre por la calle donde habían dos chicos enormes y con cara de delincuentes, sus miradas intimidantes le calaban hasta los huesos llenándolo de terror.

 

Miró el reloj en su muñeca, 6:32, llevaba esperando a Minho más de media hora aproximadamente, y por lo que veía desde las gradas el entrenador los pondría a correr un par de vueltas alrededor de la cancha y seguir con el entrenamiento.

 

Suspiró, quería aguardar por Minho, pero parecía que éste iba a tardar mucho más tiempo del esperado. ¿Qué tan difícil sería volver a casa por su propia cuenta? Sabía el camino y podría pasar lo más rápido que pudiera por ese camino tan desagradable para él. Aunque la idea no era del todo segura, necesitaba llegar pronto y comenzar una investigación muy importante que le habían asignado de tarea, si no comenzaba ahora nunca la terminaría.

 

Miró a Minho una vez más, no tenía pinta de que fuera a dejar el entrenamiento, corría concentrado escuchando los extraños sermones del entrenador y sus advertencias sobre el próximo partido.

 

Tomó su mochila colgándola a su hombro dispuesto a por lo menos ese día no depender de Minho y hacer algo por sí solo, después de todo ¿Qué podría pasar?

 

 

Soltó un largo bostezo acompañando de unas involuntarias lágrimas que de inmediato se encargó de limpiar. En ningún momento dejó de buscar a Taemin por los pasillos repletos de estudiantes mientras se dirigía a su salón.

 

Le debía una disculpa al pequeño, ayer el entrenador les había asignado un estricto y agotador entrenamiento pues el torneo se acercaba cada día más y era tan importante que no terminaron si no una hora y media más tarde de lo común.

 

Cuando hubieron terminado con su pesado entrenamiento buscó en las gradas la figura menuda del menor, al no verlo allí pensó que quizás podría estar en otro lugar de la escuela, pero le parecía raro, Taemin siempre lo esperaba hasta el final. Les había preguntado a sus compañeros si no habían visto al chico de casualidad y éstos le dijeron que lo habían visto irse de allí hace como media hora.

 

El pánico lo inundó muy deprisa, si Taemin había decidido regresar solo quién sabe qué cosas podrían ocurrirlo, quizás los chicos que siempre los miraban como presas cada vez que pasaban por una calle de mala reputación lo hubieran atacado, o quizás se haya extraviado y se encontrara en un lugar desconocido, ¡Incluso podía haber sido secuestrado!

 

Todos estos pensamientos negativos y alarmantes le hicieron tomar su teléfono dispuesto a marcar el número de ese chico para preguntarle dónde y cómo se encontraba, sin embargo éste objetivo se vio interrumpido al encontrar un mensaje del mismo Taemin quien lo tenía hecho un manojo de nervios.

 

De: Taeminnie

Estoy en casa.

 

Decía simplemente ese mensaje que había abierto ansiosamente, suspiró mucho más relajado al verlo. Seguramente Minnie estaba enojado con él, pero al menos estaba salvo.

 

Cuando llegó a casa fue directo  a su habitación, el cuerpo le dolía a horrores y estaba agotado, pensó en llamar a Taemin pero al ver la habitación oscura frente a su ventana dedujo que el chico debía estar ya durmiendo y sinceramente él quería también hacerlo. Cerrando sus ojos prefirió descansar ese día, mañana se encargaría de disculparse con ese chico que tanto quería.

 

Y así llego el día siguiente, Minho salió de casa dispuesto a ir junto a Taemin a la escuela ya que ellos tenían la costumbre de caminar todos los días juntos –si, su vida a veces era como un dorama o película romántica– , pero ese día cuanto tocó la puerta nadie contestó, pasó varios minutos llamando al menor sin obtener respuesta alguna.

 

 Debe seguir molesto conmigo. – Pensó el.

 

 

Así es como llega hasta éste momento, buscando al muchacho de sus ojos para pedirle perdón y ver esa única sonrisa que lo hacía soportar todas las aburridas clases hasta volver a verlo.

 

 

Lo buscó por todos los pasillos, incluso por los que no frecuentaba, preguntando a los amigos del castaño por él pero todos decían no haberlo visto.

 

 

–  ¿Se habrá retrasado? – Se preguntó consternado, no, en caso de que hubiera sido así lo habría visto en el camino, cosa que no ocurrió.

 

 

Mucho menos probable era que hubiera faltado, Taemin no era de los que faltaban a clases además de que había estado tocando la puerta escandalosamente y nadie había aparecido.

 

 

Entonces ¿Dónde se hallaba Taemin?

 

 

La campana avisó que era momento de iniciar con la jornada escolar, Minho acompañaba los pasos de los alumnos que se dirigían a clases con una sola persona en mente y sin poder sacarla de allí

 

 

 

–  No lo he visto en todo el día. – Le respondió el más bajo.

 

–  Yo tampoco he sabido nada de él. –Contesto ahora Onew a su pregunta aumentando su preocupación. – ¿Qué ha pasado?

 

–  No lo sé, ayer regresó a casa sólo y me lo comprobó pero hoy cuando fui no había nadie y estoy seguro de que no asistió hoy. – Le contó todo lo que sabía a los mayores revolviendo sus cabellos con frustración.

 

–  ¿No le has preguntado a Key? – Le sugirió Onew, de hecho no había tenido oportunidad de hablar con él debido a que había estado ocupado todo el día y era la única persona que le faltaba por interrogar.

 

–  ¿Preguntarme qué? – Cuestionó el recién llegado al escuchar su apodo.

 

–  ¿Sabes si algo le ocurrió a Taemin entre ayer y hoy? – Estaba angustiado, si Key no sabía nada de Taemin entonces no había nadie más a quien pudiera recurrir.

 

–  ¿Eh? – Musitó confuso la diva confuso ante la pregunta. – ¿Acaso no te lo dijo?

 

 

Miraba la pantalla del teléfono con pereza, el hombrecillo que controlaba con sus dedos corría de un lado a otro para atrapar los dulces que caían de una máquina extraña, un juego aburrido tal como el día que estaba teniendo.

 

Permaneció en cama en todo momento desde que llegó a casa tratando de soportar el dolor en su cuerpo, quizás no había sido buena idea volver sólo.

 

–  Tonto Minho. – Se quejó como si el mayor estuviera allí y pudiera escucharlo.

 

Apagó el teléfono y miró su reflejo en la pantalla, el parche blanco en su mejilla le molestaba, quien sabe cuándo podría deshacerse de el o cuando desaparecerían los moretones en sus delgados brazos y piernas.

 

Suspiró irritado, debió haber esperado a Minho.

 

Decidió mejor prender la TV, con suerte encontraría algo bueno para ver. Con lentitud recostó su espalda en el respaldo de la cama haciendo una que otra mueca de, todos sus músculos le dolían a horrores, sólo esperaba que su querido hyung apareciera para poder olvidar ese dólar y concentrarse sólo en él.

 

 

Trató de controlar su respiración jadeante al llegar a la puerta hogar de los Lee, definitivamente no volvería a correr desde la escuela hasta allí, hacía que su corazón quisiera salir por su boca.

 

Tocó fuertemente la puerta con su puño, tal y como en la mañana nadie contestó, lo cual solo lo puso peor, sacó de su saco la llave de repuesto que tenía, los padres de Taemin habían insistido en que podía tenerla, pues confiaban en él para cuidar de su hijo, cosa que ahora él se tenía que cuestionar.

 

Se atrevió a entrar a aquella elegante casa buscando por todos lados al menor de esa familia, al no verlo supuso que debía encontrarse en la planta superior.

 

Minho puede asegurar que su corazón va tan rápido como sus pisadas por las escaleras para llegar a la habitación de Taemin, y lo único que quería encontrar en ella era al chico para pedirle perdón por haberlo dejado solo y por todo lo que ocurrió.

 

 Está en casa, recuperándose de las heridas.

 

Esa frase, esa única frase de 7 palabras logró hacerlo correr sin importarle que Key continuara llamándolo, porque no se imaginaba en qué estado podía encontrarse su Taeminnie.

 

Estaba convencido de que habían sido esos delincuentes que todos los días les miraban con odio, procuró siempre acelerar el paso y proteger al menor de esas miradas cada que cruzaban por ese camino, nunca permitió que esos tipos se acercaran a él y a Taemin.

 

Pero ahora había  sido descuidado, y dejó a Taemin expuesto y por su culpa debía de encontrarse repleto de golpes y sufriendo por su culpa. Sentía que le había fallado a Taemin, y si hoy no se había encargado de esos tipos por estar más preocupado por el estado de su chico mañana se aseguraría de hacerlos pagar.

 

Divisó la puerta del cuarto del adolescente, con un poco de temor tomó el picaporte girándolo rápidamente abriendo esa puerta, haciendo que ésta se estrellara con la pared precipitadamente asustando al que descansaba en su cama con audífonos puestos.

 

Minho lo miró con culpabilidad, Taemin lo vio contrariado.

 

–  Taemin. – Sólo atino a decir acercándose hasta el chico a grandes y apresurados pasos.

 

– Minho ¿Cómo entraste? – Le preguntó confuso el otro más callo en súbito al sentir su mallugado cuerpo ser rodeado por los fuertes brazos del mayor.

 

 

Lejos de ser una sensación dolorosa o incómoda, Taemin se dejó abrazar con satisfacción, pues siempre se sentía protegido y mejor cuando el mayor le dedicaba esa atención.

 

–  Lo siento mucho todo es mi culpa. – Comenzó a disculparse Choi mirando con preocupación cada moretón y corte visible en el castaño.

 

–  No es gran cosa. – Aseguró el menor quien a pesar de que en un principio había querido reñir al moreno ahora quería tranquilizarlo.

 

–  No debí dejar que te fueras solo ayer, lo lamento. – Continuó disculpándose ignorando las palabras del que permanecía en cama.

 

–  Relájate, no me pasó nada grave. – Quiso convencerlo Taemin, la verdad es que no era un gran asunto y no sabía porque Minho estaba tan preocupado.

 

– Te prometo que mañana tomaré a esos estúpidos y los haré pagas por esto. – Habló ahora con ira el pelinegro.

 

–  ¿A quiénes? ¿De qué hablas? – Taemin solo podía mirar al alto con confusión, ¿Qué estaba ocurriendo?

 

–  De esos malditos que te hicieron esto. – Contestó con mucha molestia.

 

–  Minho no sé cómo has llegado a esa conclusión pero no me hice esto por culpa de ellos. – Habló ahora el castaño confuso por las palabras del chico.

 

 

Logró hacer que Minho dejara de removerse en su lugar buscando más heridas en su cuerpo, pues su respuesta lo había consternado.

 

 

–  ¿Qué? – Inquirió mirándolo extrañado.

 

–  Que esto no me lo ha hecho nadie más que yo mismo. – Explicó ahora mejor el menor.

 

–  ¿De qué hablas? ¿No fueron esos dos tipos quienes te golpearon ayer?

 

–  No, más bien fue mi culpa. – Dijo ahora más apenado por la verdad. – Ayer cuando volvía a casa quise pasar lo más rápido que podía por allí así que corrí todo el camino, pero cuando llegué a unas escaleras me caí desde arriba. – Continuó con su explicación sintiendo sus mejillas adquirir un calorcillo y se avergonzaba por su descuido. – Fue así como terminé de ésta manera, nadie más que yo tuvo la culpa.

 

–  Entonces eso chicos no… – Quiso asegurarse el mayor.

 

–  No.

 

 

Minho analizó la historia del menor, era por eso que Kibum lo había llamado cuando él salió corriendo a casa de Taemin, para contarle el resto de la historia, pero él en su precipitación había sacado una conclusión errónea. Aun así, nada en esa explicación lo convencía de no sentir culpa.

 

 

–  Hey. – Taemin lo llamó mientras su mano se ponía sobre la suya. – No te sientas mal, ya te dije que fue porque me descuidé, no tienes que sentirte culpable por nada. – Le dijo al adivinar sus pensamientos, la mirada en esos grandes ojos lo delataba todo.

 

–  Pero si yo–

 

– No es cierto, yo debí esperarte o ir con más cuidado. – Interrumpió el castaño.

 

– Taemin fue mi error por dejarte ir solo. – Insistió apretando la mano que lo tomaba.

 

– Ya basta Minho, no soy un niño para que deban cuidar de mí, me molesté y me fui por mi cuenta así que fue culpa mía. – Esta vez lo dijo demandante, no le gustaba que Minho pensara que debía de cuidar de él o algo parecido. – Además, si sigues diciendo que es tu culpa me sentiré peor.

 

 

Minho miró el rostro del menor, el parche blanco permanecía en su mejilla, algunos moretones y cortes menores también se hacían presentes, y aún así se preguntaba cómo ese puchero seguía luciendo irresistible, tanto que no pudo reprimir una sonrisa que el menor notó y aceptó gustoso.

 

 

–  Me gusta más verte sonreír. – Comentó el menor aun algo avergonzado, logrando este mismo impacto en Minho.

 

–  Y a mí me gusta que te quedes a mi lado. – Uso como contraataque el mayor, pues para él es como si Taemin hubiera lanzado un cohete lleno de corazones a su enamorada persona.

 

–  ¿Cómo llegaste a esa conclusión por cierto? – Preguntó sin decirle que podría saltar de felicidad al escucharlo decir esa última frase.

 

–  Un error mío. – Se limitó a responder el moreno.

 

 

Fue allí cuando ambos notaron que el agarre en sus manos permanecía uniendo sus dedos, un sonrojo se asomó en ambos y una risilla nerviosa se escapó de los labios del menor.

 

 

–  Dime, ¿Estabas tan preocupado por mi? – Le preguntó el castaño sin intenciones de soltar la mano del alto.

 

–  Mucho, sabes que siempre tengo que saber cómo estás para vivir tranquilo. – Respondió relajado el moreno. – ¿Porqué no me dijiste lo que te pasó ayer?

 

–  Cuando llegué a casa estaba muy cansado y adolorido así que mi hermano me curó y me dio algo para el dolor muscular. – Comenzó a relatar. – Esa cosa me calmó el dolor pero me dio mucho sueño, iba a contártelo pero sólo logre enviarte ese mensaje antes de dormirme.

 

–  ¿Y hoy en la mañana porqué no me contestaste cuando te llamé? – Siguió preguntando el moreno.

 

–  Debí seguir dormido, cuando desperté recibí una llamada de Key hyung y le conté todo, pero pensé que él te lo iba a explicar.

 

Claro, lo iba a hacer, pero él no le dio la oportunidad al salir corriendo hacia éste lugar. Tal vez su pequeño Taemin verdad ya no era el niño que cuidaba hace años, y también era lo suficientemente maduro para como para calmarlo a él en vez de que el asunto fuera al revés, pero eso no quitaba el hecho de que él no dejaría nunca de pensar primero en él ni de protegerlo.

 

 

–  No vuelvas a irte sin mí. – Advirtió con la voz detonando lo mucho que quería que esa frase se cumpliera, aun así no era amenazante, sino más bien lo pedía como una súplica.

 

A Taemin ésta oración lo sorprendió, siendo que también la manera tan profunda en que Minho se lo había pedido lo impactó al mismo tiempo en que lo conmovió que Minho lo quisiera tanto.

 

–  Te lo prometo. – Le dijo sonriendo acercándose un poco a él.

 

–  ¿En serio?

 

–  ¿Cuándo te he decepcionado? – Rió usando las palabras dichas por el mayor con alegría.

 

 

Choi no reprimió la felicidad que sentía, pues el chico aunque se encontraba lastimado no se veía tan mal y no estaba molesto con él, dos cosas que lo ponían de muy buen humor, casi tanto como ver la hermosa y brillante sonrisa en los labios esponjosos del castaño.

 

 

Taemin estaba cerca, tanto que podía aspirar al aroma a fresas que desprendía de su persona, tan embriagante que lo obligó a aproximarse más a ese chico que frecuentaba sus pensamientos, Taemin no se alejó, solo se quedó quieto, esperando por el siguiente movimiento del futbolista, sea cual fuera.

 

  

Podía ser despistado, algo torpe y hasta infantil, pero cualquiera se daría cuenta de que le gustas a alguien al sentir sus constantes miradas y por la forma en que te trata.

 

 

Y él… Él ama a Minho tanto como éste a él.

 

 

Desde siempre, desde el primer día que lo conoció, y nunca quiso alejarse de él, ni dejarlo irse con alguna chica, por más egoísta que fuera no quería que Minho dejara de mirarlo.

 

 

–  Taemin. – Llamó dulcemente posando su frente sobre la del menor.

 

–  ¿Qué? – Respondió admirando la mirada serena del Choi.

 

–  Te quiero.

 

 

Sonrió, inevitablemente.

 

 

–  No, yo te quiero a ti. – Y se atrevió a besarlo, lenta y dulcemente.

 

 

No lo creyó posible, porque siempre pensó que se hacía demasiadas ilusiones, porque él quizás le yo también le gusto no prometía mucho.

 

 

Pero era cierto, todas sus suposiciones eran acertadas, Taemin también lo quería.

 

 

–  Gracias por decírmelo finalmente. – Le dijo cariñosamente acariciando aquella mano que sujetaba.

 

–  ¿Lo sabías? – Le preguntó sorprendido alejándose un poco el mayor.

 

–  Si, desde hacía mucho tiempo. – Contesto riendo por la manera tan sorprendida en la que Minho abría los ojos sorprendido.

 

–  ¿Cómo te enteraste? – Cuestionó sin poder creerlo.

 

– Pues, comencé a tener sospechas cuando al crecer siempre permanecimos juntos, a mí ya me gustabas desde siempre, pero tenía dudas de si yo también te gustaba. – Taemin sonrió de medio lado ante los recuerdos que siempre le traían alegría a su corazón. – Cuando mis padres tenían la intención de cambiarme una vez de escuela y tú fuiste con ellos pidiéndoles que por favor no lo hicieran, me pareció muy lindo y sospechoso.

 

 

Ah, claro que Minho recordaba eso, aquella vez en que llegó a casa de Taemin alterado cuando este le envió un avión de papel desde su ventana con lágrimas en sus ojos. Entonces fue a casa del menor en pijama –recordó que eso ocurrió cuando él tenía unos 14 años– y le rogó a sus padres que no cambiaran al niño de escuela, que siempre lo cuidaría y se aseguraría de que sus calificaciones mejoran. Dijo todo tipo de cosas que conmovieron a los Lee para que su hijo permaneciera en esa escuela.

 

 

–  La vez en que alejaste a Onew hyung de mi cuando me pidió salir con él me hiso pensar muchas cosas, estaba casi seguro de que tu también me querías pero aun me faltaba una última prueba.

 

Cierto, esa ocasión en donde un chico mayor a ellos y de brillante personalidad llegó a Taemin pidiéndole una cita, en ese momento una parte oscura de él salió a luz y no permitió a Taemin contestar ni a Onew acercarse más al menor, después de todo, aunque no fuera algo que había dicho alguna vez en voz alta todos sabían que Lee Taemin era de Choi Minho. Después de eso Onew se rindió al ver como el menor al parecer también estaba interesado en el deportista, pero consiguió hacerse amigo muy cercano de ambos.

 

–  Pero cuando aquella chica que se te declaró hace varios meses pidió hablar contigo en privado, no lo sé, los seguí en secreto, estaba muy celoso en esos momentos. – Le dio un pequeño golpe indoloro al hombro del mayor causando en éste algunas risas por su linda actitud. – En el momento en que se te declaró pensé que había perdido mi oportunidad, pero cuando la rechazaste y ella te preguntó si ya había alguien más para ti y asentiste, fue allí cuando lo supe, que tú también me correspondías.

 

 

Por supuesto, ese momento en que Minho la rechazó amablemente fue escuchado por el menor, pero lo que Taemin no había escuchado es que aquella chica había preguntado por ese chico, le preguntó directamente si se trataba de Taemin quien ocupaba su corazón, y él se quedó callado, y como quien dice el que calla otorga.

 

 

Aun recordaba ese momento, cuando la joven le preguntó por qué.

 

 

¿Por qué amaba a Lee Taemin?

 

 

Porque era la persona que su corazón había elegido para hacerlo feliz.

 

 

–  Nunca te lo dije porque quería que tú mismo me lo dijeras. – Finalizó aclarando un último punto.

 

Entre tanto Minho no sabía si reír o llorar por ser tan obvio que hasta Taemin notó lo que sentía por él.

 

 

–  Pero no te quedes con la boca abierta, ya saber que tú también me gustas. – Bromeó para luego volver a depositar un cálido beso en los labios del deportista.

 

Y Minho decidió que era mejor sonreír, porque ahora que Taemin le besaba tan dulcemente sabía que desde ahora nunca más volvería a irse sin él, ni él lo dejaría alejarse tan siquiera un poco.

 

Notas finales:

Me disculpo si hay alguna falta ortográfica, no lo revisé muy bien al escribirlo el la compu :P

¿Y? ¿Que les parecio? :) Usualmente prefiero escribir drama (o un intento de eso ._.), pero quería volver a escribir algo lindo ^^ Amo a esos dos tortolitos ~

¿Les gusto o lo odiaron ; . ; ? Por favor dejen un review ^^ Me alegrarían mucho el día!!!

Hasta otra :D

Saranghe ~


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