Kaname anda en pelotas.

Hola, hola, yo de nuevo por estos lugares después de que me centrara y enfocara en los estudios además de conseguir puntos extras para la boleta y a quién cojones engaño, nunca me habían castigado tan fuerte en toda mi vida. Un consejo, si sois de padres (o en mi caso padre) que estuvieron en el ejército lo suficiente para saber cómo reventarte las tripas y dárselas de comer al gato, nunca, ¡jamás! Dejes que descubra tus archivos privados Yaoi, o te hará comer hostias hecha con excrementos de dinosaurios. Y otra cosa, Disney, los monjes no son lindos y tiernos, ¡NO LO SON! Viejos feos con reglas de madera…

Luego de esta insignificante anécdota que seguro nadie leerá o no les interesa sobre como el por poco pierdo mis cojones (Qué si se lo preguntan aún siguen sujetados a una bolsa de hielo, gracias) traigo algo que ocurrió en la vida real, aunque menos colmillos pero igual de extraño –Según yo-. De los patrocinadores de “A Kaname le gusta el arroz con popote” otro fic con un sentido igual o con menor sentido. No es algo muy gracioso ni tan poco muy bien redactado, lo hice por simple capricho de querer hacerlo así que no creo que sea taaaan bueno, es más para que malpiensen un rato; aun así quiero comentarios porque me gustan mucho :K. Disfrútenlo.