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Kisetsu por Aomame

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Notas del capitulo:

Las huellas que se pierden en la nive.

 

Fuyu=Invierno

Kisetsu


Fuyu

-¿Ze chan?-dije en casi un murmullo. Él levantó la vista y pude ver sus lágrimas.

-Kaname Kun-dijo suspirando, se talló los ojos en vano y se recostó en la cama con el ante brazo derecho tapándose la cara-le dije cosas horribles… le dije que se fuera… a pesar de que ya sabía las reglas del juego desde el principio, la herí, le dije cosas horribles, yo…

-¡NO!-dije despegando mis pies del suelo y trepando a su cama lo abracé- es ella quien fue horrible. No tienes que culparte.

-Pero…

-No hay peros Ze chan-dije y lo sacudí de los hombros contra el colchón, tomé su rostro con mi manos-tú siempre fuiste demasiado para ella…

-Kaname ku…-no lo deje terminar sin esperar, lo besé en los labios, pensaba quitar de ellos los besos de Yuuki. Besándolo así desesperadamente, abrí su boca y su calidez invadió la mía. Mi lengua tocó la suya y un cosquilleo nuevo me recorrió el cuerpo, quería más, pero Ze chan me tomó de los brazos y me empujó hacia arriba.

-¿Ze chan?- él jadeó y se incorporó.

-Lo siento, Kaname kun-dijo me miró, sus ojos reflejaban tristeza.

-N...no yo…yo lo siento, no debí…-su mano se posó en mi cabello y lo revolvió como siempre, diciéndome con ese simple gesto que todo estaba bien-Ze chan, te quiero-dije- te quiero mucho, si pudiera ser yo a quien ames, jamás te haría derramar ni una sola lágrima. Te haría feliz.

-Kaname kun…-se inclinó y me abrazó-lo siento, no quiero ser injusto contigo, por favor. Por favor necesito estar solo.

Asentí. Sabía que era así, que Ze chan tenía que pensar, que calmar su corazón. En ese momento estaba vulnerable y quizás solo por eso me aceptaría, pero sería un espejismo. Yo tampoco quería ser injusto con él. Me separé lentamente y lo besé en la frente.

-volveré, Ze chan ¿está bien?

Él asintió. Me levanté y me fui de ahí lenta y silenciosamente.

++++

A pesar de lo que dije, no volví inmediatamente. El otoño terminó y yo no vi a Ze chan en todo ese tiempo. La razón, es que estaba apenado. Después de besarlo aquella vez, y salir de su departamento, estaba temblando. Deseaba abrazarlo y cuidar de él, pero al mismo tiempo no podía dejar de pensar que para él, yo solo era un amigo.

Como amigo, besarlo estaba fuera de lugar. Y ahora no tenía idea de cómo llegar a su casa y hablarle. Me sentía abrumado y avergonzado. Aunque me moría de ganas por verlo, cada día justo antes de llegar a su casa, me detenía, daba media vuelta y regresaba a la mía.

Aquella tarde como siempre regrese a casa después de un intento fallido por verlo. Al entrar, el vestíbulo estaba lleno de cajas y cosas. Malhumorado pateé una de ella, y algo de vidrio se rompió en su interior.

-Kaname, que bueno que llegaste-dijo mi madre bajando por las escaleras-necesito que acompañes a tu hermana a escoger las flores para la boda.

-¿Por qué yo? ¿Por qué no vas tú?

-Hoy hay una comida en la empresa, y tengo que acompañar a tu padre. Hazme ese favor. ¿sí, mi niño?

-¡No me llames así!- mi madre se rió.

-¿qué son todas esas cosas?-dije señalando las cajas.

-cosas para la boda. No puedo creer que ya sea la próxima semana, que rápido.

-Mamá, ¿no te parece raro tanta precipitación en la boda?

Mi mamá se encogió de hombros-así es tu hermana-dijo- Me voy, por favor acompáñala.

+++

-¡Quita esa cara, Kana chan!-dijo Yuuki mientras veíamos los catálogos de arreglos florales en una pequeña sala dentro de la florería.

-Cállate, no es como si quisiera estar aquí-dije malhumorado.

Yuuk cerró el catálogo y me miró duramente.

-Bueno, ya está bien-dijo-¿qué diablos de pasa? Desde que anuncié mi boda, has sido grosero conmigo. No me hablas y cuando lo haces siempre groseramente.

-¿y qué? No es como si nos hubiéramos llevado bien antes, para empezar.

-Pues yo creí que sí, te gustaba ir a donde yo iba ¿no? Hasta fuiste conmigo de vacaciones.

-No fui porque fueras tú. A mí, tú no me importas.

Ella frunció el ceño y golpeó la mesa con la palma de su mano.

-¿entonces a qué ibas? ¿Eh?

-no iba por ti, eso júralo, eras un medio pero un fin.

-¿Disculpa? ¿Un medio? ¡Kaname, ya basta! ¡Me estás fastidiando!

-¡Y tú a mí! ¡Te odio! ¡Eres espantosa!-me puse de pie y ella me jaló de la chamarra.

-¿qué diablos te pasa? No nos llevamos bien, nunca, pero ahora está peor. ¿Qué es lo qué…?

-¿Por qué no escogiste a Ze chan?

-¿eh?

-¿qué diablos tiene Noboru que Ze chan no?

-¿eso es lo que te molesta? Sé que Noboru no te cae bien, pero…

-¿Por qué él y no Ze chan?

Yuuki me miró, y suspiró.

-¿quieres la verdad?

-sí.

-Zero es increíble, lindo, amable, guapo y muy bueno en la cama. Por supuesto que si tuviera que elegir lo elegiría a él.

-¿Y entonces?

-no tengo que elegir, siempre será a Noboru, no porque lo ame, sino porque me da lo que  necesito. Tú, te convertirás en el heredero de la empresa, lo único que yo tendré serán unas cuantas acciones, mi estilo de vida se verá afectado sino me casó con un hombre rico. Ese requisito lo tiene Noboru.

-¿Solo porque Ze chan no es rico? ¿Sólo por eso lo lastimaste tanto?

-Bueno, ¿y a ti qué? No lo entiendo, ¿lo querías a él como cuñado? ¿O qué?

-Para nada… pero… pero lo prefería eso a qué él, a qué él… sufriera así.

-él no puede hacerme feliz, ¿Sabes lo que está estudiando?

-No, y no me importa. Si yo fuera tú, no me importaría nada con tal de abrazarlo, ¡nada! ¡Eres tan superficial e idiota! ¡De verdad te detesto!

-¡Pues si tanto lo quieres, te lo regalo! ¡Abrázalo cuanto quieras, imbécil! ¡Pero deja de fastidiarme!

-Perfecto-dije irguiéndome- Pero lo luego no vengas corriendo a pedirme que te lo devuelva. Porqué no lo haré.

Yuuki frunció el ceño y abrió la boca-estás diciendo que tú…

-¿qué me gusta Ze chan? Sí, me gusta. Y si tú te le acercas de nuevo, o intentas hacerle daño, Yuuki, te lo juro, cuando la empresa sea mía, me encargaré de quitarte todas tus acciones y no solo eso, destruiré la empresa de tu esposo, ¿entiendes?

-¿qué?

-Lo que oíste

Me di la  vuelta y salí del lugar completamente enfurecido, escuchando los gritos de mi hermana detrás de mí.

+++

El tiempo se volvió frío. Las nubes se apostaron permanentemente en el cielo ocultando el sol. Muy oportunas para mi estado de ánimo. Mi hermana se casaría al día siguiente, un día después de Navidad.  Pero  esa, probablemente, fue la Navidad más triste y feliz que tuve y tendré en toda mi vida.

Esa mañana salí de casa, harto de la histeria de los últimos detalles de la boda. Caminé si rumbo y luego tome el tren, me baje en una estación al azar y volví a caminar sin dirección alguna. Al menos eso creía, pero el destino es realmente atemorizante.

-¿Kaname chan?-levante la vista, Takamiya Kaito me miraba a unos pasos adelante con las manos enfundadas en su abrigo.

-Takamiya san ¿qué hace por aquí?

-Vine a ver a Zero ¿tú también?

-¿Eh?-miré a mi alrededor, sin darme cuenta mis pasos me llevaron justo al lugar donde vivía Ze chan-N…No, yo solo pasaba por aquí.

-¿en serio?-Takamiya ladeo el rostro- Pensé que habías venido a visitarlo. Zero se ha pasado las semanas preguntando por ti.

-¿eh?- mi corazón dio un salto.

-dijo que quería verte.

-¿él dijo eso?

-sí, está un poco raro. ¿Tú sabes  por qué…?

-¿Él dijo eso?- yo ya no podía pensar en nada más que en esas palabras que parecían mágicas-¿él dijo…?

-Sí-Takamiya me miró extrañado y asintió con la cabeza-¿estás bien?

-Takamiya san, me tengo que ir. Gracias.

-¿eh? ¡Oye…! Pero que les pasa a ustedes dos…-alcance a oír que decía a mis espaldas, cuando eche a correr calle arriba, hasta la casa de Ze chan.

Me detuve en la puerta jadeando y toque con los nudillos a la puerta, haciendo caso omiso del timbre. Segundos después, la puerta se abrió.

-Kaname kun-dijo Ze chan mirándome con los ojos muy abiertos-pensé que no vendrías más.

-yo…yo quería verte-jadeé- yo siempre he querido verte.

Él me miró, luego señalo algo detrás de mí, volteé, la nieve comenzaba a caer suavemente como pequeñas plumas en el aire.

-será mejor que pases, Kaname kun.

+++

Al entrar tropecé con cajas y maletas que se amontonaban cerca de la puerta.

-¿qué es todo esto, Ze chan?

-¿qué?-dijo volteando a ver como yo señalaba las cosas-¡ah, eso! Mi equipaje, supongo.

-¿equipaje?-mi corazón saltó dentro de mi pecho, la alegría que sintió en un instante se disolvió-¿vas a ir a algún lado?

-sí, me mudaré-dijo y me ofreció una lata de refresco-por ahora solo tengo algo de comida afuera y algunas cosas para dormir, mañana me voy temprano.

-¿po…por qué te vas?

Ze chan abrió una lata de cerveza y se sentó en el piso frente a mí.

-tengo que irme-dijo-estuve pensando y creo que es lo mejor.

-¿es por ella? ¿Te vas por su culpa?

Él me miró, estiró la mano y revolvió mi cabello.

-No-dijo- me voy por mí. He llegado a un punto en el que estoy confundido. Tengo sentimientos que no logro definir, y cuando lo hago, de alguna manera me asusta. Aunque-le dio un tragó a la cerveza-si quiero poner distancia entre ella y yo.

-¿por qué?

-¿por qué? Ya te lo dije, Yuuki es como la gravedad, me atrae sin quererlo yo. Necesito irme lejos, volar muy alto donde exista la gravedad cero, y desde ahí, flotando libre, encontrar mis respuestas. Eso pienso.

Lo miré, yo no quería que se fuera. Justo en ese momento lamenté haber tardado en ir a verlo, pronto se iría y no lo vería más.

-¿a dónde te irás?

-solo te puedo decir que será lejos.

No pude hablar, lentamente un nudo en mi garganta aprisionaba mis cuerdas vocales. “Lejos” ¿qué tan lejos? ¿Por cuánto tiempo? ¿Volverás? Todas esas preguntas se agolparon e hicieron más grande el nudo en mi garganta.

-Ah-Ze chan levantó la  vista y me sonrió- quería verte- dijo y se puso de pie, caminó hasta las cajas y revolvió un poco en ellas, regresó con algo entre las manos y me lo tendió- quería que te quedarás con esto.

Era una caja, una caja que yo conocía bien, en su interior se encontraba el ajedrez con el que jugábamos cada vez que iba a verlo, el ajedrez que me permitió enamorarme de él. Mis dedos se cerraron en ella y la miré incapaz de aguantar ya las lágrimas. Ze chan se acuclilló frente a mí, su mano se poso en mi cabeza.

-No llores, Kaname kun.

Sorbí y levanté la vista, mis ojos contra los suyos, unos  ojos hermosos y cálidos, que me suplicaban tranquilidad. Balbuceé cosas incoherentes y al final lo único audible y entendible fue:

-Te amo-solté la caja y me abrace a sus hombros- te amo, te amo.

-Kaname kun…

-No me importa que la ames. No me importa nada. Yo me quedaré contigo, cada día, en cada instante, no dejaré que te sientas solo. Puedo ser tu amante, haré lo que tú quieras. Solo déjame estar contigo, no importa si no me amas-sollocé todo eso de corrido y casi sin espacios.

-¡Cállate!-me gritó él, me tomó de los brazos y me separó-¡No hables como yo! ¡No te conviertas en mí! ¿Me oyes? ¡No lo hagas!

-Pero, Ze chan…

-¡No!- dijo levantando mi barbilla y haciendo que su mirada penetrará la mía, pude ver en ella el dolor y el miedo- por favor, Kaname, no me conviertas en ella…

Me soltó y bajó la vista, ahora era él quien lloraba. Lo abracé de nuevo y sentí sus lágrimas empapar mi ropa. Poco a poco nuestros llantos se unieron y se extinguieron, quedando tan solo gimoteos ahogados. Ze chan se separó de mi pecho suavemente, y levantó la vista.

-Gracias por todo, Kaname kun. Siento todos los problemas que te he causado.

-Gracias a ti, por mostrarme lo que es amar.

Él me sonrió, una dulce sonrisa que no pude resistir. Tomé su rostro y lo bese de nuevo. Un beso que él no evitó, que, por el contrario, correspondió plenamente.

Mis brazos rodearon su cuerpo, mientras mis labios probaban los suyos con glotonería. En la posición acuclillada en la que él estaba fue fácil derribarlo. En el piso, sobre él, mis besos se mezclaron con las caricias de mis dedos. Caricias que de deslizaron por debajo de su playera, que tocaron su piel suave y tibia, que se prendaron de sus tetillas y las pellizcaron, caricias que arrancaron de su garganta un pequeño sonido de placer.

Lo bese con cautela, con cariño y calidez, suavemente sin arrebatarme, dándole prioridad al amor que deseaba transmitirle. Un largo beso que se extendió por su cuello, que una vez que me deshice de la playera, se internó en su pecho, que lamió y succionó sus pezones. Un beso lleno de deseo que continuó su camino por el abdomen firme y marcado, resultado de la natación, y que se detuvo en su ombligo, delineándolo.

-Kana…Kaname kun-dijo él jadeando ligeramente, levantó mi rostro tirándome del cabello-Detente, Kana…

No le contesté, lo besé de nuevo en los labios, aprovechando su boca abierta a media palabra, mi lengua se deslizó en su interior. Y al rozar con la suya, una fuerte punzada en  mi bajo vientre me indicó lo excitado que estaba. Mis manos lo recorrieron, se detuvieron en su cadera y rodaron hasta su entre pierna.

Él dijo algo ininteligible dentro de mi boca cuando, presione su miembro con mi mano y comencé a masajearlo por encima del pantalón. Ze chan me empujó ligeramente,  para incorporarse a medias, logrando tan solo terminar el beso.

-Kana…me kun-jadeó-deten…

-No-murmuré en su oído- ya estás duro, Ze chan.

Se estremeció y se recostó de nuevo en la duela. Mi mano aprovechó el espacio y sin miramientos deslicé el pantalón y los bóxers fuera de su cuerpo. Lo toque, lo toque por todas partes, gravándome su cuerpo en la mente, siguiendo sus líneas como se sigue una ruta en un mapa. Lentamente yo también me quite la ropa, y mi cuerpo sintió el gozo de poder conocer el calor del suyo, un cuerpo que pertenecía a la persona que amaba.

Nuestros besos se intensificaron, ¿nuestros? Sí, él también me besaba, me acariciaba, me tocaba con firmeza y pasión, se estaba derritiendo conmigo y eso fue, increíble.

Separé sus muslos y mis dedos buscaron su entrada. Presione en ella y poco a poco mi dedo entró. Ze chan se revolvió y estremeció, jadeó y cerró los ojos, intentando tranquilizar su respiración, y también su pulso, que como el mío parecía hacer a la sangre hervir. Moví mis dedos dilatándolo más y más. Para ese momento, yo ya no pensaba en nada más que no fuera unirme a él.

Me coloqué y lentamente lo penetré, intenté hacerlo lo más suave posible, de manera gentil, deteniéndome cuando él hacía algún gesto de dolor; esperando a que se acostumbrará a mí, continué con los besos y caricias, con lo toques atrevidos que lo encendieran más.

Una vez en su interior, comencé a moverme, lenta pero firmemente. Combiné las embestidas con los besos, con las mordidas, con mis manos entrelazándose con las de él. Ze chan aprisionó mi cadera con sus piernas y en poco tiempo también buscaba la unión de nuestras caderas.

En mis oídos la respiración agitada, las voces ahogadas y los latidos de mi corazón se mezclaban. Mi cuerpo se volvía suyo, mi vida le era entregada y todo mi amor desbordaba. Me corrí dentro de él, poco después de qué él lo hiciera.

Jadeando, lo bese de nuevo, largamente, incapaz de pensar que, llegaría el mañana.

+++

Al día siguiente me despertó el sonido de mi celular, me levanté de futón (de alguna manera logramos dormir ahí) y busqué entré mis ropas el aparato. Al final lo encontré, tenía como veinte llamadas perdidas de mi mamá. Suspiré y miré a mí alrededor. Me sentía mareado, abrumado, con la vista nublada, me tallé los ojos y me di cuenta. Estaba solo.

Las cajas y maletas no estaban, Ze chan ya se había ido. Me golpeé con la palma de la mano en la frente; molesto conmigo mismo por haberlo dejado ir, más aun, después de esa noche maravillosa. Regresé al futón y hundí el rostro en su mullida superficie, aún olía a él, aún…

Mi celular sonó de nuevo. En la pantalla el nombre de mi madre aparecía brillante, como si me gritará. “Es cierto” pensé “hoy se casa Yuuki”.

-¿A quién le importa?-murmuré. Desvié la llamada, y mande un simple mensaje que decía, “Estoy bien, empiecen sin mí”

No quería ir, no iba a ir. Quería quedarme ahí rodeado aún del aroma de Ze chan. Me di la vuelta hasta quedar boca arriba, ladeé el rostro, en el piso a cerca de mí, estaba la caja con el ajedrez y a través de la ventana, se veía la caída de la nieve.

¿Qué tan lejos estaría Ze chan? ¿Hasta dónde tendría que ir a buscarlo? ¿O cuánto tendría que esperar para verlo de nuevo? Porque eso pasaría. Yo lo volvería a ver, estaba convencido. Porqué él era mi primer amor, el amor de mi vida y también, mi único amor. Y un amor que es todos a la vez no puede perderse.

Notas finales:

Wola! espero que les haya gustado. El misterio del seme (ni tan misterio) se ha resuelto, esta vez quería un seme menor al uke, por que de que los hay, los hay jejeje

Un invierno calido, por un lado y por el otro triste por la despedida. Pero confió en lo que dice Kana chan.

En fin, iba a decirles más cosas pero ya se me olvidaron >.<

hasta la proxima!

                                                      continuará...

 

pd. Para quienes siguen "Prohibido" no desesperen ya estará muy pronto. Es que era necesario que terminará estas primera cuatro estaciones, tenía que sacarlas de mi cabeza!!

      


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