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Kisetsu por Aomame

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Notas del capitulo:

La desilusión del amor...

 

Aki=Otoño

Kisetsu

 

Aki

-¿dónde está Yuuki?- pregunté malhumorado.

-salió-dijo mi madre simplemente- ¿ya terminaste?

-aún no empiezo.

-¿y qué esperas?

Refunfuñe y tomé el rastrillo que descansaba en la pared cercana a la puerta  que daba al jardín. Las hojas de los árboles habían llenado el pasto de un tapete naranja y dorado. Mi tarea consistía en quitarlas y dejarlas en una enorme bolsa.

El problema no era hacerlo, la cosa es que el jardín era inmenso. Mi casa es inmensa, porque mis padres son ricos, así que pensaras “¿porque diablos tiene que estar haciendo esto, un joven niño rico?” Claro que no es porque no tengamos jardinero. En realidad, esto es un castigo.

“¿Un castigo?” te preguntarás. Pues sí. Un castigo, por no llegar a dormir anoche. Y eso probablemente te haya generado otra pregunta… ¡Alto! No pienses mal. Aunque sí, estuve con la persona que me gusta, nada pasó.

+++

+++++

-¿Qué te pasa, Kaname?

-Takumaaa

-¿queeeé?-mi amigo se rió.

No le conteste, tan solo me deje caer en el pupitre completamente derrotado. ¿Cómo le explicaba a mi mejor amigo que estaba deprimido, por qué había descubierto que me gustaba un hombre?

-¿qué? ¿Te rechazó el amigo de tu hermana?-dijo él, mirándome de soslayó detrás de su libro.

-¿eeh? ¿Cómo sabes que…?

-¿qué te gusta? Kaname, te conozco desde siempre, y esa cara de idiota es la primera vez que la tienes,  así que o te estás volviendo idiota o estás enamorado…que para el caso es lo mismo-cerró su libro y lo dejo en la mesa- y lo curioso es que solo la pones cuando lo ves, o bien, hablas de él. ¿Y te rechazó?

-No directamente.

-¿entonces?

-sale con mi hermana.

-¿eh?- mi amigo abrió los ojos como platos- pero ella…

-Sí ya lo sé. No tienes que decírmelo. Ahhh-de nuevo me derrumbe en el pupitre.

-¿Sé lo vas a decir?- lo miré con la barbilla aun en la mesa, cerré los ojos y deje caer mi frente en la madera.

-No lo sé-dije- no lo sé ¡aahhhh!

-Yo lo haría.

Quería llorar, no sabía cómo manejar algo así. Si le decía a Ze chan que sabía de lo suyo con mi hermana, y que ella… ahhh tal vez él no querría saber nada de mí después. Porque, porque yo soy  el hermano… ¡ah mi maldito karma!

-Oye-Takuma  se inclinó-no te tortures, habla con él. Ni siquiera sabe lo que sientes por él, como puedes esperar alguna respuesta.

-¿decirle que me gusta?-mi amigo asintió- buuaaa eso no funcionará.

-Dios Kaname pareces un niño. ¿Dónde quedó el joven Don Juan?

-Don Juan murió cuando se enamoró de verdad… Yo lo quiero, Takuma-dije levantando el rostro y atrapando a mi amigo por las solapas de su saco-Lo quiero, lo quiero tanto que no me puedo permitir herirlo.

-Pero tarde o temprano lo sabrá. Y si te considera su amigo, estará decepcionado de ti por no decírselo.

Lo miré, lo solté y me puse de pie de un salto, haciendo que la silla del pupitre se cayera.

-¡tienes razón! No voy a perder su amistad por algo así, esta tarde iré a verlo a su casa.

Mi amigo suspiró- De verdad que pareces un niño.

+++

Ze chan me abrió la puerta, esta vez llevaba pantalones holgados y una camiseta blanca, al parecer estaba descansando.

-Lo siento-dije-¿te interrumpo?

-nah, estaba durmiendo, pasa, Kaname kun-se quitó de la puerta y me dejo pasar. Mientras de descalzaba y sentaba en el piso, él fue al baño y se lavó la cara, regreso con la toalla en cuello.

-¿quieres algo de beber, Kaname kun?

-lo que tengas está bien-él asintió y trajo algo de té- está nublado, parece que el té le queda bien al tiempo ¿no crees?

-sí- Ze chan se sentó frente a mí. Yo lo miré sin poder decir nada, tan solo con la taza entre mis dedos, recibiendo el vapor en mi barbilla.

-¿pasa algo Kaname  kun?- me dijo.

-Los vi-dije sin darme cuenta de ello, hasta que lo había pronunciado.

-¿a quiénes?- Ze chan frunció el ceño extrañado.

-A ti y a Yuuki. En la cabaña, ambos estaban-tragué saliva y esta pasó por mi garganta reseca haciéndome daño-teniendo sexo.

Ze chan me miró asombrado, dejo la taza en la mesa, pensé haber visto un pequeño temblor en su mano. Con lentitud sacó de un bolsillo una cajetilla de cigarros, la abrió y se puso uno en la boca, luego con el encendedor lo prendió  y le dio una calada, cuando el humo terminó de salir de entre sus labios, volvió a mirarme.

-creo que lloverá-dijo- el verano terminó pero aun llueve. Me gusta esta transición de estaciones, donde no solo las hojas caen al suelo.

-¡Ze chan!-dije- ¡no trates de pretender que no me has escuchado!

-te he escuchado, Kaname kun. Pero el tema es estéril.

Mis ojos se iluminaron, ¿aquello significaba que eso había sido todo? ¿Solo se habían acostado una vez y ya? ¿O quizás no solo una vez, pero si la ultima?

-Entonces, Ze chan, ¿solo es sexo?

Él le dio otra calada al cigarrillo, apoyo el codo en la mesa y su mejilla en su palma.

-Ojalá solo fuera sexo, Kaname kun-dijo sonriéndome con la sonrisa más triste que he visto en mi vida.

-¿tú…la quieres?-mi pecho se contrajo, y creí llorar cuando él asintió-Pero…pero…-balbuceé torpemente, incapaz de aceptar aquello- ¿por qué? Ella es horrible, Ze chan.

-No hables así de tu hermana-dijo, acercó el cenicero y estrujo en él el cigarro.

-pero tú me lo has dicho, es caprichosa y presumida. Siempre usa a los demás para sus fines. ¡Y a ti, a ti te está usando, Ze chan!

-Ya lo sé-dijo de nuevo con esa expresión tan solitaria-  he intentado muchas veces dejarla pero… es como la gravedad ¿sabes? Irremediablemente me veo atraído de nuevo. Simplemente no puedo dejarla.

-Pero Ze chan- insistí, aunque sabía que era inútil- Ella no te ama, el amor debe corresponderse, entregarse… tú lo das todo y ella nada. Yuuki…-dudé, mis palabras se me atoraron en la garganta ¿acaso yo tenía el derecho de herirlo? Tragué saliva.

-¿Yuuki?-Ze chan me instó a continuar, era obvio que había ido a decirle algo, y eso no era que sabía lo que ellos tenían. Tomé aire y lo solté.

-Yuuki tiene novio- dije con un suspiro- en realidad, más que eso, un prometido. Ella no va en serio contigo, Ze chan.

Él sacó otro cigarrillo de la cajetilla, lo encendió y me miró. Sus ojos, de nuevo, tenían ese vacío, un vacío hondo que se extendía  por las facciones de su rostro.

-Ya lo sé-murmuró y se llevó el cigarro a los labios.

-¿qué?-balbuceé.

-Que ya lo sé-dijo y dejo que el humo saliera lento de entre sus labios-pero aun así…

No necesitó terminar la frase para que yo lo entendiera. Aun así, él la quería, prefería esa relación efímera y sin promesas a un “nunca”. Él estaba completamente absorbido por ella y no le importaba ahogarse.

Lo miré, él no me miraba, su vista se había alejado, fija en algún punto perdido. Yo lo había herido, le había recordado cual era su posición en la vida de la mujer que amaba. Había quebrado el pequeño mundo de ilusión que había construido para sí a partir de ladrillos de aire. Su corazón recordaba que su amor, jamás tendría eco en el corazón de Yuuki.

Mi pecho se estrujó, no sabía qué hacer para remediar aquello. La pared se deslavaba y él podía ver a través de sí mismo. Y yo también podía. Ahí frente a él, me di cuenta de lo parecidos que éramos, ambos gritábamos desde el fondo de nuestra alma pidiendo amor, pero nadie atendía el reclamo.

-Kaname kun, ¿por qué lloras?

-¿eh?

Era así, mis lágrimas se resbalaban calientes por mis mejillas, sin darme cuenta. No era yo quien lloraba, era mi corazón, lloraba por  mí, lloraba por él. Me levanté, rodeé la mesa y me deje caer de nuevo a su lado, abrazándome a su cuello, hundiendo mi rostro en su hombro.

-¿Kaname kun?

-¡Ze chan!-dije-¡Ze chan! Déjame ser yo. Me parezco a ella, somos hermanos ¿no? Déjame ser yo, yo jamás te haré daño, jamás te dejaré. Si vas a amar a un Kuran, ámame a mí.

-¿Kaname kun, qué estás diciendo?

Me incorporé, me senté correctamente y me talle los ojos en un esfuerzo vano por quitar las lágrimas. Mi confesión de amor no pudo haber sido más rara y patética. Ahora estaba avergonzado.

Sin abrir los ojos sabía que él me miraba muy atentamente, con el cigarrillo suspendido en sus dedos. Ya no podía dar marcha atrás.

Lentamente sentí los dedos fríos de Ze chan tomar mis mejillas, a su contacto abrí los ojos. Él me sonreía de manera muy tierna, el vacío se había ido, sus pupilas irradiaban calor y vida.

-De verdad. Eres muy lindo-dijo y sus manos me atrajeron hacia él, su rostro se inclinó, sentía su aliento rozar suavemente mis labios, mi corazón desbocado me hizo cerrar los ojos con anticipación… Y entonces… el timbre sonó insistente.

Ze chan se alejó de mí y suspiró- lo siento, Kaname kun- dijo- no sé que estoy haciendo- se puso de pie y fue a abrir la puerta.

+++

-¡Zero!-Kaito resbaló del marco de la puerta, de donde se agarraba, hasta los brazos de Ze chan- ¡Zero, sniff, necesito beber!

-¿Más?- dijo Ze chan sosteniendo a su amigo que evidentemente estaba un tanto alcoholizado.

-¡Esto no es nada!-dijo el castaño irguiéndose y entrando al departamento con una bolsa llena de cerveza y reparó en mi- ¡oh Kaname chan, estás aquí!

-Takamiya san ¿está bien?

-algo- dijo- pero tú, ¿Por qué tienes los ojos tan rojos?

-¿eh?- me petrifique, y no solo mis ojos sino toda mi cara se puso roja  en ese momento.

-¡Aaaah ya entiendo!-dijo sin esperar mi respuesta, se sentó a mi lado-tú también vienes a buscar el consuelo de Zero  ¿ne? ¿Qué pérfida mujer te ha hecho daño a ti?

-Kaito-Ze chan se sentó a nuestro lado y le extendió el destapador- no involucres a Kaname kun en tus líos de faldas.

-Pero que dices Zero, aquí todos somos sus víctimas- Kaito destapó una cerveza y la puso en frente de mi- ¿qué no Kaname chan?

Yo lo miré, la cerveza  exudaba y parecía tentarme. ¿Víctimas de las mujeres? Claro que sí. Yo lo era de mi hermana y de su crueldad, de su ansia de acapáralo todo y de ganarme siempre lo que yo más quería.

-Los hombres somos sus esclavos. Terminamos haciendo lo que ellas quieren y cuando ellas quieren. Son un veneno. Pero- Kaito le dio un trago a su cerveza- ¡qué veneno tan delicioso! ¿No Zero?

-Sí-murmuró él, destapando su propia cerveza.

-Vamos Kaname chan, bebé-Kaito me acercó más la botella- vamos a olvidarlas por un momento, bebé. Este es el antídoto de los hombres. Y cuando ya no podamos más, terminaremos amándolas más. Esa es la maldita verdad. ¡Salud!

-salud-repetí y bebí.

Yo no amaba a nadie más que al chico que estaba a mi lado, al parecer para mí, una mujer no está bien. Ze chan era mi veneno, pero estaba seguro, al terminar ese día lo amaría más de lo que lo hacía en ese momento, tal como decía Takamiya.

No recuerdo cuando pero, me quedé dormido. Era la primera vez que tomaba alcohol y eso, probablemente fue muy pronto. Cuando desperté era un nuevo día.  

Kaito roncaba despatarrado en el piso. Me levanté y fui al baño, al abrir la puerta el vapor de la regadera me dio en la cara. Y tras esa cortina blanca, entreví el cuerpo de Ze chan. Él se percato de mí, cerró la regadera, tomó la toalla que colgaba cercana y se rodeo con ella la cintura.

Lo miré como un idiota, con la boca abierta vi pasmado las gotas de agua resbalar por su torso, ese torso que vi en verano por primera vez y que hizo latir muchas partes en mí.

-Buenos días-dijo, me revolvió el cabello y pasó a mi lado- siento si esta algo mojado.

Definitivamente lo amaba más que el día anterior.

Kaito despertó poco después con un tremendo dolor de cabeza, desayunamos y no dejo de quejarse. Solo deje de escucharlo cuando regresé a mi casa. Ya sabía que me esperaba. Mi madre me medio mataría.

+++

+++++

Así es como acabe barriendo el jardín. Miré mi montón de hojas orgulloso, pronto terminaría. Me di la vuelta y continué con mi tarea. Esa tarde iría a ver a Ze chan de nuevo, y está vez, pensaba, recibiría el beso que Takamiya interrumpió. Entonces escuché un sonido  de hojas esparciéndose.

Me giré, Yuuki me miraba maliciosa, había pateado mi montón de hojas aumentándome el trabajo.

-Ne Kana chan, aún te falta mucho-dijo sonriente.

-¡Serás…!

-deberías agradecerme-dijo- mis padres te quieren en la sala ahora.

-¿para qué?

-tengo algo que decirles, y seguramente se les olvidará tu castigo.

Fruncí el ceño y la miré desconfiado.

-¡Anda muévete!- se dio la vuelta y entró a la casa.

+++

Cuando llegué a la sala, mis padres, Yuuki y su novio, Noboru, estaban ya sentados. Mi madre palmeó el asiento a su lado y me senté.

-¿y bien? ¿Qué es lo que quieren decirnos con urgencia?-dijo mi padre.

-Con todo el respeto que me merece señor-dijo el estirado ese- vengo a pedir la mano de su hija.

-Pero muchacho, ustedes ya están comprometidos, así qué…

-lo que pasa, papá-dijo Yuuki- es que queremos casarnos el próximo mes.

-¿por qué tan pronto? ¿Pensé que deseabas terminar la universidad antes, Yuuki?

-Es que Nobu chan se irá a Europa por trabajo, quiero acompañarlo, y que mejor que como su esposa.

Mis padres se miraron, y yo me congele. Aquello era muy inesperado, Yuuki siempre dijo que quería tomarse un tiempo libre antes de casarse. Pero lo que me preocupaba entonces no eran los motivos por los que adelantaba la boda; lo que me preocupaba era lo que Ze chan podía sentir por ello. Seguramente él también esperaba estar más tiempo con ella, sin importar que tan torcida estuviera su relación.

-Pues entonces, no hay nada que decir-dijo mi padre-iniciaremos los preparativos.

Me puse de pie y miré furioso a mi hermana.

-¡¿Y Ze chan?!-le grité.

Yuuki me miró, se puso pálida, claro, ella no sabía que yo sabía. Pero pronto recuperó su compostura.

-¿quién?

-¡Ze chan! ¿Qué hay de él?

-Kana  chan-mi hermana me miró amenazadoramente- yo no conozco a nadie con ese nombre.

-¡¿Qué?!-yo estaba furioso, di tres pasos hacía ella pero mi padre me puso la mano en el hombro.

-Kaname, ¿De qué hablas?-los ojos de mi padre brillaron, yo pude decirle, pero al hacerlo ¿qué pasaría con Ze chan? Sí yo me interponía en lo que mi hermana quería, y afectaba su “felicidad”  Ze chan, ¿me perdonaría por lastimarla?

-Nada-dije- no es nada.

+++

Esa noche mi hermana entró a mi habitación sin tocar.

-¡¿Qué diablos te pasa?!- le grité. Ella se acercó, me jaló de la playera y me miró amenazante.

-No sé qué diablos sabes, Kaname, pero no vas a interferir en mis planes. ¿Me oyes?

-Ze chan te quiere.

-¿y qué? Él estaba de acuerdo desde el principio-dijo fríamente y me soltó- más te vale que te quedes callado.

-¿cómo puedes ser tan cruel con él?- dije molesto- Nadie te querrá como él lo hace, idiota. ¡Nadie! Pero ¿sabes qué? Me alegra que no estés más a su lado, porque no lo mereces.

-¡Tú…!-Yuuki tragó saliva, golpeó el piso con el pie y me lanzó una última mirada llena de odio-¡solo cállate!

++++

Al día siguiente, después de clases me dirigí a la casa de Ze chan, quería verlo y darle la noticia con el mayor tacto posible, incluso había ensayado mi discurso. Pero cuando llegue a su puerta esta se abrió, mi hermana apareció, me miró de arriba abajo, se acomodó el tirante del vestido y levantando el mentón se alejó.

La observé marcharse. Había salido apresurada, y me quedaba claro que había ido por un último round con  Ze chan. En ese momento, lo único que sentí fue una especie de repulsión hacia ella.

El viento sopló, algunas hojas doradas de un árbol cercano se arremolinaron a mis pies. Deje de verla y entré al departamento. Cerré la puerta sin hacer ruido, me descalcé y caminé hasta donde sabía estaba la habitación de Ze chan.

La puerta estaba abierta, pero no entré, me quede debajo del marco, sin saber qué hacer, con los puños crispados y un nudo en la garganta.

Ze chan estaba sentado en la cama, era obvio que estaba desnudo, bajo la sábana blanca que lo cubría desde la cintura. Tenía las rodillas plegadas hacía sí, sus brazos descansaban en ellas y su rostro estaba oculto en sus antebrazos.

Él ya sabía la funesta noticia que yo quería darle con calma. Mi hermana se lo había dicho, que su romance había terminado. Y ahora, él era invadido por la tristeza.

No necesité ver sus ojos para saber que el vacío había vuelto y que de ellos caían, hacía las sabanas blancas, suaves lágrimas.

“…no solo las hojas caen el suelo…” había dicho él. En otoño, también las lágrimas del ser amado, hacen que el alma se hunda en el fondo del subsuelo. 

Notas finales:

Wola! Espero que les haya gustado... pensarán, puras tristezas, pero son el principio del cambio ne?

Creo que Yuuki es muy injusta, sí eso!, pero en algo tiene razón Kaname kun, que bueno que ya no estarán juntos jejeje

hasta la proxima!!

                                                                    continuará...


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