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Kisetsu por Aomame

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Notas del capitulo:

Encerrado entre tus brazos, que el mundo se congele...

 

 

 

 

 

Mou ichido, fuyu= una vez más, Invierno.

Kisetsu

Mou ichido, Fuyu

En una sucesión imperceptible  del tiempo el cielo comenzó a nublarse, ahora que las hojas habían caído, el viento soplaba más frío; el invierno comenzaba a asomarse y a dar muestras de su implacable presencia.

Miré el vapor de agua que salía de mi boca y se perdía en el cielo blanco de nubes.  Me reacomodé la bufanda y la mochila al hombro, cerré los dedos de las manos dentro de los bolsillos de la chamarra, había olvidado los guantes, se me congelaban, y eché a andar por el camino de asfalto.

-Buenos días, Kaname- Takuma, mi mejor amigo, me sonrió desde el umbral de la puerta del gimnasio.

-Buenos-contesté deteniéndome a unos cuantos pasos de él-¿nos quedaremos aquí?

-eso parece, ¿traes tu bolsa de dormir? Si no morirás de frío.

-la traigo-dije-¿y los demás?

-aún no llegan, pero como somos el presidente y vicepresidente del club está  bien que lleguemos antes. Por cierto,  sensei me acaba de decir que quiere darnos instrucciones.

Asentí, entré al gimnasio y deje mi mochila en el piso junto a la de mi amigo. Esto es lo que suelen llamar campamento deportivo, en realidad es una especie de concentración y entrenamiento intensivo por una semana. Mi club es el de natación, club al que obligue  entrar a Takuma, aunque ahora parece que le gusta y realiza sus funciones de vicepresidente con más entusiasmo y seriedad de lo que yo hago las mías como presidente.

Mientras nuestro entrenador nos indicaba que actividades realizaríamos, así como los horarios para comer y dormir, yo pensaba que honestamente preferiría estar en otro lugar. ¿Cuál? Bueh… supongo que lo sabes.

Esta semana inician las vacaciones de invierno, y en casa dije que me llevaba a Kei de vacaciones conmigo. Sí, sí, en mi casa no saben que estoy en el campus de mi escuela teniendo mi último entrenamiento del año, por el contrario, piensan que mi sobrino y yo fuimos a esquiar. En ese caso, preguntarás, ¿dónde está Kei? Pues es obvio, esta con Ze chan, en su casa, pasando unas cálidas vacaciones de invierno, y debo admitir, es la primera vez que le envidió algo a un niño.

++++

-¡AHH! ¡El agua está helada!-Gritó Aidou abrazándose a sí mismo- ¡esto es una tortura! ¿Por qué diablos no prendieron la caldera para calentar el agua de la alberca?

-Oh vamos-dijo Akatsuki- solo entra, cuando estés aquí tu cuerpo se aclimatará.

-¡No estoy loco!

- Anda, ven-Akatsuki estiró sus manos hacia él-no está tan mal

Aidou lo miró y se acercó a la orilla temblando.

-ven-repitió  el chico-yo te abrazaré hasta que te acostumbres.

Aidou se sonrojó-Idiota-dijo y se aventó al agua, pero lejos de su compañero.

Observé esa escena con una gotita en la nuca, y creo que no fui el único. Takuma se acercó y chasqueó la lengua.

-Son tan obvios-dijo-por más que Aidou quiera ocultarlo.

Asentí observando como Akatsuki perseguía a Aidou por la alberca, olvidando por completo que esto era un entrenamiento y no una visita al balneario.

-Me dan asco-murmuré.

- ¿en serio?-dijo mi amigo-pensé que, era envidia lo que te daban.

Lo miré con el ceño fruncido-algo-reconocí. Después de todo, ¿qué no daría yo por tener momentos así con Ze chan?

-a propósito-me dijo Takuma llamando con su mano a los dos idiotas que teníamos como amigos-¿cómo está tu novio?

-Bien, supongo. Pasando alegres días con su hijo.

-que duro-dijo-oye ¿en serio no te da miedo que te deje por la mamá de su hijo? Después de todo, el que ese niño exista significa que hubo fuego entre ambos.

-es verdad-dije-pero el fuego se combate con fuego.

-¿eh?-mi amigo me miró confundido, yo sonreí.

-lo que quiero decir es que mi fuego es más fuerte.

Takuma no cambio el semblante pero, no preguntó más, porque justo entonces llegaban nuestros amigos y se dispuso a regañarlos. ¿Ya he dicho antes que él es más serio que yo en sus funciones?

++++

Al día siguiente conseguimos que nos prendieran las calderas, por lo que el agua de la alberca estaba caliente y ya no hubo más quejas.

Esa noche, después de cenar, y  mientras todos se acomodaban en sus bolsas de dormir dispuestos a descansar, yo tomé mi celular y me fui solo a la alberca.

El agua seguía caliente, quizás demasiado. Se elevaban desde su superficie hilos blancuzcos de vapor caliente y el ambiente dentro de la estancia, era húmedo, casi  tropical. “Mientras no se evaporé, todo está bien” pensé.

Me senté en la orilla y deje caer mis pies desnudos en el agua, sí, estaba caliente, pero no tanto. De la bolsa de la chamarra saqué el teléfono celular. Se suponía que no podíamos llevar nada de eso, pero yo quería saltarme las reglas, más bien, necesitaba saltarme las reglas.

Marque el número y esperé conteniendo el aliento, no entendía porque estaba tan nervioso, pero aquellos nervios dieron un salto en mi estomago cuando su voz se coló por el auricular.

-¿Ze chan?

-¿Kaname kun? ¿No se supone que estás en un campamento?

-lo estoy.

-¿y te dejan usar el teléfono? En mis tiempos eso estaba prohibido.

-jaja Ze chan, hablas como un viejo, cuando no ha pasado mucho tiempo. Está prohibido aún.

-¿y entonces? No es que, esté diciendo que no me agrada escucharte, pero… ¿no eres el presidente del club?

-sí, sí-dije un poco fastidiado por serlo y que tuviera que poner el ejemplo en todo- pero no hay nadie aquí, y además…-me callé unos segundos.

-¿además?-preguntó Ze chan del otro lado de la línea.

-Necesitaba escuchar tu voz-solté sin darme cuenta y de inmediato me arrepentí.

Ze chan guardó un largo silencio. Y a mí se me revolvió el estomago; aun me sentía inseguro, a pesar de pasar ya varios meses a su lado y de que en primavera cumpliríamos un año como pareja, aún sentía  como sí el amor de Ze chan, pudiera desmoronarse en mil pedazos en cualquier momento. Tenía miedo, tal como había dicho Takuma, miedo de ella, miedo de mí, de ser incapaz de llenar el corazón de Ze chan y que él jamás, jamás pensará ni tantito en la posibilidad de estar con mi odiosa hermana. Por supuesto todo eso no se lo había dicho. Y mi ansiedad me hacía romper las reglas de un campamento, algo que no había hecho nunca.

-Kaname kun-dijo él por fin, sacándome de mis oscuros pensamientos-Kei, ya está dormido.

-¿eh?-fruncí el ceño, no entendí, ¿qué tenía que ver eso con la conversación de hace rato? O tal vez, sumido en mis pensamientos no me percaté de algo que me haya dicho.

-tú escuela…-dijo- no está lejos de mi casa ¿verdad?

-n…no ¿por…?

-¿y si rompes las reglas un poco más?

-¿ah?

-¿y si vienes y pasas la noche conmigo?

Por un momento sentí que mi pecho se contraía. Ze chan me pedía que yo… ¿de verdad? De un salto me levante, el viento enfrió mis pies mojados.

-Ze chan…-podría llegar corriendo, eran unas cuantas cuadras al norte, pasaría la noche con él y después, antes del amanecer, regresaría al campamento sin que nadie se enterara, pero eso precisamente, era lo difícil. No sabía que contestar, estaba tan feliz de que él me insinuara  eso, de que en lugar de enfadarse por lo que dije, pareciera estar complacido.

-Lo siento-lo escuché decir mientras aun debatía conmigo mismo-lo siento, Kaname kun, no sé que estoy diciendo. Es un campamento muy importante ¿ne? Ya bastante mal has hecho al llamarme…lo siento…

-No, no te disculpes, que lo propusieras me hizo feliz-dije- es solo que… ¿por qué?

-¿por qué? Bueno, es un poco frustrante que estés tan cerca y al mismo tiempo ser incapaz de tocarte…supongo que…lo que trato de decir es que…te extraño, Kaname kun

-Ze chan… yo también… a ti… mucho-dije sintiéndome totalmente un estúpido y viendo como mi vocabulario se reducía dramáticamente. Lo que él había dicho, era exactamente lo que yo sentía, dos días apenas ahí, lejos de él  y mis dedos clamaban por su piel-Ze chan, no puedo salir pero, ¿podrías ser mis manos?

-¿tus manos?

+++

-Dime Ze chan, ¿te acabas de bañar?

-¿ah? Sí… ¿por…?

-llevas pijama ahora ¿verdad?-él asintió-¿cuál? ¿La azul o la gris? ¿O quizás  la de rayas? ¿O la…?

-hoy combiné-me dijo riéndose- es el pantalón de la gris con la sudadera de la azul, pero ¿eso qué…?

-te debes de ver muy sexy-lo interrumpí.

-¿eh?

-me gusta el azul sobre ti, los colores fríos te quedan. Y me gusta el pantalón gris, por alguna razón se remarca tu trasero.

-Kana…

-Ahora que ya puedo imaginarte perfectamente, Ze chan,  sé mis manos.

-¿cómo puedo…?

-Súbete la sudadera, deja expuestas tus tetillas.

Ze chan guardó silencio, ahora lo entendía ¿cierto? Pienso que dudó un poco pero, escuche el murmullo de la tela del otro lado de la línea.

-y  dime, ¿tienes frío?

-sí-dijo- mucho

-tus pezones-dije- ¿están erectos?

Debía ser así, con ese frío, pude imaginármelos, los rosados botones de su pecho, erectos frente a mí.

-cierra los ojos-le pedí- imagina mi lengua, mi legua está caliente, y lentamente envuelve tus pezones, con suavidad los estoy lamiendo, primero uno y luego el otro, elige tú el orden. ¿Lo sientes? Estoy lamiendo tus erectos pezones, ahora mis labios se cerraran sobre ellos, voy a succionarlos…

Ze chan gimió muy bajito y pensé, “él realmente lo está haciendo” Tanto como yo, en ese momento podía sentir el sabor de su piel, la textura de sus tetillas y el dulce gemido en mi oído.

-ahora, mis dientes, te muerden solo un poco, solo lo suficiente para hacerte gemir, ¿lo sientes? Gime para mí- continué y él lo hizo, su voz traspasó el auricular haciéndome estremecer- mi lengua abandona tus pezones, pero no mis manos, Ze chan, entre tus dedos, toma tus pezones, hazlo y apriétalos hasta que te duela, solo un poco, hasta que ese dolor te guste, ¿te gusta, Ze chan?

-s…si…-murmuró él, en un suspiro.

-suéltalos-le dije-con tus dedos recorre tu pecho, tu esternón, tu clavícula, no lo olvides, no son tus manos, son las mías. Una mano en tu cuello, en tu barbilla, ahora hasta tus labios, delinéalos con un dedo, son hermosos, tus labios son suaves y deliciosos ¿nunca te lo había dicho?

-…nnn…nno

-ahora lo sabes. Ze chan, abre tu boca introduce tu dedo en ella, el interior es caliente, lame tu dedo, déjame sentir el calor de tu lengua, su humedad. No dejes de hacerlo y dirige tu otra mano, baja con ella hasta tu abdomen, toca los músculos en él, hasta tu ombligo, acaríciate, sube y baja, tócate apenas con la punta de tus dedos

Ze chan gimió de nuevo, consiguiendo despertar más mi excitación. Yo seguía de pie junto a la alberca, mirando las ondas apacibles de la alberca, imaginando en ellas la piel de mi amante.

-Así, bien- le dije con la voz grave- adéntrate en tu pantalón, levanta el resorte y deja que se cuele tu mano, ¿Ze chan llevas bóxer debajo?- él negó con un sonido gutural-¿No? Vaya, que sensual, me haces el trabajo fácil.

Al tiempo que él lo hacía, yo también, metí mi mano debajo de mi pantalón y haciendo a un lado el bóxer, que yo si llevaba, comencé a tocarme.

-Ze chan, ¿estás erecto?  Lo estás ¿cierto?

-Kana…

-¿lo estás?

-sí-dijo, su voz sonaba desfalleciente.

-con amabas manos, acaricia tu pene-dije- ¿sientes la humedad del dedo que lamiste? Muy bien, mueve tus dedos hacia la punta, ahí has círculos ¿se siente bien?

Por toda respuesta él dejo escapar un fuerte gemido que reprimió después con poco éxito. Por mi parte sentía la cabeza embotada, en mi imaginación podía ver cómo es que él se movía, como su dedos se acariciaban a sí mismo, y deseando de verdad estar ahí.

-Bájate el pantalón-le ordené- libera una mano, acaricia tus muslos, sepáralos y toca su interior, esta tibio ahí ¿cierto?, apriétalos suave, siente tu carne, tus músculos, siente lo que yo siento ¿no es maravilloso? ¿No es perfecto?

-Kana…me…- susurró- Ka…na…me…

-Ze chan, lleva tu mano de nuevo a tu boca, lame un par de tus dedos, hazlo rápido, pero humedécelos mucho-y escuché el chapoteo de su lengua, era como cuando nos besábamos, cuando el beso era tan pasional que incluso nuestra saliva escurría por los bordes de nuestros labios.

Retrocedí hasta la pared y me recargue en ella, con una mano el teléfono y la otra en mi miembro masturbándome, me pregunté,  Ze chan, como le estaría haciendo para escucharme y hacer todo lo que le pedía, ¡Ah no importaba!

-Saca tus dedos-dije- abre tus piernas, ¿listo?, ahora introduce un dedo dentro de ti.

-Ka…name…ku… no puedo…

-claro que sí-le dije- presiona un poco, lentamente, no te apresures. Recuerda, tus manos no son tuyas, son mías, y hacen lo que yo quiero.

Lo escuché gemir, una sucesión de jadeos y un pequeño gritito que identifique, uno de sus dedos estaba en su interior- Muévelo-le dije- sácalo y vuelve a meterlo.

-ahh…Kana…

-Ahora intenta meter otro, vamos, abre más tus piernas…

-Kana…me…kun… voy a correrme…

-¡No!-le dije- aún no, hasta que esté dentro de ti.

-Pero… -jadeó- no puedo más… Kana…

-Ze chan

Me había dado cuenta, yo estaba muy excitado y mi excitación no se molestaría en darme tregua, aun si me masturbaba y me corría, el deseo, la necesidad continuarían y no estaría tranquilo en todo lo que restaba de semana.

-Ze chan- repetí-saca tus dedos. Hazlo y respira hondo, con una mano aprieta la base de su pene.

-¿eh?

-Ze chan, no te muevas. Respira y no te corras, espera a que llegue…

-¿a qué llegues?

-Espera, si llego y te has corrido, no te lo perdonaré…

-¡¿eh?! Kaname kun, espera eso… dijiste que… ¿vienes para acá?

-sí. No te corras ¿me oyes?

Colgué el teléfono. Respiré un par de veces, calmando mi erección. Necesitaba que bajara lo suficiente para salir corriendo de ahí. Me puse las sandalias y abandone la alberca. En el gimnasio todos mis compañeros dormían, busqué mi mochila y saqué de ella la llave del departamento de Ze chan. Cuando me iba a ir una mano  atrapó mi tobillo.

-¿A dónde vas?-dijo Takuma adormilado.

-ahh… Takuma-me acuclille a su lado- cúbreme está noche, por favor.

-¿por qué, qué vas a hacer?

-Voy…voy a ver a Ze chan.

-¿qué? ¿Estás loco?

-Oye cúbreme o no, como quieras, pero no puedo perder más el tiempo, no puedo dejarlo así por más tiempo.

-¿Así como?

-ya me voy-dije ignorándolo, escuche un “Esta bien, maldito idiota” detrás de mí y me dirigí a la salida.

Una vez que salté la barda de la escuela corrí como un demonio, calle arriba, hacia el norte. Con el frío golpeando mis mejillas y los dedos de los pies congelándose, pero eso no me importó. Subí las escaleras del edificio de tres en tres, tropecé en más de una ocasión. Al abrir la puerta la llave se me cayó dos veces por la prisa y los nervios; entré dando tumbos, y apenas logré aventar mis sandalias en el recibidor.

El departamento estaba oscuro, tan solo la luz de la habitación de Ze chan se escapaba por las rendijas de la puerta, guiándome con esos haces de luz, llegué. Abrí la puerta. Ahí estaba Ze chan, con el pijama que me dijo, completamente revuelto;  su rostro sonrojado, se sonrojó más la verme, sus ojos estaban húmedos. Tenía su mano en la base de su miembro y las piernas abiertas con el pantalón  hasta las rodillas.

-Kaname kun- murmuró.

Sin pensarlo dos veces trepe sobre la cama y mis labios chocaron con los suyos, su mano soltó su miembro para que se uniera a la otra que me abrazaba. Lo besé con desesperación, haciendo realidad el contacto de mi lengua con la suya. Cuando el aire me faltó, me incorporé. Me desnude con rapidez y volví a su lado para hacer  lo mismo. La sudadera azul cayó en la lámpara de la mesa de noche, el pantalón en el piso, era cierto, no llevaba bóxer esa noche, lo cual era muy conveniente.

No tenía tiempo que perder. Tomé su cadera, deslizando mis manos hasta su trasero, separando sus nalgas y apretándolas con lujuria. Él gimió en mi oído y abrió sus piernas. Estaba dilatado ya, así que lo único que tuve que hacer fue penetrarlo, lo hice de golpe, con ansia y  sintiéndolo estremecerse en mis brazos.

Lo empujé al colchón y abriendo más sus piernas comencé a moverme. Entrando y saliendo de su cuerpo, extasiado, abrumado, completamente con la razón en otro lado. En mis oídos solo su voz pidiendo más, en mis labios solo su nombre, y en nuestros cuerpos el  fuerte placer demoliéndonos.

Empujé varias veces muy profundamente, duramente, hasta que se corrió y el estremecimiento de su cuerpo se cerró en mi miembro y me hizo correrme en su interior con fuerza, hasta vaciarme.

Temblé, y grité como nunca. La bruma cegó mis ojos. Sentí el tacto de sus dedos en mis mejillas, la suavidad de sus labios sobre los míos. Reiniciando todo. Esta vez, sin teléfono de por medio.

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Me despertó el frío en la planta de mis pies. Aún no amanecía pero, no faltaba mucho para que la oscuridad cediera ante la luz. Con una mano busque las sabanas y me cubrí de nuevo. Ze chan dormía a mi lado, a él también lo cubrí hasta el cuello con las sabanas. Nos habíamos vestido después de jugar un rato más, simplemente porque el invierno había llegado, y si dormíamos desnudos, ambos enfermaríamos.

Deslice mi mano por debajo de las cobijas, hasta el borde de la sudadera  de mi amante, apartándola, alcance su piel. Estaba suave y tibia. Su cabello estaba aún húmedo, también nos habíamos bañado… sí, acabamos siendo un asco, ¿para qué ocultarlo?

Lo acerqué, apretando su cintura y pegándolo a mi cuerpo, besé su frente y decidí esperar despierto a que llegara la hora de marcharme.

Justo entonces la puerta se abrió.

-¡Paaapaaaaaá!-Kei entró, despertando a Ze chan instantáneamente. Mi amante se incorporó de golpe, al tiempo que su hijo saltaba a la cama. Ze chan lo atrapó y lo envolvió con sus brazos, Kei lloraba  hundiendo su rostro en el hombro de su papá.

-¿qué pasó Kei?-le dijo meciéndolo suavemente.

-¡Un monstruo!-dijo-¡me quería comer!

Ze chan y yo sonreímos.

-Solo fue una pesadilla-le dijo Ze chan- no te preocupes, ya se fue.

-papá ¿me puedo quedar contigo? Tengo miedo.

-claro-dijo él. Kei se limpió las lágrimas pero seguía gimoteando y entonces reparó en mí.

-¡Mamaá!-dijo y me abrazó también.

-¡no me llames así!-le dije. Desde que había visto el beso de Ze chan y mío, el muy gracioso no paraba de decirme así. Excepto en casa de mis padres, ahí yo seguía siendo “tío Kaname”.

-Pero eres la novia de mi papá, entonces eres mi mamá-dijo fingiendo inocencia.

-¡Tú maldito mocoso!-dije- Sino es el monstruo, seré yo el que te maté.

Ze chan se rió cuando molesto, Kei me  pellizcó la mejilla.

-Ya basta los dos. A dormir.

Kei se acurrucó entre los dos y se quedó dormido de inmediato. Ze chan y yo lo observamos por un largo rato, en silencio.

-Ze chan-murmuré-tengo que irme o se darán cuenta que me escape.

Él asintió y me sonrió.

Me acompaño a la puerta.

-¿y tus zapatos?

-aquí están -dije levantando mis sandalias.

-pero, con eso se te van a congelar los dedos de los pies.

-ah no importa-dije y le sonreí- mi corazón está calientito, así que no me pasará nada.

Ze chan me miró sonrojado.

-Bueh… ¡nos vemos, Ze chan! Mis pilas estás recargadas…jeje

-Kaname kun

-¿mmh?

-oye… ¿te gustaría ser la mamá de Kei?

-¿ah?

-Quiero decir…-Buscó en los bolsillos de su bata y sacó un cigarrillo, lo encendió sin prisa y le dio una calada- ¿te gustaría vivir conmigo?

Expulsó el humo y yo me quedé con cara de idiota incapaz de pensar que aquello lo hubiera dicho él, quizás, aun estaba dormido.

-lo siento-dijo- creo que te asuste ¿ne? Olvídalo, no volveré a decir cosas tan ra…

Lo tomé de la muñeca y lo atraje hacia mí para besarlo, su boca tenía un ligero sabor a tabaco.

-sí, quiero-dije- quiero vivir contigo.

Ze chan me sonrió.

-ahora vete-me dijo- hablaremos después.

-¡Sí!

Salí de ahí sintiéndome mucho mejor, aun con el frío de afuera, definitivamente corazón estaba tibio, en la temperatura correcta del amor. Cuando llegué al gimnasio y me acosté en mi bolsa de dormir para fingir que estuve ahí todo el tiempo, todas las inseguridades que tenía, se habían desvanecido, como el vapor que sale de la boca en invierno, como un suspiro…

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La última exposición del trabajo de  Ze chan fue en diciembre. Nevaba, pero eso no impidió que el lugar estuviera abarrotado de gente. Yo llevé a Kei, que me estuvo insistiendo durante una semana  entera para que lo llevara.

Yo no lo consideraba adecuado, porque Kei, como ya lo he dicho es idéntico a Ze chan. Inmediatamente los medios se darían cuenta y no sabía cómo eso repercutiría en la carrera de mi amante, o en la vida de Kei. Imaginar que salieran en una fotografía en algún periódico, y mi padre lo viera… No, no quería ni pensarlo.

Pero acabé cediendo y llevándolo con un gorro sobre la cabeza, que tenía prohibido quitarse, de esa manera al menos, no llamaría la atención por su cabellera plateada.

Lo que nunca imaginé, aunque era muy probable, es que mi padre fuera a la exposición. Y lo que menos, es que mi hermana también.

-¡Hola!-Ze chan nos encontró a Kei y a mí que vagábamos por la sala. Se acuclilló y le dio un beso a su hijo, quién  lo devolvió con algarabía. Mientras ellos estaban en eso, alguien se paró detrás de mí.

-Kana chan ¿qué haces aquí? Bueno, en realidad es obvio ¿verdad? Aún no lo has olvidado.

Yuuki me miró con una amplia sonrisa en el rostro, llevaba como arma un despampanante vestido negro entallado y una copa de vino colgando delicadamente de sus dedos. Me di la vuelta y fruncí el ceño.

-Supongo que por la misma causa viniste.-Ella  me sonrió, dándome la razón- ¿Cómo supiste?

-Idiota, tienes un padre aficionado a las pinturas de Zero.

Detrás de mí, Ze chan se puso de pie, Yuuki abrió los ojos y pude ver, no solo sorpresa , sino también anhelo.

-Zero-murmuró- Zero ¿cómo estás?- me esquivó y se abalanzó sobre mi amante, abrazándolo- Cuanto tiempo ¿verdad?

-sí-dijo él simplemente, sin corresponder el abrazo. Lo que claramente descolocó a mi hermana.

-¿Mamá?- Kei habló y Yuuki bajó la vista, yo fruncí el ceño disgustado, ahora ella sabría el secreto que Ze chan, Kei y yo teníamos.

-¿Kei? ¿Qué haces aquí?

Kei se tapó la boca, consciente de que estaba en problemas, y se escondió detrás de la pierna de Ze chan.

-Yo lo traje-dije, Yuuki volteó a verme furiosa.

-¿por qué…?

-¿Qué tiene de malo que Kei chan conozca a su padre?-dije

Ella frunció el ceño y me tomó de la solapa del saco.

-¡dijiste que guardarías el secreto!

-Te dije que no diría nada, POR EL MOMENTO, pero cuando Ze chan volvió, ya no tenía por qué ocultarlo.

-¡Tú…!

-Yuuki- Ze chan la tocó en el hombro-¿me harías el favor de no hacer un escándalo aquí? Honestamente tu presencia no es bienvenida, pero si quieres quedarte hazlo, solo no causes problemas o me veré obligado a echarte.

-Zero… ¿con que te ha envenenado Kaname?

-Con nada-Ze chan se giró hacia Kei y lo cargó en brazos, ante mi mirada atónita le quitó el gorro y su cabello plateado brillo con la luz de las lámparas-si me disculpas…

Dando media vuelta, se alejó con su hijo. Dejando a Yuuki clavada en el piso.

++++

Como era de esperarse, y tal como Ze chan lo quería, en el periódico del día siguiente salió una fotografía del  “Joven artista japonés y su pequeño hijo”. Ze chan  no tuvo que decir nada, saltaba a la vista. Kei era su hijo por donde se viera.

-¿por qué lo hiciste, Ze chan?-le pregunté ese día cuando la exposición terminó.

-Bueno, creo que llegó el momento de reclamarlo.

-¿reclamarlo?

-Quiero que Kei chan viva y crezca conmigo, verlo a escondidas no me gusta. Así que haré lo que sea para que eso suceda.

Claro que era algo legítimo y no le rebatí nada. Pero estoy seguro que había actuado también como una pequeña venganza contra mi hermana.

Deje el periódico en la mesa, justo cuando mi padre entraba a la sala.

-¿desde cuándo lo sabías?-me preguntó. Tragué saliva.

-¿él qué?-me hice el inocente.

-Que Kei es hijo de Kiryuu sensei…

-¿por qué dices eso?

-Ayer llegué temprano a la exposición, lo hice solo, porque tú hermana tenía cita en el salón de belleza o algo así. Salude al artista que he admirado desde hace un tiempo. Y me impresione por varias cosas. Uno, su juventud, dos, su amabilidad y tres, su perfecto parecido con mi nieto, me pareció extraño, pero hasta ahí, sino fuera por este periódico, tal vez habría pensado que era una coincidencia.

-papá…

-¿desde cuándo lo sabes?

-desde siempre-confesé-conozco a Ze chan desde el instituto. Era amigo de Yuuki y por casualidad me enteré que también eran amantes. Antes de que digas algo, Ze chan si la amaba, de verdad y mucho, fue ella quien jugó con él.

-¿Ella se embarazó y se casó con quién consideró mejor opción?- dijo y yo asentí- ¿y él?

-Cuando Yuuki terminó con él, Ze chan estaba muy triste, y decidió alejarse, por su bien, el de ella y el mío.

-¿el tuyo? ¿Por qué el tuyo?

Abrí  la boca para contestar, total, si ya estaba soltándolo todo ¿por qué no soltar la bomba por completo? Pero como era su maldita costumbre, Yuuki terminó por mí.

-Por qué Kaname, estaba, o más bien, está enamorado de Zero.

Fruncí el ceño, y mi padre también. Yuuki me miró triunfante desde el umbral de la puerta.

-¿es verdad?-me preguntó papá.

-Sí- contesté-Y lo mejor de todo, papá, es que es correspondido- esta vez fui yo quien miró triunfante a Yuuki que abrió la boca sin creer lo que decía.

-¿qué?-balbuceó y luego se recompuso- bueno, eso no importa, ahora que me ha vuelto a ver…

-Yuuki, te lo dije antes- dije, poniéndome de pie-¡No te lo voy a devolver!

-¡Idiota! ¡Él dijo que me amaba y yo lo quiero!

-Tú lo dejaste-dije- y eso ya es pasado. Si tanto lo querías te hubieras quedado con él. Pero no, decidiste irte con Noboru, él te ha dado todo lo que el dinero puede dar, pero estoy seguro que ni un solo día de tu vida, desde que te casaste, has sido tan feliz como lo fuiste con Ze chan.

Yuuki enrojeció, prueba de que lo que decía era verdad.

-¿Pero sabes qué? ¡Gracias! ¡Porque debido a eso, ahora él es mío, ahora me ama a mí, me hace feliz y yo a él!

-¡Imbécil, te lo voy quitar, ya lo…!

-¡Basta!-gritó mi padre- ¡Ya basta, los dos! Kaname, luego hablo contigo déjame con tu hermana. Es ella quién más me preocupa.

-¡¿por qué yo?!-reclamó Yuuki- Tu hijo es gay, todo tu imperio se terminará con él, ¿no te das cuenta?

-¿Y qué me importa?-dijo mi padre sorprendiéndome-A quién amar, eso sólo le incumbe a Kaname. Si es hombre o mujer, ¿a mí que me importa? Pero tú, tú Yuuki nos engañaste, a mí, a tu madre, a tu esposo, a Kiryuu sensei, a ti, ¡sobre todo a ti! casarte con quien no amas, no es más que eso, un auto engaño, que lo único que hace es destruirte.

Yuuki tomó aire y comenzó a llorar fuertemente.

-Kaname-repitió mi padre-luego hablo contigo, por favor, déjame a solas con tu hermana.

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Por supuesto hablé con mi padre, le dije la verdad, toda mi versión. Y le confesé mi relación con Ze chan. Él me miró neutral y me dejo ir sin decirme nada, honestamente no estaba seguro de que pasaba por su mente. Eso fue lo que le dije a Ze chan.

-Ya veo-dijo- ¿han hablado algo sobre Kei?

-por el momento no me dejan llevármelo, Ze chan. Lo siento, tendrás que iniciar algo legal si quieres que te lo den.

-Lo sé-dijo sentándose a mi lado-a propósito, hable con el esposo de Yuuki.

-¿Qué? ¿Qué…cómo?

-Pues, él fue quien me llamó, al parecer vio la foto en el periódico o en internet, que sé yo. El caso es que, hizo llamadas y me localizó… en realidad fue gracioso.

-¿Gracioso, por qué? ¿No te reclamó, ni nada?

-Hablamos como viejos amigos, Kaname kun, como dos hombres que han tenido penas similares. ¿Sabes? Él si amaba a Yuuki, se casó pensando que Kei era suyo, pero en cuanto lo vio supo que algo no estaba bien, lo ignoró un tiempo, pero terminó por convencerse. Me dijo que quiere divorciarse, pero no le conviene, así que tiene amantes y ha tomado pequeñas venganzas contra Yuuki, como restringirle la tarjeta de crédito.

-es verdad-dije-Yuuki siempre se queja de lo “tacaño” que es Noboru.

-en fin, me dijo que si quería que Kei tuviera mi apellido, él me apoyaba. Fue gracioso, imprevisto pero sorpresivamente agradable.

Sonreí, a mí también me sorprendía. Noboru, siempre pensé mal de él, pero ahora resultaba ser un hombre más, herido por mi hermana. Uno que dentro de toda su ambición aun tenía el suficiente sentido común, como para aceptar una cosa así y facilitar la solución.

-Pero no es la única llamada que recibí. A parte, claro, de la prensa que quiere saber quién es la madre de mi hijo- Ze chan encendió un cigarrillo y  lo consumió un poco antes de dejarlo suspendido entre sus dedos como solía hacer siempre-Esta mañana, me llamó tu padre.

-¿AAh? ¿Qué…qué te dijo?

-Que quería hablar conmigo.

-¿y vas… vas a hacerlo?

Ze chan me sonrió, levantó su mano y acarició mi cabello, como solía hacer siempre, revolviéndolo.

-Por supuesto.

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-muchas gracias por venir,  Kiryuu sensei. Antes que nada, déjeme decirle que soy un admirador de su trabajo.

-gracias

Yo escuchaba pegado a la pared de afuera de la oficina de mi padre. Justo frente a mí había un ventanal de amplias dimensiones que me permitía, si quería, observar el paisaje invernal. Y frente a la puerta abierta de la oficina, estaba  un espejo decorativo que me dejaba ver hacia el interior, sin ser visto yo.

Vi a Ze chan tomar asiento, y a mi padre hacer lo mismo frente a su escritorio.

-Ahora lo que me atañe-dijo mi padre- Kiryuu sensei, quisiera pedirle algo y espero que su respuesta sea positiva.

-Usted dirá.

-Creo que, no vale la pena hacer recuento de lo que ya sabemos.

-¿Habla de Kei?

-Así es- mi padre carraspeó- lo que quiero pedirle es muy sencillo en verdad.

-Entonces, solo dígalo.

Me pareció que mi padre dudaba, carraspeó de nuevo.

-Kiryuu sensei, estoy al tanto de lo que sentía por mi hija, estoy casi seguro que eso no se ha extinguido del todo. Me gustaría que, ya que aún ama a Yuuki, se casé con ella.

-¿casarme?

¡¿Casarse?! ¡¿Qué demonios le estaba proponiendo mi padre?! ¡Yuuki ya estaba casada!! ¡Y Ze chan era mío!!

-Sí-continuó mi padre, carraspeando de nuevo- verá, su matrimonio no está bien desde hace un tiempo. Y con esto… bueno,  el divorcio es inminente.

-A mi no me importa, solo quiero a mi hijo.

-Precisamente. Sí, lo que quiere es a Kei, ¿no le parece que es mejor que él tenga a su madre también? Estoy seguro de que funcionará. Ella aún lo ama.

-¿y qué hay con Kaname?-dijo Ze chan- ¿se lo dijo, no? Él y yo somos una pareja.

-Sí, bueno, ese es otro favor que quiero pedirle, en realidad es casi lo mismo- carraspeó- Quiero que deje a Kaname-dijo haciendo que se me revolvieran las tripas.

-… ¿por qué?-preguntó Ze chan con una extraña calma en su voz. Mi corazón latía dentro de mi pecho, dolorosamente.

-porque… porque estoy seguro que usted no lo ama.

-¿Cómo puede estar  seguro?

-Kaname es muy parecido a Yuuki, es obvio, son hermanos ¿no? Usted debe sentirse atraído por ello, nada más. Él… él es muy joven aún, no tiene idea de muchas cosas, y si usted lo deja ahora, lo superará con rapidez.

-mire, yo…

-¡No, espere! Piénselo detenidamente. En realidad no tengo ganas de pelear con usted. De verdad me gusta su trabajo, lo admiro mucho, y creo que estar con usted le hará bien a Kei. Pero yo también debo pensar en mis hijos. Yuuki lo quiere, y Kaname, bueno, él… está confundido. Le hará un bien más grande si lo deja. Usted es la manzana de la discordia entre ambos. Quiero paz, sé que al principio, Kaname me reclamará y a usted, pero, ya se lo dije, es joven y las heridas cicatrizan mucho más rápido.

Ze chan lo escuchaba, mientras rebuscaba algo en sus bolsillos, le hizo una seña a mi padre y él detuvo su monologo momentáneamente para asentir. Entonces vislumbre el humo claro de su cigarrillo.

-Piénselo-continuaba mi padre-cuando lo tenga resuelto, dígamelo. Estoy seguro de que tomará la mejor decisión. ¿Qué dice?

Ze chan le dio una calada a su cigarro y apoyó el codo en el brazo de la silla, podía ver claramente como este se consumía en el aire.

-No necesito pensarlo-dijo con esa calma en su voz-Yo ya he tomado una decisión, si no le molesta, se la diré ahora.

Mi padre se reclinó en su asiento y suspiró.

-adelante, por favor…

Escuché la respuesta con la mano firmemente en mi pecho, sin querer ver más hacía el interior de la oficina, fije mi vista en el ventanal de enfrente.

Comenzaba a nevar.

Notas finales:

Wola!! Espero que les haya gustado. Perdónen la tardanza, les juro que me doy prisa lo más que puedo.

Ammm... olvíde especificarlo. ¿cómo Zero hacía lo que le pedía Kaname y teniendo que sostener el telefono? mmm... Bueno hay varias opciones, una, el alta voz, pero no creo que lo haría, pensando que Kei dormía unas puertas más alla (aunque eso no le importará despues). Dos, haciendo malabares con el telefono apoyado entre el hombro y la oreja y Tres, que es la más comoda, segun yo, Manos libre yeeey!! ¿Ustedes que creen? ¿se les ocurre otra?

En fin...

Hasta la proxima....

                                            continuará...

 


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