Caía a gran velocidad. Sus ojos estaban entrecerrados, y veía como descendía a rápidamente hacia el portal aún abierto, sin tener control sobre la inerte armadura. No podía respirar y sentía como el agujero en su pecho se hacía cada vez más estrecho, haciéndole daño. Alzó una mano dentro de la armadura, intentando agarrarse a algo invisible, pero era inútil. Cuando sintió que atravesaba el portal, todo se volvió oscuro.
Despertó de un salto, cubierto de sudor y con la respiración agitada, como si no hubiera respirado en horas. Parpadeó un par de veces en la oscuridad de su habitación, recorriendo la estancia con la mirada aun perdida, dando grandes bocanadas de aire. Suspiró pesadamente al darse cuenta de que todo había sido un mal sueño. Pasó una mano por su rostro, retirando la fina capa de sudor que lo cubría. Se recostó de nuevo bocarriba, sabiendo que volver a dormir sería casi imposible.
-Señor, su ritmó cardiaco se aceleró peligrosamente mientras dormía.- Informó la mecánica voz de Jarvis, haciendo que diera un pequeño respingo.
-Lo imaginé- suspiró Tony.- tuve una pesadilla.
Jarvis no dijo nada más. Stark se levantó por un vaso de agua. El reloj de la cocina marcaba las 3:24 am. Tony maldijo mentalmente y bajó al taller. Le habría supuesto un inconveniente despertar tan temprano sino fuera porque es a la hora que despierta casi todas las noches. Despierta agitado, Jarvis le informa sobre su ritmo cardiaco, Tony toma un vaso de agua y baja al taller. Esa es su rutina nocturna desde que terminó la batalla contra Loki. No es un ciclo agradable, pero ya no merece la pena quejarse.
Suele quedarse dormido sobre el escritorio del taller cerca de las 5:40 y despierta a las 7:00, que es la hora a la que Jarvis lo despierta con su informe matutino. No tiene sueños en ese periodo, pero tampoco es que sea un descanso reconfortante.
Pepper llega a las 8:30, y él está listo desde hace horas, con unas notables y pesadas ojeras bajo sus ojos. No tiene nada que hacer, ya que Potts está a cargo de la empresa y él está de ''vacaciones'' de los Vengadores.
-¿Cómo dormiste, Tony?- pregunta Pepper, a modo de saludo, y a Stark le parecería una pregunta casi estúpida si no fuera porque ella no sabe acerca de su rutina nocturna.
-De maravilla.- Miente mientras se estira perezoso en el sofá de su escritorio.
-Tus ojeras dicen lo contrario.- Bromea Potts, pero con un deje de preocupación.
Tony la ignora. No pretende ofender a Pepper, pero no quiere contarle nada. Tampoco es como si Pepper se ofendiera, ella lo conoce mejor que nadie como para no sentirse mal con la actitud del moreno.
-Bueno, te traje un poco de café y algunos informes de la empresa que debes firmar. Regresaré esta tarde por ellos.- Tony asiente sin mirarla y toma del vaso con café como si su vida dependiera de ellos, quemándose la boca.- Deberías dormir un poco luego. Nos vemos esta tarde.
Pepper sale del taller seria del taller sin recibir respuesta. Tampoco es como si no supiera lo que le pasa. Pepper lo conoce mejor que nadie.
Tony suspira pesadamente y pasa una mano por su rostro. Lo hace mucho últimamente. Termina su taza de café en tiempo record y luego ojea los informes que trajo Potts. No los lee, pues tampoco los necesita, ya que sabe que su asistente nunca le daría algo para firmar que no fuera bueno. Le pide al Babas una pluma, pero al brazo robot le demora un minuto concluir correctamente la tarea. Garabatea su firma sobre los papeles y los deja sobre el escritorio.
No tiene ganas de seguir encerrado en la mansión, quiere salir a despejarse y hablar con otras personas. No se siente con ánimos de salir a alguna fiesta y tampoco es que hubiera una a las diez de la mañana. De pronto se le ocurre una idea. Toma un blog de notas y le escribe una nota a Pepper y la deja sobre los informes. Toma su teléfono y manda algunos mensajes.
Sube a su habitación y toma una larga ducha, con agua muy caliente. Se relaja notablemente y luego se viste con calma. Coge uno de sus coches y conduce hasta el aeropuerto, donde un jet lo estaba esperando para llevarlo a Nueva York. Iría a visitar la Torre Stark por unos cuantos días. Sabía que Bruce estaba ahí, pues él mismo le había facilitado una de las habitaciones para que pudiera jugar en los laboratorios de la torre. Clint y Natasha también estaban allí cuando no iban a una misión. Tenía entendido que el Capitán también se alojaba allí, pues había visto que la habitación que Tony le ofreció era más grande que su actual departamento.
Después de un montón de horas de viaje de un extremo a otro del país, llegó al Nueva York cuando estaba atardeciendo y se apresuró en tomar un coche hacia la Torre Stark. Entró a la Torre y subió directamente al comedor, pues era hora de cenar y supuso que todos estarían comiendo. Entró en la habitación y alrededor de la mesa todos comían tranquilamente. Bruce, Clint, Natasha y Steve. Se sorprendieron al verlo entrar.
-¡Tony! Que sorpresa.- Exclamó Bruce.
-Es mi torre, tengo derecho a visitarla.- Bromeó Tony.
Todos rieron alegremente. Stark los saludó a todos y los acompañó a cenar. Steve fue el único que no hablaba casi nada. Se le notaba decaído y también tenía grandes ojeras. Tenía un aspecto similar a Tony, pero lo disimulaba muy bien, pues nunca solía hablar mucho, en cambió Stark se veía agotado y menos bromista de lo normal.
La agente Romanoff y Barton se marcharon y Bruce subió a los laboratorios, pues según él estaba metido en ''algo importante''. Steve estaba sentado en uno de los sofás mirando la televisión. Tony se fue a sentar a su lado. En otra circunstancia hubiera preferido acompañar a Banner en el laboratorio, pero ahora estaba demasiado cansado para hacer trabajar su cerebro.
-¿Qué tal capi?-Preguntó Tony. Se llevaban mucho mejor desde lo de Loki y eso era bueno.
-Muy bien, ¿y tú?- Respondió Steve, un poco sorprendido. No era muy común en Stark mostrarse preocupado por los demás.
-Cansadísimo.- Tony no le mintió, pues no veía razón por la cual a Steve le importara. También, desde hace algún tiempo, siente que puede confiar más en él.- Al parecer tú también.
-SI… bueno… no he pasado muy buenas noches.- Confesó Steve.
-Somos dos.-Bromeó Tony, mientras bostezaba pesadamente.- ¿No te gusta tu habitación?
- No, la habitación está bien. Es solo que he estado teniendo algunas pesadillas durante varias noches seguidas.- En realidad, Rogers tenía esos problemas desde que había despertado del hielo, pero últimamente se estaban haciendo más constantes.
-¡Caramba! No sabía que el Capitán América tuviera ese tipo de problemas.
-¿Qué hay de ti, Stark? ¿También tienes malos sueños?- preguntó Steve.
-Bueno, algo así. He tenido algunas pesadillas, y luego que despierto en la madrugada me cuesta volver a dormirme. Así que bajo al taller.- Confesó Tony.
Steve asintió. Después de eso, ambos se concentraron en ver la televisión. Tony se sentía in poco más aliviado al ver que no era el único el único con esos problemas y haberlos podido compartir con el capi-paleta. Steve, por otro lado, sintió un poco de angustia de que Tony estuviera sufriendo un infierno como el suyo. No era para nada agradable el hecho de revivir sucesos pasados para luego tener pasar el día agotado.
Después de vario rato mirando la tele, Steve se disculpó y anunció que se iría a dormir.
-Es tarde. Hasta mañana, Stark.- Se despidió el Capitán.
-Que descanses, Rogers. Espero que no tengas pesadillas esta noche.-Respondió Tony.
-Lo mismo digo.-Bromeó Steve, y se marchó escaleras arriba hacia su habitación.
Tony dio un suspiro y se estiró en el sofá. Se puso de pie y subió al elevador hacia el pent-house. Tomó un vaso de detrás de la barra y sacó una botella de whisky. Bebió con desgana, sintiendo como el alcohol raspaba su garganta. Se frotó las cienes con cansancio y se dirigió al dormitorio que tenía en la Torre, sabiendo de todos modos que no tendría un sueño muy agradable esa noche.