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Kisetsu por Aomame

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Notas del capitulo:

"Es primavera"

Kistesu

Haru desu

Mis heridas terminaron por curarse unas semanas más tarde, justo antes de que la primavera llegara con todo su esplendor. Justo a tiempo para mi debut oficial en la empresa de la familia. Fueron semanas extrañas y atareadas. Y además con ciertas situaciones que después del accidente parecieron tomar otro rumbo. Muchas noticias para primavera. De verdad era como si todo a mí alrededor se renovara.

Kei chan recibió de navidad un cachorro peludo, al que llamo Kuma chan. Todos los días lo saca a pasear al parque que está a unas cuadras de la casa de mis padres y le dice a su padre que compre una casa enorme con patio dónde Kuma chan pueda correr. Estoy seguro de que Ze chan le ha tomado la palabra. El primer mes del año lo hemos pasado buscando una residencia que pueda ser nuestro hogar definitivo. Me siento alegre por el futuro.

Pero me estoy adelantando. La noche anterior al año nuevo, Yuuki por fin fue a visitarme. No es como si yo estuviera esperando que lo hiciera, y en realidad me sorprendió. Entró a mi habitación, y caminó un poco en círculos frente a mi cama, realmente parecía luchar contra sí misma. Yo no dije nada hasta que ella se detuvo y me miró seriamente.

—Gracias— dijo y nada más hacerlo desvió la vista, —gracias por salvarme.

—No fue nada.

Yuuki asintió y yo volví a guardar silencio. Era incomodo, después de tantas peleas, después de tanas cosas dichas. Pero Ze chan tenía razón en un punto, a pesar de todo, no la odiaba. Pero también me asustaba tenerle compasión.

—¿Por qué lo hiciste?— preguntó un minuto después. Está vez, si me miró a los ojos.

Como respuesta me encogí de hombros. —Sólo lo hice. Instinto, quizás.

—Si hubiese sido así, no lo habrías hecho— replicó. —  Sí, me hubieras dejado, ya no estorbaría. Tú y Zero podrían estar juntos.

—No importa si estás o no, ¿sabes? Ze chan y yo estamos juntos.

Yuuki se mordió el labio inferior con ansiedad, su mirada brilló asesina por un instante, pero al mismo tiempo, parecía querer marcharse.

—Yuuki—le dije, — lo siento, me enamore de él. No puedes culparme por ello. Pero, nunca quise arrebatarte nada.

Ella me miró sorprendida, tanto o más, como yo lo estaba con mis palabras.

—Quería que te quedarás con él, pero lo dejaste ir, elegiste a Noboru. No fue mi culpa tampoco. Y tampoco espere que algún día fuera correspondido. Yo sólo quería que Ze chan fuera feliz, sin importar con quién.  Pero quién eligió fuiste tú…

—Y no sabes cuánto me arrepiento. Sólo… estoy molesta. Estoy dolida. ¿Por qué aquello que me pertenece primero termina siendo tuyo? La empresa, Zero, Kei… ¿por qué? —suspiró entonces largamente. — Sé la respuesta, pero no me gusta. Así que termino intentado que todo vuelva a mis manos. Pero es imposible.

Sellé mis labios porque contra eso no tenía nada que decir. Ambos nos quedamos así, mirándonos uno al otro. Sabíamos que jamás nos perdonaríamos del todo, pero la guerra tiene que terminar tarde o temprano, en manos de uno u otro.

—¿Qué harás? —pregunté al cabo de un rato.

—No lo sé.

Yuuki se fue después de eso.

Noboru regresó al extranjero la primera semana de enero. Se divorciará de Yuuki irremediablemente. Dijo que aun cuando la ama, no puede dejar de sentir que él jamás fue parte de su vida. Es un sentimiento doloroso y que además de un vacío que no puede llenarse con palabras ni con promesas. 

Antes de marcharse, Noboru, se hizo pruebas de paternidad con Kei, no tardan en establecer que no es el padre biológico, dejó firmada un documento en el que renuncia como padre legal del pequeño. Y en cuanto la corte de su fallo, Ze chan podrá empezar la adopción de Kei. Ahora sólo queda resolver el problema con Yuuki por la custodia.  Ze chan dice que no quiere obligarla a renunciar a él, después de todo es su hijo y tiene razón. Kei chan podrá decir que me prefiere como madre, pero estoy seguro que necesitará de su madre real en algún momento, la quiere, de eso no hay duda.  Todo se reduce a eso.

+++

—¿Te vas ya?

Justo antes de que lograra escabullirme por la puerta de la empresa, me detuvo mi padre.

—Es que…

—Tengo algo para ti, ven a acá.

Suspiré. Seguramente, se trataba de más trabajo.  No imagine que las primeras semanas en el trabajo fueran un constante dolor de cabeza.  Entré al despacho de mi padre  con la mirada gacha, pensando en que tendría que cancelar mis planes esa tarde.

—¿De qué se trata?

—Esta primavera te gradúas ¿no es así?

—Sí, pero haz de cuenta que ya lo estoy.

Mi padre rió,  abrió el cajón de su escritorio y sacó algo de él que me tendió. Era un cheque.

—Tú primer cheque. Gástalo sabiamente.

Sonreí y asentí.

Sabía en qué iba a gastarlo, mucho antes de recibirlo.

+++

Ze chan me esperaba, en su mano derecha colgaba Kei, en cuya mano  derecha colgaba, a su vez,  la correa de Kuma chan, quién por último aguardaba echado a sus pies. Frente a ellos y a mí, estaba una de las muchas casas que habíamos  visitando, y entre todas, esa nos había gustado mucho, sin embargo, necesitábamos la aprobación de Kei para firmar cualquier contrato.

—¡Llegas tarde mamá Kaname!—Kei rió ante su broma que poco a poco dejaría de serlo.

—Lo siento —dije, — me detuvieron un poco.

—No importa, entremos—dijo Ze chan.

Asentí, y los cuatro entramos en la propiedad. Era una casa de dos plantas. En la parte inferior estaban la sala, el comedor, la cocina,  cuarto de lavado y un medio baño. En la parte superior estaban las habitaciones, cuatro en total; dos de las cuales tenían su propio baño completo. Además, contaba con un amplio jardín que incluía un estanque japonés. Era una casa perfecta. Cada uno podría tener su espacio, incluso Kuma chan.

—¿Qué te parece Kei chan?— Ze chan se acuclilló para estar un poco más a su altura y le sonrió en espera de su veredicto.

—¡Me gusta! ¡Kuma chan y yo tendremos mucho espacio para jugar.

Ze chan asintió.

—¿Puedo recorrerla de nuevo?—preguntó el niño tirando sin querer de la correa de su mascota.

—Claro que sí.

Kei salió disparado al patio y lo vimos asomarse frente al estaque, por el momento vacío, antes de salir corriendo en dirección a la parte más amplia del patio, Kuma chan lo siguió trotando felizmente.

—Entonces, yo creo que será esta. ¿Qué opinas Kaname?

—Estoy de acuerdo— dije y sonriente removí las cosas de mí portafolios— Mira, Ze chan.

Cual presumido, le mostré el cheque que me había dado mi padre. Ze chan lo tomó y me sonrió.

—¿Es para el enganche?—bromeó, pero yo no dudé en asentir.

—Cumpliré mi palabra Ze chan, y no me vayas a decir que no es necesario.

—Es que no lo es, pero…—añadió cuando vio que estaba a punto de replicar—… está bien. Será como tú quieras.

Sonreí satisfecho.

—Por cierto, Ze chan. Mi graduación será el viernes, ¿vendrás?

Escuchamos a Kei  llamar a Kuma chan y al perro ladrar entusiasmado. Ze chan me miró y sonrió de esa manera tan suya, tan amable, y cálida.

—Por supuesto que iré.

+++

Cuando llegué a casa, había trifulca. Yuuki  y mi madre forcejeaban al pie de las escaleras. 

—¡Suéltame, dije que me voy!—Yuuki empujó a mi madre y le miró después furiosa mientras se acomodaba el flequillo de la frente. Efectivamente  había una maleta tirada a la mitad del vestíbulo.

—¿Qué sucede?

—¡Detenla, Kaname!—me dijo mi madre, parecía estar al borde de las lágrimas.

—Ni siquiera te me acerques— Yuuki volteó y me miró furiosa. —Me iré y punto.

—¿Qué fue lo que pasó?

Mi madre entonces rompió en llanto.

—Llegó la solicitud de divorcio de Noboru kun — dijo.

—¡Y no se lo voy a dar!— enérgicamente, Yuuki, levantó su maleta  dispuesta a reanudar su camino— Ya verá ese… no puede dejarme.

—Pero Yuuki… —empecé yo.

—¡Cállate y quítate!

Me empujó con su mano libre y yo me hice a un lado, mi madre detrás me rogaba que la detuviera. Pero en ese momento entendí que no podíamos detenerla. Si ella quería marcharse, que lo hiciera. “Es que no ves que ha perdido la razón” No, no la había perdido, la mirada de mi hermana era diferente a todos los arranques de antes. Era diferente, eran lucida ¿Había pensado las cosas mientras estuvo lejos de Noboru, en sus terapias psicológicas a las que mamá la llevaba, había encontrado sentido a su vida?

—Déjala, madre.

Mamá me vio atónita, y Yuuki igual, deteniéndose  con una mano en la puerta.

—Ella sabe  lo que hace. Y si no, bueno, será su culpa.

Yuuki chasqueó la lengua. Y volvió a tomar su maleta.

—Sólo una cosa— le dije— ¿Qué hay de Kei?

La espalda de Yuuki tembló, pero ya no se giró, sujetó con más firmeza la maleta y empujó la puerta de entrada.

—Te tiene a ti ¿no? Y sobre todo, tiene a Zero.

La puerta se cerró tras ella. A mis espaldas mamá lloraba. Y yo sólo pude quedarme ahí mirando la cerradura.

—Tienes razón—le dije, pero es muy poco probable que Yuuki  me escuchara.

A veces tienes que dejar ir y otras aferrarte a lo que tengas.

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Hoy es el día de mi graduación. Han florecido los cerezos del campus. Todo tiene un color rosado primaveral.  Y  mientras la ceremonia transcurría, mis ojos siguen el flujo de los pétalos de cerezo que se desprenden de los árboles. Me acordé entonces de mi adolescencia, de mi primer y única primavera en el amor. El aire huele igual que entonces, el Sol brilla con la misma intensidad. Soy ese Kaname de entonces. Joven y torpe. Enamorado por primera vez, sin entenderlo y sin saber cómo manejarlo.  

Escucho el gritó de júbilo de mis compañeros, lo que me indica que la ceremonia ha terminado sin darme cuenta. Todos se dispersan, corren con sus amigos y familiares. Hago lo mismo, pero aún me siento pequeño, demasiado joven e inmaduro. Soy el alumno de instituto que se enamoró del amigo de su hermana mayor. Si la historia pudiera retroceder un momento,  ¿Ze chan habría ido a mi graduación de entonces?  Eso pensé cuando recibí su abrazo y sus palabras de felicitación. De haber sido así, si eso hubiera sucedido, yo habría sido el ser  más feliz sobre la tierra.

Pienso que no importa, hoy soy feliz. Él está aquí, mirándome con calidez, con esas pupilas suyas que siempre me han parecido tan hermosas. Él está aquí, su cabello se mece suave dejándose llevar por la corriente del viento que arrastra pétalos  y más pétalos de cerezo. Estamos de nuevo en aquel hanami del pasado, y sin darme cuenta, como entonces, mis lágrimas brotan. Está vez, no por darme cuenta que estoy enamorado, no, si no porque amo y soy amado. Porque soy feliz.

—¿Kaname?—Ze chan me sujeta de los brazos por encima de mi codo —¿Todo bien? — su semblante parece preocupado.

Sonrío y asiento, pero  no me limpio las lágrimas, en su lugar saco algo de mi bolsillo.

—Siempre quise darte esto, Ze chan—le digo extendiendo  mis dedos, mostrándole la palma de mi mano, —el segundo botón de mi uniforme del Instituto.

Ze chan mira el botón y luego, a mí. Sonríe al tiempo que acuna con su mano mi mejilla.

—Eres muy lindo, ¿sabes? — dice, como hace años me dijo.

—Mi corazón es tuyo, Ze chan.

—Lo sé, y cuidaré de él, te lo prometo.

Le entrego mi botón y él es quién lo envuelve en la palma de su mano.

 A lo lejos escucho el ladrido de Kuma chan, los pasos de Kei corriendo, su grito diciendo “¡Papás!”

Tal vez tengo aún mucho que contar, creo que si podría contarles más, pero hoy, ahora, quiero dejar esta imagen para siempre, plasmada como una promesa de eternidad, algo que no va a cambiar sin importar cuántas veces lean mi historia con Ze chan. 

Giro sobre mis talones  de la mano de Ze chan, para recibir a mi hijo.  Aquí termina un periodo de mi vida, el segundo más importante, y comienza otro, uno dónde tendré a mi propia familia.

Sólo algo es seguro: las estaciones seguirán su curso. 

 

FIN

Notas finales:

Wola! Espero que les haya gustado. Sí, es el final, ¿parece apresurado? En realidad, si era este el último cápitulo. Hay cosas que quedaron en el aire, pero creo que pueden cacharlas jaja

 

Espero poder escribir el extra de siempre XD Sólo para redondear un poco. 

 

Sobre el botón que regala Kaname, es una tradición japonesa. Los estudiantes hombres regalan el segundo botón de su uniforme, si es el tradicional, o de su camisa si no, a la chica que les gusta o que se los pide y a ellos les agrada. ¿Por qué el segundo? Porque es el más cercano al corazón. Dar el segundo botón es dar el corazón, esa es la metáfora.

En lo personal, se me hace una tradición muy linda. ¡Viva lo cursi! XD


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