Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Kisetsu por Aomame

[Reviews - 105]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Las heridas más profundas, aquello enterrado en la nieve, dejame descubrirlo... dejame derritir la nieve de tu corazón.

 

 

Mada, fuyu= todavía, Invierno.

Kisetsu


Mada, Fuyu

Las palabras son capaces de mover al mundo, de voltearlo de cabeza, de incendiarlo y también de revivirlo. Las palabras a veces viajan a través del aire, y llegan a los oídos en un simple murmullo, a veces fuerte, a veces no tanto.

En mi caso, sus palabras rebullen mi interior, son sus palabras capaces de derribar todos los muros que me he impuesto. Sus palabras, su voz, llegan y fluyen en mi interior hasta mi corazón.

Ha comenzado a nevar.

El cielo cambiara de color de nuevo, el suelo se congelará… pero, yo, apretando mi pecho con mi mano,  soy incapaz de mirar más que a esa nieve. Sus palabras se han detenido, no lo miro a través del espejo, pero sé que la pausa se debe al humo que ahora debe estar abandonando sus labios.

Estoy tenso y desolado, no tengo idea de lo que va decir, todas las dudas y miedos que tenía antes, regresan para angustiarme. Suspiro, y veo la nieve caer lentamente, ajena al tiempo, o más bien, moviéndose en un ritmo completamente diferente al mío. Mi corazón está acelerado, como cuando se está a punto de hacer un examen importante, de esos que pueden definir la vida.

Esos segundos que parecieron horas se terminaron y entonces su voz regresó, sus palabras se fundieron con el aire y derritieron los copos de nieve.

+++

-Me niego- dijo Ze chan con calma en su voz, como si esperara de antemano que algo así pasara, y como si, de ante mano, ya hubiera preparado su respuesta. Sin sorpresa, sin miedo, hablando con seguridad y certeza.

-¿qué?-dijo mi padre.

-Como lo oyó, me niego. A ambas peticiones, los siento, pero me niego.

Yo seguía mirando la nieve apretando mi pecho. Aún sus palabras no llegaban a mi cerebro, aunque sí a mi corazón que,  de inmediato latió con más fuerza, no por angustia, sino por emoción.

-Kiryuu sensei-mi padre carraspeó de nuevo- pesé que tenía sentido común.

-No, quizás no lo tengo-dijo Ze chan- Yuuki siempre me lo dijo, “Que tipo en su sano juicio escoge arte como carrera”. Ahora que lo pienso ¿Qué tipo de persona se embarca en una relación con una mujer que sabe, desde el principio, lo único que hará será lastimarlo? Supongo que también, diré que ¿qué tipo de hombre se enamora del hermano pequeño de esa mujer? Así que, no, tal vez no tengo sentido común, Kuran san.

-¡Kiryuu sensei, se da cuenta de…!

-¿De qué? ¿De qué ahora tengo en usted un enemigo?-dijo Ze chan y escuché el rechinido de la silla, miré al espejo, se había puesto de pie- Me doy perfecta cuenta. No tendré sentido común, pero no soy estúpido.

-Kiryuu sensei, le pido que lo piense. No quiero pelear con usted.

-Entonces no lo haga. No importa cuánto lo piense, la respuesta siempre será “No”

-No tiene idea de lo que yo puedo hacer en su contra. No tiene idea…

-Y no me importa- no podía ver el rostro de Ze chan pero  por la forma en la que lo dijo me imagine una sonrisa- le gusté o no, Kuran san, tomaré a su hijo y a su nieto, y los llevaré conmigo.

Sin más, mi amante se dio la vuelta. No esperaba respuesta de mi padre, no pensaba discutir tampoco más, había tomado una decisión y ahora le hacía saber que era irrevocable. Caminaba hacia la puerta cuando mi padre echó a reír, no era una risa normal, era una carcajada. Ze chan se detuvo un poco sorprendido por esa reacción, pero pronto siguió su camino.

-Espere-dijo mi padre conteniendo su risa- espere, por favor.

Ze chan se dio la vuelta pero no se acercó a él.

-Es usted realmente estúpido-dijo mi padre- a pesar de saber quién soy, de todo el poder que tengo, usted aun se atreve a venir a mi casa y desafiarme de esta manera.

-Usted dijo que iba a pedirme algo, no a ordenarme, y aunque así fuera, ¿Por qué debería de obedecerlo?

-Porque puedo destruir su carrera, sembrar rumores por aquí y allá, no importa si son verdad, serán suficientes para mellarlo. Podría hacer eso.

Las palabras de mi padre, esas, me dolieron más que cualquier otra dicha hasta entonces en aquella entrevista. Enfurecido e indignado salí de mi escondite y me plante en la puerta.

-¡Padre, ¿Qué idioteces estás diciendo?!-le grité. Ze chan volteó a verme, mientras mi padre seguía riendo-¡Ya deja de reírte!

-Kaname kun, no es necesario qué…

-Sí lo es. No voy a dejar que te amenace Ze chan-dije y luego mire a mi padre-¡Detente ya! Te dije que yo lo quería, no es mentira, no estoy confundido, si me lo quitas jamás te perdonaré.

La risa de mi padre cobró fuerza. Ze chan y yo lo miramos estupefactos sin saber qué hacer. Al poco rato, comenzó a calmarse.

-Tú también eres un estúpido-me dijo- pero eso, me alegra, porque significa que están enamorados.

-¿Eh?-no sé si fue mío o de Ze chan, quizás de ambos.

-Lo sabía, Kiryuu sensei- dijo mi padre reclinándose en su escritorio- que usted tomaría la decisión correcta.

-¿de qué está hablando?

-Esto, no era en serio. Lo lamento, tan solo quería saber si ese amor que tanto pregonó Kaname era cierto. Disculpe la osadía que tuve al pedirle tales cosas, Kiryuu sensei. Pero ya se lo dije, debo pensar en mis hijos y honestamente estoy complacido con su respuesta. Alguien que pinta como usted lo hace, que transmite tan bellos sentimientos, debe tener un corazón digno.

-Papá tú… ¡¿esto era una prueba?!-dije indignado.

-oh sí, lo era. Y ambos, la han pasado con creces. Mis disculpas de nuevo, Kiryuu sensei.

Ze chan sonrió y mi padre le sonrió a su vez dejando su asiento tras el escritorio para estrechar su mano. Pienso, Ze chan debió entender algo que yo no fui capaz, en ese tiempo yo todavía no era un adulto como ellos, tal vez tenían un leguaje secreto que se concretaba con un apretón de manos.

-Buena tarde, Kuran san-dijo Ze chan y mi padre asintió-pero creo que no hemos terminado de hablar.

-Lo sé-dijo mi padre poniéndose serio de nuevo-el asunto de Kei está en la mesa aun.

-por el momento- Ze chan sonrió- solo tomaré a su hijo.

-jajaja de acuerdo, de acuerdo, lléveselo y haga que me perdone.

-¡¿perdonarte?!-grite yo- ¡estás pero si bien…!

-Kaname-Ze chan quitó el “kun” de mi nombre, haciéndome callar y mirarlo, al hacerlo me sorprendió, me dejo helado. La pequeña distancia entre él y yo, no existía- Vamos.

Miré a mi papá una última vez, y esté me sonrió, antes de salir detrás de Ze chan.

+++

-¿sigues enfurruñado?-Ze chan se sentó en mi cama. Lo había llevado a mi habitación después que le dijera que Kei estaba en la escuela. Pedí que nos llevaran té y lo esperábamos.

-¿por qué hizo algo así? ¿Es que no confía en mí?

-claro que lo hace-dijo él y giró el rostro mirando las paredes de mi cuarto-era en mi en quién no confiaba. Kaname kun-volvió de pronto-  lo cierto es que, no debes enfadarte, tienes un padre muy comprensivo, recuerda, eres su heredero y estás enamorado de otro hombre, no cualquier padre aceptaría eso con una sonrisa.

-Su…supongo que tienes razón.

Tocaron a la puerta y dejaron el té en una pequeña mesa.

-Ahora solo tengo que solucionar lo de la custodia de Kei. Pero no creo que sea fácil-dijo Ze chan tomando su taza de té y sorbiendo un poco.

Asentí. Mi padre no sería tan flexible en  eso, después de todo era su nieto de quién hablábamos.

-¿te estoy causando problemas, verdad, Ze chan?

-No digas eso-dijo y dejo la taza en la mesa, sacudió su mano para llamarme-Ven, Kaname kun

Me acerqué y me acuclille en el piso frente a él, su mano acarició mi cabello y lo revolvió, empujo ligeramente mi frente, haciéndome levantar el rostro y mirarlo a los ojos. Me sonrió y yo me perdí en esa sonrisa que contagiaba su mirada hermosa y clara, de ese color tan raro que hipnotizaba.

-Tú no digas que vas a dejarme-dijo adelantándose a mis pensamientos-solo para no causarme problemas. Porque entonces ¿de qué sirvió decir todo lo que le dije a tu padre?

-lo siento-dije sintiendo como sus dedos apartaban el flequillo de mi frente y sus labios tibios y húmedos dejaban en ella un tierno beso. Cerré los ojos y disfrute de ese breve contacto. Y cuando terminó deje caer mi cabeza en sus piernas, suspiré.

-Tuve miedo, Ze chan-le confesé- por un momento pensé que  aceptarías su propuesta. Me alegra que no fuera así.

-tonto-dijo riendo ligeramente-ya te lo dije antes ¿o no?- levanté el rostro, de nuevo preso de su mirada violácea- Te amo.

Sonreí, me levanté abrazando su  torso, obligándolo a caer de espaldas en el colchón de mi cama. Lo besé sin tacto, incluso torpemente, y eso no se debía sino, al ansía que me roía por dentro. El me correspondió, calmando mi beso, suavizando los movimientos y marcando el ritmo. Un ritmo que pasó de desesperado a sensual. Su lengua acarició mis labios, los abrió y entró en mi boca con autoridad, rozó mis dientes, suave, caliente, húmeda y deliciosa acarició el interior de mi boca. Me inflamaba, me deshacía.

Con mis piernas  separé las suyas, mientras mis manos acercaban su nuca, obligando así a que el beso se prolongara. Lo empuje hacia para que subiéramos un poco más hacia la cama, Ze chan rompió el beso que yo me negaba a…

-Kaname kun…-dijo tomando una bocanada de aire- detente, esta…estamos en tu casa.

-ya lo sé-dije recorriendo mis manos hasta su cintura y recorrerlo un poco más en el colchón-Y no tienes idea cuanto tiempo soñé con hacerte mío aquí, en mis dominios.

-jaja- Ze chan se rió y enredó  un mechón de mi cabello entre sus dedos-tus padres están aquí. Tarde o temprano te llamaran para cenar.

Me encogí de hombros, y mis manos en su cintura se deslizaron hasta el último botón de su camisa y comenzaban a desabrocharla.

-mi padre tendrá cena con inversionistas, llevara a mi mamá, así que incluso puedes ser tan ruidoso como quieras.

-Kana…- me incliné y lo besé en el cuello, lo lamí y luego mordí suavemente.

-No te preocupes- dije y terminé de desabrochar su camisa, mis dedos se colaron por entre las dos telas ahora separadas,  desde su esternón, hasta su ombligo, mis labios siguieron  a mis dedos. Esta vez abriendo la camisa, mis dedos tomaron sus pezones, los pellizque suavemente y lo escuché gemir dulcemente. Sonreí- Vamos a hacerlo, Ze chan, ¿sí?

Él me miró con las mejillas sonrojadas.

-No digas eso cuando ya me estás quitando la ropa, idiota-dijo y atrajo mi nuca besándome furiosamente, logre subirlo más en el colchón y así estirar sus piernas a mis costados.

Sin abandonar su boca, deslice mis manos a su entrepierna, apreté ahí suavemente, sintiendo la vibración de su voz  ahogada en nuestro beso.  Giré mi mano y desbroche el cinturón, el pantalón, y lentamente deslice la cremallera.

Me incorporé interrumpiendo nuestro beso. E introduje mi mano dentro de su bóxer, esta vez su voz inundo la estancia.

-Estás caliente, Ze chan-dije sonriéndole, sintiendo en mis dedos el calor de su miembro excitado.

-ah…Ca… cállate…

Cuando Ze chan me habla así, siento que estamos en un igual a igual, quiero decir, él no me ve como un chico menor que él, soy su pareja y no se preocupa por otras cosas, y me doy cuenta que él puede insultarme, gritarme e incluso golpearme, yo estaba a su merced.

-yo también lo estoy-le dije, tome su mano y la lleve a mi entrepierna-siéntelo Ze chan.

Ze chan me miró  y se incorporó, descolocándome, me derribo cambiando de posiciones.

-¿Ze chan?

-aún no estás lo suficiente-dijo mientras desabrochaba mi cinturón.

-¿ah?

Me sorprendía, me abrumaba, sin duda él tenía mayor experiencia que yo. Sabía moverse, y manejar las situaciones, al principio creí que era yo quién guiaba las cosas, ahora sabía, que eso nunca fue así.

Sus dedos largos y delgados. Dedos de artista, de aquel que crea con ellos las cosas más maravillosas, mágicas y hermosas. Esos dedos recorrieron mi cuerpo como quién explora un terreno conocido. Pintaron figuras de amor en mi torso, pequeños tatuajes invisibles que marcaron  mi piel, signos inteligibles para mi corazón. Juguetones y firmes, sus dedos moldearon el placer en mí, y por primera vez en mucho tiempo fui consciente del propio sonido de mi voz. Yo no sabía de cuantas formas puede ser tocado un cuerpo. No lo sabía, hasta que estuve con él, hasta que él me mostró que el límite, no existe.

Erecto dolorosamente, lo miré sonreír detrás del flequillo cuando se inclinó hacia mí, y su lengua abrazó mi miembro. Di un respingo, me incorporé y lo inste a detenerse jalándolo del cabello.

-Ze chan…deten…detente, me… me voy a…correr.

-De eso se trata, Kaname kun-dijo y adelantó el rostro para besarme de nuevo.

Cambiamos posiciones otra vez, era mi turno, y no podría esperar demasiado. Me deshice del resto de su ropa, lo besé por todos lados, intentando sin saber si lo había logrado hacerlo sentir al menos la mitad de lo que él hacía en mí. Separé sus piernas e introduje mis dedos en su interior, lo escuche gemir, y  suspirar mi nombre.  Moví mis dedos en su interior, estirándolo lo más posible, volviendo loco y calmándome a mí, intentado así, ser capaz de llevarlo conmigo hasta el orgasmo.

-basta, Kaname ku…ya…

-¿ya qué?-dije maliciosamente- ¿ya me quieres dentro de ti?

Ze chan jaló de mi cabello, falsamente molesto.

-no me hagas decirlo- dijo. El control, pensé, ahora lo tengo yo.

-Vamos dilo-dije besando su cuello palpando su entrada con mi pene, anticipando tan solo, lo que venía-por favor.

Él se estremeció, sus piernas atraparon mi cadera y sus brazos, mi cuello. Sus dientes mordieron mi oreja suavemente, dando paso a su lengua que la lamió haciéndome temblar.

-te quiero…-dijo con sus labios rozando mi oreja- te quiero dentro de mí.

Sentí la sangre subir por mis mejillas y agolparse en mi entrepierna, era un milagro que el resto de mi cuerpo tuviera sangre a esas alturas… lo besé de nuevo y al romper el beso, lo penetré.

Su cuerpo  se arqueó con mi intromisión, y mi nombre salió de sus labios.  Me moví, cada vez más rápido, golpeando en su interior un punto de placer, disparando también el mío, su voz, su cuerpo, el solo hecho de saber que era él y que hace unas horas había defendido su amor por mí, me hacían feliz, tanto que me corrí antes que él, temblando y sintiendo mi corazón más grande de lo normal. Lo masturbe hasta que se corrió también, y sin dejar se besarnos, nos acomodamos en la cama. En algún punto, en medio de un beso, nos quedamos dormidos.

+++

Cuando desperté había amanecido,  o eso supuse. Había perdido la noción del tiempo, aunque recordé que en medio de la noche  Ze chan y yo, hicimos el amor de nuevo. Así que sí, debía ser otro día.

Miré somnoliento a mí alrededor y mis ojos fueron atraídos por la luz del sol reflejada en la piel blanca de mi amante. Él dormía tranquilo y dulcemente, parecía un ángel, o al menos así me los imaginaba. Acaricié su hombro desnudo, deslizando mis dedos por todo su brazo, hasta alcanzar su mano, tome sus dedos entre los míos. Sus maravillosos dedos.

Lo habrás notado ya, estoy perdidamente enamorado, todo de él me gusta, todo, desde el más delgado de sus cabellos plateados hasta las uñas de sus dedos de los pies. Imaginaba como sería su mirada al despertar, si el color de sus ojos brillaría con la luz  del Sol, o sí al verme sonreiría. Pensaba todas esas cosas superfluas, cuando la puerta de mi habitación se abrió de improviso.

-…

Yuuki me miró desde el umbral, con los ojos muy abiertos.

-¿Qué haces? -le dije- cubriendo el cuerpo de Ze chan con la sabana

-no es necesario que lo hagas-dijo reponiéndose de la impresión y sonriéndome con suficiencia- conozco ese cuerpo tanto o más que tú.

Fruncí el ceño-¿Quién te dio permiso de entrar así? Maldita loca, es mi habitación.

-Mis padres no estarán muy contentos cuando les diga.

-no se te ocurra.

-Niño, soy tu hermana mayor, no me amenaces, es inútil.

Sin más, se fue.

-diablos-murmuré, Ze chan aún estaba dormido. Muy a mi pesar, lo tuve que despertar.

Con rapidez nos vestimos. Ze chan aún estaba muy adormilado cuando salimos. Y yo estaba preocupado, pensé que mis padres me matarían, apenas había conseguido una especie de autorización por parte de mi padre, y ahora Yuuki me pondría como un hijo que deshonra el hogar.

-¡ah Kiryuu sensei!-dijo mi papá cuando entramos al comedor- Así que Yuuki tenía razón, se quedó usted a dormir.

-ah…papá…-empecé  yo.

-Sí-dijo Ze chan- lamento las molestias.

-No es ninguna molestia-dijo mi madre moviendo una silla a su lado-por favor siéntese, estamos por servir el desayuno.

-¿desayuno?-dije yo sin entender qué diablos pasaba, ¿no deberían estar enojados?

-ah gracias-dijo Ze chan frotándose los ojos, a  mi parecer no se enteraba de nada, seguía con un pie en algún sueño- tengo hambre.

-¿durmió bien, Kiryuu sensei?-continuó mi madre, acercándole una taza de café-Kaname siempre ha sido muy loco para dormir, cuando era niño, todas las mañanas amanecían las cobijas en el piso.

Ze chan se rió-dormí bien, gracias-dijo, sirviéndose como si nada un pan tostado.

-¿Y tú qué?-me dijo mi padre-¿te vas a quedar ahí paradote o vas a desayunar también?

-¿ah?

-¿Qué? ¿Sigues dormido?-me replicó mi padre-siéntate y come, caray.

Lo obedecí, y observe aquella extraña dinámica. Mis padres y Ze chan platicaban como si fuera lo más normal del mundo, mi madre estaba encantada y decía algo sobre presumir que su yerno era un pintor famosísimo y mi padre le pedía opinión sobre un par de cuadros que había comprado.  Jamás esperé algo así.

-¡¡Papá!!

La conversación se interrumpió cuando Kei, con su uniforme del jardín de niños y su mochila, bajo las escaleras sonriendo.

-¡Papá!-dijo de nuevo y saltó hacia donde estaba Ze chan, quién lo atrapó y sentó en sus piernas-¿viniste a desayunar conmigo?

-Sip-dijo Ze chan, quitándole la mochila para que estuviera más cómodo- ¿Qué quieres comer?

-una de esas-dijo Kei señalando una dona de suculento chocolate, Ze chan la alcanzó pero también le obligó a comer fruta, leche y otras cosas.

-Es la primera vez-dijo asombrada mi madre- que veo a Kei desayunar sin protestar.

Mi padre se rió.

El ambiente era tan cálido y perfecto. Mi padre y madre, habían aceptado la situación con una maravillosa facilidad. Yo estaba increíblemente feliz. Mi familia tal como la quería, era esta.

Pero claro, no podía durar. Yuuki bajo media hora después, mientras Kei se terminaba su dona y le decía quien sabe que tantas cosas a su padre.

Se plantó en medio del comedor y nos miró con reproche a todos.

-¿no desayunas, hija?-le dijo amablemente mi papá.

-No. ¡Vámonos,  Kei!

Mi sobrino la miró con la boca manchada de chocolate-me quiero quedar con mi papá.

-¡él no es tu papá!- dijo Yuuki

-¡Sí lo es!-reclamó Kei y giró el rostro hacía Ze chan-¿verdad que sí?

-claro que sí-le dijo él.

Yuuki apretó los labios- Kei, muévete, llegaras tarde a clase.

-Pero me levante tempra…

-¡dije que te movieras!

-Sí es por eso, Yuuki, yo lo llevo- dijo Ze chan, a lo que Kei reaccionó encantado.

Yuuki frunció el ceño y se acercó al niño arrebatándolo del regazo de Ze chan.

-No eres nadie para decir algo así- dijo y luego a Kei-¡Vámonos!

-¡No…no quiero!-lloriqueó mi sobrino.

-No llores-dijo ella y lo arrastró por la duela del comedor.

-¡Yuuki!-mi padre se puso de pie, al tiempo que lo hacía Ze chan, si no hubiera intervenido, mi amante probablemente habría reaccionado violentamente-¡¿Qué demonios te pasa!?

-¡Es lo que yo me pregunto! ¡Ustedes dos…-dijo dirigiéndose a mis padres- comiendo tan felices con el amante de Kaname! ¡¿Qué tienen en la cabeza?! ¡Es un hombre! ¿Cómo pueden estar tan tranquilos?

-Basta Yuuki, suelta a mi nieto.

-Es mi hijo…

-¡Y eso no te da derecho a tratarlo así!-esta vez era Ze chan, tomó la muñeca de Yuuki y la hizo soltar a Kei que lloraba a lágrima viva, en cuanto se vio libre, mi sobrino, corrió a los brazos de su padre.

-¡No lo toques!-dijo Yuuki.

-¡Hija, por favor!-intervino mi madre- ¡cálmate!

-¡No, quienes hacen mal son ustedes!

Mi madre se levantó y le dio una sonora cachetada, el resto de nosotros nos quedamos estupefactos.

-ven-mi madre la tomó del brazo y se la llevó escaleras arriba.

Mi padre suspiró.

-Kiryuu sensei, disculpe todo esto.

-No es su culpa-dijo mi amante.

-¿le importaría llevarse a Kei por hoy?

-Para nada, más que encantado.

-Gracias-dijo y subió las escaleras siguiendo a mi madre y hermana.

Ze chan calmó a su hijo que seguía moqueando. Le limpió las lágrimas y lo beso en la frente.

-Ya pasó ¿ne?-le dijo revolviendo su cabello-¿quieres venir conmigo?- el pequeño asintió- Kaname kun ¿vienes?

-Por supuesto-dije.

+++

++++

Al anochecer regresamos a casa, Kei colgaba de nuestras manos, mientras nos deleitaba con las canciones que había aprendido en el jardín de niños.

Era como tener mi propia familia y creo que podría acostumbrarme a ello. Ser la madre de Kei, como él siempre decía, de pronto no sonaba fuera de lugar.

-Buenas noches- Takamiya san nos miró recargado en la puerta del departamento de Ze chan- Hola, tú debes de ser Kei chan ¿verdad?

-Sí, ¿y tu quien eres?- dijo Kei mirándolo con el ceño fruncido.

-Un amigo de tu papá.

-ah entonces ¿cenas con nosotros?

-Si me invitas…

-Sí, compramos muuucho…-

Entramos a la casa y Kei fue a lavarse las manos.

-¿sucede algo Kaito?- Ze chan interrogó a su amigo- sueles llamar cuando vienes.

-Lo siento, pero si te hubiera dicho a que venía me hubieras negado venir.

Ze chan frunció el ceño y dejo las bolsas de la comida en la mesa.

-¿de qué se trata?

Por toda respuesta, Takamiya san, sacó un sobre del bolsillo de su pantalón y se lo tendió.

-Es de tus padres- dijo -tómalo

-¿Cómo es que ellos…?

-Bueno tuviste una nota muy escandalosa en tu última exposición, debieron verte en algún medio, y mandaron la carta a la dirección de mi oficina. Zero, creo que deberías…

-Llévatela.

-Oye…

-¡No la quiero, llévatela!

Nos quedamos en silencio, un silencio un poco tenso. Ze chan tenía de pronto mal humor. Y entonces caí en cuenta que yo seguía sin saber muchas cosas acerca de él. Nunca le había preguntado algo referente a su familia, lo único que sabía de él era que había crecido en un pueblo cerca de la costa, donde aprendió a nadar y de ahí con una beca- y gracias al cielo- vino a Tokio.

-No puedes evadirlos por siempre-dijo Takamiya- se acerca navidad ¿sabes? Es un buen tiempo para hacer las paces-.  Dejo la carta en la mesa de centro de la sala y miró a Ze chan- Al menos deberías leerla.

-…

-Me voy-dijo

Kei salió después del baño y nos miró alternativamente.

-¿Y el onii chan que estaba aquí?-preguntó.

-Tenía algo que hacer, dijo que lo perdonaras, que comería con nosotros después-dije dándome cuenta que la mente de Ze chan estaba en la mesa de la sala.

Después de cenar, y de todos los rituales de antes de dormir, logramos que Kei se quedará profundamente dormido en su habitación

-también deberíamos ir a dormir-dijo Ze chan estirándose y dirigiéndose a su habitación-¿vienes?-dijo viendo que yo no me movía.

-¿no vas a leerla, Ze chan?

Él me miró, pero no pude descifrar la manera en la que lo hacía, no sé si había tristeza, miedo, enojo, rencor, no lo sé, no pude ver a través de él, y eso no me gustó. Por qué de pronto, me daba cuenta de que había una barrera, no entre él y yo directamente, era como si hubiera una muralla alrededor de su corazón, una muralla que nadie podía ver, pero que tampoco nadie podía atravesar.

-Ya dije que no quiero hacerlo.

-entonces ¿está bien si la tiro?- La tomé y la blandí en mis manos- ¿o sí la rompo? ¿No importa, Ze chan?

-…- de nuevo su mirada indescifrable, permanecimos en silencio tenso por unos segundos, hasta qué suspiró y me arrebato la carta.

-no creo que diga nada importante.

Sonreí, en el fondo él quería leerla, en el fondo de su corazón amurallado había un pequeño resquicio por donde aún entraban las personas que le dieron la vida.

Leyó en silenció y sin hacer ningún gesto facial. Cuando terminó dobló la carta y la regresó al sobre.

-¿y bien?-pregunté- ¿Qué dice?

-Que vuelva para Navidad-dijo- y qué quieren conocer a su nieto.

-Deberías ir-dije- Ze chan, no sé qué problemas tuviste con ellos pero, Takamiya san tiene razón…

-Lo pensaré-dijo.

++++

++++++

-Noburo san habló conmigo-me dijo en tono confidente, mi padre- me comentó que ha tenido contacto con Kiryuu sensei, ¿sabías eso?

-Sí-dije orgulloso- Ze chan me cuenta todo- o casi, todo, pensé, porque no ha querido soltar nada a cerca de su relación con sus padres

-Ya veo. Noboru san, está de acuerdo con que Kei tome el apellido de su verdadero padre.

-eso está bien ¿o no?

-Supongo, pero no te negaré que, siento que perderé a mi nieto.

-jaja, no seas dramático. Ahora será como mi hijo, no lo perderás.

Mi padre me sonrió- Eres muy joven para hablar así.

-¿cómo así?

-¡Cómo un maldito adulto!-se rió pero su risa se fue extinguiendo poco a poco- me preocupa tu hermana, ha estado demasiado nerviosa… y además Noboru se niega al divorcio. Temó que pierda la razón.

-Papá…

-de cualquier modo, por ahora el mejor lugar para Kei es con Kiryuu sensei.

-sí. En eso concuerdo contigo.

+++

++++++

El paisaje de invierno puede ser desolador, pero no lo es tanto cuando está decorado por la alegría de las fiestas decembrinas. Ese paisaje blanco, pero luminoso, pasa frente a mis ojos, pero no en los de Ze chan.

Vamos en el tren camino a su casa, a su pueblo natal. Al final Takamiya y yo logramos convencerlo, pero parece cada veces más deprimido, kilometro a kilometro. Cómo si un gran peso cayera sobre sus hombros poco a poco.

-Ze chan, oi, Ze chan-lo llame, posando mi mano en su hombro.

-¿mmh?

-¿Estás bien?

-Sí- dijo- pero de inmediato regresó su vista a un paisaje que no miraba.

-¿seguro?

-sí, es solo que, no piso ese lugar desde que entre a la preparatoria.

Me sorprendí pero no dije nada, aún si preguntaba, estaba seguro que no me diría nada. Como tampoco me dijo porque no llevamos a Kei chan, tan solo mencionó que no era prudente. De hecho me sorprendía que me dejará acompañarlo,” más que nada” dijo, “para evitar que yo de media vuelta y regrese”.

-Oi, Ze chan-dije tomando su barbilla, girando su rostro para que me viera- no te preocupes, yo estoy a tu lado, sea lo que sea que haya pasado, yo estoy contigo.

Me sonrió débilmente- Lo sé- dijo.

+++

-Es un lugar muy lindo, Ze chan-dije caminando a su lado, cruzando las calles para llegar a su casa- pero… Brrrrr... ¡qué frío hace! ¿De verdad el mar está cerca?

-Sí-dijo él- está por allá-señalo en una dirección y volvió a meter sus manos en el bolsillo de la chamarra, de nuevo, cabizbajo.

-Oi, Ze chan-dije- si quieres, volvamos.

Ze chan sonrió- se supone que tú debes impedir que huya, además ya llegue hasta aquí.

-jeje, si, lo siento.

Ze chan se detuvo frente a una casa, parecía un hogar cálido, espacioso, como si dentro hubiera una gran familia.

-¿es aquí?-le pregunté, él asintió y dio inconscientemente un paso atrás, lo tome del brazo- Ze chan, ya estás aquí.

Me miró y suspiró al tiempo que asentía. Levantó la mano para tocar el timbre, pero se detuvo a medio camino, así que fui yo quien termino tocando.

-está bien-le dije- yo estoy aquí, ¿recuerdas?

Él asintió de nuevo, justo cuando la puerta se abrió. Una hermosa mujer nos observó desde el umbral.

-¿Zero?- murmuró-Zero… viniste…

Y sin pensarlo más, dio un par de pasos al frente  abrazando al hijo que no había visto en muchos, muchos años.

-¡Querido!-gritó tomando la mano de Ze chan, quién parecía confundido, y lo arrastraba al interior de la casa- ¡Zero volvió! ¡Volvió!

Un hombre apareció y al igual que su esposa, abrazó a Ze chan, pero con más fuerza.

-No pensábamos que vinieras-dijo- Has crecido tanto.

-Siéntense-dijo ella-¿eres su amigo?

-ah yo…

-es mi amante

¡Ack! Casi me infarto, Ze chan dijo eso sin ningún problema, sin ningún tacto tampoco. Era como sí esperara decepcionar a sus padres, o más bien, como si ya lo hubiera hecho antes y ya no importara.

Sus padres nos miraron en silencio por un momento, y pero después sonrieron.

-¿de verdad?-dijo su madre- Que novio tan guapo.

-¿dónde se conocieron?-dijo su padre.

Nos sentamos, nos sirvieron té y atosigaron con preguntas. Parecían unos padres normales, cariñosos, y amables, entonces ¿por qué Ze chan, parecía cada vez más y más incomodo?

-Pero si… ustedes están saliendo-dijo su madre- ¿cómo es que tengo un nieto?

-ah es que lo nuestro es reciente-dije- es una larga historia-

-oh no importa déjanos saberla-dijo su padre- por cierto, ¿por qué no está él aquí?

-sí, nos habría gustado verlo.

-Bueno, su madre es un poco…-conteste yo, Ze chan no abría la boca, ni siquiera bebía su té.

-ya veo, bueno no importa. Llegaron justo a  tiempo para que preparemos la cena…

Ze chan se puso de pie de pronto y los miró con el ceño fruncido.

-¿qué les pasa?-dijo- ¿por qué actúan así?

-Zero, hijo...

-¿Qué es lo que quieren? Yo salí de sus vidas, ¿por qué me quieren de vuelta? ¿Qué no estaban mejor así?

Los ojos de mi amante de pronto estaban llenos de lágrimas, la angustia oprimió mi pecho. Es curioso cómo puedes llegar a sentir lo que siente la persona que amas, con tanta facilidad.

-Zero…

-¡No los entiendo!-Dijo y salió de la casa como un torbellino.

Sus padres suspiraron.

-lo… lo siento-dije- yo… voy a ver qué es lo que tiene, no sé por qué él…

-No-dijo su padre-no te disculpes, ni tú, ni él tienen por qué. Es nuestra culpa.

++++

Encontré a Ze chan sentado en la fría arena de la playa. Incluso ahí llegaba el invierno. Miraba hacía el mar con nostalgia, por sus mejillas corrían lágrimas, una tras otra sin detenerse. El viento azotaba su cabello que flotaba suavemente.

Me acerque a él y me senté a su lado. Las olas del mar iban y venían, en un constante flujo que no tendría fin.

-Ze chan…

-Fue mi culpa-dijo hundiendo el rostro entre sus manos- fue mi culpa.

-Ze chan- no sabía de que hablaba, sus padres no me dijeron nada, solo me pidieron buscarlo, qué no lo dejará solo. Así que no tenía idea de que decirle, solo  atine a posar mi mano en su espalda. Él se inclinó y se apoyo en mi hombro, habló entre sollozos, y me sentí tan herido como él. El dolor y la angustia, algo que él había enterrado hace mucho tiempo lo cubrían de nuevo.

-fue mi culpa-dijo- Por mi culpa, mi hermano, murió. 

Notas finales:

Wola!! Espero que les haya gustado, hecho llorar o algo por el estilo :)

ahhh  me quieren matar lo sé, lo presiento... Ok, no había mencionado a la familia de Zero, todo había sido problemas con la de Kaname, bueno he aquí el porqué. Aunque aun no se terminan los problemas con Yuuki...

En fin... en el proximo capitulo, el cómo y porque de la culpa de Ze chan.

 

Hasta la proxima!!

 

                                                    continuará...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).